Introducción al libro «Las Revoluciones de Berta».
por Claudia Korol
En la noche del 2 de marzo del año 2016, un grupo de sicarios ingresaron a la casa de Berta Cáceres y la asesinaron. En ese ataque fue herido también el activista ambientalista mexicano Gustavo Castro, quien había ido a Honduras a participar de un seminario sobre “Energías Renovables” convocado por el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras).
En medio de la lucha tremenda del pueblo Lenca para impedir la instalación de la represa en el río Gualcarque, Berta y los copines y copinas se daban tiempo para estudiar y pensar alternativas energéticas. Así era Berta, y así es la escuela en la que formó al COPINH. Sin fronteras entre la acción transformadora y el pensamiento, revolucionando creativamente las prácticas y las teorías. Lejos de los dogmas, su radicalidad no estaba hecha de puras palabras, sino de acciones y gestos rebeldes.
¡Mataron a Berta! Desde la madrugada del 3 de marzo la noticia se desparramó rápidamente por el continente y otras regiones del mundo. ¡Mataron a Berta! E inmediatamente la incredulidad.
¿Mataron a Berta? ¡Cuesta creerlo todavía! El dolor sigue intacto y el tiempo no lo alivia. Mientras la extrañamos, la nombramos, y la invitamos a cada una de nuestras luchas, Berta semilla se ha vuelto ejemplo, se ha sembrado, y se multiplica todos los días, Berta río riega los sueños de las comunidades y de los territorios donde se defiende la vida, Berta compañera anima las resistencias del pueblo hondureño, que apretando los dientes sigue levantándose frente a un nuevo golpe de estado, que profundiza y extiende la guerra de conquista.
El 4 de marzo Berta iba a cumplir 45 años. Para el 27 del mismo mes, se preparaba la celebración del 23º aniversario del COPINH, organización que parieron a fuerza de muchasluchas y sueños, y en la que puso su corazón.
¿Mataron a Berta? Nadie lo creyó… Nadie lo cree todavía… Lo escribimos y seguimos sin creerlo. La vida y la muerte son dos modos de estar en el mundo, para quienes sentimos que el ejemplo de las compañeras y compañeros que nos arrebataron, siguen acompañando nuestros pasos.
Los y las compas de COPINH aseguran que Berta está sembrada en Río Blanco, el territorio en el que dio sus últimas batallas. Hay quienes dicen que se mezcló en las aguas del río Gualcarque junto a los espíritus de las niñas que lo cuidan. Hay quienes sienten que se multiplica en la Esperanza, el lugar donde nació una vez y donde sigue naciendo tantas veces. La leyenda crece más grande que la propia memoria de Berta, tal vez porque hacen falta muchas Bertas para enfrentar este “tiempo perro”. Desde la memoria, Berta nos interpela: “¡Vamos compas, que hay que arreciar la lucha!”. “¡Despertemos humanidad! Ya no hay tiempo”.
Pero Berta no es mito ni leyenda. Es una mujer que transgredió muchas fronteras en las que se pretenden encerrar los proyectos libertarios. Revolucionaria desde jovencita, casi desde niña, maestra, madre de tres hijas y un hijo, amiga entrañable, hija, hermana, tía, prima, compañera, internacionalista, guerrera del pueblo Lenca, pedagoga del ejemplo, cuidadora de la naturaleza, de los ríos, de los bosques, de la biodiversidad, de la cultura y de la espiritualidad, activista antimilitarista, apasionada por las revoluciones de Cuba, Venezuela, Vietnam, Palestina, Kurdistán, de la experiencia zapatista, de la lucha heroica del pueblo colombiano, del pueblo salvadoreño -al que lo hizo también suyo participando activamente en la vida guerrillera junto al FMLN-, educadora popular, comunicadora, lectora infatigable, feminista en sus actos y en su pensamiento, líder de la resistencia al golpe de estado, promotora de la Refundación de Honduras. Muchas Bertas y siempre la misma: la compañera indomesticable.
