Chile Sename: Cuando trabajar enferma.

«Quemarse» en el ex Sename: La crisis de salud mental en un trabajo de alto riesgo que no ha sido reconocido como tal.

Por Eduardo Candia/The Clinic.

Según el sindicato SINTRASUB, los trabajadores de Mejor Niñez que ejercen sus funciones ‘subcontratados’ por organismos colaboradores elaboran el 97% de la política pública del servicio. Pero en 2020 un estudio reveló que el 43% tenía diagnosticado algún problema de salud mental: sobrecarga administrativa, salarios bajos, amenazas, violencia física y psicológica, entre los motivos. A pesar de esto, reclaman no tener un apoyo efectivo para aminorar los impactos ‘propios’ de sus ocupaciones. The Clinic contactó al servicio, y a dos expertas en la materia para entender cuál es la realidad del asunto. También recogió testimonios de trabajadores para saber lo que ven, escuchan y sienten en el Servicio Nacional de Protección a la Niñez y Adolescencia que reemplazó al Sename.

 
La única luz en la habitación de Daniela proviene de su despertador. Marca las 4:27 de la madrugada. Es la segunda vez que interrumpe su sueño en la noche, angustiada, cansada y con culpa. Parte del intermitente pernoctar se debe a que durante el día realizó una visita a la casa de Lucas, un joven que no asiste al colegio, razón por la cual entró al programa de prevención focalizada (PPF) en el que trabaja como gestora comunitaria. Sin embargo, en su visita encontró un problema mayor

La madre de Lucas sostiene a seis personas con un sueldo mínimo: una persona con movilidad reducida, un adulto mayor y cuatro hijos. Lo que más le impactó: el hogar no cuenta con arranque de agua

El caso de Lucas es uno de los casi 40 que sigue el programa donde trabaja Daniela. Otro de los ingresos que le ocupó la mente durante la noche es el de Vicente: desde su escuela informan al PPF de la venta y consumo de drogas en el interior de su vivienda, hecho que Daniela y sus compañeras de trabajo también han notado.

“¿Qué garantía tenemos nosotras de que no nos va a pasar nada si denunciamos una red de micro o narcotráfico? Es súper complejo, porque asusta a la escuela y nos asusta a nosotras”, se pregunta.

Cuando existe sospecha de vulneración a un niño o niña, es la Oficina de Protección de Derechos (OPD) la que hace un catastro y deriva el caso a uno de los distintos programas que ofrecía el Sename y hoy están bajo la tutela de Mejor Niñez. En el PPF, trabajan con mediana complejidad y preventivamenteNo es raro que el sistema falle. “Nosotros terminamos haciendo esa pega que debería hacer la OPD. En este casó la oficina no logró detectar el tráfico de drogas. Con el tráfico de drogas tú no puedes trabajar preventivamente”, cuestiona.

Actualmente, Daniela piensa en dar un paso al costado tras cinco años. No lo ha hecho porque el PPF le significa un ingreso estable en medio de la incertidumbre económica, a pesar de las “17 lucas diarias” que gana. Este ingreso no compensa que haya estado cuatro meses con una psicóloga, que no pudo seguir pagando..

Este proceso de vocación y desencanto es denominado “quemarse” por el trabajo. 

El Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadores Subcontratados de Mejor Niñez (SINTRASUB), estima que el 97% de los empleados de Mejor Niñez ejerce sus funciones a través de externalización, lo que calculan en más 14.000 trabajadores. El 80% son mujeres. 

Por otro lado, en la Comisión Especial de Infancia del Senado, la ex Directora de Sename, Susana Tonda, señaló en 2020 que las remuneraciones más altas de la institución alcanzan una media de entre 1.300.000 y 1.600.000. También indicó que “los trabajadores de los organismos colaboradores reciben un salario que asciende a menos de la mitad de las cifras antes reseñadas. Dicha información, aclaró, comparando sólo datos a nivel residencial, ya que en programas ambulatorios la relación se hace más difícil de generar”, según información recopilada por la asociación sindical.

