¿El virus que hace justicia? El covid19 está matando a los violadores de derechos humanos.
por Alfredo Peña R./Cambio 21.
En las últimas horas se produjo el fallecimiento del teniente coronel de Carabineros, (R) Ciro Torré Sáez, en la foto, quien cumplía condena en el penal de Punta Peuco por su participación en la DINA y por graves violaciones a los DD.HH. durante la dictadura. Es la quinta víctima de los violadores de lesa humanidad que muere por COVID-19, desde el 3 de septiembre, cuando falleció el primero de estos exuniformados presos.
El quinto fallecido se trata de Ciro Torré Sáez, (82 años) alías Yucatán en el ámbito de los violadores de derechos humanos, quien cumplía condena en el penal por diversos crímenes mientras estuvo en la DINA entre los años 1974 y 1977, donde incluso fue jefe de local del centro de torturas de José Domingo Cañas.
El pasado 11 de mayo, Ciro Torré recibió condena de seis años por el secuestro calificado y de tres años por el delito de aplicación de tormentos.
Era de la plana mayor de los criminales de la DINA
De acuerdo a la investigación encabezada por la ministra Marianela Cifuentes, se pudo establecer que el 30 de enero de 1974, Torré y otros agentes de la DINA detuvieron a Luz de las Nieves Ayress Moreno, para luego trasladarla al centro de detención clandestino “Londres 38” y someterla a diferentes tipos de torturas y vejámenes.
El agente de la DINA estaba procesado y acusado de decenas de crimenes y violaciones a los derechos humanos entre ellos la desaparición y posterior crimen del joven Miguel Angel Acuña Castillo de 19 años.
El caso más conocido por el que estuvo procesado Torré fue la desaparición y asesinato de un sacerdote: Antonio Llidó.
El caso del sacerdote de nacionalidad española fue uno de los que determinó la detención en Inglaterra del dictador, el general Augusto Pinochet Ugarte, a raíz de la investigación que llevaba el juez español Baltasar Garzón.
Ciro Torré Sáez fue encausado con la plana mayor de la DINA, entre ellos el jefe de esta organización criminal, Manuel Contreras Sepúlveda, alías el Mamo.
La muerte de Torré fue informada por algunas cuentas de Twitter relacionadas al mundo de los exuniformados detenidos, asegurando que existen otros en graves condiciones. También, su nombre apareció en el obituario del Hogar de Cristo.
Como ocurrió el contagio y las muertes
El 10 de agosto pasado, una persona, que no sabía que estaba contagiada, visitó a un reo del penal de Punta Peuco y éste contagio a la mayoría de la población penal.
El 3 de septiembre, Gendarmería confirmó el primer fallecimiento de Punta Peuco. Se trató del general Jaime García Zamorano (85) que participó en la operación «Retiro de televisores» o inhumaciones ilegales de personas inocentes asesinadas por la dictadura; un día después, en el Hospital San José, murió Miguel Estay Reyno (68), alias “El Fanta”, quien estaba condenado a cadena perpetua por el caso degollados. Otro fallecido fue comandante (r) de la FACh Luis Enrique Campos Poblete, de 82 años, quien con enfermedades de base también se contagió. Los tres estuvieron infectados de coronavirus y sus decesos evidenciaron la presencia de un peligroso brote de Covid-19.
El cuarto fallecido fue el coronel del Ejército, (R) Marco Antonio Bustos, que estando en servicio activo del Ejército en 2008, el ministro y juez Mario Carroza lo encausó en calidad de autor del secuestro de los cinco militantes del FPMR en 1987. El crimen fue coordinado entre la jefatura del Ejército, su Dirección de Inteligencia, y la CNI. En la operación también participó el Comando de Aviación de esta rama castrense. 27 oficiales y suboficiales retirados del Ejército fueron declarados reos por este crimen, entre ellos Marco Bustos.
Al propio funeral de Bustos asistió esta semana el jefe del Ejército, general Ricardo Martínez.