Este texto no busca alimentar el mito sino recuperar algunas de sus palabras, para acercarnos a las revoluciones anticapitalistas, antipatriarcales, anticoloniales, socialistas, a la Refundación de Honduras y del Abya Yala que ella soñó con nosotras. (Digo “nosotras” porque siempre Berta se movió en una dimensión colectiva, y algunas amigas feministas estuvimos a su lado en diferentes momentos, allá, acá y en otros rincones del mundo, respondiendo a su llamado o invitándola a conspirar juntas).
El libro es producto de largos diálogos que sostuvimos en los años posteriores al golpe de estado. Recupera también algunas de sus intervenciones en radios comunitarias, en videos, en discursos.
Agradezco a Meli (Melissa Cardoza), por compartir generosamente la documentación y los bellos relatos al pie de las urgencias que hizo de las luchas del COPINH y de la Resistencia, por animarme y acompañarme de muchos modos en la escritura de este texto, y por vivir juntas tantos momentos de pensar y sentir profundamente a Berta.
Agradezco a Albita (Alba Marconi) que participó aclarando dudas, buscando documentos e imágenes que ha ido sistematizando en todos los años de participación en la tarea de comunicación de COPINH. Albita realizó amorosamente el diseño de la tapa de este libro. Con ella y Meli compartimos largas horas re-viviendo a nuestra amiga y compañera.
Agradezco a Bertita (Berta Zúniga Cáceres), hija y compañera de Berta, que en el esfuerzo gigantesco de asumir la coordinación de COPINH también se hizo momentos para ir aportando lo necesario a estos escritos.
Agradezco a Laurita (Laura Zúniga Cáceres) y a Salva (Salvador Zúniga Cáceres, hija e hijo y compas de Berta y del COPINH, con quienes compartí muchos momentos de convivencia, y luego la lucha por justicia para Berta.
En honor a la memoria colectiva, que desde el poder intentan confundir, ensuciar, lastimar, a través de muchas mentiras, quiero decir que Laurita y Salva tuvieron que salir de Honduras para Argentina porque estaban siendo amenazados, como parte de las muchas presiones que se hicieron para intentar doblegar a Berta. Pudieron hacerlo gracias a la solidaridad de algunas compañeras feministas. Nuestro apoyo y acompañamiento a Berta, al COPINH, como también a otras compañeras y compañeros de Honduras y del mundo, fue realizado con todo el cariño, el compromiso, y la responsabilidad de saber que es un aporte para defender la vida y las luchas de los pueblos. El acuerpamiento es parte de la política feminista. No tiene nada que ver con financiamientos externos, con ONGS, ni con lógicas asistencialistas, sino con nuestra costumbre de caminar y desafiar juntas las trampas del poder patriarcal, capitalista y colonial. Con nuestra convicción de que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Bertita y Laurita aportaron también a este libro un capítulo fundamental, en el que en un hermoso diálogo entre ellas comparten la estrategia judicial de la familia y del COPINH frente al proceso judicial que al día de publicar el libro sigue abierto.
Berta fue acosada por el patriarcado, que no le dio respiro en su organización, en su familia, y en los modos de criminalizarla aún después del crimen -cuando pretendieron presentar su asesinato como un crimen pasional o como un escarmiento por su libertad como mujer-. Fue perseguida y amenazada por el capitalismo, que después de intentar asesinar a los territorios Lencas, a sus ríos y bosques, decidió ejecutar a la mujer que los defendía.
Hablar de Berta exige nombrar también a las compañeras que sufren en nuestro Abya Yala esta triple agresión y opresión capitalista, colonial y patriarcal. Es pensar en las redes que necesitamos levantar para acuerpar a nuestras hermanas, frente a los proyectos de muerte y de violencia cotidiana.
