Chile gorila: la pulsión racista y xenófoba en el pueblo. Opiniones.

No pretendo hacer una editorial: Este sujeto con la polera de Chile que lanza un coche de guagua migrante a las llamas en Iquique merece llamarse ¿ser humano?

por Alfredo Peña R./Cambio 21.

Los hechos fueron mostrados por todos los canales chilenos y sus imágenes han sido dadas a conocer en el mundo entero.

Una tranquila marcha -que puede ser legítima- contra los migrantes en Iquique es violentada, atropellada por grupos fascistoídes, xenófobos y algunos con rasgos nazis a pesar de su morenidad. 

El reclamo de iquiqueños e iquiqueñas puede ser legítimo. El Gobierno y principalmente Piñera, les dijo en Cucúta a los venezolanos que se vinieran a vivir a Chile. Y en un arresto de ataque a Nicolás Maduro inventó la famosa Visa Democrática para que los venezolanos se vinieran a este país con vista al mar. 

Pero como todo lo que hace Piñera y su Gobierno -a excepción de las vacunas- es al lote, a «la buena de Dios», dejó a los migrantes venezolanos y sus familias a su suerte. Atravesando tres países, llegaron al extremo norte, con sus guaguas y bebés. Con sus coches de esas guaguas…

Migrar es un derecho humano. No en vano, cerca de un millón de chilenos y chilenos tuvieron que salir de Chile protegiendo sus vidas y las de sus familias de la infame persecución de la dictadura y sus esbirros sólo por pensar distinto. Miles de esos chilenos llegaron a Venezuela. Ese país los acogió con cariño, con esperanza. Los abrazó en su momento de pena y angustia. Les dió educación, salud y trabajo. Les ofreció su mano amiga. Sintieron el cariño del pueblo venezolano.

Este sábado en Iquique me dió verguenza y rabia de ser chileno. O ustedes creen que ese sujeto que lanza un coche de una guagua a una llamarada merece ser llamado «chileno». Es un cobarde más con una polera de Chile. Es un fascista, un xenófobo. Muestra lo que es: un miserable, lleno de odio. Un fascista.

Los nazis comenzaron así. Rompían los cristales o vidrios de las casas de los judíos, gitanos, homosexuales o de los que ellos consideraban seres inferiores. Las marcaban con pintura. Pero no quedaron conforme: luego detuvieron a los integrantes de esas casas, hombres, mujeres, niños, ancianos y los quemaron en hornos crematorios. Seis millones de seres humanos, dicen los historiadores.

Los cobardes de la dictadura en Chile comenzaron parecido a los nazis: quemaban libros y discos en las calles como por ejemplo los de Patricio Manns, recién fallecido. No conforme con ello, preguntaban de quién eran esos libros y discos. Los detenían y los torturaban hasta la muerte. Luego los quemaban, los sepultaban ilegalmente o los tiraban al mar.

¿Qué le falta a ese miserable que es captado lanzando un coche de un bebé a las llamas? Que fuera la guagua en ese coche. Me da verguenza y rabia de esos cobardes que dicen ser chilenos y que alegan por sus derechos.

Por muy legítima que sean sus protestas, esos vulnerables venezolanos y sus familias fueron invitados por la máxima autoridad del país a que se vinieran a Chile. Piñera los invitó. Y vinieron buscando mejor destino para sus vidas y sus familias.

A Piñera le quedan cinco meses y se va del Gobierno. No lo hemos escuchado decir nada sobre esos migrantes que él invitó. 

Una lídereza que también se va en los próximas semanas, da el maravilloso tono de la migración. 

Angela Merkel decidió abrir su país a los migrantes que arrancaban de Siria, Africa, Afganistán, Irak y otros países. Recibió un millón de personas de esos países. Y lanzó la famosa frase para darle la bienvenida a esos migrantes: «Lo lograremos». Merkel decía en 2016 que lograrían darle educación, salud y alimento a esos refugiados. 

Y cuando extremistas de derecha, fascistas y nazis intentaron atacar un centro de refugiados, lanzó otra famosa frase contra esos extremistas: «Tolerancia cero» contra esos sujetos.       

Merkel ha asegurado que habrá «tolerancia cero» contra quienes ataquen a los migrantes, contra quienes «cuestionan la dignidad de otras personas». Nunca más hubo ataques. 

