Menos mal que existen los que no votan y se organizan.
«Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la muerte. Menos mal que existen los que no miden qué palabra echar, ni siquiera la última. Se arriman a la noche y al día y sudan si hay calor y si hay frío se mudan. No esperan echar sombra o raíces pues viven disparando contra cicatrices”. (Silvio Rodríguez).
Estamos a pocos días del Plebiscito y no cabe duda el resultado, que a mediano plazo va culminar con una Nueva Constitución, con maquillajes en la redacción, argumentado con oportunas consignas, que bien sabe el pueblo en su fuero interno, no vendrán a traer la dignidad tan manoseada este último año. La sabiduría que nace y se refuerza desde la experiencia del pueblo, es que las cosas seguirán igual. Los ricos y poderosos, junto a toda la clase política que administra este sistema desde el Congreso y las instituciones del Estado, seguirán siendo los privilegiados; y al otro extremo, los pobladores, los trabajadores, los pobres de Chile, tendrán que seguir sobreviviendo con mucho esfuerzo, con su trabajo, explotados por esa casta de privilegiados.
Toda esa sinfonía de promesas de un cambio para Chile, donde parece que lo único válido es sumarse como ovejas a su show electoral, no es más que un intento de encasillar al pueblo en esa participación pasiva, para contenerlo, para que no proteste, para que no amenace a los privilegiados, para que no intente realizar acciones en pos de soñar una sociedad diferente. Porque si ese sueño se hiciera política, se hiciera organización, se hiciera proyecto, no cabe duda que pondría al pueblo en la calle luchando, demostrando su fuerza, decidido a conquistar el poder. Nadie con seriedad puede creer que el protagonismo del pueblo se traduce en marcar un voto, en un evento apropiadamente ordenado en filas de electores, en secreto y con su voz acallada por el silencio de una cabina.
Sin duda que existe una crisis política, generada por los mismos políticos de todo el arco iris actual, que se han ido turnando en los sillones de la institucionalidad estos último 30 años; pero también es cierto, que el pueblo debe recorrer caminos para fortalecer su fuerza, para que pueda ser un actor concreto y efectivo en medio de estas crisis. Mientras más demore superar la debilidad de la organización de la clase popular, más favorecerá a los que hoy dominan. Los dueños del poder económico, aliados con el amplio campo de políticos, sean los viejos conocidos o los jóvenes que se abrieron paso con un discurso tan falso como este proceso constituyente, prometiendo un cambio en la forma de hacer política, hacen el trabajo colaboracionista de administrar este modelo, y mantenerlo sin grandes cambios. Le harán un retoque a algunas frases e incorporarán otras a una Constitución, que no podrá ser más que una nueva representación de este sistema desigual.
Los derechos humanos, a la vida, a las necesidades básicas, ya han sido escritas en numerosas cartas fundamentales, sin embargo, son ignoradas a cada momento en la vida diaria de las personas y especialmente del pueblo trabajador. Reescribir sobre el “estado subsidiario” un “estado social de derecho”, no es más que un engaño, cuando ese nuevo texto se inscribe en un sistema de relaciones económicas y sociales que no tendrán ninguna variación, por tanto, los problemas y precariedades del pueblo y los trabajadores permanecerán. Si bien más temprano que tarde las marchas, las tomas, los paros y las protestas por demandas sociales volverán en algún momento, la maniobra vigente de los políticos desde derecha a izquierda, tiene por objeto frenar el estado de rebeldía que hierve en estos días, y enmudecer el grito y la lucha popular que se ha tomado las poblaciones. Que mejor que “su acuerdo para su paz” y toda la farsa orquestada en torno a la Nueva Constitución. Para estos días, que mejor recuerdo que la frase de Nicanor Parra donde “la derecha e izquierda unidas, jamás serán vencidas”.
Confiados en que los resultados le serán favorables, sea cual fuere el mecanismo, hoy nos convidan a su Plebiscito, donde el antagonismo no está entre el “apruebo y el rechazo”, sino en la contradicción entre un pueblo que clama por una verdadera dignidad; y al otro lado, la camada de poderosos y políticos acomodados, que ya los vemos más preocupados de quienes ocuparán las sillas de la Convención, de los cargos municipales, gobernaciones, hasta el presidencial, en las próximas contiendas electorales.
