Debate: Transexualidad,¿herramienta del mercado farmacéutico?.

Foto: Kajsa Ekis Ekman, periodista sueca.

Kajsa Ekis Ekman, la reconocida periodista sueca, reflexiona en su nuevo título sobre la teoría del género.

“La industria de reasignación de sexo espera convertir a más niñas en “niños” ya que calcula que ellas serán 75% del mercado”

Por Nuria Coronado/ La hora digital. 

Kajsa Ekis Ekman ha estado investigando durante meses en fuentes de información y entrevistando a cientos de personas para delatar lo que esconde la ideología trans. El resultado de su trabajo son 455 páginas con las evidencias sobre cómo trabaja el lobbie transgenerista a nivel internacional y las consecuencias en la salud física y emocional de los millones de menores que bajo el lema y el embaucamiento de la libertad y de los derechos humanos del colectivo trans, están cayendo en sus garras. La reputada periodista escribe Sobre la existencia del sexo, como solo ella sabe hacerlo: con feminismo. Denuncia, tal y como dice la jurista Paula Fraga, su prologuista, la escalada de “postulados rancios y sexistas y alza la voz allá donde la biología no determina el sexo, sino la percepción que el individuo tiene de sí mismo”. 

La escritora sueca apunta a las razones del impulso arrollador que en poco tiempo ha tenido este lobbie para volverse hegemónico y universal. “Asistimos a una reacción patriarcal que, utilizando de manera fraudulenta un lenguaje feminista, favorece intereses económicos, fomenta el retorno de la heterosexualidad obligatoria y de los viejos roles de género y prepara el recorte de las conquistas de igualdad duramente conseguidas por las mujeres”.

Una estrategia que como Kajsa Ekis Ekman cuenta se disfraza de lo que no es para perpetuar la misoginia de siempre. “El objetivo proclamado por el transgenerismo es loable: conseguir la inclusión plena de las personas transexuales. Cada vez más gente idealista la apoya”. Sin embargo, lo que está detrás no es más que el borrado de las mujeres y una industria que hace caja sin parar. “El valor del mercado de la salud especializado en la reasignación de sexo era de 316 millones de dólares estadounidenses en 2019 y el ritmo de crecimiento anual será de un 25,1% hasta el 2026. 

Y es que como no se cansa de repetir la escritora esto no va de derechos humanos sino de mercado. “Para las clínicas y la industria farmacéutica ha surgido un nuevo grupo de pacientes que se acerca ya al 1% de la población juvenil estadounidense. Es un grupo ideal: viene por su propio pie, te piden el medicamento y, una vez que han empezado, dependerán de él toda la vida. Solo los bloqueadores de la pubertad cuestan 775 dólares por mes, lo cual significa que si los consume durante cinco años son 27.000 dólares. Las operaciones cuestan 300.000 dólares y si añadimos hormonas, eliminación de vello, operaciones de mandíbula, extirpación de la nuez de Adán o de los pechos, la cifra asciende a unos 500.000 euros. La clientela fiel es la es el sueño de cualquier empresa, y he aquí un grupo de pacientes que debe continuar consumiendo de por vida”, denuncia.

Cómo manipular sin que lo parezca

La periodista desvela en su libro la estrategia para que la maquinaria del negocio transgenerista no deje de crecer y cómo pasa por convencer a los gobiernos para que carguen con estos gastos. “Los países en los que la ciudadanía pobre no puede permitirse un cambio de sexo son mala inversión. Por consiguiente, lo que se hace es extender el aumento de disforia de género para que los gobiernos paguen las facturas. De esta manera, toda persona que no esté satisfecha con su cuerpo es un éxito para la industria farmacéutica”.

El modus operandi para seguir aumentado el negocio no es otro que el de usar los derechos humanos como argumento. “Usar esta proclama es hacer que quienes se oponen a ello sean víctimas de una estigmatización política por vulnerar los derechos humanos. La declaración de las Naciones Unidas debe ser utilizada de manera que el derecho a la salud pueda interpretarse como el derecho a un tratamiento de reasignación de sexo; que el derecho a la vida privada pueda interpretarse como el derecho a decidir cada persona su sexo y que el interés del niño o la niña puede interpretarse como el derecho a decidir sobre las intervenciones en su cuerpo”, añade.

