Una secta alemana en Chile – El lobo y sus colmillos
(Serie documental – Colonia Dignidad).
Mucho de lo que acá se muestra, se sabía. Sin embargo, no es lo mismo verlo en imágenes y menos en imágenes registradas desde la mirada de los propios colonos; con lo inquietante que esto puede resultar. En las líneas siguientes se explica el porqué.
La película chilena La casa lobo (Cristóbal León y Joaquín Cociña, 2018) ilustró en un terrorífico stop-motion el intento perpetuo de huir de una estructura de opresión de la cual se es víctima, para construir otra cosa: una alternativa más humana y digna, la que sin embargo parece inviable. La explosión final de esta historia se produce cuando la joven rebelde y fugitiva no hace sino reproducir la estructura en la que fue criada por ser la única que conoce –la de Colonia Dignidad– invocando a la vez a dios, al lobo y a Paul Schäfer, en una plegaria que convierte al poder patriarcal en un agujero negro, una fuerza gravitacional oscura e invencible de la que no hay escape posible.
El documental chileno-alemán Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile no trata de esto, aunque en cierta medida lo vislumbra y tal vez lo rehúye, con el fin de abocarse a algo aparentemente más simple y directo: contar la historia de este enclave alemán en la región del Maule, abordando en paralelo dos temáticas no necesariamente vinculadas y no siempre tan bien hilvanadas.
Por una parte está la secuencia de hechos, o de hitos históricos y políticos que hicieron posible la instalación de esta comunidad de emigrados alemanes en una aislada zona precordillerana al sur de Parral: su ascenso, diversificación y finalmente su caída. Desde el primer episodio queda claro que hechos aparentemente inconexos como el terremoto de Valdivia, la construcción del muro de Berlín o el ascenso de la izquierda en América Latina en los ’60 están profundamente imbricados con el devenir de esta secta, cuya historia es también la de la segunda mitad del siglo XX.
Por otro lado está el lobo, Paul Schäfer, un predicador de pasado nazi que es la vez un encantador de serpientes y el flautista de Hamelin. Un desecho tóxico que el Estado alemán dejó escapar –pese a tener causas pendientes de pederastia– para sacarse un problema de encima, dejando así que llegara a Chile a crear un coto de cría y caza de niños y adolescentes que lo veneraban como a un dios.
Por otro lado está el lobo, Paul Schäfer, un predicador de pasado nazi que es la vez un encantador de serpientes y el flautista de Hamelin. Un desecho tóxico que el Estado alemán dejó escapar –pese a tener causas pendientes de pederastia– para sacarse un problema de encima, dejando así que llegara a Chile a crear un coto de cría y caza de niños y adolescentes que lo veneraban como a un dios. Los testimonios de las diversas formas de abuso y sus consecuencias –algunas realmente increíbles– se extienden a lo largo de los seis episodios, mostrando las sucesivas generaciones de víctimas educadas para ser abusadas; una tras otra, aunque no siempre se evita la redundancia de testimonios.
Un gran acierto de esta docuserie es haber elegido a Salo Luna como su principal narrador, no solo por ser un actor clave en la caída de Schäfer sino también por su historia con la colonia, su conocimiento de la rutina cotidiana, los valores que la movían y sobre todo por su propia inversión de tiempo y energía en algo en que creyó y que lo terminó desengañando. Desengaño que permea al conjunto completo.
En la misma línea, los muchos colonos que prestan su testimonio a lo largo del metraje parecen sorprenderse de las cosas que vieron, hicieron y soportaron a medida que las van relatando, mientras fluye por debajo la autorecriminación tácita (y a veces explícita) que suelen tener quienes cayeron en un permanente “cuento del tío”.
Otro gran acierto, y que hace una diferencia enorme, es haber sostenido parte del relato en las propias filmaciones hechas por los colonos incluso antes de viajar a Chile. Las más antiguas, en celuloide en blanco y negro; después en el mismo soporte pero en color; y después en video, material cuya restauración tomó cerca de cinco años, pues las latas que las conservaban fueron enterradas cerca de un río para no ser descubiertas.
Otro gran acierto, y que hace una diferencia enorme, es haber sostenido parte del relato en las propias filmaciones hechas por los colonos incluso antes de viajar a Chile. Las más antiguas, en celuloide en blanco y negro; después en el mismo soporte pero en color; y después en video, material cuya restauración tomó cerca de cinco años, pues las latas que las conservaban fueron enterradas cerca de un río para no ser descubiertas. Y sin embargo, aparecieron, porque alguien decidió que lo ahí registrado no se podía perder.
La mirada de los camarógrafos –anónimos algunos e identificados otros en el segundo episodio– muestra muchas cosas: el paisaje agreste del fundo Lavadero cuando llegaron los alemanes que lo convirtieron en Colonia Dignidad; el trabajo coordinado que levantó la colonia –mientras la voz de un entrevistado habla derechamente de explotación–; el apoyo explícito y presencial de las autoridades chilenas cuando Schäfer estaba siendo investigado (nada menos que el actual ministro de Justicia y DDHH, Hernán Larraín); las visitas reiteradas de Pinochet a este enclave, que le sirvió de centro y escuela de tortura, de centro de exterminio (y de desaparición de la evidencia), de regimiento irregular, de tapadera para la compra de armas y de puesto estratégico ante la inminente guerra con Argentina en 1978.