El pueblo no olvida, vaya o no vaya a votar. En su conciencia está su experiencia histórica, la de sus familias, la de sus ancestros. Por lo mismo es que argumentar que se está terminando la Constitución de Pinochet, es por lo menos un dato vacío. Bien sabemos del juicio histórico que le corresponde a la Dictadura, pero no fue el Dictador quien inventó la pobreza, y no fue la Constitución del 80 la que sumió al pueblo a sus condiciones de explotación. Son siglos de desigualdad, con este o con otro modelo experimentado en el marco del sistema Capitalista. Habrá siempre un académico intelectual al servicio del poder, que intentará convencernos con artilugios de lo trascendente de parir una Nueva Constitución en democracia, pero evadiendo que estamos en una democracia protegida para unos pocos. Esa realidad, como un elefante no cabe por el ojo de una aguja.
Los defensores del proceso que se iniciará este domingo, esconden el análisis de fondo. Así ha sido permanentemente en la historia, considerando la matriz dominante que la estructura política ha tenido en Chile. Hacer una comparación con el derrotero de salida pactada de la dictadura es prácticamente inevitable. Como ayer “la alegría ya viene”, y hoy “el apruebo para un Chile digno”, corre el mismo sendero, bajo el alero de lo que ellos llaman un nuevo pacto social. El proceso para una salida democrática a la dictadura, fraguado en los acuerdos de las fuerzas políticas de entonces, el régimen militar e inclusive de la mano de EEUU, fijaron un camino que situó como hito el plebiscito del Si y el No. Los fariseos de entonces nos mantuvieron con el discurso de la Transición, como si esta no se hubiera cerrado cuando acordaron los pasos del proceso. Hoy cerraron su plan con el Acuerdo de la Paz y la Nueva Constitución, fijaron el hito en este nada novedoso Plebiscito y nos mantendrán como ellos mismos lo han revelado un par de años, hasta que se firme y decrete el remozado texto.
En estos días se cumplió un año del estallido. Convenientemente ha dado para todos los gustos e interpretaciones. La única que se ha procurado obviar, es que ese 18 de octubre y las semanas que le siguieron, nunca fue causado por la demanda de una Nueva Constitución. El poderío del pueblo, capaz de tumbar el orden establecido, hacer temblar las instituciones políticas y policiales de un Estado al servicio de poderosos y sus empleados políticos, se ha querido invisibilizar relevando en el discurso la delincuencia, la anarquía, la acción de desadaptados y resentidos sociales. Facilismo oportunista, contraponiendo la imagen civilizada de una familia y sus hijos participando de una marcha por la Alameda, versus la barbarie del joven sin oportunidades ni futuro que levanta una barricada en una población, o la madre que golpea una olla en la puerta de su casa tras el círculo de Américo Vespucio, los cerros de Valparaíso, o en los límites de cualquier ciudad chilena. Pero la acción interesada de aquellos que, para conservar todo igual, levantan el discurso populista de que todo cambie, no se queda allí. Hacen suyo el estallido, lo vuelcan a su favor y lo convierten en la razón de su Plebiscito.
Por eso es que los pobladores, protagonistas reales del escenario del descontento, desde sus calles abandonadas de todos los derechos, no pueden albergar expectativas de este traje a la medida de los que sí tienen cabida en los medios de comunicación, de los empresarios poderosos, de los políticos que bien conocemos sea cualquiera su tienda política se cuelan a diario en nuestros hogares a través de la televisión.
Por eso los pobladores organizados, no pueden caer en la irresponsabilidad de inducir esperanzas en sus vecinos. La moral de los pobres debe tener la fortaleza de no caer en el engaño y denunciar el fraude. A no temer al dedo acusador, que señala al que opta consecuentemente por seguir su propia historia y conciencia, al no participar de este fraudulento proceso que se vende como la solución a todos los problemas de los pobres en Chile. Detrás de ese dedo acusador están los brazos de los intereses de una minoría, que parece mayoría porque se ha adueñado de todo el poder que le brindan las riquezas, a costa del trabajo del pueblo.
