«Vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente».
por Página 12.
«Viviremos un nuevo tiempo de paz, amor y esperanza», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió este domingo a «restablecer la paz» en Brasil, en su primer pronunciamiento tras ganar las elecciones ante el actual gobernante, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
«Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo
«Esta elección puso frente a frente a dos proyectos diferentes de país, pero hubo un solo ganador, el pueblo brasileño. Esta es la victoria de un inmenso movimiento democrático que se formó dejando de lado intereses político y personales para que la democracia salga victoriosa», aseguró.
«A nadie le interesa vivir en un país dividido en permanente estado de guerra. Este país necesita paz y unión», dijo Lula, de 77 años, tras derrotar por un estrecho margen al ultraderechista Jair Bolsonaro, que buscaba la reelección.
«La mayoría del pueblo dejó bien claro que desea más y no menos democracia, más y no menos inclusión social, más y no menos respeto y entendimiento entre los brasileños. El pueblo desea más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo quiere vivir bien, comer bien», indicó.
Deforestación cero y mensaje a la comunidad internacional
Durante su discurso, Lula da Silva, prometió además luchar por la deforestación cero en la Amazonia y dijo que retomará el control de las actividades ilegales en esa región, donde promoverá el desarrollo sustentable.
«Brasil y el planeta necesitan de una Amazonia viva. Un árbol en pie vale más que la deforestación, el río limpio vale más que todo el oro extraído con las aguas contaminadas por mercurio», manifestó.
El líder izquierdista también se dirigió a la comunidad internacional y dijo que «Brasil está de vuelta» y dejará de ser un «paria».
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/493675-lula-da-silva-y-su-primer-discurso-tras-la-victoria-en-el-ba
Luiz Inácio Lula da Silva electo presidente de Brasil
Luiz Inácio Lula da Silva es el primer expresidente brasileño elegido para un nuevo mandato. A las 19.57 horas, con el 98,8% de las urnas escrutadas, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) tenía 59.563.912, millones de votos y ya no podía ser alcanzado por su oponente, el actual ocupante del Palacio de Planalto Jair Bolsonaro (Partido Liberal), consolidando la victoria.
No fue un viaje trivial. Ni para él, ni para la democracia brasileña. Tras una condena judicial en un proceso plagado de ilegalidades y dirigido por un juez considerado sospechoso por el Tribunal Supremo (STF), Lula se enfrentó a 580 días de prisión y se le impidió presentarse a las elecciones de 2018, cuando lideraba las encuestas.
Tras ser declarado elegible por una decisión de la Corte Suprema en abril de 2021, el expresidente inició su camino para volver a la Presidencia de la República en un momento de la historia en el que la democracia misma de Brasil estaba en riesgo
«Hay una frase de Paulo Freire que es fantástica, que utilicé para explicar a los militantes del PT para hablar de la alianza con Alckmin: de vez en cuando hay que estar junto a los divergentes para combatir a los antagónicos. Y ahora tenemos que superar el antagonismo del fascismo, de la ultraderecha», dijo Lula durante la entrevista en el programa Jornal Nacional el 25 de agosto. Y el candidato del PT siguió esta idea al pie de la letra.
Para hacer posible su victoria y también para asegurar la estabilidad en un escenario político más que conflictivo, Lula puso como vicepresidente al ex gobernador de São Paulo y uno de los fundadores del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin, hoy en el Partido Socialista Brsileño (PSB), trazando una línea entre lo que puede definirse como adversario y enemigo.
Al mismo tiempo que abrió aún más el diálogo con los movimientos populares, excluidos de toda posibilidad de participar en la elaboración de políticas públicas a nivel federal desde el derrocamiento de Dilma Rousseff, buscó el diálogo con sectores de la sociedad refractarios al PT.
Votación en primera vuelta
En la primera vuelta, celebrada el 2 de octubre, Lula obtuvo 57,2 millones de votos, lo que corresponde al 48,43% del electorado. Bolsonaro fue el primer candidato a la reelección que no lideró la votación en la primera vuelta. Desde entonces, la campaña del PT ha trabajado para concretar apoyos entre ex presidentes, otros candidatos y gobernadores.
