Consecuencias de que el agua cotice en el mercado de futuros.
Por Yago Álvarez Barba/ El Salto Diario.
El uso del agua en California ha pasado a cotizar desde el lunes en el mercado de futuros. Una vuelta de tuerca más en la financiarización y privatización del vital líquido.
Se rumoreaba desde hace un par de meses y, esta semana, el momento llegó. Desde el lunes, el agua ya es un producto que cotiza y se comercia en los mercados de futuros. Los incendios desatados en California, uno de los estados norteamericanos con una mayor industria agrícola, y la escasez de agua que están provocando, han servido de excusa perfecta para llevar este bien tan básico al mercado de futuros de materias primas y convertirlo en un producto especulativo.
Su valor, que en California se ha duplicado en el último año, se marcará en el índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O), que se basa en el precio de los derechos del agua en el mercado de futuros de varias zonas de California y que funciona desde 2018. La cotización actual del bien es de 486 dólares por acre pie, lo que equivale a unos 1,4 millones de litros. El mercado de futuros consiste en poder negociar el valor de un bien en una fecha futura, lo que, según los defensores de este tipo de mercados, ayuda a asegurar precios futuros, hacer más eficiente el mercado del agua y a que los agricultores o municipios no tengan problemas en el futuro para abastecerse de agua, protegiéndose así de los vaivenes de los mercados.
Pero esa defensa del mercado de futuros hace aguas por todas partes si vemos lo que ha ocurrido en otras ocasiones con los productos básicos, que se han postrado a los pies de los especuladores. Uno de los ejemplos más recientes y devastadores fue el incremento de los precios de alimentos básicos durante la crisis financiera de 2008. Cuando las bolsas se hundieron en los años posteriores a la caída de Lehman Brothers, los inversores que huían de los circuitos financieros e inmobiliarios buscaron productos seguros donde invertir sus capitales. El mercado de futuros de alimentos básicos, como el trigo o el maíz, atrajo enormes cantidades de dinero que compraban estos productos básicos en forma de futuros, lo que provocó que los precios pactados fueran cada vez más altos debida a la enorme demanda, lo cual, a su vez, provocó una subida generalizada de los precios de los alimentos en todo el planeta, causando hambrunas y millones de muertes en los países del sur global.
Uno de los ejemplos más claros es el del aceite de palma, según explica la periodista e investigadora Laura Villadiego, del proyecto Carro de Combate. “Se calcula que, en la Bolsa de Malasia, se intercambia cada tonelada de aceite de palma producida unas cinco veces antes de llegar a su comprador final y, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 98 por ciento de los contratos de futuros nunca llegan a materializarse, son puras herramientas de especulación”, lamenta Villadiego. Esos movimientos puramente especulativos tienen un impacto sobre los precios, “que se traslada después a los agricultores que producen aceite de palma”. Cuando los precios suben, explica, “se abren más plantaciones, unas veces, a costa de bosque primario y, otras veces, a costa de otras materias primas, muchas veces, cultivos para la alimentación básica de la población”, y cuando los precios caen, “todos arruinados”.
¿Qué supone la entrada del agua en el mercado de futuros?
Que el agua esté a la merced de los mercados, que se financiarice su valor y su comercio, lo convierte “en una inversión financiera potencial y se analice desde el punto de vista de rentabilidad-riesgo”, explica a El Salto Luís Flores, especialista en mercados bursátiles e integrante de Ecologistas en Acción. Además, al ser un bien cada vez más escaso, “su precio en el medio-largo plazo solo puede subir”, lamenta, ya que, desde el punto de vista del inversor, es una apuesta clara y segura, como ya ocurrió con las tierras cultivables y otros alimentos básicos anteriormente. El impacto de que coticen ahora solo afectará a las zonas de California y a los derechos de aprovechamiento del agua a los que se refieren estos nuevos futuros, pero, alerta Flores, “se marca una tendencia muy preocupante”.
La especulación sobre el agua no es nueva esta semana, “solo hay que ver las fluctuaciones del precio del índice sobre el que se lanzan ahora estos futuros”, argumenta Flores. El NQH2O subió un 227 por ciento durante el primer semestre del año y caído un 31 por ciento en lo que llevamos del segundo semestre. “Probablemente, los futuros contribuyan a incrementar esa volatilidad”, afirma Flores.