 

Además, Kajsa Ekis Ekman explica cómo los cambios legales para lograr esto “no deben presentarse como el fruto del interés de las empresas farmacéuticas o las clínicas, sino como el derecho de la juventud a no avergonzarse de lo que son. Es decir, no se trata del derecho del niño o la niña a una atención sanitaria basada en evidencias científicas y segura, sino como su derecho a la reasignación del sexo sin el consentimiento de sus madres o padres. O sea, que estorben. Todo el mundo sabe que exigir el consentimiento de su familia o de un tutor o tutora legal puede ser un obstáculo y un problema para el menor”.

Así mismo Ekman describe como todo se envuelve en un neolenguaje a lo flautista de Hamelin, “hay que hablar menos de cirugía porque la gente se asusta cuando lo oye. En lugar de operación debe decirse “derecho a ser uno mismo”, se evita a toda costa el debate público en los medios de comunicación o se presiona políticamente para que los proyectos de Ley Trans se aprueben lo más rápido posible. “En Suecia el plazo para las enmiendas abarcó solo los dos meses de verano, no hubo tiempo para el debate y se habló menos de las operaciones que de disminuir el sufrimiento de un colectivo vulnerable. No se examinaron en absoluto los intereses del mercado. Lo que podría parecer una actividad empresarial cínica que esteriliza a los jóvenes para lucrarse se vuelve un acto para salvar vidas, fomentar la tolerancia y romper los patrones de género. La comercialización se convierte en un acto solidario. Los capitalistas fundan clínicas con una mano y con la otra logran que los contribuyentes paguen la factura y de boquilla dicen que solo pretenden ayudar a la gente a ser ella misma”.

La periodista también apunta a grupos de interés como Mermaid en Reino Unido o Chrysallis en España, y a la lluvia de millones de subvenciones por parte del Gobierno bajo el lema de la tolerancia y el respeto. “Han apostado por una línea agresiva en las intervenciones médicas en menores con argumentos como que en otros países se considera que los niños son suficientemente mayores para ir a la guerra. Es decir que el que los niños de Sudan sufran mutilaciones es usado como vara de medir para lo que hay que hacer en tiempos de paz. En 2019 Chrysallis logró que el Tribunal Constitucional avalara que los padres puedan cambiar el sexo de sus hijos o hijas, incluso si uno de ellos se opone. Y ahora quiere ir más lejos eliminado el requisito de que el menor deba ir al médico primero. En Suecia incluso se quiere eliminar el límite de edad. En pocas palabras los roles de género se transforman en ley y vía libre para el negocio”. 

  • Cuando la personalidad está por encima de todo, ¿dónde quedan los derechos humanos de las mujeres?

¡Quien se hubiera imaginado que el feminismo, empezando en el siglo XIX por reclamar lo imposible se iba a encontrar entre la espada y la pared obligado a constatar lo obvio!: ¡Que las mujeres existimos! Y, sin embargo, hoy en 2022 esto es lo más controvertido que se puede decir. Tanto que hasta la mismísima J.K Rowling ha estado a punto de ser cancelada por ello. Hoy, la nueva teoría de genero establece que no hay sexo, o por lo menos que no tiene importancia: lo único que importa es la identidad de género, y cada quien elige el suyo, o nace con él. Esta teoría puede, a primera vista, parecer liberadora. ¡Al fin nos estamos librando del yugo corporal! ¡Al fin podemos ser quienes realmente somos! 