Segunda vuelta
La tercera clasificada en la primera vuelta, la candidata del Movimiento Democrático Brsileño (MDB) Simone Tebet, confirmó su apoyo a Lula unos días después. En una declaración difundida en redes sociales, Tebet leyó el documento que llamó «Manifiesto al pueblo brasileño». Citando los casi 5 millones de votos que recibió en la primera vuelta, dijo que «no está autorizada a abandonar las calles y las plazas hasta que se cumpla la decisión soberana del electorado».
El cuarto clasificado, Ciro Gomes (PDT), no apoyó explícitamente a Lula, pero siguió la decisión de su partido, que se posicionó a favor del regreso de Lula al Palacio de Planalto. A diferencia de Tebet, Ciro Gomes no participó en ningún acto de campaña de Lula.
Poco después, el expresidente Fernando Henrique Cardoso (PSDB), que dirigió el país entre 1995 y 2003, se unió a Tebet. En su anuncio, FHC declaró su apoyo «a una historia de lucha por la democracia y la inclusión social».
Entre la primera y la segunda vuelta, los votantes también vieron los debates presidenciales, que estuvieron marcados por la desinformación y los ataques.
Jair Bolsonaro (PL) hizo imposible el intercambio de ideas en el primer bloque del debate de TV Globo, en la noche del viernes (28). Nervioso, Bolsonaro intentó forzar la versión que reforzaría el salario mínimo, en contra de lo informado por su ministro de Economía, Paulo Guedes, que preveía la desindexación del beneficio de la inflación. Durante gran parte del debate, Bolsonaro insistió en el tema.
«Parece que mi oponente está descompensado. Porque es una samba de una sola nota. Estoy diciendo que el presidente Bolsonaro es el mentiroso que mintió 6.498 veces durante su mandato y que sólo en los programas de televisión obtuvimos 60 derechos de respuesta de las mentiras que dice. Eso es todo», dijo Lula como reacción.
En otro debate, en TV Bandeirantes, Bolsonaro intentó vincular a Lula con Marcola, líder del PCC (Primer Comando Capital), una de las principales banas de delincuentes del país. El petista, sin embargo, reaccionó: «El candidato sabe que quien se ocupa del crimen organizado no soy yo. Quién tiene relación con los milicianos y el crimen organizado, sabe que no soy yo, y sabe quién la tiene. Incluso sabe que fue el crimen organizado el que mató a Marielle en Río de Janeiro.», dijo.
Además de los actos oficiales de campaña, que incluyeron debates, mítines y reuniones de partido, el periodo también estuvo marcado por fuertes enfrentamientos entre militantes. Los más recientes y que obtuvieron mayor repercusión involucraron a los bolsonaristas Roberto Jefferson, expresidente del PTB, y a la diputada federal Carla Zambelli (PT-SP).
Roberto Jefferson fue detenido tras atacar con disparos y granadas a los agentes de la Policía Federal que fueron a cumplir una orden judicial de detención de detenerlo en el municipio de Comendador Levy Gasparian, en el interior del estado de Río de Janeiro, el 23 de octubre.
Jefferson se negó a rendirse y las negociaciones para su entrega duraron más de ocho horas e incluyeron la presencia del candidato derrotado a la presidencia de la República por el PTB, padre Kelmon.
Además del arresto ordenado por el STF, Roberto Jefferson también tuvo un nuevo arresto en flagrancia determinado por el ministro Alexandre de Moraes, por sospecha de intento de asesinato de los dos policías federales como reacción a la orden de arresto anterior. En el episodio, dos policías resultaron heridos por la metralla de las granadas lanzadas por el ex diputado contra ellos.
Zambelli, por su parte, persiguió a un hombre negro a punta de pistola en el centro de São Paulo el sábado (29). En un vídeo que circula por redes sociales, el parlamentario aparece con una pistola en la mano, corriendo tras un hombre escondido en una cafetería. Apoyado por asesores, Zambelli entra en el lugar y ordena: «Túmbense en el suelo».
Zambelli también ignoró a propósito la Resolución 23.669/2021, del Tribunal Superior Electoral (TSE), que prohíbe el porte de armas 24 horas antes de las elecciones. «Conscientemente estaba ignorando la resolución y seguiré ignorando la resolución del Sr. Alexandre de Moraes, porque él no es un legislador, es un miembro del STF, no puede hacer leyes, esto es activismo judicial», dijo Zambelli.
Recordemos los momentos más importantes de la trayectoria de Lula hasta su elección para un tercer mandato:
Conducción forzosa
Quizás la primera señal de que los opositores del PT no estaban dispuestos a cumplir la ley ocurrió el 4 de marzo de 2016. Ese día, el expresidente Lula fue despertado por la Policía Federal (PF), que rodeó el edificio donde vivía en São Bernardo (SP).
