La correlación de fuerzas en la Convención Constitucional y la disputa por los «15 votos» del acuerdo o la discordia.
por Hernán Leighton/El Mostrador.
Con el bloque de Chile Vamos a 15 votos de distancia del tercio exigido para poder bloquear algún tipo de iniciativa en la Convención Constitucional o, por el contrario, con los 15 votos de distancia en que quedan, en caso de ir unidos, los bloques más representativos del espectro progresista o de izquierda para alcanzar los dos tercios exigidos para aprobar una normativa, la deliberación –o el arte de hacer política– se ha transformado en el centro de la discusión a menos de un mes de que se instale la inédita experiencia de escribir una nueva Constitución en el Palacio Pereira. Si bien el análisis descansa en lo prospectivo, diversos analistas coinciden en que el accionar de la Convención no se dará bajo los tradicionales ejes de derecha-izquierda, ya que existen temas que cruzan dicho eje y que adoptan otros matices, lo que obligará a entender la lógica del debate también bajo otro prisma. En cuanto a la dinámica, es posible prever –apuntan– «que los que vienen de la política van a tratar de parlamentarizar la discusión, y quienes vienen del mundo independiente, asambleizar la discusión. Son dos culturas distintas”, que se enfrentarán.
La plataforma digital Plataformacontexto.cl lo explicó en simple a través de sus redes sociales. Si el bloque electo de Chile Vamos –todos unidos– busca bloquear cualquier tipo de iniciativa, le faltarían 15 votos para alcanzar el tercio exigido, el mismo que en un principio se daba por descontado, desde el oficialismo, que se obtendría en la última elección, pero que no les fue posible conseguir. Por el contrario, si los bloques representantes de la Unidad Constituyente, sumados a los Independientes No Neutrales, más la Lista del Pueblo y Apruebo Dignidad buscan aprobar una iniciativa en conjunto, aun así, y al igual que la lista oficialista, también quedarían a 15 votos de distancia, en esta ocasión, para alcanzar los dos tercios impuestos en el quórum.
De esta manera, se cumple –en voz de varios especialistas– la necesidad de poner los incentivos en alcanzar acuerdos cruzados para la aprobación de cualquiera de las iniciativas o acuerdos en medio del debate que tiene como plazo máximo un año antes de entregar la propuesta de Nueva Constitución, la que deberá ser ratificada o rechazada a través de un plebiscito nacional que, a diferencia del 25 de octubre de 2020, sí considera el voto obligatorio.
Y es que, si bien el sector más progresista y de izquierda fue el triunfador de las megaelecciones del fin de semana del 15 y 16 de mayo, y, por sobre todo, con miras a la Convención Constitucional, ningún bloque ni lista, por su cuenta, alcanza para imponer sus términos sin contrapesos, mayores o menores, dependiendo de con quién se deba negociar el tema en particular.
En cifras desagregadas, los escaños que ocuparán las diferentes listas se traducen en: Chile Vamos, 37; Apruebo Dignidad, 28; Lista del Pueblo, 27; Unidad Constituyente, 25; Pueblos Originarios, 17 ; Independientes no Neutrales 11; y los demás independientes, 10 puestos.
Los dos tercios para la aprobación de las iniciativas consideran 103 votos a favor, mientras que el tercio que se necesita para vetar, alcanza los 52. Para recurrir a la reclamación, donde se exige un cuarto, el número se traduce en 39 apoyos.
Dado este escenario, el director de Tú Influyes, Axel Callís, señaló no tener dudas de que, independientemente de dónde salga, y no necesariamente van a ser siempre los mismos, “va a surgir un sector tercerista, y ese sector es el que va a tratar de articular a la derecha con el resto con las mayorías (…). Los alineamientos van a ser transversales, no van a ser estables, van a ir por tema”, advirtió. “Son propios de los sistemas colegiados de toma de decisiones”, precisó.