Coincidiendo con Villadiego, Flores defiende que la teoría de que los futuros pueden servir para mitigar los riesgos de los productos a los que están vinculados es muy distinta de lo que acaba ocurriendo en la mayoría de los casos: “La realidad demuestra exactamente todo lo contrario: los futuros se convierten en una herramienta especulativa donde el ‘músculo’ para hacer la apuesta más grande es capaz de mover el precio de los futuros en un sentido u otro. Y los futuros son precisamente los esteroides para ese músculo, ya que permiten hacer apuestas disponiendo de solo un porcentaje mínimo de los fondos que se quieren apostar”.
Mercados en búsqueda de inversiones seguras
Al igual que ocurrió tras 2008 con los mercados ávidos de encontrar inversiones seguras, en esta nueva crisis, los bancos centrales han inundado de dinero a los mercados con la intención de mantener y reflotar la economía ante la crisis de la COVID-19. Este exceso de capital y unos mercados bursátiles han llevado a los “valores refugio”, como el caso del oro, a máximos históricos. Los inversores desconfían de las bolsas, pero tienen mucho capital que han conseguido a un interés muy bajo por parte de esos bancos centrales y necesitan encontrar un lugar seguro y que reporte beneficios.
En ese contexto, la tendencia que marca la noticia sobre el derecho del agua en California, en caso de extenderse a otros países, convertiría al agua en uno de esos lugares seguros a los que redirigir esos capitales, que deberían servir para reconstruir la economía y salir de la crisis, a la especulación con el bien básico. “A partir de ahora, los futuros sobre agua son para estos grandes inversores una alternativa más en la que invertir, y solo por ello el precio de los futuros, del índice al que se ligan y, por tanto, del agua, debería subir”, argumenta Flores.
Un paso más para privatizar el agua
El caso California no arranca esta semana. La sequía que sufrió el estado entre 2012 y 2016 fue acompañado de cambios legislativos para privatizar el uso del agua. “Esto es solo una nueva vuelta de tuerca a ese proceso”, dice Liliana Pineda, miembro de Attac y de la Plataforma Contra la Privatización del Agua. “Cuando se habla de derechos del agua, se habla de derechos privados, ya que el agua pública no es un bien titularizable -explica Pineda- y no debería serlo”. Según ella, lo que se intenta es que los municipios intercambien concesiones sobre agua por dinero, en lo que tacha de un “chantaje a los ayuntamientos que necesitan ese dinero para meterlo en ladrillo o pagar deudas a que titularicen, y por lo tanto, privaticen el uso del agua”.
Esa nueva vuelta de tuerca a la que se refiere Pineda es la privatización de bienes y servicios públicos básicos, que llevamos sufriendo las últimas décadas. “Es una vuelta de tuerca al proceso de financiarización de todo lo común -dice la activista-, una tendencia a la privatización que, en caso de avanzar y extenderse a otros países, podría hacer el agua más susceptible por parte de las administraciones públicas”. Además, estos procesos de titularización y comercialización “afianzan los modelos de gestión privada y son un espaldarazo a la gestión pública del agua”.
“La ONU considera el agua un derecho humano, España todavía no ha traspuesto ese mandato”, lamenta Pineda, por lo que se debería paralizar todo proceso de convertirlo en un bien bursátil especulativo. Desde la Red de Agua Pública o la Plataforma contra la Privatización del Agua, piden exactamente lo contrario a lo que ha sucedido esta semana en California: “Tiene que haber una mayor inversión pública y no por los cauces bursátiles”. “Cuando entra en el mercado de futuros, no sabemos en manos de quién está el agua, puede estar en manos de un fondo buitre en un paraíso fiscal que no tiene ningún interés más que ganar dinero”, lamenta Pineda.
Fuente: https://latinta.com.ar/2020/12/consecuencias-de-que-el-agua-cotice-en-el-mercado-de-futuros/
Greenpeace por anuncio del agua en la bolsa: “Lo que está pasando en Wall Street, tiene su peor cara en Chile”.
El director de dicha organización en Chile, Matías Asun, explicó que «el agua se ha vuelto costosa para que el Estado la suministre e impagable para un sector vulnerable».
Como una alerta preocupante para el país calificó Greenpeace el anuncio de que en USA el agua comenzó a cotizarse esta semana en Wall Street, en el mercado de futuros, según informó el Chicago Mercantile Exchange (CME) Group.
Acorde a la organización, el llamado de atención es que esto instale un precedente internacional, en países donde el agua aún no está garantizada para el consumo humano y ecosistemas y aún hay personas que, en el contexto de pandemia, no cuentan con este recurso ni para enfrentar adecuadamente la pandemia. El ejemplo de Chile justamente demuestra la gravedad de avanzar en este sentido, donde el agua ya es una mercancía en manos de unos pocos.
