Mundo desde abajo: Buscando alternativas. Asamblea Internacional de los Pueblos, AIP.

La Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP), esta integrada por representantes de más de 180 organizaciones de 87 países y 5 continentes. An la foto: una confenrencia en Caracas, Venezuela, 2019.

Comunicado de Secretaría Operativa Internacional de la AIP.

Estimadas compañeras y estimados compañeros,

Después de dos años de mucho trabajo de escucha, consulta y construcción colectiva con cada región del mundo, presentamos la Plataforma Política de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP), donde planteamos nuestra lectura sobre la profunda crisis del modo de producción capitalista, señalando una plataforma programática y el “¿qué hacer?” para nuestros movimientos, partidos y organizaciones políticas para superar el sistema capitalista.

Este documento es un instrumento de construcción de unidad política, programática e ideológica que se va modificando con el tiempo sobre la base de la lucha de clases. Por eso no se lo puede tomar como un documento final, sino como una base para el trabajo de debate y de convergencia de ideas para la acumulación de fuerza social anticapitalista y antiimperialista a nivel internacional.

¿Cómo vamos a utilizar este documento con nuestras bases frente a la crisis del modo de producción capitalista? Esta debe ser la pregunta en la cabeza de cada militante en todas partes del mundo para hacer que este documento no sea solo palabras sino acciones concretas para superar el sistema clasista, colonial, racista y patriarcal de explotación capitalista.

Es fundamental que, al mismo tiempo que respetamos y valoramos la diversidad política y cultural de nuestros pueblos a nivel internacional, sigamos construyendo nuestra unidad política.

Saludos antiimperialistas y anticapitalistas,

Secretaría Internacional de la AIP.

29 de enero de 2021.

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PLATAFORMA POLÍTICA DE LA ASAMBLEA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS.

Documento en permanente construcción}

Asamblea Internacional de los Pueblos (@asambleapueblos) | Twitter

I) UN MUNDO EN CRISIS

Estamos atravesando un período largo de una crisis estructural y profunda del capitalismo.

Se trata de una crisis del modo de producción capitalista que ha devenido en una profunda crisis social – por la profundización de las desigualdades, aumento de la pobreza, del hambre, de la precarización y despojo de derechos laborales a las clases trabajadoras. Estamos atravesando una peligrosa crisis ambiental, por la agresión del capital sobre los bienes naturales y una crisis política del Estado burgués y de las formas burguesas de democracia.

La crisis social del capitalismo se manifiesta en la pauperización de las condiciones de vida y de trabajo en todo el mundo. La crisis de empleo se revela en la medida que los trabajos son cada vez menos factibles, y a su vez, los agronegocios capitalistas eliminan a las y los pequeños agricultores, campesinos y campesinas. El avance tecnológico se pone al servicio de la expulsión de trabajadores y trabajadoras del mundo del trabajo formal en el Norte, mientras potencia y colabora con las formas más aberrantes de precarización laboral y explotación en el Sur. Esta crisis se ve reflejada en el creciente número de personas que enfrentan el hambre y la migración.

Se trata de una crisis energética, ambiental y de producción de los alimentos. Es una crisis que va desde el desalojo de familias campesinas de la tierra hasta la falta de acceso a la vivienda de las mayorías populares. Esta crisis aumenta la precariedad y la pobreza, aumentando la desigualdad en todo el planeta hasta cifras nunca vistas. Hay una crisis de rentabilidad, los capitalistas no consiguen obtener suficientes beneficios con la tendencia del capital a oscilar hacia burbujas de activos de todo tipo, incluyendo las finanzas. Porque el capitalismo está dominado en todo el mundo por el capital financiero, que solo busca el rentismo y la especulación produciendo cada vez más concentración de las ganancias y las riquezas. El capitalismo no puede sostenerse a sí mismo. Su marco político actual, el neoliberalismo ha demostrado sus límites. La crisis del capitalismo engendra una crisis de valores: un aumento del individualismo y del consumismo, un desprecio por la vida y por la naturaleza.