¿Se imaginan a Piñera hablando de tolerancia cero con ese miserable que vemos en la foto que adorna esta crónica y sus amigos que lanzaron pañales, coches de guagua, ropas y carpas de esos vulnerables venezolanos a la hoguera? 

Ustedes saben la respuesta. 

Merkel se puede sacar fotos o selfies con los migrantes o refugiados como se ve en la foto de aquí abajo. No creo que Piñera pueda hacerlo….

Fuente: https://cambio21.cl/politica/no-pretendo-hacer-una-editorial-este-sujeto-con-la-polera-de-chile-que-lanza-un-coche-de-guagua-migrante-a-las-llamas-en-iquique-merece-llamarse-ser-humano-por-alfredo-pea-r-614feae5aa2d74401552fbb3


Frente a los hechos de Iquique, no somos neutrales.

por Patricio Lópe/DiarioUChile.

Los gravísimos hechos ocurridos el pasado sábado en Iquique nos impelen a tomar partido con determinación. No se puede estar del lado y ni siquiera ser neutrales frente a la barbarie y la inhumanidad: si las personas que quemaron las escasas pertenencias de los inmigrantes que viven en la calle, incluyendo coches y juguetes de niño, quisieron con eso reivindicar a Chile, debemos decirles de vuelta que son una vergüenza para el país y que deshonraron la bandera con la que hacen gárgaras. Así nos vio el mundo, que a través de medios de comunicación de distintas latitudes informó horrorizado sobre lo que había ocurrido.

“El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando” decía Miguel de Unamuno. Y qué duda cabe que no puede sino atribuirse a la ignorancia esta horrorosa expresión de nacionalismo, lo cual, se investiga ahora, podría haber sido azuzado por grupos políticos organizados. Los argumentos leídos y escuchados para justificar a aquella horda son penosos, partiendo por aquel de que “Chile debe ser para los chilenos”. Con esa afirmación no solo se desconoce la gran cantidad de olas migratorias que ha tenido el país (ésa es, de hecho, la historia de la Humanidad) sino también el hecho que en nuestro devenir son frecuentes las cesiones de soberanía de todo tipo, lo cual se puede ver en todo el territorio nacional y, por cierto, también en Iquique. Nunca los hemos visto marchar para reclamar por aquello.

No desconocemos -cómo podríamos hacerlo- que la llegada cada vez más masiva de personas a través de la frontera norte genera complicaciones a la comunidad. Lo hemos visto en Colchane y en Iquique. Ante tales situaciones procede una respuesta de la autoridad política, lo cual tiene que ser enfrentado desde el nivel central y no circunscribirlo como un problema meramente regional y local. Así lo han señalado todos los gobernadores regionales. Pero es aquí donde chocamos con una parte central del problema: el Gobierno ha dado consistentes demostraciones de que no posee un repertorio distinto al de la criminalización para enfrentar la situación migratoria.

No se puede explicar el horror del pasado sábado sin el desalojo de la Plaza Brasil de Iquique, por parte de Carabineros, el día anterior. Lo insólito es que la acción policial no fue parte de una solución al problema: simplemente se les sacó de ahí para que se fueran a otra parte ¿Adónde? No es algo de lo que las autoridades tengan interés en hacerse cargo. Escuchar al subsecretario Galli satisfecho y convencido de lo que ha hecho el Ejecutivo, aun después de lo del sábado, solo reafirma lo señalado en esta columna.

Es que no ha habido ninguna autocrítica frente a las sucesivas deportaciones irregulares, a los discursos y operativos mediáticos que lindan con la xenofobia y al intento permanente por vincular la migración con la delincuencia, sin que haya estudios que permitan sostener semejantes acusaciones. Estas formas de proceder, que han sido severa y sistemáticamente criticadas por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos y migrantes, han generado las condiciones para que ocurriera el horror al que asistimos el sábado.

Este clima favorecido por las actuales autoridades, por la estigmatización de algunos medios de comunicación y por la ignorancia debe ser confrontado enérgicamente. Son momentos que marcan un antes y un después en las sociedades: de encrucijadas como ésta depende que en el futuro tengamos una comunidad más tolerante y respetuosa de sus diferencias o, por el contrario, de que se imponga la sinrazón en la manera de relacionarnos entre nosotros.

Fuente: https://radio.uchile.cl/2021/09/27/frente-a-los-hechos-de-iquique-no-somos-neutrales/


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