Son muchos los femicidios territoriales que estamos sufriendo: Bety Cariño en México, Macarena Valdés en Chile, Laura Vásquez Pineda y Juana Ramírez Santiago en Guatemala, Margarita Murillo y Lesbia Yaneth Urquía
Urquía, en Honduras, Nicinha y Marielle Franco, en Brasil, Luz Herminia Olarte, Maricela Tombé, Ruth Alicia López Guisao y Yoryanis Isabel Bernal Varela, entre otras mujeres indígenas, negras y campesinas asesinadas en Colombia y en otros rincones del continente. Es pensar también en las vidas de tantas compañeras criminalizadas y en algunos casos expulsadas de sus territorios, como las mujeres mapuche en Argentina y Chile, o las compañeras del feminismo comunitario de Guatemala. Acuerpar a cada una, demandar justicia por todas, es parte del camino que hacemos y recorremos cuando gritamos “¡Justicia para Berta!”.
Junto a Berta y al pueblo Lenca de Río Blanco y de Honduras organizados en COPINH, tuve la posibilidad de aprender no sólo la rebeldía en la lucha,sino también la alegría, la creatividad, y la fidelidad al territorio del que son parte. Visité al Río Gualcarque, a la comunidad que lo cuida. Estos textos amontonados, son una manera de devolver algo de lo que aprendí a su lado.
Con Berta y las compañeras inseparables que andaban siempre a su lado, metidas en todas sus aventuras y fiestas, supe también que la lucha feminista, antipatriarcal, anticolonial, puede encarnarse en movimientos que saben reunir la energía y la fuerza con la espiritualidad y la conciencia, la lucha callejera con la educación popular, el feminismo indígena, negro, garífuna, popular, con la perspectiva socialista, el cuidado de los territorios que habitan con la dimensión internacionalista, la intensidad de los dolores cotidianos con el espacio para la alegría, para el deseo, para la libertad.
Berta disfrutaba profundamente de la vida y de la amistad. Por eso todos los momentos revividos en la escritura, provocan sonrisas e inmediatamente nostalgia, ternura, rabia, incomodidad, lágrimas, y un deseo urgente de corregir esta parte de la historia en la que nos la arrebatan. También queda la sensación de todo lo que falta decir, pero la confianza de que están quienes puedan contarlo.
El libro estaba listo y revisado por Berta cuando fue el crimen. En ese momento, el espanto y el impacto llevaron a detener la publicación y a repensarla. Ahora, cuando pasaron más de dos años de aquel momento en que creyeron borrarla de la historia, cuando desde diversos lugares se la nombra, cuando se inició el juicio a una parte de los asesinos, queremos dar a conocer estas pinceladas de su pensamiento potente y de sus sueños fértiles.
Seguramente otras voces podrán completar la mirada sobre los aportes de Berta a nuestras rebeldías.Amigas, compas que compartieron distintos tramos de su intensa vida, irán diciendo lo suyo. Éste es el intento de que no se escapen los diálogos que tenía guardados y entregarlos a la memoria colectiva.
Espero que sea una contribución para quienes quieran conocerla, recordarla, y especialmente para el COPINH, la organización que creó, promovió, impulsó, organizó, defendió y amó, y en la que quedó plantada su estrella.
La experiencia del COPINH y de Berta en un tiempo en que las nubes pretenden ocultar el horizonte de esperanzas en todo el continente, será interesante para asumir nuevos momentos de lucha en los que esperamos que su voz resuene aún más intensa y fuerte, para estimular la Refundación de Honduras y de nuestro Abya Yala desde abajo, desde las raíces. Para que aún frente a los reveses, hablemos en clave de revoluciones, como lo hizo Berta, sabiendo que ellas laten en el corazón rebelde de los pueblos.
Descargar libro aquí:
https://www.cesp-pd.it/spip/IMG/pdf/lasrevolucionesdeberta.pdf
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2021/02/27/libro-las-revoluciones-de-berta-pdf/
Nota Editor CT: Articulo y link enviado por Nestor Berna.
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