El «tranvía» de la destrucción sigue su camino.
El presidente del país sigue gobernando según la lógica del facistoide, imitando a su ídolo, Donald Trump. Parece no haberse dado cuenta de lo que aconteció allá, en la matriz que tanto ama. La táctica del factoide no dio los resultados esperados. Trump fue derrotado estrepitosamente.
Por aquí, los profesionales del marketing que trabajan para el presidente continúan promoviendo la misma cantinela, que, visto lo visto, solo sirve para animar a su público cautivo. Eso fue lo que se vio.
Los llamados a “liderar” la anunciada invasión del STF (Supremo Tribunal Federal) y a cortar la cabeza del magistrado Alexandre Moraes fueron detenidos, por lo que responderán ante la justicia y probablemente serán abandonadas para que se salvan como puedan. Miles fueron a Brasilia armados de la esperanza de que los comunistas finalmente serían eliminados –física y políticamente-. Los audios y vídeos que circulaban por la red bolsonarista, llamando a aprovisionarse de comida, medicinas, agua y a cerrar las ventanas porque la cosa sería estruendosa, eran impresionantes. No fue tal cosa. Lo que se vio fue una pifiada, que apenas sirvió para animar a la hinchada para otro “mañana”. El golpe sería aplazado y todo quedó en un susto al magistrado, quien no volverá a ser obedecido “bajo ninguna circunstancia”.
Los seguidores más obstinados volvieron para casa aún bajo el efecto de la catarsis, listos para la nueva embestida que vendrá cuando el presidente los convoque de nuevo. Otros volvieron desilusionados. Esperaban el apocalipsis, aunque en el momento en que la policía actuó, muy gentilmente, de hecho, grabaron vídeos desesperados en medio de la confusión, gritando que era un absurdo que la policía les impidiese llegar al STF. Extraña gente ésta, que pide dictadura sin llegar a entender lo que eso puede significar.
Brasil esperó el desarrollo de los acontecimientos. Unos con miedo, otros comiendo palomitas frente a la televisión y una gran parte en lucha, en los actos de protesta contra la carestía de la vida y la falta de un gobierno para enfrentar los grandes dramas nacionales como el hambre y las crisis hídrica y energética. Las redes de televisión dieron visibilidad a las manifestaciones de los dos lados y fue posible evaluar con bastante información los dos frentes de batalla. Los actos pro-gobierno fueron grandes en São Paulo y Brasilia, pero también dejaron claro quién son sus aliados, en su mayoría una clase media alta que no es capaz de ver los efectos que las políticas del gobierno provocan sobre esa misma clase media alta. Por otro lado, en las columnas de las protestas, estaban los trabajadores organizados, la juventud, los estudiantes, los sin-tierra, los sin-techo, en fin, aquellos que siempre estuvieron en la lucha. La lucha de clases bien definida en las calles.
El jefe de gobierno, que tiene más de 100 pedidos de impeachment en el Congreso, hizo lo que sabe hacer. Estiró la cuerda un poco más. Hasta ahora ha nadado sin problemas, sin que nada o nadie le pusiese trabas. Las llamadas instituciones democráticas hacían oídos sordos a sus ataques a la Constitución y permitían que la rueda de la economía siguiese girando en favor de la clase dominante. Los trabajadores siguen estando atacados, las privatizaciones siguen, el agronegocio manda y todo parece bien. La judicatura pesca pececillos mientras el líder del banco de peces sigue tranquilo. Nada le toca. La fascisitización del gobierno es chic en las altas esferas.
El 7 de septiembre fue una fantasmada. Mostró que el gobierno perdió apoyo y solo mantiene su reducto inicial formado por ultraconservadores y reaccionarios de pura cepa, así como otros que ingenuamente creen en las mentiras difundidas hasta la extenuación sobre el comunismo y blablablá. Pero, aun así son un grupo que hace mucho barullo y en sistemático estado de agitación. Las fuerzas de izquierda, las institucionalizadas, actuaron con timidez. Como siempre, son los trabajadores los que se mueven más allá de los líderes. Ellos saben que muy poco tienen que perder yendo a la lucha en las calles. Por eso van.
