Cada vez que hay protestas callejeras en Cuba parece que se inicia un escenario apocalíptico de una gran revuelta masiva para derrocar al gobierno comunista y “abrir compuertas de la libertad”. Dado que Cuba despierta pasiones tan encontradas es indispensable analizar los múltiples factores que componen la situación que se vive en la isla.
Está claro que mucha gente salió a protestar porque hay descontento; agravado por la pandemia. No hay porqué extrañarse que protesten, al fin y al cabo en Cuba no viven marcianos. En casi todo el mundo hubo críticas y protestas -en algunos casos masivas- contra gobiernos de izquierda o de derecha por el mal manejo de la pandemia. En varios países hubo escándalos de corrupción con las vacunas, idas y vueltas con cierres y aperturas, cadáveres apilados en las calles, falta de mascarillas y de insumos en los hospitales, grupos “antivacunas” o demoras en la compra y distribución.
Como si esto fuera poco, numerosos ministros y ministras de salud se vieron obligados a renunciar. Ni siquiera los países que supuestamente estaban mejor preparados para enfrentar una pandemia (Estados Unidos y el Reino Unido) le escaparon a la muerte de decenas de miles de personas. Comparativamente, el manejo del gobierno de Cuba de la pandemia fue mucho mejor que la mayoría de los países. Para muestra en América Latina basta un botón: en la ciudad de Río de Janeiro viven cerca de 7 millones de personas y murieron 55 mil. En Cuba viven 11 millones y murieron 1.500.
Los datos son contundentes. Claro que quienes han perdido familiares por la pandemia en la isla no tienen consuelo con los números comparativos. Nadie, en ningún país, quiere muertes por el virus y aunque a más de un año de comenzada la pandemia se ha tomado conciencia de que el problema es global, las protestas se dirigen contra quien gobierna. También en Cuba.
De poco sirve saber que en otros países de la región están peor cuando siempre se ha sentido orgullo del sistema sanitario propio. La pandemia no perdona. Por otra parte, al aumento de casos de contagio y muertes en las últimas semanas se le agregan problemas sociales de larga data. Hay dificultades con el suministro eléctrico y por los cortes de luz, deficiencias en infraestructura y vivienda, complicaciones con la producción y distribución de alimentos, quejas por la caída del turismo como gran fuente de dólares y la falta de insumos en la parte médica, incluso para la producción de vacunas. Pero Cuba no es cualquier país.
Hace casi treinta años que la Asamblea General de Naciones Unidas vota anualmente por amplia mayoría la resolución de “poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EEUU contra Cuba”, ratificada este año, con la oposición de Estados Unidos y el Estado de Israel. Aunque haya quienes se desvivan por demostrar que Cuba no está bloqueada porque tiene vínculos con numerosos países, es de necios negar el bloqueo.
¿O acaso alguien piensa que los 184 gobiernos que votaron contra el bloqueo este año en Naciones Unidas tienen afinidad con el socialismo cubano? Hay que reiterarlo: Cuba no es cualquier país. Por eso, como en ocasiones anteriores, apenas hay una protesta se pone en movimiento un gigantesco aparato mediático -ahora con numerosas cuentas falsas en las redes como demuestra el estudioso Julián Macías Tovar- que anuncia “la caída del régimen castrista”.
A esto hay que sumarle que nuevamente se alzan voces de funcionarios importantes en Estados Unidos -como el alcalde de Miami- que piden una intervención militar. No es la primera vez que se anuncia el fin de la revolución. En 1993 el periodista Andrés Oppenheimer escribió el libro «La hora final de Castro – La historia secreta detrás de la inminente caída del comunismo en Cuba».
Se equivocó. Su gran error, como el de muchos, fue y es, que no comprenden que en 1959 hubo una verdadera revolución popular y que ésta todavía tiene el apoyo de gran parte de la población. Desde ya que muchos cubanos y cubanas se oponen al socialismo, no están de acuerdo con la revolución y prefieren vivir en una sociedad capitalista, o en la opulencia que en su imaginario creen que existe en el capitalismo para las grandes mayorías.
También hay numerosos grupos de jóvenes nacidos después de 1959 que se organizan con reclamos propios de esta época, son muy críticos y quieren cambios dentro de la revolución; y en muchas ocasiones no se sienten escuchados por quienes lideran el país.
El gran desafío del gobierno en este escenario tan complejo y con tantas aristas es poder escuchar las múltiples voces que se alzan en la isla, incluidas las opositoras, y encontrar respuestas concretas. Por lo general, los gobiernos frente a las protestas suelen cerrarse y descalificar los reclamos que surgen de las mismas. El presidente Miguel Diaz Canel dijo que muchos estaban justificados. La pelota está en su campo.
(*) Sociólogo, docente universitario y analista internacional argentino, director del portal nodal.am, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Extranjero (CLAE).
Fuente: https://estrategia.la/2021/07/16/en-cuba-tambien-protestan/
Cuba resiste.