Es una crisis de la civilización occidental y eurocéntrica, que se evidencia en el derrumbe de sus instituciones políticas y en su forma de Estado liberal, republicano y burgués. Donde las democracias dentro de su forma representativa y liberal están fuertemente restringidas para expresar proyectos de transformaciones profundas y radicales que respondan a los problemas del pueblo. En muchos casos a través de estrategia de guerra híbrida hasta utilizan a grandes sectores de la sociedad para oponerse a los derechos básicos que los pueblos han conquistado. Incluso a la democracia.

El imperialismo norteamericano somete a nuestros pueblos a guerras híbridas y no convencionales, envía paquetes de subversión disfrazados de proyectos humanitarios y de ayuda para el desarrollo, interviene en procesos electorales para asegurar el acceso a nuestros bienes comunes, pretende acoplar nuestros territorios a su sistema reproductor, sanciona y bloquea nuestras soberanías y resistencias, sujeta nuestras economías a deudas ilegitimas e impagables y niega toda contribución posible a los problemas fundamentales de nuestros pueblos.

La tensión a nivel geopolítico indica una agudización de la crisis producto de la disminución del poder de los Estados Unidos y el ascenso de China. El gigante oriental se está convirtiendo lentamente en una de las economías más poderosas del mundo. Las guerras comerciales son una consecuencia de este cambio de poder económico. Sin embargo, a pesar de estos cambios, Estados Unidos mantiene su hegemonía militar sobre el mundo. Sigue siendo el país con mayor poderío militar, a pesar de que su poder ideológico se sigue erosionando. La dominación no es sinónimo de hegemonía. La contradicción entre el desmoronamiento económico e ideológico de Estados Unidos y su supremacía militar plantea grandes peligros para el planeta. La pandemia de Covid-19 ha acentuado el surgimiento de China como poder económico global ante las respuestas incoherentes de las economías imperialistas como Estados Unidos para sostener a su fuerza de trabajo y su modelo bajo “nuevas normas” que solo producen un desempleo masivo.

El surgimiento del neofascismo es una forma del gran capital, para controlar el Estado imponiendo gobiernos autoritarios de extrema derecha, para cumplir su programa anti-pueblo. Estas formas de gobierno son una grave amenaza para la justicia social.

El capitalismo es insostenible. Su actual marco político, el neoliberalismo ha demostrado sus limites.

Articulación popular como respuesta a la crisis

Desde hace años se están construyendo nuevas formas de articulación internacional, en diferentes espacios y diversos continentes.

En Latinoamérica se han forjado la articulación ALBA Movimientos y el Foro de São Paulo. Y hay espacios internacionales como la Marcha Mundial de Mujeres (MMM), la Vía Campesina Internacional y otros espacios de movimientos urbanos, de movimientos afrodescendientes y movimientos regionales continentales.

En África, la Conferencia Panafricanismo Hoy, que tuvo lugar en Lusaka en 2016 ha sentado las bases para construir una unidad fuerte en todo el continente que es ideológicamente clara en los valores y la praxis socialistas. Esto condujo al desarrollo de múltiples procesos de formación política, los éxitos de las Conferencias Panafricanismo Hoy en Túnez (2017) y Ghana (2018). La región ha visto un rápido crecimiento de los esfuerzos coordinados para luchar contra el imperialismo y construir un panafricanismo socialista.

Desde hace tres años estamos confluyendo esos esfuerzos hacia una articulación que hemos llamado la Asamblea Internacional de los Pueblos, como una forma de articular todos los espacios internacionales, todas las formas de organización de nuestros pueblos, sin que esto implique sustituir a nadie.

De ahí que, junto con el proceso de articulación de organizaciones locales, nacionales y regionales estamos construyendo una plataforma política común, que nos ayude a enfrentar los dilemas de la humanidad y la crisis del capitalismo.