Fue la infame conducción forzosa, determinada por el entonces juez Sérgio Moro sin que Lula hubiera recibido antes una citación o invitación a declarar. «Esto choca frontalmente con la Constitución brasileña y las leyes de la República. Hoy, no sólo el ex presidente Lula y sus familiares fueron víctimas de una falta de respeto a la Constitución. De hecho, toda la sociedad lo fue», dijo entonces el abogado del expresidente, Cristiano Zanin.
Bajo una ostensible cobertura de todos los medios comerciales, Lula fue llevado al aeropuerto de Congonhas, con el aparente objetivo de ser transportado a Curitiba por orden de Moro. El espectáculo planeado por el ex juez no se completó, y Lula declaró durante unas tres horas en la oficina de la PF en el propio aeropuerto.
Fue seguido por cientos de militantes del PT y movimientos populares que rodearon el aeropuerto para apoyar al expresidente. Luego, en la sede del PT en São Paulo, hizo una declaración transmitida en exclusiva por TVT. En su discurso, criticó el «espectáculo mediático» realizado en torno al hecho y pronunció una frase que, si en su momento sonó histórica, hoy suena profética: «Si intentaron matar a la serpiente, no le dieron en la cabeza, le dieron en la cola». La serpiente está viva, como siempre».
Impeachment
Elegida por Lula para sucederle en el Palacio Presidencial, Dilma Rousseff fue electa en sus primeras elecciones, en 2010, con más de 12 millones de votos por delante de José Serra (PSDB) en la segunda vuelta. La popularidad inicial de la presidenta (y del petismo en el Gobierno) cayó en picada tras la ola de protestas de 2013. Aun así, consiguió ser reelegida, en una reñida carrera contra Aécio Neves (PSDB), pero, en la práctica, fue incapaz de gobernar. El pedido de recuento de votos realizado por el PSDB después de las elecciones dio la pauta de lo que sería el segundo mandato de Dilma.
Ante el turbulento escenario, sobre todo a partir de 2013, Lula llegó a ser considerado como un posible candidato para volver al Palacio de Planalto, pero se mantuvo fiel a su exministra y luego presidenta. En una entrevista con el periodista Kennedy Alencar en 2019 afirmó que «puede haber sido un error mío, pero fue un error respecto al derecho de Dilma. Había mucha gente que quería que fuera candidata, y yo decía lo siguiente: es la presidenta, tiene derecho a ser candidata». «Sería muy difícil para mí ir donde Dilma, al Palacio del Planalto, al escritorio de la presidenta y decirle: ‘Presidenta, váyase porque ahora me toca a mí’. ¿Creen que lo haría? Nunca.
Ante el avance de los movimientos para derrocarla, Lula intentó utilizar su habilidad política para mantener el mandato de su aliado. Luchó todo lo que pudo, pero sus esfuerzos fueron en vano. El semblante abatido y lloroso y la postura cabizbaja de la expresidenta llamaron la atención cuando Rousseff pronunció un discurso al salir del Palacio del Planalto en mayo de 2016, tras la votación del Senado que confirmó la destitución (provisional, en aquel momento). Reconocido desde el inicio de su carrera política por su postura altiva, su voz ronca y su protagonismo, Lula se presentó mostrando fragilidad y fatiga. Triste, dijo a los periodistas al final de su discurso: «ahora me voy a casa».
Meses después, al ser destituida definitivamente, Rousseff dijo que se enfrentaba al segundo golpe de su vida. «El primero, el golpe militar, apoyado por la truculencia de las armas, la represión y la tortura, me golpeó cuando era un joven militante. El segundo, el golpe parlamentario desencadenado hoy a través de una farsa legal, me destituye del cargo para el que fui elegido por el pueblo».
En una entrevista, Lula lo corroboró. «Una eventual mayoría se unió para destituir a la presidenta Dilma de la Presidencia de la República. La mayoría del Senado y la mayoría de la Cámara decidieron destituir al presidente. Lo cual es un absurdo». «Es tan grave lo que está ocurriendo en Brasil que, a pesar de que los 81 senadores saben que la presidenta Dilma no ha cometido ningún delito contra la Constitución, han decidido someterla a un juicio político por interés», añadió.