La aprobación del presidente cae en picado. Pero, todavía tiene cartas en la manga, no nos engañemos. Mientras la burguesía nacional no se desvincule de él, continuará estirando la cuerda para garantizarse un nuevo mandato. El bando de los del piso de arriba aún está ganando muchos cuartos y ve como muchas de sus propuestas antitrabajadores siguen su trámite en el Congreso Nacional. Para ellos, todo va como la seda.
La batalla real tendrá que darse en las calles. Y los trabajadores organizados deben dar la talla.
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De hace unos días:
Actos en Brasil movilizan 200 ciudades contra el hambre y por la democracia.
por Brasil de Fato | São Paulo (Brasil)/
Donación de alimentos y repudio a amenazas golpistas marcaron los actos, que reunieron a 300 mil personas.
El útimo 7 de septiembre, los actos contra el gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro (sin partido) se sumaron al tradicional Grito de los Excluidos y las Excluidas, que desde hace 27 años hace un contrapunto popular a las celebraciones oficiales del Día de la Independencia. En esta edición, el lema fue «La vida en primer lugar».
Más de 300 mil personas protestaron en unos 200 municipios a nivel nacional e internacional, según estimaciones de la Campaña Nacional «Fuera Bolsonaro», una asociación de más de 80 entidades que ha convocado manifestaciones desde mayo de este año.
«Hoy las calles han quedado marcadas entre los que defienden la democracia y la comida en el plato y los que defienden la dictadura y fuzil. Nuestro grito seguirá en defensa del pueblo», dijo Josué Rocha, de la coordinación de la campaña.
En decenas de ciudades, las protestas fueron acompañadas de acciones de solidaridad, con la recolección y donación de toneladas de alimentos a la población más afectada por el hambre.
Además de exigir soluciones inmediatas a uno de los peores momentos de la crisis económica y social, los manifestantes repudiaron las amenazas golpistas de Bolsonaro, quien viene impulsando una intervención militar contra el Poder Judicial y Legislativo.
«Sin duda, tuvimos el mayor Grito de los Excluidos en estos 27 años de existencia, pero lo más importante fue realizar este acto frente a cada discurso fascista y cada narrativa de miedo construida por los golpistas», afirmó Rocha.
São Paulo
En la capital paulista, el acto promovió la recolección de 15 toneladas de alimentos no perecederos, destinados a familias necesitadas en la capital paulista.
El coordinador del Frente Pueblo Sin Miedo y del Movimiento de Trabajadores sin Techo (MTST), Guilherme Boulos (PSOL), discursó para unas 50 mil personas en el Valle de Anhangabaú, en el centro de São Paulo.
«Somos herederos de una generación que dio la vida por la democracia, de una generación que fue torturada, perseguida, censurada y asesinada. No les entregaremos nuestra libertad», anunció.
Rio de Janeiro
En Rio de Janeiro (RJ), el acto reunió a más de 30 mil personas en el centro de la ciudad, según estimaciones de las Frentes Brasil Popular y Pueblo Sin Miedo. Según la evaluación de los organizadores, este es el mayor número de participantes en la historia del Grito de los Excluidos y las Excluidas en Rio.
«Los jóvenes están componiendo el 27º Grito de los Excluidos porque el pueblo brasileño ya no soporta este gobierno genocida que mata con balazos, con el hambre y con el virus», dijo Maíra Marinho, de la coordinación nacional del Movimiento Popular de la Juventud en Rio.
El Movimiento de Pequeños Agricultores distribuyó alimentos agroecológicos a 28 familias como parte de la Movida Contra el Hambre, en Vila Projetada, en Niterói.
La entrega de las canastas contó con una ronda de conversación con el tema «¿Qué necesita Brasil para ser independiente?». En el evento, los participantes recibieron el tabloide especial de Brasil de Fato con el tema “Hambre, desempleo, corrupción y más de 570 mil muertos”.
Región de Curitiba
Con el lema “En la lucha por la participación popular, salud, comida, vivienda, trabajo e ingresos, ¡ya!”, el Grito de los Excluidos en Paraná se llevó a cabo este año en la comunidad Nova Esperança, en el municipio de Campo Magro, región metropolitana de Curitiba.