La mayoría de la gente acepta la teoría pensando que se trata de “derechos de personas trans” sin captar que estamos delante una redefinición total del sexo. Leyes en todo el mundo occidental se están cambiando según esta nueva teoría y la categoría sexo se está remplazando por identidad de género. Una mujer es, desde ahora, alguien que dice que es mujer, y viceversa. ¿Es esto progresista? Imagínate esto hace un siglo, antes del voto femenino. En esa época, algo como la identidad de género hubiera sido un invento genial para el movimiento feminista. De repente, las mujeres podrían haber votado, haberse divorciado, heredado o abrir negocios ¡simplemente declarándose hombres! ¡Impensable! El patriarcado nunca hubiera aceptado tal idea. Hoy que se han conseguido leyes que dividan a las personas según su sexo y favorezcan a las mujeres (cuotas, violencia machista, cárceles, deporte), ¿de verdad pensamos que es una casualidad que aparezca la idea de identidad de género? 

  • El género deconstruye la biología a cambio de un estilo de vida. ¿La estrategia para borrar la opresión de la mitad de la población es cuanto menos perversa?

La estrategia sería por lo menos justa si se borrase al hombre también, cosa que no sucede. Es curioso que los hombres no han tenido ningún inconveniente en decir la palabra mujer durante los 6000 años que ellos han sido dueños de la palabra. La Biblia, el Quran, la Bhagavadgita, los griegos o hasta Proudhon definían la mujer como inferior al hombre. Desde hace 200 años, la mujer ha reclamado su propio nombre, y ese nombre empieza a tener poder y fuerza, y ¡de repente no existe! ¡Muy ingenioso!

  • El lobbie queer se ha encargado muy bien de esconder el maltrato a la infancia. Cuando todo esto estalle ¿pagarán quienes han sido responsable de esta distopia?

Yo no utilizo el término lobby queer porque hay que diferenciar que queer es una cosa e ideología trans es otra. Lo queer deconstruye todo, no hay identidades fijas, todo fluye, nada es, todo es performance; la ideología trans trata de establecer lo que se es: “soy mujer”, “soy no-binario”, es otra ontología. Y es por eso que lo queer no requiere cambiar el cuerpo, es bastante inocente y gratis, mientras trans dice que el cuerpo tiene que aliñarse con la identidad. Si eres femenino, tienes que tener un cuerpo de mujer. Eso es mucho más lucrativo, y desde que el Protocolo Holandés comenzó a aplicarse por el mundo se bloquea la pubertad a los entre los 9 y los 12 años, luego hormonas y operaciones. El último año hemos visto algunas de las consecuencias. Infertilidad, osteoporosis, depresión… Están esterilizando una generación de niños y niñas solo por no encajar en los roles de género.

  • De la misma manera que con los vientres de alquiler o la prostitución, el generismo nos trocea, separa cuerpo de psique, ¿cada vez somos más mercancía y menos seres?

Generismo sí es una buena palabra. Creo que la guerra contra las mujeres siempre encuentra nuevas estrategias y nuevas formas. Hemos vivido dos décadas de una hipersexualización de las mujeres y niñas, donde no hay ni una sola parte del cuerpo femenino que no tiene su propio mercado: la uñas, las pestañas, la piel, los labios, las nalgas etc. Hace 20 años eras guapa si te ponías algo de pinta labios, ahora hace falta rellenos, botox… ¡Esto produce una alienación, y muchas jóvenes reaccionan diciendo “no soy mujer!” El número de chicas que quieren cambiar de sexo ha crecido más de un 8000% en algunos lugares de Europa. Creen que ser mujer es esto: la imagen de Tik Tok o     Instagram. 

  • ¿Qué hay de las personas transexuales en esta ecuación?

La palabra transexual casi ha desaparecido, ahora todo es el paragua trans, lo que es lamentable porque ahí hay grupos muy distintos: la chica de once años que odia su cuerpo, el varón gay que busca tener más éxito con los hombres o que ha internalizado la homofobia, el señor cincuentón casado y con hijos que se excita probándose bragas y el violador encarcelado que ha encontrado un pretexto para acercarse a más víctimas. Nada que ver uno con el otro. 