A partir de entonces, recuperó la postura que marcó su vida pública y afrontó, a pecho descubierto y ojo a ojo, los retos que se le plantearon.
Declaraciones ante Moro
En mayo y septiembre de 2017, Lula rindió declaración ante el entonces juez Sérgio Moro en el marco de la operación Lava Jato.
En el primero, Lula cuestionó el proceso que estaba sufriendo: «Como considero este proceso ilegítimo y la denuncia una farsa, estoy aquí en respeto a la ley, a la Constitución, pero con muchas reservas a los fiscales de Lava Jato».
En varios momentos, el expresidente y Moro mantuvieron duros diálogos. Lula acusó a la operación de hacer un grupo de trabajo para obtener declaraciones que lo incriminen. «[Mayo] fue el mes en el que trabajaron, especialmente la Fiscalía, para llevar a todo el mundo a decir una consigna llamada Lula. Si no decía Lula, no contaba».
Otro punto a destacar fue la denuncia de que la PF se apoderó hasta de las tablets del nieto de Lula. «Por cierto, quería aprovechar, ya que hablaste de esta coacción, determinar que la Policía Federal devuelva los iPads de mis nietos. Es una vergüenza, el iPad de un nieto de 5 años está en poder de la Policía Federal desde marzo del año pasado», protestó Lula.
Pero el punto central del enfrentamiento fue el uso de la presentación en PowerPoint realizada por Deltan Dallagnol en una conferencia de prensa, en la que se culpaba a Lula de ser el «comandante máximo de la trama de corrupción identificada en la Operación Lava Jato». «Por cierto, el Dr. Dallagnol no está aquí, para explicar ese famoso PowerPoint. Eso es como el balde de una camioneta, cabe todo».
La segunda declaración tuvo lugar en septiembre del mismo año, tras su condena en el caso del tríplex de la constructora OAS en Guarujá. La defensa del expresidente argumenta que la sentencia no se basó en pruebas.
Lula dijo que el Ministerio Público «es rehén de la prensa» y cuestionó al juez encargado de Lava Jato en Curitiba por su exención. «Mañana llegaré a casa y comeré con ocho nietos y una bisnieta de seis meses. ¿Puedo mirar a mis hijos a la cara y decir que he venido a Curitiba a declarar ante un juez imparcial?». Moro respondió: «No le corresponde hacer ese tipo de preguntas, pero en cualquier caso, sí».
Condenas
Pero aún no sería el último golpe que recibiría en su calvario por el sistema judicial brasileño, que reúne muchos momentos notables.
Uno de ellos ocurrió el 20 de septiembre de 2016, cuando el entonces fiscal y coordinador de la Fuerza Tarea Lava Jato, Deltan Dalagnol, presentó oficialmente la acusación contra Lula por corrupción pasiva y lavado de dinero por recibir ventajas indebidas del contratista de OAS. Según la denuncia, basada en pruebas endebles y testimonios no corroborados, el premio del expresidente para facilitar la vida del contratista habría sido un apartamento tríplex en el edificio Solaris, en Guarujá, litoral paulista.
Para no escapar a la tendencia de la operación Lava Jato por la teatralidad, Dalagnol mostró una pieza de PowerPoint en la que describió a Lula como «máximo comandante» y «mayor beneficiario» de los esquemas de corrupción investigados por Lava Jato.
Sergio Moro aceptó la denuncia y, el 12 de julio de 2017 condenó a Lula a nueve años y seis meses de prisión por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero en la acción penal relacionada con un tríplex en Guarujá.
La acusación fue confirmada posteriormente en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF4), en una sesión celebrada el 24 de enero. El juicio, que debía ser una posibilidad de evaluar los abusos de la decisión de Moro, resultó ser desde el principio una mera formalidad.
El 6 de agosto de 2017, menos de un mes después de la divulgación de la sentencia en primer grado, el entonces presidente del TRF-4, en una entrevista con Folha de S. Paulo, calificó la pieza escrita por Moro como «irreprochable». «Hizo un examen minucioso e irreprochable de las pruebas de los expedientes y pasará a la historia de Brasil».
El voto unánime de la 8ª Sala resultó en la ampliación de la pena aplicada por el 13º Tribunal Federal de Curitiba: de nueve años y medio a 12 años y un mes de prisión.
