Tomás Moulian: «El consumo nos esclaviza»
Moulian señaló que el consumo, si bien es una necesidad, el problema es cuando se convierte en un deseo que genera apego y reemplaza a otros sentidos de vida, por esto plantea que el consumo debiese ser una necesidad controlada y no convertirse en algo que genere deseo y placer, en un instinto de posesión.
El sociólogo señaló, además, que existen facilitadores del consumo, como es el caso de los mall, verdaderas “catedrales del consumo”, las tarjetas de débito o crédito, las vitrinas que se instalan para producir el deseo de la compra, pulsión que puede pasar por encima de consideraciones tan sentidas en nuestro tiempo como el autocuidado frente a una pandemia que ha azotado con rigor a nuestra sociedad.
“Incluso, para poder comprar en estas navidades, la gente arriesga la posibilidad de contraer el virus. Eso es un consumo desbordado, un consumo excesivo, el consumo como centro de la vida. Pero hay que tomar en consideración el tipo de sociedad en la cual vivimos, algo que podemos llamar una sociedad capitalista neoliberal, que empuja a este consumo excesivo, que es un pilar del sistema”.
De todas maneras, Tomás Moulian sostuvo que el deseo por el consumo no sea necesariamente contradictorio con valores más altruistas de parte de la ciudadanía: “Este año, el 80 por ciento de los electores, más de siete millones de chilenos votaron por el apruebo, entonces el consumo excesivo muchas veces se mezcla con una sociedad que tiene otros valores”, acotó.
El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2015, enfatizó que su crítica al consumo no es de orden moral sino que política es un análisis sobre el deber ser. Una sociedad centrada en el consumo no funciona bien, en los que los individuos pierden sentidos de vida más solidarios.
“Entonces lo que hay que hacer es tratar de conectar el deseo de consumo con otros sentidos de vida, los sentidos de la solidaridad, de la fraternidad, de la amistad cívica, sin dejar por lo tanto, que el consumo nos convierta en esclavos, que nos aliene, que nos haga perder de vista la complejidad de la vida y la necesidad de que para que la sociedad pueda funcionar de un modo adecuado, se necesita que tengamos solidaridad, que tengamos amistad cívica y fraternidad”.
Moulian reiteró en la necesidad de generar un nuevo tipo de sociedad, en la que el consumo deje de ser el centro de la sociedad, y recordó cómo en tiempos de la Unidad Popular o la lucha contra la Dictadura, eran las pulsiones ideológicas el centro de las atenciones de la sociedad, los que luego fueron reemplazados por las pulsiones consumistas e individualistas
El sociólogo abordó también el problema del endeudamiento como facilitador del consumo, y de cómo las personas se vinculan con el consumo a través del crédito. El problema, señaló, es que la deuda también funciona como un método de control y vigilancia de que esta deuda no quede impaga: “Las personas terminan siendo esclavizadas y alienadas por la deuda”, planteó.
“Una sociedad con millones de endeudados necesita generar formas de control social de modo tal que la deuda se pague. Que no se convierta en algo olvidado, porque si se olvida masivamente, esa sociedad cae en la recesión económica, deja de funcionar adecuadamente como sociedad de hombres libres”, agregó.
Finalmente, Tomás Moulian realizó una defensa del ocio como espacio de creación y de generación de pensamiento. Lo calificó como una necesidad del ser humano, como un elemento “que contribuye a una vida buena”, concluyó.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el sociólogo Tomás Moulian reflexionó sobre las dinámicas sociales que se presentan cada fin de año, en especial el tema de las compras navideñas en donde se desata el consumo entre la población, y se convierte en el centro de la vida, pero esta vez contextualizado en este período de pandemia en el cual se intenta propiciar la menor cantidad de aglomeraciones de personas para evitar la propagación del virus.
Moulian señaló que el consumo, si bien es una necesidad, el problema es cuando se convierte en un deseo que genera apego y reemplaza a otros sentidos de vida, por esto plantea que el consumo debiese ser una necesidad controlada y no convertirse en algo que genere deseo y placer, en un instinto de posesión.
El sociólogo señaló, además, que existen facilitadores del consumo, como es el caso de los mall, verdaderas “catedrales del consumo”, las tarjetas de débito o crédito, las vitrinas que se instalan para producir el deseo de la compra, pulsión que puede pasar por encima de consideraciones tan sentidas en nuestro tiempo como el autocuidado frente a una pandemia que ha azotado con rigor a nuestra sociedad.
“Incluso, para poder comprar en estas navidades, la gente arriesga la posibilidad de contraer el virus. Eso es un consumo desbordado, un consumo excesivo, el consumo como centro de la vida. Pero hay que tomar en consideración el tipo de sociedad en la cual vivimos, algo que podemos llamar una sociedad capitalista neoliberal, que empuja a este consumo excesivo, que es un pilar del sistema”.
