Boric baja la línea en el escenario de un triunfo del Rechazo.
por Mario Gálvez y Waldo Díaz/Ex ante.
El Presidente sostuvo en entrevista con Chilevisión que la mejor opción para la continuidad del proceso constitucional es el Apruebo, pero dejó claro que él no apuesta a conducir el proceso en caso de que triunfe el Rechazo y que lo dejará en manos del Congreso, como, en los hechos, ya está ocurriendo. “Lo que vamos a hacer es darle continuidad al mandato (de la ciudadanía). Yo no aspiro a tener un especial protagonismo en aquello”, dijo. La centroizquierda apuesta a que él se concentre en la gestión del gobierno y que deje a los partidos en la negociación. A continuación los mensajes de Boric.
Qué observar. El 2 de mayo, en entrevista con 24 Horas, Boric señaló que en el gobierno están discutiendo internamente las alternativas que se abrirán si el Rechazo se imponía en el plebiscito, como ya entonces mostraban distintas encuestadoras. Entonces, el Presidente fijó al menos 3 criterios, señalando que la Constitución igualmente debe ser reformada, que los cambios deben estructurales y que no es suficiente el proyecto de Bachelet de 2017.
- Para entonces, el PC se opuso a abrir el escenario de una derrota para no erosionar la opción del Apruebo y Boric se convirtió en lo sucesivo, en los hechos, como un referente clave de la campaña oficialista. Pero este domingo, a dos semanas de las elecciones y con todas las encuestas mostrando que el Rechazo ha tomado una ventaja de un margen de 10 puntos, el Presidente salió a dar señales de cómo él se jugará para unir al país, gane quien gane. Su mensaje, para algunos estuvo más dirigido al país que a sus partidarios, marcó el comité político de este lunes.
Debate en el comité político. Quienes participaron este lunes en el comité político de La Moneda señalan que el gobierno mostró encuestas levemente más optimistas, no suficientes como para frenar una idea que se ha instalado en los partidos de la centroizquierda oficialista: pedir una reunión al Presidente, solicitarle que tome distancia del proceso si triunfa el Rechazo y que lo deje en manos de los partidos y el Congreso. Para algunos, se trata de que él se aboque más bien a sacar adelante la gestión del gobierno, donde ven el mayor déficit. Los partidos, de hecho, exigirán su participación ya no solo en el comité político, sino también en la reunión que sostienen todos los lunes los ministros y Boric.
- A continuación algunas claves de la entrevista que dio de este domingo a Chilevisión.
“No aspiro a tener un especial protagonismo”. El Presidente sostuvo que la mejor opción para la continuidad del proceso constitucional es el Apruebo, pero dejó claro que él no apuesta a conducir el proceso en caso de que triunfe el Rechazo y que lo dejará en manos del Congreso, como, en los hechos, ya está ocurriendo. “Lo que nosotros vamos a hacer es darle continuidad al mandato (de la ciudadanía). Yo no aspiro a tener un especial protagonismo en aquello”, dijo. El Presidente solo ofreció ayudar a colaborar para aunar las diferentes posiciones. Para algunos, una derrota del Apruebo equivale a una severa derrota personal para Boric, que ha apostado todo su capital en la campaña, y su rol deberá enfocarse más bien a blindar su programa de gobierno, cambiar el gabinete y dirimir la pugna entre las 2 almas que representan sus 2 coaliciones.
“El 5 de septiembre me la voy a jugar por la unidad de Chile”. Fue una de las frases que más repitió en la entrevista. Y por su recurrencia generó preocupación la mañana de este lunes en el oficialismo, ya ese escenario supone más bien un triunfo del Rechazo que del Apruebo. De ahí que entre parlamentarios de oposición y del oficialismo evaluaban que su mensaje estaba más bien dirigido al país que a su base partidaria.
“Los puentes no están cortados”. Las conversaciones para llegar a un acuerdo en el caso de triunfar el Rechazo se han dado hace varias semanas en el Senado, donde se han tratado algunos criterios post plebiscito, como instalar una nueva Convención, con paridad, evitando una sobre representatividad artificial de los pueblos originarios y sacando lecciones del rol de los independientes en las urnas. Boric agregó lo siguiente: “Los puentes no están cortados. He conversado con diferentes personas que están hoy día por el Rechazo y que, independiente de cuál sea el escenario, sabemos que vamos a tener que ponernos de acuerdo, porque Chile es más importante que nuestras diferencias”.