Hay tantas contradicciones en la nueva teoría de género. Según la misma el sexo biológico no existe y el deporte, por ejemplo, se dividirá por identidad de género. Pero si el sexo biológico no existe, ¿cómo se sabe quién es trans?  ¿No supone la identidad trans una relación específica con respeto al sexo biológico? Si las mujeres trans son mujeres, ¿entonces por qué decir trans? ¡Si son mujeres, eliminemos la palabra trans de una vez! ¿Para qué algo especial si no hay diferencia? O ¿acaso es para mantener la discrepancia de sostener a la vez que la mujer trans es la más oprimida de todas, pero cuando viola a alguien, es una mujer cualquiera, ¡según los medios de comunicación y no hay ni rastro de trans? 

  • ¿Hay algo que te moleste especialmente?

Lo que más me encabrona es el deporte. Las mujeres ya somos el segundo sexo, sabemos que no podemos competir con los hombres, ¡y ahora ni siquiera podemos ser eso!¡Hemos sido relegadas al segundo sexo del segundo sexo! O sea, la mejor deportista, ya ni puede ser número uno, será número dos, y mientras recibe su medalla de plata, al lado de un varón ganador con pelo largo y el nombre de Laura debe sonreír y ser feliz por ser la perdedora. Porqué si no sonríe, ¡será cancelada y además tildada de transfoba! ¡Nos están escupiendo en la cara hermanas, esto no lo podemos aceptar! El deporte tiene que estar dividido por sexo, no por género o por personalidad, porque en el deporte el cuerpo es el que importa. 

  •  ¿A nadie le da por pensar lo contradictorio que resulta que la Medicina convierta en pacientes a millones de personas a golpe de bisturí y hormonación y que sin embargo profesionales de la Psiquiatría o la Psicología no pueden diagnosticar problemas y tratamientos?

Nuestra época tiene miedo del existencialismo, del psicoanálisis y de la profundidad. Todo son eslóganes tipo “te ayudamos a ser quién eres”. Lógico cuando cobran por ello. Y si logran convertir una de cada diez homosexuales en una persona trans, ya tienen un cliente de por vida, que necesita inyecciones mensuales hasta la muerte para poder seguir siendo “quien es”, mientras el homosexual no necesita ninguna clínica. Esto es terapia de conversión. Convertir personas en clientes. Mutilar a cuerpos sanos. He visto los cálculos de la industria de reasignación de sexo, donde esperan convertir a más niñas cada año en “niños”, ya que calculan que ellas serán el 75% del mercado. Pero solo en países donde el seguro social lo cubre, porque si no hay muy poca gente que podrá pagar sola.

  • ¿Cómo se hace para que la generación de niños y niñas y menores escuche y entienda que el feminismo no les censura, sino que busca protegerles de todo esto?

Nuestro enemigo más grande es el miedo. Recibo tantos mensajes, hasta de periodistas conocidos que dicen estar de acuerdo pero que no se atreven a pronunciarse sobre el tema. ¡Ni se atreven a decir que existen mujeres y hombres! ¡Imagínate! Pues solo digo que quien ríe la última, ríe mejor. Soy materialista y sé que las condiciones reales de la vida dan nacimiento a las ideas, no al revés. Y si esta nueva teoría de género es correcta, permanecerá, y si no lo es, desaparecerá. Si además de incorrecta es dañina, estará presente en tantos conflictos y acarreará tanto dolor, que al final causará protestas. 

* Nuria Coronado Sopeña es periodista, conferenciante y formadora en comunicación no sexista. Además es autora de Mujeres de Frente y Hombres por la Igualdad (Editorial LoQueNoExiste); Comunicar en Igualdad (ICI), documentalista de Amelia, historia de una lucha (Serendipia) y Premio Atenea 2021 @NuriaCSopena

10 de enero, 2022.

Fuente: https://www.lahoradigital.com/noticia/33940/igualdad/la-industria-de-reasignacion-de-sexo-espera-convertir-a-mas-ninas-en-ninos-ya-que-calcula-que-ellas-seran-75-del-mercado.aspx


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