De todas maneras, Tomás Moulian sostuvo que el deseo por el consumo no sea necesariamente contradictorio con valores más altruistas de parte de la ciudadanía: “Este año, el 80 por ciento de los electores, más de siete millones de chilenos votaron por el apruebo, entonces el consumo excesivo muchas veces se mezcla con una sociedad que tiene otros valores”, acotó.
El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2015, enfatizó que su crítica al consumo no es de orden moral sino que política es un análisis sobre el deber ser. Una sociedad centrada en el consumo no funciona bien, en los que los individuos pierden sentidos de vida más solidarios.
“Entonces lo que hay que hacer es tratar de conectar el deseo de consumo con otros sentidos de vida, los sentidos de la solidaridad, de la fraternidad, de la amistad cívica, sin dejar por lo tanto, que el consumo nos convierta en esclavos, que nos aliene, que nos haga perder de vista la complejidad de la vida y la necesidad de que para que la sociedad pueda funcionar de un modo adecuado, se necesita que tengamos solidaridad, que tengamos amistad cívica y fraternidad”.
Moulian reiteró en la necesidad de generar un nuevo tipo de sociedad, en la que el consumo deje de ser el centro de la sociedad, y recordó cómo en tiempos de la Unidad Popular o la lucha contra la Dictadura, eran las pulsiones ideológicas el centro de las atenciones de la sociedad, los que luego fueron reemplazados por las pulsiones consumistas e individualistas
El sociólogo abordó también el problema del endeudamiento como facilitador del consumo, y de cómo las personas se vinculan con el consumo a través del crédito. El problema, señaló, es que la deuda también funciona como un método de control y vigilancia de que esta deuda no quede impaga: “Las personas terminan siendo esclavizadas y alienadas por la deuda”, planteó.
“Una sociedad con millones de endeudados necesita generar formas de control social de modo tal que la deuda se pague. Que no se convierta en algo olvidado, porque si se olvida masivamente, esa sociedad cae en la recesión económica, deja de funcionar adecuadamente como sociedad de hombres libres”, agregó.
Finalmente, Tomás Moulian realizó una defensa del ocio como espacio de creación y de generación de pensamiento. Lo calificó como una necesidad del ser humano, como un elemento “que contribuye a una vida buena”, concluyó.
Fuente: https://radio.uchile.cl/2020/12/23/tomas-moulian-el-consumo-nos-esclaviza/
El Consumo nos consume.
por Cristhian Campos/Timeline.
“El Consumo me Consume” fue escrito por el Sociólogo Tomás Moulian en el año 1998 y son esos textos breves que han envejecido muy bien, pues hoy su perspectiva sigue plenamente vigente. Moulian hace un análisis crítico de la sociedad chilena que ha convertido al consumo como su centro y pasión, como placer y deseo; esta hipertrofia del consumo es uno de los pilares fundamentales del modelo cultural del neoliberalismo.
Desde el momento en que el consumo se convierte en sentido de vida comenzamos a vivir una vida falsa, una vida donde los valores principales han sido sustituidos por las pasiones del dinero, por una sociedad capitalista que se instala en el centro de la vida. En esta construcción el mall es la plaza pública, es el templo, allí acuden los padres con los hijos y siempre salen con “algo”, todo esta diseñado para incitar al consumo, todo esta dispuesto para que se convierta en un sentido de vida.
El otro pilar es el acceso al crédito que permite la instantaneidad, la masividad del consumo y la realización inmediata del deseo, pero también opera como un distorsionador de la realidad pues la falsa “democratización del crédito” ha potenciado la idea de la “integración social” para las clases bajas volviéndose esclavos del trabajo y del dinero para pagar las deudas. Hoy se discute mucho respecto de la clase media en Chile, pero cabe preguntarse si en realidad lo que muchos políticos llaman clase medias en realidad se trata de sectores asalariados, precarizados y endeudados, es decir el concepto no es más que una construcción ideológica que se utiliza para invisibilizar las relaciones de poder y lo que en realidad tenemos es un gran porcentaje de hogares que recibe bajos salarios y se endeuda para llegar a fin de mes, la crisis sanitaria y la pandemia ha dejado esto en evidencia.
Moulian plantea que el endeudamiento nos convierte en “seres crediticios” y obliga a volcarse sobre el trabajo para conseguir ese dinero generado para consumir (o pagar las cuotas), se forma así la triada: trabajo-dinero-consumo, relegando principios trascendentales como la búsqueda de la felicidad y el sentido de comunidad; la pandemia y el cierre obligado del comercio y en especial del Mall ha obligado a muchos a llenar ese vacío y a mirarse a si mismos, quizás sea el momento de dejar las promesas individualistas y esta pasión desenfrenada por el consumo de lado, no se trata de eliminarlo, sino de controlarlo, es necesario recuperar la solidaridad, el compañerismo y la vida comunitaria.
Fuente: https://timeline.cl/2020/07/el-consumo-nos-consume/
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