El lugar elegido fue simbólico. Cerca de 1.200 familias viven en la ocupación desde mayo de 2020, en un área pública del estado de Paraná, que lleva más de 12 años abandonada.
«La lucha por la vivienda es sintomática en un país tan desigual en la división de tierras y que necesita de Reforma Agraria y Reforma Urbana», destacó el concejal Renato Freitas (PT), quien representa a los movimientos de la periferia de Curitiba.
Brasilia
En la capital federal, la protesta reunió a miles de personas en la Torre de TV, en la zona central. Según los organizadores, asistieron unas 5 mil personas. La Policía Militar del distrito no divulgó una estimación de público.
El acto estuvo marcado por la diversidad de representaciones sociales y de trabajadores, servidores públicos, agricultores familiares, indígenas, población LBGTQIA +, movimiento de mujeres, movimiento negro y estudiantes.
Belo Horizonte
En la capital de Minas Gerais, el acto para poner un fin al gobierno de Bolsonaro comenzó alrededor de las 9h en la Plaza Afonso Arinos, en el centro de la ciudad. Pidiendo «vacuna, pan, trabajo y educación», la protesta avanzó en dirección a la Plaza de la Estación, donde terminó.
Florianópolis
En Florianópolis (SC), la lluvia no impidió que los manifestantes dejaran sus casas. La concentración fue en Largo de la Alfándega, en el centro de la ciudad, que estaba abarrotado. Con gritos de «Fuera, Bolsonaro», la marcha recorrió la región central.
Ceará
En la capital Fortaleza (CE), el punto de encuentro fue en la Plaza de la Cruz Grande, en el barrio Serrinha. Durante la concentración, líderes religiosos realizaron un acto ecuménico. Según los organizadores, participaron 10 mil personas.
El interior del estado también registró el Grito de los Excluidos. Entre los municipios movilizados estuvieron Crato, Crateús, Canindé, Tamboril, Itapipoca y Caiucaia, con la presencia de representantes de pastorales sociales, movimientos populares, sindicatos y partidos políticos.
Pernambuco
En Recife, los organizadores registraron un público de 15 mil personas y una participación expresiva de parlamentarios del campo progresista, además de la participación de líderes sindicales y de movimientos.
En Petrolina, en el sertón (interior) pernambucano, la tónica del Grito de los Excluidos fueron las acciones de solidaridad.
En lugar de la marcha en el centro de la ciudad, los movimientos y entidades volcaron sus fuerzas para realizar un desayuno solidario y actividades artísticas y culturales en João de Deus, un barrio periférico del norte de la ciudad.
Acciones contra el hambre.
En el municipio de Picos, en el interior de Piauí, un acto ecuménico marcó la donación de más de 8,5 toneladas de alimentos de la agricultura campesina a familias de 16 distritos de la ciudad.
En Londrina, Paraná, familias del Asentamiento Eli Vive donaron más de 3 toneladas de alimentos durante la actividad del Grito dos Excluidos y las Excluidas.
En Santa Maria da Vitória (BA), un encuentro de sindicatos, pastorales, organizaciones estudiantiles y movimientos sociales terminó con el lanzamiento de una campaña conjunta contra el hambre, con la recaudación de alimentos.
En Campo Magro, en la Región Metropolitana de Curitiba (PR), se inauguró una panadería comunitaria en la ocupación de la comunidad Nova Esperança, que promete fortalecer la producción de alimentos y generar ingresos para la población.
En Brasilia (DF) se donaron alimentos saludables producidos por los territorios de la Reforma Agraria.
Edición: Vinícius Segalla
Fuente: https://www.brasildefato.com.br/2021/09/08/actos-en-brasil-movilizan-200-ciudades-contra-el-hambre-y-por-la-democracia
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No existe vacuna para el Virus de la Estupidez. Afortunadamente, son muy pocos los hombres, en el mundo, que lo padecen, y son, genéticamente estúpidos…no se sabe de mujeres, con Poder, que lo tengan en su ADN . Se ve, que este virus, es propio de los primates… ¡vaya vaya con Bolsonaro y Trump!… suspendieron el examen de humanización