Si nos vamos directamente a los números, y siguiendo el ejercicio que realizó el cientista político Claudio Fuentes, a través de sus redes sociales, el tercio que se necesita para vetar se traduce en 52 votos y, considerando que Chile Vamos logró 37 escaños, en temas en que no encuentre aliados o a los grupos terceristas que pudieran aparecer, va a necesitar ir en busca de 15 sufragios en otros espacios, como –pudiera presumirse– podría encontrar en la lista de independientes, que suman 10 personeros, pero que no responden a un bloque ideológico o carecen de una clara tendencia, y también apostar a quienes sean más afines dentro de la lista de 17 representantes de los Pueblos Originarios.
En la vereda de enfrente, sin contar con los 10 independientes, ni con los representantes de los Pueblos Originarios, es decir, poniendo en el mismo saco a la Lista del Pueblo, Apruebo Dignidad (Comunes, Convergencia Social, RD, PC, FRVS), Unidad Constituyente (DC, PPD, PS, PR, PL, PRO) y los Independientes No Neutrales, sumarían 88 votos, lo que los deja también a 15 aliados de alcanzar los 103 que se necesitan para alcanzar los dos tercios, puesto que, sumados todos, alcanzan el guarismo de 88 escaños.
Desde otro punto de vista, el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, señaló que “en el proceso deliberativo predominará una lógica de horizontalidad. Todos son pares. Se diluye el bibloquismo derecha/izquierda, para dar lugar a una lógica interactiva de búsqueda de acuerdos. A eso agregó que “se instalará en el trabajo de los convencionales una dinámica de trabajo más próximo al parlamentarismo puro, lo que facilitará procesar diferencias y buscar acuerdos. Esta dinámica obligará a un ejercicio de geometría variable que se expresará en búsqueda de aliados, alianzas y pactos ad hoc”.
Siguiendo con el ejercicio de cuántos votos más se necesitan para lograr alcanzar algún tipo de objetivo, la reforma constitucional acordada aquel 15 de noviembre, bajo el nombre del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, estableció un mecanismo de reclamación ante eventuales incumplimientos en los procedimientos que quedará establecido en el reglamento. Este consiste en la necesidad de alcanzar un cuarto de las firmas del total de los 155 representantes, es decir, 39 votos, para hacerlo sustancia, y de aquella manera recurrir a la Corte Suprema, la que designará a cinco de sus miembros para resolver.
La inédita instancia deliberativa va a poner frente a frente a perfiles bastante disímiles a deliberar y buscar las formas de avanzar, siempre con la presión del tiempo, y que no permite, eventualmente, trabar el avance de las discusiones. Esto, considerando que el primer plazo oficial para la entrega de la propuesta de la nueva Carta Magna son nueve meses desde instalada la Convención, prorrogable a otros tres.
Para el analista Tomás Duval, no caben dudas de que cada uno de los 155 representantes va a llegar a poner sus temas y posiciones sobre la mesa, “no se podría imaginar de otra manera”, dando a entender que el mandato de sus votantes así lo exigiría. Pero, si bien en un principio podría parecer que cada uno correría por su propio carril, hay un factor fundamental que no se puede descontar, como lo es que “está claro que hay una voluntad de cambio de reformas desde el plebiscito”. A eso sumó que “en un comienzo va a ser múltiples expectativas, y después ver cómo se va a resolver y, desde eso, comenzar a construir”.
Respecto de la representatividad con que quedó confeccionada la Convención Constitucional y para entender la correlación de fuerzas, Chile Vamos se hizo del 23, 9 por ciento; Apruebo Dignidad, con el 18; Lista del Pueblo, con el 17,4; Unidad Constituyente, 16,1; Pueblos Originarios, a través de los escaños reservados, obtienen un 10,9; Independientes no Neutrales, el 7,1; y los demás independientes, 6,5 por ciento.
Los temas más mencionados en los diferentes programas
Tal como explicaron algunos de los analistas previamente, y a diferencia del Parlamento, el accionar de la Convención no necesariamente se podría interpretar respecto de los tradicionales ejes derecha-izquierda, ya que existen temas que cruzan dicho eje y concepción y que adoptan otros matices, lo que obligará a entender la lógica del debate también bajo otro prisma.