Estrés en la residencia

Constanza es educadora de trato directo hace más de media década en una residencia de lactantes y preescolares, cuidando niños de entre cero y cuatro años. Es titulada de la carrera “Educador Social Infanto Juvenil” (sic), un área especializada que Enac abrió cuando comenzaron los cuestionamientos al Sename hace algunos años. El ingreso a la residencia fue difícil, según su relato, comentando que “pasé con licencia por el estrés agudo que sufrí. Pero nunca recibí apoyo psicológico por parte de la residencia, siempre por parte mía, particular”, comenta.

Lo que más le impactó fueron las descompensaciones de los niños y niñas. Es decir, autoagresiones que pueden tener los infantes por desajustes emocionales que sufren al estar separados de sus padres. También las descargas de los usuarios contra las cuidadoras. “Es súper difícil ver a un niño golpearse su cabeza contra el suelo en una descompensación, o que te tiren una silla, o que te amenacen con un cuchillo. No es fácil encontrarte con eso diario”, comenta.

 

La población que trabaja en esos lugares se enfrenta a condiciones de trabajo que afectan su salud física y mental. Hay estudios, por ejemplo, que dicen que al ser trabajadora de protección en niños y niñas, es más probable que recibas un insulto o violencia siendo trabajador del cuidado en estos ámbitos, que siendo policía”, afirma la docente de la Universidad Católica. 

Pero a pesar de los riesgos, Constanza persiste. Tiene la vocación que se ‘necesita’ para este trabajo. Otro de los factores que pueden influir: ser mujer y la maternidad. Según Calderón, en su mayoría las personas que trabajan en la red de Mejor Niñez son mujeres. La carga cultural asociada al género y al cuidado se traslada a este tipo de trabajos. “Hay trabajadoras que cumplen doble o triple jornada de cuidado, en la residencia y en sus hogares, lo que también significa un desgaste”, dice.

Estar expuesto a traumas potentes de otras personas puede generar ‘estrés secundario’. “Niños que han sido vulnerados en sus derechos, que han sido violentados física, psicológica y sexualmente, le significan al trabajador una carga donde él puede desarrollar los mismos síntomas asociados al trauma que el niño y la niña: ansiedad, angustia, irritabilidad, malestar físico, incluso episodios de violencia”, indica Calderón. 

Cuando una persona está expuesta constantemente a traumas de otras personas, se puede producir ‘fatiga por compasión’. “Al estar permanentemente expuesta a altos niveles de traumas, es efectivo que emocionalmente se desarrolla un proceso de agotamiento. Aquí los síntomas están asociados a problemas para dormir, problemas en las relaciones interpersonales, aislamiento, depresión, abuso de alcohol, de drogas, desórdenes alimenticios. Te puede llevar a perder el trabajo incluso”, puntualiza la académica de la UC.

A pesar de todo, Constanza logra relacionarse bien con la mayoría de los casos. Lo qué más le afecta psicológicamente es tener que romper un vínculo cuando un niño abandona la residencia. “Es triste llegar al trabajo y sentir el vacío de que ya no esté el niño que te esperaba todos los días, con sus saludos, con sus besos, con sus abrazos, el que hacías dormir de los primeros. Es fuerte para mí, es como si estuviera en un funeral porque ya no lo voy a volver a ver nunca más. Y no hay apoyo para trabajar eso contigo”, manifiesta Constanza.

Te dicen trabaja desde el amor, trabaja desde el vínculo ¡Pero puta! ¿Y después quién te ayuda a superar esto? Nadie”, cuestiona.

Tras infructuosos intentos de establecer una mesa de trabajo con la exsubsecretaria de la niñez, Rocío Faúndez, el 22 de julio de 2022, SINTRASUB -que representa a trabajadores y trabajadoras de 1.720 programas distintos– llegó hasta La Moneda con una carta para el presidente Gabriel Boric

Después de la petición expresa al Ejecutivo, el 2 de noviembre se retomó contacto con la subsecretaría, siendo atendidos por Fernanda Gajardo, jefa de gabinete. El sindicato le entregó un oficio que destaca en el punto seis:

“De acuerdo al estudio Desgaste Profesional y Riesgos Psicosociales en el Trabajo en Profesionales Subcontratados/as por el SENAME en contexto de pandemia (Matamala, Barrera, 2020), en el plano de la salud mental, el 43.7% de las y los encuestados manifestó tener diagnosticado alguna patología. (…). El mismo estudio señala que los niveles de cansancio emocional fueron: 7.3% riesgo bajo, el 16.2% manifestó un riesgo medio y el un 76.5% un riesgo alto”.