Sin plebiscito, con paridad. El Presidente bajó la línea de cómo él espera que continúe el proceso constituyente, en caso de triunfar el Rechazo. Dijo que él no es partidario de repetir un plebiscito de entrada -“sería redundante”- y planteó algunos criterios, como la paridad, el que la Convención sea 100% electa, con paridad y esbozó algunas problemáticas que ya están en discusión, como el que la elección se realice a través de listas nacionales, entre otras cosas. En parte de la centroizquierda aspiran a que Boric salga de este debate en particular y no haga compromisos, sino que deje ese tema en manos de los partidos.
Cambio de gabinete: “Nadie está descartado por la edad que tenga”. El Presidente repitió que él siempre está evaluando a los ministros, dando señales de que el ajuste lo hará después del plebiscito. El gabinete, para muchos, debe estar en sintonía con el acuerdo al que llegue el Congreso para sacar adelante el proceso constituyente en caso de que gane el Rechazo. Boric habló de que en su equipo existe actualmente un diálogo intergeneracional y nombró, sin que fuese consultado por ella, a Carolina Tohá como representante de una “generación intermedia” con la que él dijo conversar. Y, en medio de la presión de la centroizquierda por incorporar a figuras de mayor experiencia al gabinete, entregó el siguiente mensaje: “Acá nadie está descartado por la edad que tenga en el carnet”.
- A Izkia Siches fue a la única ministra que cuestionó, al ser consultado por sus dichos respecto de la autonomía de Carabineros: “¿Error? De eso hay, sí. ¿Son indeseables? Sí. ¿Tiene que corregirlos? También”. Los severos problemas de la gestión de Siches han terminado arrastrando al Presidente. El problema es que, en el caso que salga de Interior, Boric bien podría enfrentarse al dilema de reemplazarla por una figura de la centroizquierda, lo que daría una señal del rumbo que adquirirá su gobierno tras el plebiscito, o de sus propias huestes, con las que llegó a La Moneda.
Delincuencia e inflación, la agenda latente. El Presidente, tal como piden los partidos oficialistas, se hizo cargo de los principales problemas que han erosionado su popularidad, como la delincuencia y los efectos de la inflación. De ahí que haya dejado claro que, al mismo tiempo de jugarse por la unidad del país a partir del 5 de septiembre, pondrá especial énfasis a las preocupaciones más latentes de la ciudadanía, como precisamente la segundad y el precario escenario económico.
El último cartucho. Boric, de todas formas, agotó probablemente uno de sus últimos cartuchos en la campaña, que tuvieron eco en los partidos oficialistas. Durante la entrevista repitió al menos en dos ocasiones que la derecha no daba garantías de llevar adelante el proceso constituyente si gana el Rechazo, ya existe una división en sus filas al respecto. “No hay acuerdo de qué es lo que se va a hacer después. Ustedes lo veían a propósito de las declaraciones de la ex constituyente (Rocío) Cantuarias, en donde decía que la paridad era una estupidez, que hay que meterla en el congelador al proceso constituyente si gana el Rechazo y por lo tanto la idea bastante asentada en donde todos dicen estar de acuerdo en que la Constitución de 1980 murió pareciera que en la derecha no hay acuerdo en eso”, dijo.
Fuente: https://www.ex-ante.cl/claves-boric-baja-la-linea-en-el-escenario-de-un-triunfo-del-rechazo/
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El factor Teillier y el día después del plebiscito.
por Camilo Feres (*)/Ex ante.
Los días posteriores al plebiscito serán de una altísima intensidad política. Presumiblemente, cada parte de la ecuación intentará imponer u hegemonizar el debate y sin una iniciativa gubernamental fuerte, la posibilidad de un conflicto entre poderes es muy alta.
Desde la campaña y una vez confirmado el gabinete con que asumiría su Gobierno, Gabriel Boric tuvo como principal soporte político a la otrora bancada estudiantil. Los compañeros de generación y de ruta del presidente fueron, sin duda, el círculo de mayor poder durante la primera parte de la toma de poder y sobre ellos recayó toda la expectativa de gestión política, comunicacional y legislativa del naciente Gobierno.