Pocos ignoran mi solidaridad con la Revolución cubana. Durante 40 años he visitado con frecuencia la isla por compromisos de trabajo e invitaciones a eventos. Durante un largo período, medié en la reanudación del diálogo entre los obispos católicos y el gobierno cubano, como se describe en mis libros ‘Fidel y la religión’ y ‘Paraíso perdido – Viajes al mundo socialista’.
Actualmente, bajo contrato con la FAO, asesoro al gobierno cubano en la implementación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional.
Conozco en detalle la vida cotidiana cubana, incluyendo las dificultades que enfrenta la población, los desafíos a la Revolución, las críticas de los intelectuales y artistas del país. Visité cárceles, hablé con opositores a la Revolución, conviví con sacerdotes y laicos cubanos opuestos al socialismo.
Cuando me dicen a mí, un brasileño, que en Cuba no hay democracia, desciendo de la abstracción de las palabras a la realidad.
¿Cuántas fotos o noticias se han visto o se ven de cubanos en la miseria, mendigos desparramados en las aceras, niños abandonados en las calles, familias bajo los viaductos? ¿Algo parecido a la cracolândia, a las milicias, a las largas colas de enfermos que esperan años para ser atendidos en un hospital?
Advierto a los amigos: si eres rico en Brasil y te vas a vivir a Cuba, conocerás el infierno. No podrás cambiar de coche cada año, comprar ropa de diseño, viajar con frecuencia de vacaciones al extranjero.
Y, sobre todo, no podrás explotar el trabajo de los demás, mantener a tus empleados en la ignorancia, estar ‘orgulloso’ de María, tu cocinera desde hace 20 años, y a la que niegas el acceso a su propia casa, a la escolarización y al plan de salud.
Si eres de clase media, prepárate para conocer el purgatorio. Aunque Cuba ya no es una sociedad estatal, la burocracia persiste, hay que tener paciencia en las colas de los mercados, muchos productos disponibles este mes pueden no encontrarse el próximo debido a la inconstancia de las importaciones.
Sin embargo, si eres asalariado, pobre, sin hogar o sin tierra [como la mayoría de la gente en América latina], prepárate para conocer el paraíso. La Revolución garantizará tus tres derechos humanos fundamentales: la alimentación, la salud y la educación, así como la vivienda y el trabajo.
Puede que tengas un gran apetito por no comer lo que te gusta, pero nunca pasarás hambre. Tu familia dispondrá de escolarización y asistencia sanitaria, incluidas las cirugías complejas, totalmente gratuitas, como deber del Estado y derecho del ciudadano.
No hay nada más prostituido que el lenguaje. La célebre democracia nacida en Grecia tiene sus méritos, pero es bueno recordar que, en aquella época, Atenas tenía 20 mil habitantes que vivían del trabajo de 400 mil esclavos… ¿Qué respondería uno de esos miles de servidores si se le preguntara por las virtudes de la democracia?
No deseo para el futuro de Cuba el presente de Brasil, Colombia, Honduras o incluso Puerto Rico, una colonia estadounidense a la que se le negó la independencia. Tampoco quiero que Cuba invada EEUU y ocupe una zona costera de California, como es el caso de Guantánamo, que se ha transformado en un centro de tortura y una prisión ilegal para presuntos terroristas.
La democracia, en mi concepto, significa el ‘Padre Nuestro’ – la autoridad legitimada por la voluntad popular – y el ‘Pan Nuestro’ – el reparto de los frutos de la naturaleza y del trabajo humano -. La rotación electoral no hace, ni asegura una democracia. Brasil e India, considerados democracias, son ejemplos flagrantes de miseria, pobreza, exclusión, opresión y sufrimiento.
Solo quienes conocen la realidad de Cuba antes de 1959 saben por qué Fidel contó con tanto apoyo popular para llevar la Revolución a la victoria.
El país era conocido por el apodo de ‘burdel del Caribe’. La mafia dominaba los bancos y el turismo (hay varias películas sobre esto). El principal barrio de La Habana, todavía llamado Vedado, tiene este nombre porque no se permitía a los negros circular por allí…
Bandera cubana en portal de vivienda del municipio de diez de octubre, en La Habana
EEUU nunca se conformó con haber perdido la Cuba sometida a sus ambiciones. Por ello, poco después de la victoria de los guerrilleros de la Sierra Maestra, éstos intentaron invadir la isla con tropas mercenarias. Fueron derrotados en abril de 1961. Al año siguiente, el presidente Kennedy decretó el bloqueo de Cuba, que continúa hasta hoy.
Cuba es una isla con pocos recursos. Se ve obligado a importar más del 60 por ciento de los productos esenciales del país. Con el endurecimiento del bloqueo promovido por Trump (243 nuevas medidas y, de momento, no retiradas por Biden), y la pandemia, que ha puesto a cero una de las principales fuentes de recursos del país, el turismo, la situación interna ha empeorado.
Los cubanos tuvieron que apretarse el cinturón. Entonces, los descontentos con la Revolución, que gravitan en la órbita del ‘sueño americano’, promovieron las protestas del domingo 11 de julio -con la ayuda ‘solidaria’ de la CIA, cuyo jefe acaba de hacer una gira por el continente, preocupado por los resultados de las elecciones en Perú y Chile.