Sin embargo, lo inquietante de todo esto –y tal vez la razón de que esas filmaciones fueran conservadas– es que la mirada de los camarógrafos también están empapadas de pertenencia a una comunidad que a la vez era un mundo, el único que conocían; y que pese a los horrores y abusos que vieron y vivieron, podía ofrecer de cuando en cuando algo parecido a una dicha o una plenitud comunitaria que nosotros ya olvidamos. Aunque nos vendan un remedo envasado cada vez que juega la selección.
Si no, no se explica que –en los últimos episodios–los colonos que contaban su vida y sus experiencias como víctimas de la Colonia y de Schäfer, empiezan a aparecer en historias donde actúan como victimarios, cómplices, facilitadores o encubridores de lo que allí ocurrió, defendiendo a su mundo y al líder que lo sostenía. Lo dijo James Hamilton al recordarnos que los discípulos que encubrieron y protegieron la secta de Karadima son también sus víctimas; y lo vuelve a decir Colonia Dignidad, pero al revés: las víctimas del lobo también pueden convertirse en las garras y los colmillos que desgarrarán a una nueva generación de víctimas.
Aún así, el documental queda corto al identificar a los más peligrosos y fieles de sus esbirros/víctimas. Nunca aparece como tal un círculo cercano de seguidores que extendiera la influencia del “tío permanente” hacia el resto de la comunidad (¿por qué no se nombra a Hartmut Hopp?), o que administrara la violencia para mantener el orden y la obediencia. Da la impresión de que Schäfer por sí solo los tenía sojuzgados a todos, lo que ciertamente no es creíble. Más bien parece ser una concesión para contar con el testimonio de los colonos más ancianos, como el jefe económico del enclave, que prestó su testimonio desde la cárcel. Y a nivel más general, es el milenario mecanismo del chivo –o el lobo– expiatorio, que supuestamente expulsa el mal y la violencia eliminando a un solo individuo que los encarna.
Esta docuserie es un excelente material para explicarle a un niño o joven lo que fue Colonia Dignidad y los peligros de las sectas, por ejemplo; dejando además en evidencia la negligencia del Estado alemán y las muchas falencias del Estado chileno en algo tan básico como proteger su soberanía y la integridad de sus ciudadanos. Por lo mismo, no es algo que se disfrute ver, pero verlo, recomendarlo y comentarlo es casi un deber cívico.
Acerca de
Título: Colonia Dignidad – una secta alemana en Chile
País: Alemania/Chile
Exhibición: Una temporada de seis episodios (2021)
Desarrollada por: Birgit Rasch, Cristián Leighton y Gunnar Dedio
Escrita y dirigida por: Annette Baumeister y Wilfried Huismann
Se puede ver en: Netflix
Fuente: https://interferencia.cl/articulos/serie-documental-colonia-dignidad-una-secta-alemana-en-chile-el-lobo-y-sus-colmillos
Ministro de Justicia y aparición en serie documental sobre Colonia Dignidad: «Hay un aprovechamiento político».
por El Mostrador.
El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín, abordó su aparición en la serie documental «Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile», publicada el 1 de octubre en Netflix. Al respecto, señaló que fue «engañado» sobre lo que ocurría al interior del enclave, y acusó «aprovechamiento político» por las imágenes de la producción en la que él figura.
En el sexto y último capítulo de la serie -que ahonda en la vida al interior del asentamiento de alemanes, que fue liderado por Paul Schäfer– aparece una intervención de Larraín, mediante imágenes de archivo, en la que se refiere a los procedimientos por las denuncias de abuso.
«Se ha utilizado violencia innecesaria, se ha amedrentado a personas que tiene derecho a vivir en paz y el respeto a su dignidad como tales. Todo por una denuncia de un menor que se ha formulado contra un anciano de cerca de 80 años, quien además sufre una pérdida parcial de la visión», señaló el actual titular de Justicia en el documental.
Al respecto, en conversación con T13, Larraín manifestó que fue «senador de la zona donde estaba Dignidad y mi involucramiento con ella era porque había un hospital que fue cerrado. Junto con otros parlamentarios y alcaldes, de todos los colores políticos, nos pareció que era un absurdo que se cerrara el hospital e hicimos todas las gestiones para que se reabriera».
«Con posterioridad a eso aparecieron estas denuncias y esas denuncias, consultadas por nosotros, fueron muy extrañas y nadie en ese minuto las creía», añadió.
«Yo fui también engañado de que ahí no había tal y por eso es que hice algunas declaraciones. Lo que sale en este documental no es nuevo, esas declaraciones estaban ya en algún noticiario y hace años que circulan, por lo tanto, no hay ningún hecho nuevo respecto de mi», enfatizó el exsenador.
En esa línea, acusó que «hay un aprovechamiento político cada vez que esto se da a conocer, pero no hay nada nuevo».
Por último, señaló que «es muy brutal lo que ahí ocurrió (…) Desde mediados del 97, por esas razones, nunca más tuve contacto alguno con nadie de Dignidad para que no se prestaran mis actuaciones a ningún tipo de interpretación».
Fuente: https://www.elmostrador.cl/dia/2021/10/05/ministro-de-justicia-y-aparicion-en-serie-documental-sobre-colonia-dignidad-hay-un-aprovechamiento-politico/
Descubre más desde Correo de los Trabajadores
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Be the first to comment