La historia que siguió es conocida: encabezada por la ministra del interior, la “generación dorada” comenzó una acelerada descapitalización que los tiene hoy, con matices, en la cola de la evaluación ciudadana del gabinete y a la espera de un cambio que, en el mejor de los casos, deberá enrocarlos de función. Así las cosas, para enfrentar uno de los momentos más complejos en la larga fase de estabilización de la crisis política en la que nos encontramos, el circulo de referencia del presidente no estará en condiciones de ser un factor político gravitante.
Más allá de las probabilidades de cada opción, el escenario político dominante hoy se construye sobre la hipótesis de negociación política ampliada. Sea para acometer un conjunto de adecuaciones o reformas de la nueva constitución (la intensidad si importa); sea para reformar la actual o para iniciar un nuevo proceso de redacción, el sistema político deberá volver a conjugar las fuerzas del proceso constituyente y el poder constituido ya que, más allá de las promesas interesadas de una u otra opción en disputa, ni el apruebo ni el rechazo clausuran el proceso en marcha.
Los días posteriores al plebiscito serán de una altísima intensidad política. Presumiblemente, cada parte de la ecuación intentará imponer u hegemonizar el debate y sin una iniciativa gubernamental fuerte, la posibilidad de un conflicto entre poderes es muy alta.
Si a esto se suma el descontento de la parte derrotada, que según sea el caso se expresará de distintas formas y la presión de los más extremos de la parte ganadora, el panorama solo empeora. Y despojado de un equipo político en forma, es altamente probable que el presidente deba recurrir nuevamente a la figura que ha sido el principal factor de gobierno en su nobel administración: el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.
Si se hace una lista de los conflictos que han desestabilizado al gobierno en diferentes momentos, en la mayoría de ellos el presidente del PC es quien termina poniendo la pelota al piso. Desde las primeras diferencias en materias económicas (desactivadas por Marcel y Teillier con un tecito y una foto), hasta el conflicto generado por la tesis del apruebo con reformas, primero, y el llamado a un acuerdo antes del plebiscito, después, todas las fricciones del oficialismo se apagan cuando el presidente del PC salta a escena siguiendo el mismo guion: entrar estando en contra, salir estando a favor y llegar a donde las bases explicando por qué, aunque estamos en contra, por ahora debemos estar a favor.
En el reciente comunicado del partido con ocasión de las declaraciones de Daniel Jadue sobre el robo de madera se puede leer el que parece ser el mantra de Teillier para actuar en política: “la solución de las demandas y la pacificación de los espíritus” y en eso, el timonel comunista tiene un buen palmarés para exhibir porque, aunque la nueva camada de dirigentes partidarios ha sido fundamental para el reposicionamiento público del partido, la gestión política de Teillier ha sido la clave para el incremento de su fuerza e influencia institucional.
Como todo buen liderazgo, Teillier no duda en gastar capital político cuando las circunstancias lo requieren, pero como cualquier capital y liderazgo, los del timonel PC no son eternos. Para la gestión política del día después del plebiscito, el gobierno puede achicarse en muchas direcciones, pero solo puede crecer hacia el centro y si bien el presidente ha ganado musculatura y legitimidad con sus aliados moderados y cuenta con el interés de las facciones más centristas del rechazo por generar un entendimiento post-plebisicito, ese movimiento no será posible ni suficiente si se hace a costa de desmembrar su flanco izquierdo.
Así las cosas, si se busca estabilizar políticamente el conflicto, en los complejos días que vienen las fuerzas políticas tradicionales deberán deponer agendas particularistas para cuidar la figura presidencial y poder así contar con ella como factor de entendimiento, mientras que el oficialismo en general y el presidente en particular, deberán cuidar al timonel del PC para que éste pueda seguir siendo un factor de gobierno. Hoy por ti, mañana por la Alameda.
(*) Camilo Feres Director de Estudios Sociales y Políticas de Azerta
Fuente: https://www.ex-ante.cl/el-factor-teillier-y-el-dia-despues-del-plebiscito-por-camilo-feres/
Una alerta para el día después del plebiscito.
por Cristián Valdivieso (*)/Ex ante.