Ese proceso de discusión es dinámico, porque, las contradicciones y las correlaciones de fuerzas lo son, y eso nos obliga a ir actualizando los temas, y nuestra plataforma política. De allí, que este documento es un instrumento de construcción de unidad política, programática e ideológica que se va modificando con el tiempo sobre la base de la lucha de clases.

Por eso no se lo puede tomar como un documento final, sino como una base para el debate y la convergencia de ideas. Esperamos que todos/as sigamos debatiendo este material con nuestras bases sociales, nuestros movimientos y organizaciones en todos los países.

II) PLATAFORMA PROGRAMATICA

1. Lucha anticapitalista y por una nueva forma de organizar la sociedad en nuestros países.

El modo de producción capitalista ya no es sinónimo de progreso. No es solución para los problemas del pueblo, como son el garantizar el trabajo, la tierra, la educación, la vivienda y la igualdad social. Al contrario, es un sistema del pasado, que solo concentra riquezas y promueve la desigualdad y las injusticias sociales. Por ello, la AIP lucha para derribar este sistema y generar las condiciones para que se adopte un nuevo modo de producción pos capitalista, de acuerdo con las condiciones objetivas (fuerzas productivas existentes) y las condiciones subjetivas (capacidad de organización popular). Cada pueblo a su tiempo sabrá cómo nombrarlo, si es socialismo, liberación nacional o buen vivir. Lo importante es que sea un sistema basado en la búsqueda de igualdad social, la justicia y la solidaridad entre todos, eliminando la explotación de lxs trabajadorxs y la madre tierra.

2. Lucha antiimperialista, anticolonial y anti-sionista por la soberanía de los pueblos.

En este contexto de crisis, las fuerzas del capital imperialista aumentan su ofensiva en contra de los pueblos y lxs trabajadorxs. Por eso avanzan sobre los recursos naturales, como el petróleo, las tierras, los recursos minerales, el agua y la biodiversidad.

Para ello se utilizan todas las formas políticas e ideológicas posibles, resumidas en lo que se denomina estrategia de guerras híbridas, profundizando ataques coloniales, y sionistas, en el caso del mundo árabe. Estas guerras no carecen de motivos para el gran capital. Las empresas transnacionales siguen a los tanques, tomando posesión de territorios para extraer materias primas obligando a los pueblos a utilizar los bienes y servicios producidos por las mismas empresas transnacionales. Las bases militares de las potencias imperialistas se instalan en lugares geoestratégicos para mantener el poder de las corporaciones y de la clase dominante.

Debemos luchar por la autodeterminación, soberanía e independencia de nuestros pueblos en la construcción de su propio destino y blindar a nuestras regiones como lugares de paz, sin la intervención de las fuerzas imperialistas de Estados Unidos, la Unión Europea ni de los instrumentos de guerra multilaterales, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

3. Lucha por un feminismo de clase y popular

El feminismo anticapitalista denuncia que el patriarcado no sólo actúa a nivel cultural e ideológico, sino que forma parte de la base estructural del sistema actual, que necesita de las desigualdades de clase, género y raza para obtener beneficios económicos. La alianza entre el capitalismo y el patriarcado ha sido fundamental para el desarrollo de un sistema que invisibiliza la misma reproducción de la vida que lo sustenta. Luchamos por un mundo que ponga la vida en el centro, que parta de la interdependencia de los seres humanos y sus vulnerabilidades hacia la sostenibilidad de la vida y la corresponsabilidad de los cuidados con los varones y el Estado.

Denunciamos que para eso se impuso un modelo de familia heterosexual y heteronormativa que impide a las personas la libre determinación de su sexualidad y de su identidad de género. Nuestra lucha es también para cambiar ese orden simbólico e ideológico que sostiene la visión de inferioridad de las mujeres y superioridad de los varones. La lucha feminista ha propuesto una reconceptualización, que reconozca el aporte de las mujeres al conjunto de la sociedad y ha reivindicado cambios para una sociedad con libertad, igualdad y diversidad.