Seis violadores de derechos humanos están graves
Desde la organización de coroneles en retiro se informó que otros seis violadores de derechos humanos se encuentran graves por el coronavirus:
Se trata del Brigadier general de Ejército Roberto Schmied; brigadier general del Ejército Manuel Provis; teniente coronel del Ejército Manuel Laureani; mayor de Ejército Rubén Fiedler; capitán de carabineros Patricio Burgueño y el sargento de carabineros Blas Barraza.
Punta Peuco, según información de Gendarmería, cuenta con 113 internos, de los cuales 80 están infectados. Esto representa a un 70% de la población carcelaria del penal, donde el promedio de edad de los reos bordea los 75 años.
De Archivo CT:
Miguel Angel Acuña Castillo: La desaparición del joven de 19 años en Londres 38
Fuente: villagrimaldi.cl, 3 de Febrero de 2015 /Categoría : Prensa.
Fue detenido en julio de 1974 en la comuna de Macul. Numerosos testigos lo vieron en el centro de tortura y exterminio de Londres 38. Es una de las víctimas de la “Operación Colombo”. La Justicia condenó a 78 ex agentes de la DINA por este crimen contra la humanidad.
El ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Hernán Crisosto, dictó sentencia de primera instancia por el secuestro y desaparición de Miguel Angel Acuña Castillo.
El magistrado estableció que el joven, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fue detenido en las cercanías de su domicilio ubicado en pasaje Talca N° 2033 de la comuna de Macul, por agentes del Estado pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), entre ellos Osvaldo Romo Mena, alias el Guatón Romo.
Su hermana Rosa Acuña Castillo declaró que su padre trató de subirse a la parte trasera de la camioneta con toldo, en momentos en que se lo llevaban, pero fue golpeado en la boca por uno de los sujetos, cayendo al suelo.
Una semana después del secuestro, Romo fue nuevamente a su domicilio y le dijo que su hermano estaba en buenas condiciones junto a Héctor Garay Hermosilla, también desaparecido. Ambos integraron el Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), en el Liceo 7 de Ñuñoa.
El juez Crisosto determinó que los agentes de la DINA“lo trasladaron al recinto de reclusión clandestino denominado “Yucatán” o “Londres 38″.
Acuña Castillo pertenecía a la estructura de estudiantes secundarios del Grupo Político Militar 3 del MIR (GPM3), orgánica que agrupaba a los militantes de la zona oriente de la capital y que era dirigida por Agustín Reyes González, del cual se perdió para siempre su rastro en Londres 38.
Allí “permaneció sin contacto con el exterior, vendado y amarrado, siendo continuamente sometido a interrogatorios bajo tortura por agentes de la DINA” y, la última vez que fue visto con vida, “ocurrió un día no determinado del mes de julio o agosto de 1974, encontrándose desaparecido hasta la fecha”, señala el fallo de primera instancia.
Reían en Londres 38 junto a Héctor Garay Hermosilla
En el Cuartel “Yucatán” fue visto por Erika Hennings, detenida el 30 de julio de 1974. “Puedo decir que era muy joven, creo que le decían El Pampa, aseveró en el proceso. Escuchó que les pasaban lista diaria dos veces al día a los detenidos. El 31 de Julio de 1974, escuchó el nombre de Miguel Angel Acuña Castillo, quien contestaba presente. Luego no volvió a oir que lo llamaran. “Los sacaron de Londres 38 al igual que otros detenidos entre los que recuerda a María Inés Alvarado”, detenida desaparecida de 21 años.
Hugo Chacaltana Silva detenido el 4 de mayo de 1974, ex alumno del Liceo Manuel de Salas y miembro del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), también lo vio en Londres 38. Relató que en la madrugada del 8 al 9 de Julio de 1974 llegaron Miguel Angel Acuña junto a Héctor Garay Hermosilla a quien decían Titín, los pudo ver por un hueco que se formaba entre la nariz y los pómulos de la venda.
Chacaltana señaló que conoció a Castillo en 1971, cuando ambos eran estudiantes secundarios. Ambos coincidieron en reuniones que se efectuaban en la época entre miembros del FER, consigna el dictamen judicial. Recuerda a “Miguel Ángel como un joven de gran capacidad de liderazgo y mucha resistencia física”.
