Cambios en el gobierno Bolsonaro generan reacciones: “No será suficiente”, dice líder.
Por Cristiane Sampaio/Brasil de Fato.
Bolsonaro cambió seis nombres de alto nivel este lunes (29), por presión del “centrão” y críticas a gestión de pandemia.
Los cambios en el gobierno de Jair Bolsonaro (sin partido) este lunes (29) generaron repercusión en el mundo político de Brasilia. A lo largo del día, los ministros de las Relaciones Exteriores y de Defensa, Ernesto Araújo y Fernando Azevedo e Silva, respectivamente, dejaron sus cargos.
El ministro de la Abogacía General de la Unión (AGU), José Levi, también salió del gobierno. El renunció y fue sustituido por André Mendonça, que deja el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública para retornar a la AGU, institución que ya estuvo bajo su mando entre enero de 2019 y abril de 2020.
El nuevo titular de la cartera será el delegado de la Policía Federal Anderson Gustavo Torres, señalado como amigo personal del senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente. Torres era secretario de Seguridad del Distrito Federal.
También se cambiaron otros nombres. El general Luiz Eduardo Ramos salió de la Secretaria de Gobierno para comandar la Casa Civil [Jefe de Gabinete], mientras que el general Braga Netto deja esta última posición para asumir el Ministerio de Defensa.
La Secretaría de Gobierno ahora tendrá como titular a la diputada federal Flavia Arruda (PL-DF), esposa del exgobernador del Distrito Federal José Roberto Arruda.
Centrão presionó por cambios
Los cambios vinieron después de presiones del llamado “centrão”, grupo de parlamentarios que da sustentación política al presidente Jair Bolsonaro en el Congreso Nacional. El “centrão” es un grupo de partidos sin orientación ideológica clara que adhiere a los más diferentes gobiernos a cambio de beneficios para sí.
Cambios de ministros y cargos jerárquicos superiores ya habían sido proyectados por los analistas tras bastidores desde febrero debido a los acuerdos entre el gobierno y el “centrão” para elegir a los presidentes de la Cámara y del Senado.
Pero la danza de las sillas vino también como capítulo siguiente a las sucesivas críticas de la gestión por parte de los parlamentarios debido a la mala conducción de la pandemia.
“Acorralado por el desastre de su gobierno, Bolsonaro sustituye ministros para tratar de garantizar apoyo en el Congreso. No será suficiente. Ningún partido quiere hundirse junto con un pésimo presidente. Vendrá otro cambio y tampoco funcionará. El problema es el presidente”, dijo, por Twitter, el líder de la oposición en la Cámara, Alessandro Molon, de centroizquierda, del Partido Socialista Brasileiro.
“Entra un ministro y sale otro, y la incompetencia de este gobierno debe continuar aumentando: faltan vacunas, medicamentos, camas en UCI y, principalmente, falta el compromiso del gobierno por salvar vidas en esta pandemia”, reaccionó, en nota, el líder de la minoría en el Senado, Jean Paul Prates, del Partido de los Trabajadores.
Este martes (30) el Ministerio de la Defensa anunció la salida de los comandantes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas: Edson Pujol (Ejército), Ilques Barbosa (Marina) y Antonio Carlos Moretti Bermudez (Aviación). En la nota, el ministerio no informó el motivo de la salida de los tres ni anunció los sustitutos.
Fuente:https://www.brasildefato.com.br/2021/03/30/cambios-en-el-gobierno-bolsonaro-generan-reacciones-no-sera-suficiente-dice-lider
Bolsonaro: qué supone para el presidente de Brasil la histórica renuncia en bloque de la cúpula militar.
Por Leandro Machado/BBC Brasil.
El cambio de mando de las Fuerzas Armadas de Brasil anunciado este martes fue un intento de los generales de desvincularse de las instituciones del gobierno de Jair Bolsonaro, pero no cambiará el apoyo y participación de los militares en la administración del presidente.
Esta es la evaluación de analistas políticos y especialistas en las Fuerzas Armadas consultados por BBC News Brasil
Los cambios se producen un día después de la renuncia del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, reemplazado por el general Walter Braga Netto, que hasta entonces se encontraba al frente de la Casa Civil, considerado el ministro más importante del poder ejecutivo.
Este martes, se anunció que los comandantes Edson Pujol (Ejército), Ilques Barbosa Junior (Armada) y Antonio Carlos Bermúdez (Aeronáutica) dejaron la dirección de las instituciones. La prensa informó que los tres generales se reunieron tras la renuncia de Azevedo y decidieron dimitir en apoyo de su colega. Los generales estarían descontentos con los supuestos intentos de Bolsonaro de interferir políticamente en las fuerzas exigiendo un mayor apoyo de la cúpula militar al gobierno y sus frecuentes amenazas de ruptura con la democracia.
Por su parte, Azevedo afirmó que, mientras estuvo en el ministerio, conservó «las Fuerzas como instituciones del Estado». El discurso fue visto como una crítica a los intentos de Bolsonaro de «politizar» los cuarteles.
