«Tierras robadas y bosques en extinción en Chile» apunta revelador informe sobre negocio forestal liderado por Forestal Arauco y CMPC.
Un nuevo informe constata los devastadores impactos socioambientales de la actividad de plantaciones forestales en Chile. Despojo y robo de tierras mapuches y campesinas, destrucción y reemplazo de bosque nativo, afectación al ciclo del agua, pérdida de biodiversidad y contaminación acuática son algunas de las temáticas expuestas en el informe.
El documento fue elaborado por la red Environmental Paper Network (EPN), que agrupa a más de 150 organizaciones de la sociedad civil que buscan transformar la industria de celulosa y papel. El informe fue realizado en colaboración con el colectivo Viento Sur en conjunto con Global Forest Coalition.
Estudios previos han constatado los impactos de la industria de plantaciones forestales o monocultivos forestales de pino y eucalipto para pulpa de celulosa o productos derivados de la madera. La reducción drástica de la biodiversidad vegetal y acuática con el desmonte y quema de bosque nativo, en conjunto con su impacto en ciclo del agua, han transformado radicalmente el paisaje, empobreciendo a las comunidades.
En Chile, procesos de cambios de uso y cobertura de suelo con reemplazo de bosque nativo por tierras agrícolas y posteriormente plantaciones forestales han ocurrido de manera acelerada durante las últimas décadas en una amplia red de cuencas hidrográficas
El presente informe constata que «Las plantaciones forestales aumentaron diez veces entre 1975 y 2007 y ahora ocupan casi la mitad (43%) del paisaje del centro-sur de Chile. Mientras tanto, los bosques naturales han disminuido. Por ejemplo, en la cordillera de Nahuelbuta, entre las regiones de Biobío y la Araucanía, en los 25 años transcurridos entre 1986 y 2011, un tercio de los bosques naturales fueron sustituidos por monocultivos con fines madereros».
El informe agrega que «El retorno de la democracia en Chile no ha remediado los daños causados por la dictadura. No se han restaurado los bosques naturales, ni se han devuelto las tierras robadas a sus propietarios originales. Por el contrario, las plantaciones a gran escala han seguido expandiéndose y presionando a los hábitats circundantes. El consumo intensivo de agua ha agotado la capa freática y esto, junto con el cambio climático, está provocando una oleada de sequías e incendios forestales que amenazan directamente los bosques naturales restantes, así como al clima global. A su vez, cuando las comunidades indígenas trataron de reclamar sus tierras tradicionales, se encontraron con una violencia y una criminalización que derivaron en protestas y represión».
Ante la solicitud de EPN de comentar las conclusiones de este informe, Arauco respondió con una carta en la que la empresa afirma que estas descripciones de conflictos territoriales «carecen de fundamento y no involucran a empleados de ARAUCO».
En la citada misiva la empresa indica que «transfirió 4.645 hectáreas a las comunidades a través de los mecanismos del Estado, y existe un acuerdo formal para transferir otras 8.287 hectáreas a las comunidades por medio de la CONADI».
Esto representa menos de 1% del total de 1.117.788 de hectáreas de tierra que posee Forestal Arauco.
Vea el informe completo aquí
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