En Plataformacontexto.cl se realizó también un barrido de los 155 programas que los candidatos se vieron en la obligación de ingresar al Servel, como una medida de transparencia ante el electorado. En este estudio detectaron los temas más mencionados y que entregan un primer diagnóstico de los intereses que deberían cruzar la elaboración de la nueva Constitución.
Aunque se escribe sobre «una hoja en blanco», como la mayoría coincide en señalar, hay dos temas que vienen amarrados en la ley de reforma constitucional, como lo son el respeto a los tratados internacionales y la mantención del sistema de República.
De esta manera, y en orden de mayor a menor, en tanto cantidad de apariciones, se encontró como primer interés el Estado Plurinacional, seguido por Derechos Sociales, Equidad de Género, Derechos de la Niñez y Derecho a Vivienda Digna.
Más atrás aparecieron Derechos a la Educación, Derechos de Agua, Derechos Sexuales y Reproductivos, Mantener o modificar el TC, Presidencialismo Modificado, Eliminación del TC, Congreso Unicameral, Semipresidencialismo, Estado Multicultural, Libertad de Enseñanza.
El consenso entre los diferentes entrevistados fue que, probablemente, donde más cueste avanzar será en los temas que no consideran un largo debate nacional, donde los pisos o definiciones de un lado y otro estarían más o menos claros. En tanto temas que puedan surgir, y que no estén en el radar de varios, necesitarían de mayor tiempo de reflexión o introducción para lograr un posicionamiento, primero, y un debate de fondo después.
Puesto el punto, la cientista política Claudia Heiss advirtió que “este debate es complejo, no es solamente frases para el bronce o eslóganes publicitarios, sino que también de los matices de las discusiones (…). Lo que es muy nocivo es el simplismo, de que todo Chile quiere lo mismo”, subrayó.
El Reglamento y el paso a paso
Una de las primeras definiciones que deberá adoptar la Convención una vez constituida, es la de generar un equipo de trabajo que se atenga específicamente a redactar el Reglamento, un escenario que varios pronostican de difícil resolución, pero que, al igual que las demás definiciones, deberá ser aprobado por dos tercios.
Y propuestas hay varias, que van desde un número acotado de comisiones, a varias de estas que cubran todos los espacios de discusión. También, tendrán que resolver cual será el nivel de apertura para la participación ciudadana, y el nivel de incidencia de la misma, quórum de mayoría simple y 2/3 en el plenario, tal cual se hace en el Congreso, u otro método.
Para Callís, “esto que hayan dos tercios que vengan del mundo independiente y que no vengan con las fallas políticas, es muy relevante a la hora de tener el Reglamento”. Así, explicó que “los que vienen de la política van a tratar de parlamentarizar la discusión, y quienes vienen del mundo independiente, asambleizar la discusión. Son dos culturas distintas”.
Si bien todos los consultados coincidieron en lo complejo que se puede tornar este debate, es también una de las máximas preocupaciones, por cuanto, mientras más se demore en establecerse las reglas del juego, menos tiempo habrá para deliberar y avanzar en el fin último, que es la entrega de una Carta Fundamental que reemplace la escrita en 1980, en plena dictadura cívico-militar.
¿Los pasos que se vienen? Ahora el Tricel cuenta con 30 días para calificar las elecciones, es decir, hacerse cargo de todas las reclamaciones nacidas una vez conocidos los resultados. Ya concretado ese trámite, se cuenta con un plazo de tres días para informar al Presidente, el mismo plazo que tendrá el Mandatario para emitir el decreto donde deberá convocar a la Convención.
Una vez instalada esta, deberá de inmediato autoconvocar una sesión para elegir quiénes ocuparán la presidencia y vicepresidencia. Ambos cargos necesitan de la mayoría absoluta de los votos, es decir, 50 más uno.
A eso se suma la definición de la secretaría técnica, uno de los temas que ha generado cierta polémica, pues están quienes creen que el perfil debe ser el de un experto técnico, exógeno a los constituyentes electos, que no se involucre políticamente, y otros, que debe salir de entre los 155 convencionales constituyentes.
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