La experiencia nos muestra que el entusiasmo con la instalación de una narrativa dominante puede ser muy efímero si no se presta atención al diagnóstico que nos trajo al momento social y político en que estamos: la necesidad de recomponer el tejido social de una sociedad fracturada, enrabiada y frustrada por una experiencia material y subjetiva de desigualdad.
La contienda electoral de cara al plebiscito de salida se encuentra en su punto más álgido y los recursos disponibles están volcados en la batalla comunicacional. Hasta ahora, el rechazo, representado principalmente por la derecha, el gran empresariado (el líder de la CPC se manifestó a favor de esa opción) y por una parte de la ex Concertación, ha sido exitoso en instalar un relato dominante, un cierto sentido común en torno al peligro que implica la propuesta constitucional para el país. Una narrativa verosímil, que ha calado entre las subjetividades de las personas que, efectivamente, ven con temor que parte del articulado podría terminar afectando -aún más- sus vidas.
En ese contexto, resulta interesante apelar a la porfiada historia y poner el foco en los peligros potenciales que pudieran conllevar miradas triunfalistas cortoplacistas, articuladas en torno a momentos subjetivos, cambiantes por naturaleza, que logran instalar climas de opinión temporales.
Volvamos a las elecciones presidenciales del 2017. En esa campaña, Sebastián Piñera y su equipo consiguieron levantar la ilusión de una amenaza chavista para Chile, encarnada por el entonces candidato Guillier. Emblemáticas fueron por esos días las declaraciones del presidente de la Bolsa de Santiago quien se aventuró a profetizar el colapso del mercado bursátil si ganaba Guillier.
EL frame “Chilezuela” logró sintetizar la idea que el candidato de la centroizquierda llevaría al país por el camino de la Venezuela de Maduro, ayudando, por defecto, a realzar la idoneidad de la oferta de un segundo gobierno Piñerista cargado de “tiempos mejores”. Finalmente, tan hondo caló el temor a transformarnos en “Chilezuela” que, tras la victoria electoral, los festejos en las calles coreaban que Chile se había salvado.
El derrotero de ese gobierno es conocido, sin embargo, poco se ha reparado en cómo aquel relato de campaña, asentado circunstancialmente sobre temores verosímiles para la ciudadanía, y que alimentó la integración discursiva de la campaña, se evaporó rápidamente frente a la rabia de las expectativas quebrantadas. Un año después, los tiempos mejores aún no tocaban la puerta de chilenos y chilenas mientras en La Moneda se hablaba de Chile como el oasis de Latinoamérica. Pero la realidad era otra y la rabia acumulada por promesas incumplidas reventó en la cara de un desconcertado Presidente que a los pocos días se sinceró diciendo que no vio venir el estallido social.
Hoy, es a la luz de esa tibia experiencia, con una campaña del rechazo aparentemente triunfante en su narrativa y donaciones que dan cuenta como los grupos económicos se han acoplado a la campaña de la derecha (al punto que el mismo presidente de la Bolsa hoy figura como uno de sus financistas), que es momento de hacerse las preguntas correctas. ¿Qué es lo que posiblemente no estemos observando en el horizonte post 4 de septiembre? ¿Qué expectativas sembradas hoy frente al triunfo del rechazo, son posibles frustraciones del mañana?
Y es que la experiencia nos muestra que el entusiasmo con la instalación de una narrativa dominante puede ser muy efímero si no se presta atención al diagnóstico que nos trajo al momento social y político en que estamos: la necesidad de recomponer el tejido social de una sociedad fracturada, enrabiada y frustrada por una experiencia material y subjetiva de desigualdad.
Si el triunfo del rechazo viene aparejado de la ilusión del retorno al Chile pre estallido, de la fantasía que lo vivido habría sido sólo una demanda pasajera de transformaciones, ése será un triunfo a lo Piñera 2017. Y por mucho que volver a contemplar el oasis que veía en Chile el expresidente días antes del estallido pudiera ser tentador para muchos (entre los que me incluyo), ya sabemos que ese oasis, a corto andar, devendrá en espejismo.
(*) Cristián Valdivieso Director de Criteria.
Fuente: https://www.ex-ante.cl/una-alerta-para-el-dia-despues-del-plebiscito-por-cristian-valdivieso/
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