Las desigualdades de las mujeres se expresan a través de una realidad material llena de violencias machistas (asesinatos, violencia de género, violencias sexuales, violencia institucional…), de falta de derechos (sexuales y reproductivos, acceso a la propiedad, a la educación…) y de precariedad económica (doble explotación, brecha laboral, feminización de la pobreza, trabajos no remunerados…) Nuestra lucha también es la lucha contra todas las violencias machistas y contra la explotación de todas las mujeres.    

La lucha contra el sistema patriarcal y por una sociedad igualitaria es una lucha de primer orden para construir nuestros proyectos emancipatorios. Actualmente una nueva ola de movilizaciones recorre el mundo y es la ola feminista protagonizada por millones de mujeres: una de las luchas más dinámicas, masivas y mejor articuladas en el plano internacional.

4. Lucha antirracista y contra la discriminación racial

Afirmamos que el capitalismo se desarrollo sobre la base de la supremacía blanca y el racismo como principios para la acumulación de capital y la división de la clase trabajadora. El antirracismo es la base de nuestra lucha contra el capitalismo y por el internacionalismo, y una condición previa para la unidad de la clase trabajadora.

5. La naturaleza del estado burgués y su fracaso.

El modelo de Estado, que funciona organizado desde la consolidación del capitalismo industrial y de los estados-nación, está obsoleto, no funciona. Los tres poderes independientes que se habían propuesto, el ejecutivo, legislativo y judicial, caen rendidos ante el poder económico transnacional. La legitimidad del sistema democrático era que el voto de cada ciudadano podría dirigir y en todo caso cambiar el rumbo de las decisiones de cómo gobernar el Estado. Ahora ya no es así. El Estado fue tomado por asalto por el gran capital con su base financiera e internacional. Y por eso el Estado sólo atiende los intereses del capital, garantizando su reproducción y acumulación. En detrimento de esto, el Estado ya no resuelve los problemas básicos de la población. Por eso, tenemos que debatir y proponer nuevas formas de funcionamiento y organización del Estado para que de hecho represente los intereses del pueblo, de las mayorías y actúe controlando y regulando las ganancias de los capitalistas. En cada país las fuerzas populares deben construir propuestas de nuevas formas de funcionamiento del Estado que prioricen la expresión del poder popular.

6. Lucha por una nueva democracia popular

Los estados republicanos y las democracias liberales que surgieron después de la revolución francesa, y que se consolidaron durante el siglo XX, ya no funcionan, como tampoco sus instituciones liberales. Hoy el poder económico en articulación con el poder judicial y los medios de comunicación han hecho que la institucionalidad liberal funcione totalmente como su instrumento. Los medios de comunicación controlados por las empresas dan forma y manipulan la opinión popular, eludiendo la razón y los hechos. La demagogia eclipsa la democracia. El voto de los pueblos, cuando eligen proyectos populares o alternativos al capitalismo, no se respeta. Pero cuando en las urnas ganan los proyectos ultraderechistas, la democracia se convierte en la principal bandera. La democracia, que en muchos países se logró a fuerza de luchas, en la actualidad debe transcender sus límites de la institucionalidad liberal y republicana para resolver los problemas estructurales.

Hoy la democracia no logra ser un mecanismo para cambiar y resolver los problemas estructurales. Debemos denunciar el funcionamiento de estas democracias colapsadas y avanzar en la construcción de democracias populares. Tenemos que construir nuevas propuestas de participación popular en la política, con nuevas plataformas que se construyan mediante el diálogo y el debate en torno a la razón y no al miedo, a la esperanza y no al odio. Debemos tener formas concretas de participación del pueblo en todos los espacios de poder político de la sociedad, sea el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El poder sólo tiene legitimidad si el pueblo en su mayoría participa de sus instancias.