Con todo el dinero usurpado a los trabajadores y todo el poder a sus expensas, bien acompañados por sus delegados de la farándula televisiva, han querido instalar que quien no comulgue con su marcha alienada a las urnas, pertenece a una minoría que se deja llevar por una moralina y principismo anacrónico, automarginada de la amplia masa social y de la sociedad democrática. No se puede negar que la repetición del discurso cala en el pueblo hasta parecer verdad. Pero nada más embustero, cuando las organizaciones populares son las que trabajan y viven en contacto diario con el pueblo, llevando en sus hombros una postura y acción política de clase, rebelde y transformadora, muy al contrario de ese círculo del poder que ideológica y concretamente se ubica distanciado de la masa, que hoy como cada vez que lo necesitan, nos invitan a votar. Nada más embustero, que esconder que la sociedad chilena responde a una democracia restringida, cuyos beneficios sólo favorecen a una porción menor de la población. Nada peor que el embuste de pretender arrojar como opción del pasado la justa aspiración por la igualdad y la justicia, cuando el pueblo comienza a ser digno una vez que lucha con decisión y arremete con fuerza exigiendo sus demandas y protagonismo directo en la construcción de la vida de todos.
Los trabajadores y pobladores, no podemos contagiarnos de esa falsa discusión entre el apruebo y el rechazo, incluso de si ir a votar o no, confrontándonos entre nosotros a partir de esa superchería montada por el sistema político. Eso quieren y nos empujan los que apurados convocan para el 25 de Octubre, para mellar nuestra convicción y nuestra unidad como pueblo. Seremos nosotros, el pueblo, esa masa mayoritaria de chilenos que desde el lunes 26 volveremos a estar en nuestras casas y en nuestros trabajos, con los mismos vecinos y compañeros, con los mismos problemas, a los cuales hemos debido dar muestra de apoyo y solidaridad en los momentos de angustia, como lo fue en esta pandemia.
Por esa convicción, esa moral y esa responsabilidad con nuestra gente, es que adherimos al “Yo no Voto, Me Organizo”; porque expresa un ejercicio real tras esa frase y no una simple consigna propagandística. Menos mal que existen, los que sin temor se han identificado y planteado en la campaña del “Yo no Voto, Me Organizo”. Menos mal que existen aquellos que con humildad pero firmeza, no se han amilanado por la chilladera de los desesperados, ante una opción política válida que no le hace el juego al fraude, una opción activa en quienes hemos visto: jóvenes, profesionales, estudiantes, profesores, trabajadores, que han desplegado en las calles y en las redes sociales una alternativa propia, legitimada en la fuerza de la historia y en el orgullo de las luchas populares; y con quienes nos hemos encontrado en este camino de organizarse, no sólo para la crisis sanitaria, sino de años de trabajo de cara y con el pueblo, convencidos que el futuro de Chile y de los pueblos, sólo es posible con un Estado, un gobierno e instituciones populares, donde el protagonismo no quede reducido a una raya en un papel y la participación política no se endose a unos pocos aparecidos, supuestamente más idóneos y letrados, supuestamente más comprometidos con el pueblo.
Ante la Farsa Constitucional: Rebeldía Poblacional
Octubre 2020
Fuerza Pobladora de Chile
Nota Editor CT: Recibido el 23-10-2020.
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esto dijo Armando Pinto, que afirma que lo copió de un amigo…
Los que dicen «yo no voto, me organizo» de seguro no hubieran votado en Bolivia con el argumento de que las elecciones la organizaron los golpistas… Los espacios para avanzar en un país los crea la gente, siempre con la derecha en contra… a votar masivamente Apruebo y CC!!