«Gobierno extremadamente militarizado»
Esta es la primera vez que tres comandantes de las Fuerzas Armadas abandonan sus cargos al mismo tiempo por desacuerdo con el presidente de Brasil.
Para Juliano Cortinhas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UnB), la dimisión de los comandantes no debe interpretarse como un «desembarco» de las Fuerzas Armadas del gobierno de Bolsonaro.
«No es porque los tres generales y el ministro Azevedo renunciaron que los 6.000 militares, en activo y en reserva, dejarán sus puestos de gobierno, sus departamentos funcionales y los sueldos que reciben», añade. «Hubo un desacuerdo en un punto, pero el gobierno seguirá extremadamente militarizado y con el apoyo de las Fuerzas Armadas que tiene desde el inicio», dice Cortinhas.
Se estima que alrededor de 6.000 militares ocupan cargos en diferentes áreas del gobierno de Bolsonaro, como dirección de ministerios y en el liderazgo de empresas estatales. Uno de los ejemplos más conocidos es el de Eduardo Pazuello, general en actividad del Ejército, quien durante diez meses estuvo al frente del Ministerio de Salud durante la pandemia del covid-19. Su manejo, considerado desastroso, estimuló el uso de medicamentos sin eficacia científicamente probada y está siendo investigado por omisión durante la escasez de oxígeno hospitalario en Manaos, en enero de este año. Pazuello asumió el cargo bajo elogios por su supuesta competencia en logística, pero cuando dejó la cartera, Brasil ya había registrado más de 270.000 muertes por covid-19 y la vacunación contra la enfermedad avanzaba a un ritmo lento.
Ahora, con el cambio de mando de las tres fuerzas militares, se teme que los nuevos comandantes puedan embarcarse en la retórica de ruptura con la democracia que ha utilizado Bolsonaro en los últimos años. Recientemente, el ahora excomandante Edson Pujol dijo que el ejército no tiene partido político y no participaría en movimientos autoritarios de disrupción. Este martes, el vicepresidente Hamilton Mourão, general en la reserva, le dijo al portal de noticias G1 que no hay posibilidad de que las Fuerzas Armadas participen en un golpe.
«El cambio en las Fuerzas Armadas demuestra un distanciamiento de estos generales del gobierno, pero no es una crisis«, analiza Cortinhas. «El apoyo y participación de los militares continúa, ellos eligieron ser parte de este juego, optaron por participar en el gobierno y le dieron respaldo a Bolsonaro. Vivimos un momento muy preocupante en relación con la democracia», agrega.
Contradicción
Para Augusto Teixeira, politólogo de la Universidad Federal de Paraíba, las Fuerzas Armadas viven un momento de contradicción en relación al gobierno.»Al mismo tiempo que los generales dicen que las Fuerzas Armadas son órganos del Estado y no del gobierno de Bolsonaro, miles de militares ocupan cargos en ese mismo gobierno, incluso en importantes ministerios.
El vicepresidente de la República, Hamilton Mourão, es un general de reserva», analiza. «La salida de los generales generó un terremoto en las Fuerzas Armadas. Esta contradicción se ha esparcido, pero no creo que haya un desembarco gubernamental», dice Teixeira. «Hay un peligro evidente de politización del cuartel y esta es una trampa difícil de escapar. El gobierno de Bolsonaro algún día terminará, pero las Fuerzas Armadas seguirán», advierte el politólogo.
Por su parte, Lucas Pereira Rezende, catedrático de la Universidad Federal de Santa Catarina, coincide en que los militares no deberían dejar el gobierno y también atribuye el convulso momento a la decisión de las Fuerzas Armadas de apoyar y participar en el gobierno de Bolsonaro. «Este tipo de crisis ocurre cuando los militares deciden entrar en política.
Hoy, muchos militares ganan mucho dinero en puestos políticos. No van a dejar el gobierno», opina. Para él, tanto los tres comandantes como el exministro Fernando Azevedo e Silva deben ser transparentes al explicar por qué dejaron el cargo. «Si queda algo de honor en el uniforme, los cuatro deben decirle a la sociedad las razones por las cuales los llevaron a dejar sus puestos. ¿Qué fue tan serio sobre lo que Bolsonaro les pidió para que decidieran irse? La sociedad necesita saber qué pasó», concluye.
31 de marzo, 2021.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-56585550
Bolsonaro removió a la cúpula militar en vísperas del aniversario del Golpe.
Por Dario Pignotti /Página12.
La oposición brasileña denuncia los intentos del mandatario ultraderechista de generar caos.
El flamante ministro de Defensa Braga Netto, considerado un bolsonarista intenso, afirmó que los brasileños deben «celebrar el movimiento del 31 de marzo de 1964».
Vigilia democrática. Jair Bolsonaro atizó la crisis político-militar ordenando la remoción de los jefes de las Fuerzas Armadas en vísperas del 31 de marzo, cuando se cumplen 57 años del golpe de Estado que derrocó al presidente Joao Goulart.
