Chile timado: ¿Que elije el pueblo cuando vota?

 

 

Advertencia: las siguientes palabras están dirigidas a quienes siguen soñando con un Chile libre, solidario, soberano y que no se rinden frente a las campañas y discursos de los dueños del poder. Los vacilantes, los timoratos, los derrotados, los fachos, los burócratas partidarios, los que se compraron el discurso oficial, pueden pasar de largo.

 

 

Son un mecanismo a través del cual el bloque en el poder define a los administradores del estado. Este bloque dominante está compuesta por los grandes empresarios, los partidos políticos, y las fuerzas armadas, incluida la policía militarizada. Su objetivo es obtener cuotas de poder para mantener y perpetuar el estado capitalista, y aunque algunos se presenten con un discurso popular, solo sirven para validar y legitimidad el discurso impuesto por la oligarquía.

 

En nuestra historia los partidos políticos han copado todas las instituciones del estado, convirtiéndose en una casta parasitaria que se sirve del aparato público para enriquecerse.

 

Obligan al Pueblo a actuar como una masa peticionista y mendicante. Por eso son tan valiosos e importantes los esfuerzos para construir poder popular autónomo, al margen de los partidos, rompiendo la dinámica de corrupción y cooptación impuesta por la institucionalidad capitalista.

 

 

No, aunque sus discursos parezcan diferentes, ninguno tocará el corazón del modelo neoliberal. Hace pocos días los candidatos presidenciales tuvieron que presentarse frente a los grandes empresarios, los verdaderos dueños de Chile, reunidos en la Enade, para darles garantías de que sus intereses no serían tocados. Fue un acto vergonzoso y de abyecta sumisión, considerando que actual crisis medioambiental, desertificación, crisis hídrica, mala calidad de vida, depresiones, explotación, es a causa de las acciones demenciales de la clase patronal que saquea las riquezas de Chile.

 

En el fondo no hay diferencias entre los actuales candidatos. Tampoco hubo entre Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet o Piñera. Ya conocemos sus maniobras, se reprochan, instalan campañas del terror y nos embaucan con actos de ilusionismo. Pequeños arreglos cosméticos y reformillas insustanciales no cambiarán la realidad de los sectores populares y explotados.

 

 

El estado moderno, es decir el estado liberal capitalista, destruyó a sangre y fuego la vida comunitaria para perpetuar el modo de reproducción capitalista. Sus instituciones son la expresión de este proyecto de poder, bajo un modelo económico, político y militar eurocéntrico, occidental de vida, instaurado como el único posible, el único existente. Impusieron una cultura hegemónica aceptada por la mayoría de la población mundial, aniquilando las culturas propias de los pueblos conquistados, condenándolas al olvido y la invisibilización.

 

En nuestro país el sometimiento cultural ha sido feroz. La aceptación y la pasividad han sido parte de la conducta social, especialmente de los sectores medios y pequeñoburegueses. En nuestra historia, han sido las clases populares quienes se han insubordinado en cientos de formas, pero finalmente terminaron siendo disciplinas por la cooptación, la fuerza y la represión.

 

Debemos liberarnos de las pesadas cadenas culturales de dominación colonialista eurocéntrica y comenzar a reconocernos, dejando de pensar como nuestros conquistadores para construir alternativas de vida comunitaria propia.

 

Abramos los ojos y las consciencias para sacudirnos el sometimiento cultural. Con pensamiento propio, crítico y rebelde construyamos nuestros destinos. Hay comunidades que no se han rendido, como los Mapuche en el Wallmapu y los pobladores que resisten en los territorios, miles de personas que no se someten y han decidido recuperar el modo de reproducción comunitario de la vida frente al modo colonialista de reproducción del capital. Ahí está la semilla, que a pesar de los siglos y la sangre, vencerá al estado depredador para salvar la vida sobre el planeta.

 

Ninguno de los candidatos puede abordar esta contradicción porque ellos son el sistema y representan al estado capitalista, opresor y genocida. Por tanto, no delegamos nuestra voluntad en burócratas, fariseos ni suplantadores.

 

Y que no vengan los oportunistas que se rindieron, a decirnos que no hay alternativa, porque cada día, en todo el territorio, se levantan personas dignas, portando un pedacito de libertad, para mostrarnos que no hemos sido derrotados ni lo seremos mientras nos anime la convicción y la esperanza de que es posible cambiarlo todo.

 

 

Radio Plaza de la Dignidad.
Noviembre de 2021.