7. Lucha por la defensa de los recursos naturales como bienes comunes

La crisis internacional ha reforzado la arremetida del poder económico concentrado en la apropiación y explotación de los recursos naturales para mantener sus tasas de ganancia, expulsar a la gente de las tierras que albergan recursos preciosos y a explotar la naturaleza más allá ́ de cualquier límite racional. Las guerras por el petróleo y por las tierras forestales, las guerras por los minerales de tierras raras y por las fuentes de agua son un frente de nuestras batallas actuales.

La agresión del capital a los recursos naturales es la causa de la crisis ambiental que estamos viviendo, que trae como consecuencia crímenes ambientales, cambios climáticos, escasez de agua, de tierra, poniendo en riesgo la vida en el mar y en todo el planeta. Estas crisis ambientales afectan de manera desproporcionada a las personas más vulnerables y pobres. La biodiversidad destruida por los intereses capitalistas deja a los pueblos indígenas más vulnerables a la degradación de su entorno natural.

Debemos defender la soberanía nacional de nuestros pueblos contra los avances de las empresas transnacionales. Debemos defender nuestra biodiversidad, nuestra tierra, nuestra agua contra la forma aniquiladora del capitalismo. Los bienes de la naturaleza deben ser explotados en equilibrio con la reproducción del ecosistema y al servicio de las necesidades del pueblo. Para eso el Estado debe ejercer su control con participación popular de quienes viven en esos territorios.

8. Lucha por la reforma agraria popular

En todo el mundo hay una lucha permanente entre dos modelos de producción agrícola. De un lado el modelo del capital y su agronegocio, que impone grandes latifundios, el uso intensivo de pesticidas, agroquímicos, mecanización, con monocultivo y expulsión de la mano de obra. Del otro lado el modelo de soberanía alimentaria, que prioriza la organización de la producción para producir alimentos (y no solo mercancías/commodities), con tierra para lxs campesinxs, respetando los bienes de la naturaleza y la biodiversidad. Por eso defendemos una reforma agraria de nuevo tipo, que garantice tierra y trabajo a todos quienes quieran vivir en el campo. Que tenga como prioridad la tierra como función social, la producción de alimentos sanos para todo el pueblo, la adopción de la agroecología como nuevo paradigma que garantiza producir en equilibrio con la naturaleza.

A su vez, debemos organizar agroindustrias en forma cooperativa y generar empleo para lxs jóvenes, donde incluso se estimulen otras profesiones. Además, debemos poner en valor la educación y la cultura para que esté presente en todas las comunidades del medio rural. Defender nuestra comida, nuestra cocina y la soberanía alimentaria que es el principio de todo el pueblo. En cada país, tenemos el derecho y el deber de producir todos los alimentos necesarios para la supervivencia. El comercio agrícola internacional no puede desarrollarse sobre la base de las commodities controladas por pocas corporaciones transnacionales, sino que debe ser sobre el intercambio justo de los excedentes que haya en cada país.

9. Lucha por el control y estatización del sistema financiero, los paraísos fiscales y las empresas transnacionales

Vivimos un tiempo histórico en que el capitalismo está dominado por el capital financiero y grandes corporaciones transnacionales, que controlan la producción y el comercio mundial y a su vez, nuestros pueblos son sometidos a una deuda ilegal, ilegítima e impagable que desconoce siglos de saqueo y desposesión. Menos de 500 empresas/bancos dominan la mayor parte de la producción, el comercio y los depósitos bancarios. Pero no generan empleo ni, por ende, bienestar para los pueblos. Por eso, defendemos como medida de transición para combatir el oligopolio, la concentración de riqueza y el poder económico transnacional, la estatización de todo sistema financiero. La defensa de una nueva moneda internacional controlada por todos los países y no más el dólar ni el euro.

Defendemos la abolición de todos los paraísos fiscales y de la deuda externa de los países del Sur global, así como el control del capital ficticio. El ahorro que hay en forma de dinero en nuestros países debe ser invertido en la producción de bienes para atender las necesidades de todo el pueblo.