Es indudable que en el proceso eleccionario en curso hay trampa, pero no son pocos los que han explicado como sortear esas trampas…
Jorge Lavandero Dos
Daniel Jadue Presidente
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ALEGRÍA, CON GRAN ALEGRÍA QUEREMOS COMUNICARLES QUE ESTÁ SALIENDO HUMO BLANCO EN LOS CAMBIOS CONSTITUCIONALES, A PARTIR DE LA APROBACIÓN DEL PLEBISCITO Y LA CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL. Borrador por jorge Lavandero y un equipo de estudio
Con un grupo de amigos expertos hemos acordado presentar a la Convención constitucional, el rechazo total a la Constitución de la dictadura y para sustituirla, no hemos abocado a mejorar la Constitución de la democracia, De Frei Montalva y de Salvador Allende, la Constitución mejorada de 1925. Hemos redactado cada uno de los artículos, que permitan construir una sociedad más justa y menos desigual. Esto es muy importante, porque los constituyentes, estoy seguro de que tendrán ideas y propósitos muy buenos, pero las cosas deben ser previamente organizadas en un borrador que pueda servir de guía para aprobar las distintas materias, de lo contrario, ponerse de acuerdo, en lo que se esta de acuerdo, puede llegar a ser una discusión infinita que no termine a buen puerto o cada uno llegar con ideas buenas, pero que nos son propias de una Constitución, sino de las leyes. Esto hay que pensarlo muy bien para no perder el tiempo e improvisar
¿Cuáles son los temas guías que debe tener la nueva constitución?, teniendo como base la Constitución del 25. Queremos que cada uno de Uds. Se pronuncie como si estuviésemos en la Convención Constitucional. Los invito a trabajar un poco con nosotros. Copien lo que vamos a entregarles, llévenlo para su casa, pregúntenles a sus amigos, resuman lo que crean consistente y contéstenos a al correo jorgelavanderoi@yahoo.es, o al mismo Facebook, con las ideas de Uds. o las que recojan entre sus amigos o cercanos. Es hora de trabajar, acepten el desafío, no sean revolucionarios de café, aportemos con ideas para ver si lo que construimos entre todos podemos exigir su aprobación en la convención constituyente. Saquemos entre todos un borrador concreto, no se olviden que en una constitución solo van los grandes principios para construir una sociedad más justa.
Aquí va el borrador con los cambios fundamentales que podría tener la nueva constitución adaptándolos a la constitución de 1925 que con modificaciones duró hasta la dictadura, que la reemplazó con el modelo neoliberal para favorecer a unos pocos en detrimento de las grandes mayorías.
Anexos con los 10 temas principales que deben estar incorporados en la constitución y las leyes
1.- Se establece el plebiscito vinculante para modificar la constitución y las leyes, citado con a lo menos el 10% de los votantes en la última elección presidencial.
2.- Se establece una sola cámara de representantes, se elimina al Senado para agilizar la labor legislativa. Se establece el poder revocatorio, para que los ciudadanos puedan revocarles el mandato a sus representantes cuando el pueblo donde se le eligió, les rechace la cuenta obligatoria. Se elimina el Tribunal Constitucional, se moderniza el Poder Judicial y se le traspasa a una comisión especial los casos de inconstitucionalidad
3.- Se deroga el poder subsidiario al Estado y se le otorga las facultades plenas para arbitrar en los conflictos entre los intereses económicos y los intereses sociales, se le repone la facultad de emprender si así lo considera.
4,- se reconoce constitucionalmente a todos los pueblos originarios como los Aimaras, los Rapanui, los Mapuches
5.- Se incorpora el artículo 5° de la actual Constitución, que corresponde a la reforma de la Constitución de 1925 sobre la plena propiedad de los recursos mineros del Estado
6.-Se deroga la ley de concesión plena para los minerales y el agua potable.
7.- Todas las empresas pagarán impuestos proporcionales a las ganancias en Chile. Se establece penas severas sobre 5 años de cárcel a quienes sean condenados por los tribunales de justicia, tanto a los evasores, a los que, para eludir impuestos en Chile, formen o mantengan participación en sociedades establecidas en paraísos tributarios, como a los que eluden los recursos destinados a la sociedad, sean privados, empresas o funcionarios públicos.
8.-Se impulsa una regionalización efectiva otorgándole facultades especiales a las regiones, comunas y asambleas comunales, desde donde nace la verdadera democracia. El estado estimulara las organizaciones sociales, sindicales y colegios profesionales, dándoles un poder efectivo para su desarrollo y fiscalización de sus integrantes
9.- Se debe exigir una educación pública gratuita y de calidad y una salud del estado oportuna y eficiente. La previsión, para los que así lo decidan será tripartita y solidaria.