«Llegué al tribunal esperando ver un juicio justo, pero pronto vi al fiscal sentado con los jueces, tomando café, charlando, almorzando juntos. Fue increíble», dijo en su momento el abogado australiano Geoffrey Robertson, que actuaba en el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y que siguió el juicio en segunda instancia a petición de la defensa de Lula.
Cárcel
Lula vio decretada su detención por el entonces juez de primera instancia Sergio Moro el jueves 5 de abril de 2018.
Había una gran expectación en la militancia ante la decisión de Lula de acatar o no la decisión. El sábado 7, en São Bernardo do Campo (SP), en la sede del Sindicato dos Metalúrgicos do ABC, lugar donde comenzó su carrera política en los años 70, el ex presidente pronunció un histórico discurso ante miles de simpatizantes en vigilia, y anunció que se entregaría a la Policía Federal en Curitiba.
«Les dije a mis compañeros: si dependiera de mi voluntad no iría, pero voy porque van a decir, a partir de mañana, que Lula es un prófugo, que Lula se esconde, ¡y no! No me voy a esconder, voy a ir allí en sus barbas para que sepan que no tengo miedo, que no voy a huir, y para que sepan que voy a demostrar mi inocencia».
Durante el discurso, que duró casi una hora, el petista volvió a denunciar la persecución judicial encabezada por Sergio Moro.
«Creo que tanto el TRF4, como el Moro, la Lava Jato y la [TV] Globo, tienen un sueño de consumo. El sueño del consumo es que, primero, el golpe no terminó con Dilma. El golpe sólo concluirá cuando logren convencer de que Lula no puede ser candidato a la Presidencia de la República en 2018».
El expresidente trató de motivar a la militancia para el período de resistencia que se anunciaba, y terminó el discurso llevado por la multitud presente.
«Ya no soy un ser humano, soy una idea. Todo el mundo se convertirá en Lula y se paseará por este país. La muerte de un combatiente no detiene una revolución. Es inútil pensar que todo se detendrá. Mi corazón latirá en el vuestro y en el de los millones de brasileños», concluyó.
Intento de candidatura
Incluso con la condena, el Partido de los Trabajadores confirmó la candidatura de Lula a la Presidencia de la República el 4 de agosto de 2018. El anuncio lo hizo la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann (PT-PR), tras la Convención Nacional del partido en São Paulo.
«Esta es la acción más confrontativa que hacemos contra este sistema podrido de la Justicia, que no hace más que perseguir a Lula», destacó el parlamentario.
El 15 de ese mes, el partido registró oficialmente su candidatura en el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasilia. El acto fue acompañado por una marcha de militantes hasta el Palacio de Justicia en un acto por la libertad de Lula.
El 17, el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió a Brasil que garantice a Lula el ejercicio de sus derechos políticos mientras esté en prisión, incluido el acceso a los miembros de su partido y a los medios de comunicación y la participación en las elecciones presidenciales.
La insistencia del PT fue aprobada por el electorado. Incluso en la cárcel, una encuesta de Datafolha publicada el 22 de agosto de ese año mostraba al ex presidente con el 39% de las intenciones de voto, liderando la carrera por el Palácio do Planalto. Bolsonaro ya estaba en segundo lugar con el 19%. Sin Lula, el actual presidente aparece al frente con un 22%.
Aun así, el relator del registro de candidaturas en el TSE, el ministro Luís Roberto Barroso fue en contra de la jurisprudencia establecida por el propio tribunal y negó la candidatura de Lula, siendo seguido por otros cinco ministros el 1 de septiembre de 2018.
Liberación
Lula salió de la cárcel el 8 de noviembre de 2019, exactamente 580 días después de ser detenido.
El entonces expresidente se benefició de una decisión tomada un día antes por el Supremo Tribunal Federal (STF) y que definió que nadie debe empezar a cumplir condena hasta que el proceso de su caso esté definitivamente cerrado. Hasta entonces, la jurisprudencia de la Corte determinaba el encarcelamiento de los condenados en juicios en segunda instancia de la Justicia. Este entendimiento se había formado durante la Operación Lava Jato y, con base en él, Lula hizo decretar su detención mientras aún apelaba las sentencias impuestas por el entonces juez federal Sergio Moro.