Matías Asun, director de Greenpeace en Chile es enfático en señalar que: “Lo que está pasando hoy en Wall Street, tiene su peor cara en Chile. Considerando que esta desigual asignación establecida en la Constitución de 1980 donde existen personas que no alcanzan a acceder a este vital elemento, nos posiciona como el estandarte de la desigualdad e injusticia social y ambiental que se vive en el país”.
Y agrega: “El mismo litro que se utiliza en la industria, la agricultura o la minería, antes llegaba a bosques nativos, humedales, y ecosistemas que mantienen nuestra salud y calidad de vida. Cuando se produce una competencia por un bien común como el agua, más aún agravada por la crisis climática, evidentemente se encarecerá el cuidado de estos ecosistemas e incluso el suministro que, como derecho humano, es responsabilidad de la mayoría de los estados. En Chile el ejemplo más claro de ello lo vimos este mismo año en mayo en medio del inicio de la crisis de COVID-19 cuando el gobierno deliberadamente anuló una resolución sanitaria que aumentaba la escasa cantidad de agua que se entregaba a distintas localidades en la Región de Valparaíso, argumentando razones de costo”.
Para tener una referencia en USA se decidió usar el índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O), que se forma a partir de los precios de los derechos de agua en el mercado de futuros de las cinco zonas de California, con mayor volumen de transacciones de este tipo. Ello buscaría, según algunos expertos, conseguir un uso más eficiente del agua, específicamente de los derechos de uso de la misma, algo que en Chile, según Greenpeace, podría verse afectado dado el actual conflicto sobre este bien común, agravado por la actual crisis climática
“Si bien no hay ninguna garantía de que esta medida tenga un impacto ambiental y social positivo, lo cierto es que no sería aplicable a países como el nuestro, donde el problema del agua no tiene precedentes ni paralelos; Chile tiene sus aguas privatizadas de facto y es un ejemplo internacional de cómo eso se traduce en injusticia y problemas sociales y ambientales: no cuidamos nuestras fuentes, como los glaciares; hay dueños de ríos completos; el agua se ha vuelto costosa para que el Estado la suministre e impagable para un sector vulnerable, mientras enfrentamos una crisis climática que ha reducido significativamente las lluvias. Chile es, por lejos, el epicentro de la visión mercantil sobre las aguas. Mientras en el resto del mundo los derechos de agua se constituyen por concesiones o licencias, en Chile está en manos de unos pocos que la han secuestrado a perpetuidad, amenazando todo lo demás, situación que está consagrada en nuestras leyes y en nuestra constitución vigente. Es decir, hemos llevado al extremo absoluto el problema de entender el agua como un recurso productivo en manos de privados”, explicó Asun.
Según la organización, deben existir sistemas de regulación para actividades productivas, especialmente considerando factores como la actual crisis climática donde cada vez habrá menos agua disponible, el riesgo de asignarle valor al agua sobre dichas actividades, sin un compromiso manifiesto de los Estados de resguardar la protección del medio ambiente y el consumo humano para una vida digna, implica un peligro mayúsculo, cuya evidencia en Chile se manifiesta en que miles de personas no reciben agua suficiente, situación que atenta con el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de derechos humanos, situación que ha sido denunciada por relatores internacionales de Naciones Unidas.
Estas declaraciones ocurren a días de la liberación del informe del Centro de Producción del Espacio que señala que de los 29.001 titulares que poseen derecho de aguas consuntivos, el 1% concentraría casi el 80% del volumen total disponible en el sistema, es decir, que la desigualdad de concentración de la propiedad permanente de las aguas es casi absoluta en el país.
Greenpeace inició este año la campaña “Suelta el Agua” para conseguir recuperar y priorizar el agua para las personas y el medioambiente, evidenciando la gravísima situación de crisis hídrica que afecta al país producto de la privatización de facto de las aguas y las graves consecuencias que ello está generando para buena parte del territorio nacional, agravadas además por la crisis climática y la pandemia de COVID-19. Más de 100.000 personas ya se han sumado a la petición online.
Fuente: https://radio.uchile.cl/2020/12/10/greenpeace-por-anuncio-del-agua-en-la-bolsa-lo-que-esta-pasando-en-wall-street-tiene-su-peor-cara-en-chile/
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Y no olvidemos lo que quiere decir «privatización»: Todo para unos pocos, penuria para el resto.