10. Lucha por el derecho al trabajo para todos, con derechos laborales y salarios dignos

Defendemos que todxs lxs trabajadorxs tengan derecho al trabajo, con sueldo digno y derechos sociales, que garanticen su salud, sus vacaciones y el futuro de su familia. El trabajo doméstico y de cuidado pesa sobre la vida de las mujeres se invisibiliza y desconoce en una lógica patriarcal de organización de la vida enfocada a la concentración del capital. Necesitamos poner la vida y el cuidado en el centro.

Defendemos que se desarrolle la solidaridad entre todos trabajadores del mundo, como una forma esencial de vida y de lucha contra los explotadores que ahora son internacionales. Nunca antes estuvo tan presente la consigna: «¡Trabajadorxs de todo el mundo, uníos!»

11. Lucha por los derechos sociales y los derechos humanos

La ofensiva del poder económico concentrado obliga a los Estados a priorizar sus inversiones en pagos de intereses y en proyectos que solo interesan al capital. Para ello, los gobiernos controlan las políticas públicas de forma que dejan de lado la promoción de los derechos sociales y laborales. La consecuencia es que, en la mayoría de los países del mundo, han disminuido los servicios públicos de atención sanitaria, la educación, la atención a las personas discapacitadas, etc. Hay una tendencia a privatizar los servicios públicos para transformarlos en mercancías. Los derechos pasan a ser mercancías, y sólo pueden acceder a ellas quienes tienen dinero.

Defendemos que toda persona, en todos los países del mundo, tenga derecho a trabajar, a la vivienda, a la tierra, a sueldo digno, a comida, a cultura y recreación, a la salud, la educación como derechos universales de todo ser humano.

12. Lucha por el derecho a la educación y la soberanía del conocimiento

El conocimiento es un patrimonio de la humanidad. El conocimiento es cada vez más condición de libertad y de dignidad humana. La forma de democratizar el acceso y la producción de conocimiento no puede seguir quedando en el Norte global. Los pueblos debemos defender la soberanía científica tecnológica. Defendemos que todas las personas, independientemente de su edad y condición social, tengan derecho a acceder a la educación de forma pública y gratuita. Pero también debemos generar una educación crítica, que no reproduzca un esquema colonial, eurocéntrico, racista, elitista y patriarcal. La educación debe incorporar y respetar los saberes populares, la cultura popular, la historia de lxs vencidxs. Porque la educación sin un cambio de paradigma de pensamiento seguirá reproduciendo las matrices culturales de dominación y opresión.

La transformación social requiere que repensemos la educación para que no esté al servicio del capital, formando personas dóciles con valores neoliberales cuyas habilidades sirvan al mercado y donde las humanidades, las artes y la filosofía no tengan cabida. Insistimos en una educación para la emancipación, los valores democráticos e igualitarios. La educación tiene que proporcionar habilidades, pero también trabajar contra el odio, el racismo, la xenofobia y el machismo. Debemos construir un sistema público y universal de educación equipado con suficientes recursos materiales y humanos.

13. Lucha por los derechos de las personas de las diversidades sexuales

La diversidad sexual y de género, son una realidad en todos los países y sociedades, como parte de la naturaleza del ser humano. Por eso defendimos el derecho a la autodeterminación las personas y poblaciones LGBTI, así como debemos combatir la discriminación social, denunciar la violencia, la intolerancia y la exclusión que sufren.

La ruptura con el modelo patricarcal-heteronormativo de la sexualidad y la familia heterosexual como única es parte de la lucha para eliminar los pilares de explotación-dominación de la sociedad actual.