En el momento de la sentencia del Supremo Tribunal Federal (STF) sobre las detenciones en segunda instancia, la expectativa por la liberación de Lula ya era alta. Los informes de «Vaza Jato», producidos por The Intercept Brasil y medios asociados, mostraron una colusión ilegal de los fiscales Moro y Lava Jato contra el expresidente. Tan pronto como el STF concluyó su sesión en la noche del día 7, los miembros de los movimientos sociales hicieron una caravana hasta Curitiba y se unieron a la Vigília Lula Livre exigiendo la liberación de Lula.
En la mañana del día 8, los abogados de Lula presentaron un recurso ante la Justicia Federal de Paraná solicitando su liberación en base a la decisión del STF. Mientras no se tomaba una decisión, miles de personas se organizaron frente a la sede de la Policía Federal (PF) en Curitiba, esperando que finalmente saliera libre.
Esto ocurrió alrededor de las 17:30 horas. Liberado por el Tribunal de Paraná, el mismo que ordenó su detención, Lula salió de la Policía Federal acompañado por sus abogados, la presidenta nacional del PT, Gleisi Hoffmann, su futura esposa Rosângela da Silva, Janja y otros políticos. En el exterior de la Policía Federal, periodistas de todo el mundo grababan el momento. Los militantes organizaron un corredor humano para que Lula caminara unos metros para llegar a la vigilia.
Allí ya le esperaba un escenario para su primer discurso desde su detención. Agradeció a los que le apoyaron mientras estaba en prisión. Criticó a Moro y a Deltan Dallagnol, que en estas elecciones fueron candidatos y asumieron definitivamente sus intereses políticos. También anunció que recorrerá el país a partir de ese momento para hacer oposición al gobierno de Jair Bolsonaro (PL).
Vigilia
El 8 de noviembre de 2019, al salir de la cárcel, el primer acto de Lula fue una declaración frente a la sede de la Policía Federal en Curitiba, ante el grupo de simpatizantes que mantuvo, durante 580 días, la Vigilia Lula Livre.
«No sabes el significado de que esté aquí con ustedes. Me he pasado toda la vida hablando con el pueblo brasileño, no pensaba que un día estaría aquí hablando con hombres y mujeres que durante 580 días gritaron «Buenos días, Lula», «Buenas noches, Lula», sin importar si llovía, si había 40 grados, si había cero grados. Cada día eran el alimento para la democracia que necesitaba para resistir», dijo.
El campamento se inició el 7 de abril de 2018, en la calle Professora Sandália Monzon, en el Bairro Santa Cândida, en la capital paranaense.
El reconocimiento expuesto por Lula en su declaración no fue una exageración. Además de todas las condiciones climáticas adversas a las que se ha enfrentado la Vigilia durante casi dos años, hubo muchas acciones que intentaron desmovilizar y expulsar a los militantes.
Hubo casos de disparos contra la Vigilia, intentos de desalojar el campamento del lugar, intentos de cortar el suministro de agua, así como diversos tipos de ataques verbales.
El dirigente del MST Roberto Baggio, una de las principales figuras de la movilización, resumió cómo fue el inicio del campamento
«Teníamos a todo el aparato estatal, a la burguesía golpista blanca del otro lado. El día 7 tuvimos la primera batalla, fuimos extremadamente violados, con bombas, gas, disparos. Después de dos horas de violencia y masacre, levantamos la Vigilia Libre de Lula en una decisión colectiva, un juramento de fe y política que creó este espacio».
Todo este esfuerzo se vio compensado por el reconocimiento que Lula subrayó en su primer discurso tras su liberación y en varios otros discursos posteriores. Incluso durante la campaña electoral de 2022, Lula se encargó de recordar la movilización y agradeció la permanencia ininterrumpida de los seguidores.
Anulación de las condenas
El 15 de abril de 2021, el pleno del Supremo Tribunal Federal (STF) decidió, por 8 votos contra 3, confirmar la decisión del ministro Edson Fachin en el Habeas Corpus (HC) 193.726, que reconocía la incompetencia del 13º Tribunal Federal de Curitiba (PR) para juzgar las acciones criminales de la Operación Lava Jato contra el ex presidente Lula (PT).
Con esto, el petista conservó sus derechos políticos y la posibilidad de ser candidato a presidente en 2022. Las acciones criminales que estaban en Paraná fueron remitidas a Brasilia (DF).
Edición: Nicolau Soares, Thalita Pires, Rodrigo Chagas e Glauco Faria
Fuente: https://www.brasildefato.com.br/2022/10/30/luiz-inacio-lula-da-silva-electo-presidente-de-brasil
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