10.- El estado privilegiará sus relaciones con los países de América latina, en especial con sus vecinos para el desarrollo económico, industrial y comercial, para integrar polos internacionales de desarrollos.
Una vez recibida las opiniones seguiremos trabajando para incorporarlas a la estructura de la constitución del 25, la que ya ha tenido artículo por artículo su modificación de cosas que están en todas las constituciones del mundo, solo falta incorporarles algunos de los 10 conceptos fundamentales por los que les consultamos. Por eso les pedimos su ayuda, imagínense que cada uno de Ud. ha sido elegido Constituyente a la Convención Constitucional, veamos como lo harían. VAMOS QUE SE PUEDE.
Daniel Jadue representa un partido que desde el gobierno implementó una reforma laboral más regresiva que el ladrillo, la cual eliminó el derecho a huelga.
«NUEVA CONSTITUCIÓN: LLAVE MAESTRA DEL CAMBIO» por Autor: MANUEL CABIESES DONOSO
Red Charquican
Si queremos que el plebiscito se convierta en una victoria histórica de la democracia, las opciones Apruebo y Convención Constitucional tienen que recibir una mayoría abrumadora de votos, millones de votos, una marejada de voluntades ciudadanas.
Un triunfo debilucho o raquítico permitiría que la oligarquía y su sirviente, la casta política, mediante el mecanismo de los 2 tercios, hagan abortar este primer paso hacia una auténtica democracia después de 47 años de monarquía oligárquica.
El pueblo ha debido aceptar esta forma humillante de acercarse al objetivo de una Constitución democrática. Prácticamente desde 1973, cuando la traición de las fuerzas armadas dio comienzo al largo período de terrorismo de estado, la lucha por una Asamblea Constituyente se levantó como una salida pacífica al espanto. La Resistencia Popular –que empuñó las armas para conquistar la libertad- se volcó en lo político a la demanda de una Asamblea Constituyente que elaborara una nueva Constitución. Una vía democrática –la única posible- que armonizara los intereses políticos y sociales de una inmensa mayoría de chilenos. La historia, sin embargo, no se escribió como pretendíamos. La sangre de nuestros héroes y mártires, sin embargo, no se derramó en vano. Siguió hirviendo una rebeldía que se ha extendido en el tiempo y que convoca a sellar con una victoria aplastante el Apruebo y la Convención Constitucional en el plebiscito.
Esa victoria es lo fundamental en este instante. Pongamos el acento de hoy en eso. Que nada impida el trabajo de hormigas para el domingo 25 una masa impresionante acuda a votar. Son más de 14 millones los electores habilitados que pueden abrir un nuevo destino para Chile. En la última elección presidencial (2017) votaron poco más de 7 millones, 49,02% del padrón electoral. Esta vez hay que superar los 8 millones de votos para que el plebiscito tenga la legitimidad indiscutible que requiere. No basta que el Apruebo y la Convención Constitucional consigan poco más del 50%. Necesitamos una victoria con la fuerza de una salida de mar para que sea respetada por los bastiones financieros, civiles y militares del conservadurismo.
No es tarea fácil, ninguna lucha democrática y de justicia social ha sido fácil. Sobre el resultado del plebiscito pesan el abstencionismo -que en las elecciones municipales ha alcanzado al 70%-; el temor al contagio de la pandemia; el repudio a los partidos políticos que aparecen como padrinos y administradores del plebiscito; la campaña por el Rechazo y Convención Mixta de la extrema derecha; y el temor que sienten sectores del pequeño y mediano empresariado por la violencia sin brújula -de sospechoso origen en muchos casos- que han sido víctimas iglesias católicas, servicios de transporte público y pequeños negocios privados.
El mal llamado “estallido social” -un “estallido” que se prolonga por más de un año-, revela que Chile vive una larvada insurrección social. Casi lo cotidiano ha sido desde octubre del 2019 la protesta callejera, desde ataques con piedras y fuegos artificiales a comisarías policiales, barricadas de fuego o saqueos de supermercados, farmacias y hasta de modestos quioscos de venta de cigarrillos y caramelos.