14. Lucha por los derechos de migrantes, refugiadxs, poblaciones en diásporas, pueblos indígenas y todxs aquellxs que son especialmente vulnerables en nuestras sociedades

La crisis del capitalismo y de la humanidad ha puesto en marcha un éxodo de decenas de millones de personas de sus hogares y de sus familias. Huyen de la guerra y el hambre hacia una vida mejor. Algunos se dejan llevar por el sueño de la felicidad “occidental”, deseosos de ir a Europa o a América del Norte. A medida que estos países se promueven a sí mismos como superiores a otros, refuerzan las barreras para impedir la entrada de las personas desplazadas –un muro en la frontera entre EE. UU. y México, un conjunto de puestos militares en la región del Sahel en África. En estos países se promueve la xenofobia contra lxs migrantes y refugiadxs, a los que se culpa – falsamente– de los problemas de desigualdad, desempleo y hambre. En las sociedades de todo el mundo, formas de jerarquía –contra lxs afrodescendientes en América o contra lxs dalits en el sur de Asia– abaten el alma humana.

Defendemos el derecho de todo pueblo a tener su territorio, su idioma, su religión, cultivar su cultura y su autonomía social y política. Luchamos contra cualquier discriminación étnica, cultural o por el color de la piel. Defendemos el derecho a la libre circulación, el derecho de las personas a migrar y a buscar refugio en condiciones de dignidad.

15. Lucha por la libertad de todxs lxs presxs políticxs en el mundo

En toda la historia del capitalismo – desde su desarrollo en el siglo XIII hasta hoy, las clases dominantes, los ricos, siempre utilizaron la represión, la persecución como formas de dominar lxs explotadxs, impedir su organización, perseguir sus líderes y con eso mantener la dominación. Utilizaron históricamente el poder del estado burgués a su servicio, o de milicias privadas. En la actualidad las clases dominantes utilizan también el poder judicial y los medios de comunicación, para perseguir y desmoralizar a todos los que luchan por la justicia social. Por eso, en la mayoría de los países, donde hay luchas populares, hay organizaciones del pueblo, muchos líderes han sufrido persecuciones, asesinatos y encarcelamientos. Defendemos la libertad inmediata de todos lxs presxs políticxs en cualquier país del mundo. A la luz de esto, nos comprometemos a aumentar la visibilidad de la agresión de la clase dominante contra lxs líderes y militantes del pueblo. Las campañas mundiales para poner de relieve esta opresión son muy necesarias y son parte de la lucha anticapitalista, por una democracia popular.

16. Los espacios de luchas institucionales

Los espacios institucionales ocupados por gobiernos locales y nacionales pueden ser importantes para mejorar las condiciones de vida del pueblo y enfrentar la clase capitalista en ese terreno. Pero, en una perspectiva que ayude a acumular fuerza popular para los cambios estructurales de la sociedad. Podemos y debemos realizar alianzas con partidos y fuerzas que ocupan poderes institucionales, pero manteniendo nuestra autonomía programática e independencia política. No debemos olvidar que los cambios estructurales y anticapitalistas dependen fundamentalmente de la capacidad organizativa y de movilización de las masas, de todo el pueblo. Apostamos por la articulación entre movimientos populares y fuerzas políticas fortaleciendo nuestra capacidad de disputar un proyecto de izquierda capaz de construir la sociedad sin opresiones.

17. Lucha contra el fundamentalismo, el sectarismo y la intolerancia religiosa.

El fundamentalismo y la intolerancia religiosa son instrumentos de división y subyugación de nuestro pueblo. Estas ideologías ponen la rigidez en el centro de nuestras sociedades. Nos separan y nos envían a guerras civiles de un tipo u otro. Estas formas no están solo arraigadas en uno u otro país. Forman parte de movimientos ideológicos internacionales, de derecha, reaccionarios, contra cualquier cambio socioeconómico y estimulados por las clases dominantes, como forma de mantener sus privilegios. Debemos luchar contra toda discriminación e intolerancia existentes y contra los fundamentalismos religiosos. Debemos hacer la lucha ideológica permanente, para que se construyan sociedades basadas en la igualdad social, la dignidad y la justicia.