Según trascendió, fue «tensa» la reunión celebrada hoy a la mañana cuando el flamante ministro de Defensa, general retirado Walter Souza Braga Netto, le pidió las renuncias a los jefes del Ejército, Edson Pujol, la Marina Ilques Barbosa Júnior y al titular de la Fuerza Aérea, Antonio Carlos Bermudez.
Hay varias versiones sobre lo ocurrido durante ese encuentro a puertas cerradas, ninguna totalmente confiable, pero la mayoría de los relatos coinciden en que los altos oficiales relevados rechazan la «bolsonarización» de las corporaciones, por lo que esta supone para la disciplina interna, entre otras consecuencias.
Se sabe que dentro de la «tenientada», esto es los mandos inferiores del Ejército y la tropa, hay un fuerte apoyo e incluso militancia a favor del «mito» Bolsonaro.
Horas después de dar de baja a la cúpula castrense, el ministro Braga Netto, considerado un bolsonarista intenso, afirmó que los brasileños deben «celebrar el movimiento del 31 de marzo de 1964».
Brasil enfrenta la peor crisis militar en décadas, con la salida simultánea de los comandantes de las FFAA y del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, éste destituído el lunes.
Semejante tensión no significa que la cúpula militar sea democrática. Los altos mandos del Ejército, coyunturalmetne distanciados del mandatario, también revindican el «movimiento» de 1964 al que nunca llaman dictadura. Defienden el actual régimen, sólo discrepan sobre cómo es administrado. Todos son parte del partido militar, verdadera fuerza hegemónica del nuevo orden en vigor.
Este generalato es el mismo que fue omiso ante el golpe de 2016 que derrocó a Dilma Rousseff (a la que detestan por su pasado en la lucha armada y por haber creado la Comisión de la Verdad) y en 2018 tuvo una participación central en las maniobras para mantener preso a Luiz Inácio Lula da Silva e impedir su candidatura presidencial.
La oposición intenta frenar la embestida mientras prepara discursos de repudio al golpe que serán pronunciados en el Congreso.
El ocupante del Palacio del Planalto intenta «llevar el país al caos, y a partir de éste intentar un golpe de Estado (..) está jugando a cuanto peor, mejor», afirmó el diputado Paulo Teixeira, del Partido de los Trabajadores (PT).
Talíria Petrone, líder del Partido Socialismo y Libertad en la Cámara de Diputados, sostuvo, «no nos podemos perder en caos que Bolsonaro quiere crear para pavimentar el camino contra la Constitución en dirección al fascismo».
Incendiario
Para comprender la magnitud de los hechos sin caer en las simulaciones de Bolsonaro, es recomendable tener presente que desde su llegada al gobierno, en 2019, ya han sido varias las proclamas golpistas que pusieron al país en alerta. Pero ninguna se materializó.
Habitualmente estos movimientos bruscos ocurren cuando el gobierno está cercado por problemas y necesita recuperar la iniciativa, tal como ocurre ahora con la crisis sanitaria por el coronavirus, que hoy llegó al récord de 3.780 muertos en 24 horas, aliada a la reaparición de Lula, que de acuerdo a los sondeos podría vencer los comicios de octubre del año próximo.
El lunes Bolsonaro conmocionó al país anunciando cada dos horas la salida de un nuevo ministro, hasta completar seis. Técnica empleada por quienes conocen cómo aplicar la estrategia del caos.
Los dos ministerios más noticiosos fueron Defensa, con la llegada del general Braga Netto, y Cancillería, donde debió dimitir Ernesto Araújo, devoto de Donald Trump y objetor del marxismo cultural, cuyo lugar será ocupado por el diplomático Carlos Alberto Franco Franca.
No tuvo tanta repercusión el nombramiento como ministro de Justicia, el comisario Anderson Torres, cuya designación fue muy bien recibida por la Bancada de la Bala, el poderoso bloque parlamentario formado por miembros de las fuerzas de seguridad.
Es allí donde está una de las fuentes de poder de la actual administración. El bolsonarismo está tanto o más arraigado en las policías provinciales que en la tropa del Ejército. Y ese vínculo policial es parte de un mecanismo que se prolonga en las «milicias» parapoliciales, que son francamente bolsonaristas en algunas provincias.
Ese dispositivo formado por policías y «milicias» cuenta con poder de fuego y presencia territorial en casi todo el país, y ha demostrado ser capaz de amenazar a los gobiernos estaduales que levantan la voz contra Brasilia.
El bolsonarismo acaba de presentar un proyecto por el cual, en situaciones de emergencia, el presidente puede asumir el comando de las policías de los 27 gobiernos estaduales. Un verdadero ejército.
Esta semana el clan Bolsonaro, formado por el padre y sus hijos, manifestó su apoyo a un motín policial incipiente en el estado de Bahía, cuyo gobernador, Rui Costa, pertenece al Partido de los Trabajadores.
31 de marzo, 2021.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/332832-bolsonaro-removio-a-la-cupula-militar-en-visperas-del-aniver
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