La persistencia del “estallido” aviva sin cesar la caldera de la protesta. Pero a la vez espanta a sectores sociales como los movilizados el 25 de octubre del 2019 que hicieron posible la marcha del millón 200 mil personas en Santiago, incluyendo manifestaciones en las comunas del barrio alto y frente a la Escuela Militar. Se calcula que ese día marcharon pacíficamente más de 6 millones de personas protestando contra la desigualdad y los abusos y exigiendo una Asamblea Constituyente.
Hay que intentar revivir ese espíritu en el plebiscito del domingo. Por desgracia la casta política, que en marzo negoció este remedo de Asamblea Constituyente, una formidable trampa que es necesario neutralizar desde dentro, ha empleado el tiempo en querellas menores. Apoyada por la maquinaria publicitaria que la oligarquía pone a su disposición, ha relegado el quehacer político al claustro viciado del Parlamento, renunciando al papel de voz de la calle que en teoría corresponde a los partidos políticos. Trifulcas que evidencian la descomposición de una mayoría “opositora” incapaz hasta de elegir la mesa de la Cámara de Diputados; relumbrones de bengalas de prematuras candidaturas presidenciales –14 por el momento-; acusaciones constitucionales que no resuelven nada; disputas de hegemonía al interior de los partidos, etc., han hecho lo posible para distraer al pueblo de su objetivo fundamental: ganar el plebiscito del domingo.
Pero nada de eso debe perturbarnos. Hagamos caso omiso de todo lo secundario. Hoy lo importante es ganar el Apruebo y la Convención Constitucional. No nos involucremos en reyertas de grupos políticos en vías de extinción. Todas nuestras energías deben volcarse a un solo objetivo: obtener una victoria aplastante en el plebiscito.
El lunes, además de celebrar el triunfo, empecemos a cargar las baterías para que el 11 de abril elijamos a los hombres y mujeres que mejor representen la fuerza del cambio en la Constituyente.
MANUEL CABIESES DONOSO
22 de octubre, 2020
Cabieses terminó de deslegitimarse cuando hace una semanas firmó junto al inspirador e intelectual orgánico del frente amplio, Carlos Ruiz Encina (principal maestro de Boric), una proclama constituyente. La misma fue organizada y firmada por todo el arco organizativo de Ruiz Encina organiza, responsable ideológico de la firma del acuerdo el 15 de noviembre y el pedido de represión contra los que se movilizan, en tanto formador ideológico de boric y máximo intelectual orgánico del FA.
https://www.consultanacionalconstituyente.org/
Cabieses degeneró rápidamente una vez PF se quedó sin fondos y tuvo que cerrar. Hace unos tres anhos, cuando PF aún existía, todavía se podía enocntrar análisis lúcidos, como este que explicaba con claridad la naturaleza del FA, una nueva Concertación:
http://www.puntofinal.cl/881/frente881.php
El análisis de Fuerza Pobladora pasa por encima del pensar y el sentir de la inmensa mayoría del pueblo, expresada ayer en los resultados. Especialmente en las comunas más empobrecidas, donde hay mayor cantidad de pobladores, la opción Apruebo (la cual ciertamente no significa ninguna garantía de cambios reales) contó con un histórico respaldo. Estimo que Fuerza Pobladora tendrá que revisar su real representatividad entre los y las pobladores, no está en sintonía con elles. Los resultados de ayer significan un cambio significativo en la correlación de fuerzas nacional en favor de transformaciones reales que sólo puede llevar adelante el pueblo organizado y empoderado en sus territorios.
Falta de lucidez y falta de sensatez meridiana en su análisis. En las tres comunas más ricas de la capital (Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea) un 25% de quienes votaron en 1era vuelta de 2017 por Kast, Pinhera o Goic votaron Apruebo. Los pobladores que usted menciona votaron junto a la derecha política de clase alta, vaya victoria!
Que escriba de «empoderamiento» y con la «e» demuestra su estar a la moda, primero con el becheletismo-aliancista, segundo con la falsa sofisticiación afrancesada.
Atte
J.S.