Quien mejor explica la situación actual de Cuba es su presidente, Díaz-Canel: ‘Ha comenzado la persecución financiera, económica, comercial y energética. Ellos (la Casa Blanca) quieren que se provoque un estallido social interno en Cuba para pedir ‘misiones humanitarias’ que se traduzcan en invasiones e injerencias militares.’
‘Hemos sido honestos, hemos sido transparentes, hemos sido claros, y en todo momento hemos explicado a nuestra gente las complejidades de la actualidad.
Recuerdo que hace más de año y medio, cuando comenzó el segundo semestre de 2019, tuvimos que explicar que estábamos en una situación difícil. EEUU comenzó a intensificar una serie de medidas restrictivas, endurecimiento del bloqueo, persecuciones financieras contra el sector energético, con el objetivo de ahogar nuestra economía.
Esto provocaría el deseado estallido social masivo, para poder pedir una intervención ‘humanitaria’, que acabaría en intervenciones militares.’
‘Esta situación continuó, luego vinieron las 243 medidas (de Trump, para endurecer el bloqueo) que todos conocemos, y finalmente se decidió incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Todas estas restricciones llevaron al país a cortar inmediatamente varias fuentes de ingreso de divisas, como el turismo, los viajes de cubano-americanos a nuestro país y las remesas. Se formó un plan de desprestigio de las brigadas médicas cubanas y de las colaboraciones solidarias de Cuba, que recibió una parte importante de divisas por esta colaboración’.
‘Toda esta situación ha generado una situación de desabastecimiento en el país, principalmente de alimentos, medicinas, materias primas e insumos para poder desarrollar nuestros procesos económicos y productivos que, al mismo tiempo, contribuyen a las exportaciones. Se eliminan dos elementos importantes: la capacidad de exportar y la capacidad de invertir recursos’.
‘También tenemos limitaciones en el combustible y los repuestos, y todo esto ha provocado un nivel de insatisfacción, sumado a problemas acumulados que hemos podido resolver y que venían del Período Especial (1990-1995, cuando la Unión Soviética se derrumbó, con grave reflejo en la economía cubana).
Junto a una feroz campaña mediática de desprestigio, como parte de la guerra no convencional, que intenta fracturar la unidad entre el partido, el Estado y el pueblo; y pretende calificar al gobierno como insuficiente e incapaz de proporcionar bienestar al pueblo cubano.’
‘El ejemplo de la Revolución cubana ha molestado mucho a EEUU durante 60 años. Aplicaron un bloqueo injusto, criminal y cruel, ahora intensificado en la pandemia. Bloqueo y acciones restrictivas que nunca han llevado a cabo contra ningún otro país, ni siquiera contra los que consideran sus principales enemigos.
Por lo tanto, ha sido una política perversa contra una pequeña isla que sólo aspira a defender su independencia, su soberanía y a construir su sociedad con autodeterminación, según los principios que más del 86 por ciento de la población ha apoyado’.
‘En medio de estas condiciones, surge la pandemia, una pandemia que ha afectado no solo a Cuba, sino a todo el mundo, incluido EEUU. Afectó a los países ricos, y hay que decir que ante esta pandemia ni los EEUU ni estos países ricos tenían toda la capacidad para afrontar sus efectos.
Los pobres fueron perjudicados, porque no hay políticas públicas dirigidas al pueblo, y hay indicadores en relación al enfrentamiento de la pandemia con resultados peores que los de Cuba en muchos casos.
Las tasas de infección y mortalidad por millón de habitantes son notablemente más altas en Estados Uuidos que en Cuba (EEUU ha registrado mil 724 muertes por millón, mientras que Cuba está en 47 muertes por millón). Mientras EEUU se atrinchera en el nacionalismo vacunal, la Brigada Henry Reeve de médicos cubanos continúa su labor entre los más pobres del mundo (por la que, por supuesto, merece el Premio Nobel de la Paz)’.
Sin la posibilidad de invadir Cuba con éxito, EEUU persiste en un rígido bloqueo. Tras la caída de la URSS, que proporcionó a la isla formas de sortear el bloqueo, EEUU intentó aumentar su control sobre el país caribeño.
A partir de 1992, la Asamblea General de la ONU votó por abrumadora mayoría el fin de este bloqueo. El gobierno cubano informó que entre abril de 2019 y marzo de 2020 Cuba perdió cinco mil millones de dólares en comercio potencial debido al bloqueo; en las últimas casi seis décadas, perdió el equivalente a 144 mil millones de dólares.
Ahora, el gobierno de EEUU ha profundizado las sanciones contra las compañías navieras que llevan petróleo a la isla’.
Es esta fragilidad la que abre un flanco a las manifestaciones de descontento, sin que el gobierno haya puesto tanques y tropas en las calles. La resistencia del pueblo cubano, alimentada por ejemplos como Martí, el Che Guevara y Fidel, ha demostrado ser invencible. Y debemos, todos los que luchamos por un mundo más justo, solidarizarnos con ellos.
Cubadebate
Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/cuba-resiste
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