III) NUESTRA AGENDA EN COMÚN: ¿qué hacer?

Vivimos tiempos de incertidumbre sobre el futuro de la humanidad y nuestro planeta. Por lo tanto, los desafíos son grandes. Nos mueve la esperanza de las múltiples resistencias que se están desarrollando en todas las latitudes del mundo. Nos fortalecemos con la solidaridad permanente que nuestros pueblos desarrollan todos los días frente a las injusticias que genera este sistema.

Asumimos el desafío de construir un solo puño que se levante hermanado para avanzar en la construcción de nuestro propio destino. Las luchas de nuestros pueblos nos muestran el camino. La unidad es nuestro horizonte para avanzar en una gran voluntad popular que construya un mundo justo, igualitario y digno de ser vivido por todas y todos en armonía con nuestra madre tierra. El momento es ahora.

Nos proponemos fortalecer nuestras conexiones a través de prácticas concretas y acciones comunes. No pretendemos construir ningún tipo de organización internacional burocrática o vertical. Queremos fortalecer articulaciones internacionales a partir de nuestras experiencias nacionales y de cada organización, partido, sindicato, movimientos populares.

Nuestro objetivo es construir una red que nos ayude a conocer las luchas de cada uno, nos ayude a colaborar de manera concreta y nos ayude a ampliar nuestro trabajo mediante acciones comunes. Necesitamos construir nuestra unidad basada en nuestras ideas ampliamente comunes de justicia e igualdad, en la base de nuestro respeto mutuo por nuestro trabajo y en las acciones comunes que llevaremos a cabo para fortalecer nuestra voluntad y nuestro poder.

El capitalismo no morirá de muerte natural, aunque cada día aumentan las contradicciones entre la concentración de riquezas y los pueblos. No se convertirá en víctima de sus propias contradicciones. Las intensas tensiones de nuestro tiempo pueden llevar tanto al neofascismo como a la superación del capitalismo. Avanzar hacia este último requiere fuerte organización de nuestros pueblos, con unidad organizativa, fuerza de masa y claridad ideológica sobre nuestra situación actual y nuestro futuro por venir.

Para ese fin, es necesario que en cada uno de nuestros países realicemos nuestras respectivas evaluaciones estratégicas para construir poderosas fuerzas populares, democráticas y revolucionarias y promover una transformación social radical para enfrentar esta crisis. Tenemos que construir nuestra fuerza para superar el presente tóxico y pasar a la emancipación humana.

La plataforma unitaria, internacional, que presentamos debe ser solo un texto para debate para que nuestra militancia profundice sus planteamientos sobre la necesidad de los cambios estructurales y a nivel mundial. Los movimientos dentro de cada país siempre se robustecen cuando tienen fuertes lazos con movimientos en otros lugares cruzando las fronteras nacionales.

La creación de redes a escala internacional nos permite ampliar nuestro trabajo y proporcionar una solidaridad tangible a cada uno de nuestros esfuerzos. Nuestro proceso de Asamblea busca construir una red mundial para fortalecer nuestras batallas a escala nacional y mundial. Nuestra red nos ayudará a compartir información y análisis. Proporcionará una plataforma para acciones unitarias a escala mundial para amplificar nuestras posiciones y nuestro poder. Debemos practicar el internacionalismo popular, a través de formas prácticas, no sólo de ideas y slogans.

Sin movilización popular no podremos acumular fuerzas contra el capitalismo.

Sin formación política no podremos participar en la batalla de ideas.

¡Sin lucha política, las ideas no avanzan!

Nuestra verdadera fuerza está en la capacidad de organizar a los pueblos para que luchen, de forma unitaria y masiva, por un mundo diferente.

29 de enero de 2021.


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1 Comment

  1. ESTA PÁGINA TIENE CENSURADO AL VOCERO OFICIAL DE LA COORDINADORA NO+AFP EL SR. LUIS MESINA MARIN

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