Dejó de verlo el 11 de septiembre de 1973. Lo volvió a encontrar en Londres 38. Llegó junto a Héctor Garay a la misma habitación en que él permanecía acostado en el suelo. “En ese momento no me dirigí a Miguel Ángel”, por el contrario, se hizo el desentendido respecto de su presencia. “Al día siguiente cuando las colchonetas en que nos recostábamos los detenidos fueron retiradas y reemplazadas por sillas, yo me senté y, a uno de los costados observé que aún permanecían sentados. Le llamó la atención que ambos conversaban y se reían, lo que le hizo pensar que ignoraban la magnitud de lo que les esperaba. Miguel Ángel lo abordó en Londres-38 diciéndole “yo te conozco”.
Su madre supo en la peluquería que su hijo estuvo en Londres 38.
León Gómez, detenido el 15 de julio de 1974 y trasladado a Londres 38 vio a Miguel Angel junto a Héctor Garay a quien conocía. Alguien le comentó que entre los detenidos estaba Pampino, lo que corroboró al escucharlo “con sus típicas tallas que le hacía a los guardias, como dando la impresión que lo que estaba sucediendo en el lugar no tenía ninguna importancia. Incluso Titín con Pampino sacaban de sus casillas a los guardias. Eran muy irreverentes”.
David Cuevas Sharon detenido el 04 de mayo de 1974 también testimonió haberlo visto. “El Pampino pese a que evidenciaba maltrato se veía con mucha presencia de ánimo, era muy fuerte físicamente”. Compartió con él a lo menos unos cinco días.
Cuando Cuevas salió en libertad Acuña Castillo quedó prisionero. Su abuela materna tenía una peluquería en Ñuñoa y una de sus clientas era la madre de Miguel Angel. En una conversación “se enteró del problema que tenía con un hijo desaparecido. Ante esto mi abuelita le hizo ir a la peluquería en donde conoció a la madre de Pampino y le contó lo que sabía de él, específicamente el lugar en que había estado preso con él”.
Respecto a los tormentos aplicados a los detenidos en Londres 38, entre ellos Miguel Angel, el ministro Crisosto incorporó declaraciones de Osvaldo Romo, quien manifestó que entre otras torturas, se les aplicaba a los detenidos “el submarino seco, que era taparle la respiración con una bolsa de plástico puesta en la cabeza, a los detenidos, se les ponían los ojos como “huevo frito”, les salía sangre por las narices y por los tímpanos. Después de los interrogatorios y apremios los detenidos quedaban extenuados”.
Otro ex agente, Samuel FuenzalidaDevia precisó al respecto que “el trato general a los prisioneros era mantenerlos con la vista cubierta, no se los dejaba asear, no había camas para que durmieran, la alimentación era escasa y eran sometidos a intensos interrogatorios en los cuales se les aplicaba electricidad, especialmente en los órganos genitales y senos. Otra forma de tortura consistía en mantener sentados a los detenidos en las sillas, atados de pies y manos , mientras se les aplicaba corriente con magnetos, aunque también se les aplicaba corriente eléctrica común, por lo cual se quemaba a esas personas, procedimiento en los cuales falleció mucha gente.”
Eugenio Fieldhouse Chávez sostiene que como funcionario de la Policía de Investigaciones a mediados de junio de 1974 fue destinado a ese organismo represor e indicó que los mismos agentes de la DINA que intervenían en la detención e interrogatorio de los detenidos, una vez obtenida la información que se buscaba, eran los encargados de hacerlos desaparecer”, previa orden de la superioridad de la DINA.
El nombre de Miguel Ángel Acuña Castillo, apareció entre los 119 chilenos de la Operación Colombo, en una lista difundida en la prensa nacional, luego que figurara en publicaciones que aparecieron por una sola vez en Brasil y Argentina, “en la que se daba cuenta que Miguel Ángel Acuña Castillo, había muerto en Argentina, junto a otras 58 personas pertenecientes al MIR, a causa de rencillas internas”.
Fuente (extracto): https://memoriaviva.com/nuevaweb/criminales/criminales-t/torre-saez-ciro-ernesto/
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