 

Para Francisco Gorziglia -miembro del directorio de SINTRASUB- el estado de salud mental no sólo afecta al propio trabajador y a su familia, sino que también a los niños, niñas y familias con traumas complejos que buscan ayudar. “No podemos entender que trabajadores que tratan de revertir vulneraciones de derecho tengan -a su vez- problemas graves en términos de salud emocional y mental. Es impresentable que ocurra eso”, dice Francisco. En ese entonces, el estudio reveló que el 37.7% de los trabajadores presentó entre una y tres licencias en el último año.

“Hay características más o menos similares respecto a la población que trabaja (en este tipo de servicios): una población mayoritariamente joven y con pocos años de antigüedad. Entran a trabajar a estos organismos después de titularse, muy motivados, con mucho compromiso, revientan, se agotan y terminan buscando cambios de área, cambios de carrera a los cuatro o cinco años de experiencia. Esa es en general la radiografía de lo que les pasa a los trabajadores”

Mucho de esto tiene que ver con la absorción de traumas de los niños. En un ejemplo: yo, trabajador, escucho la situación de un niño que fue abusado sexualmente. Ese episodio es traumático para el trabajador también, y de una manera tiene que botar esa tensión que absorbió. La herramienta que hay es ir a un psicólogo privado, gastar de nuestro bolsillo, cuando son cuestiones que ocurren dentro de la esfera del trabajo”, afirma Gorziglia. 

“La complejidad y el perfil de los niños y las niñas con las que se trabaja también se traduce muchas veces en agresiones que a veces son de alto riesgo. Nosotros, en el sector privado, hemos tenido amenazas de muerte, hemos tenido amenazas con armas de fuego en la cabeza, hemos recibido puñaladas, hemos sido golpeados, nos han empujado, fracturas, contusiones, encierros, etcétera” 

 

Los trabajadores de este servicio se sostienen mediante mera vocación, pero en el fondo saben que el esfuerzo y los riesgos en comparación a las retribuciones no lo valen: sueldos bajos y sin reconocimiento social. “Tengo compañeras a las que les da vergüenza decir que trabajan en una residencia”, afirma Constanza.

El problema mayor que hay en Mejor Niñez son las condiciones laborales y los pagos que hay. La precariedad laboral que hay dentro”, opina Puga.

Autocuidado

“Desde la lógica del derecho, nosotros no somos reconocidos como trabajadores subcontratados”, aclara Francisco Gorziglia. “Pero desde el hecho, vivimos subcontratación: el servicio pone la política pública, te fiscaliza, solicita instrumentos que son propios del servicio. Trabajamos permanentemente con los requerimientos del servicio”, agrega. Cada vez que los sindicatos se han movilizado, se toparon con el artículo 65 de ley 20.032:

“El problema mayor que hay en Mejor Niñez son las condiciones laborales y los pagos que hay. La precariedad laboral que hay adentro”

“Estamos sujetos a lo que era la Ley 20.032, que regula los aportes financieros hacia los organismos colaboradores. Hay un artículo en especial que dice que nosotros no podemos intervenir en materias de orden laboral y relación contractual en términos de, por ejemplo, la renta. Pero lo que sí podemos hacer es resguardar las condiciones laborales desde otro estándares, como el autocuidado”, especifica Gabriela Muñoz, directora del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia.

Siempre hay que estar muy atento a lo que me está pasando, respecto a lo que estoy viendo en el otro (usuarios)” complementa Puga. La profesional explica que hay que estar pendiente de lo que te provocan las experiencias, testimonios, situaciones de vida del niño o niña que estás atendiendo. En palabras simples, es estar atento a lo que te produce el caso.

Daniela, describe que el autocuidado es un requisito administrativo. “Somos un equipo de ocho personas, y nos dan 30 lucas para que con eso podamos tener una jornada de autocuidado, que es obligatoria y que tienes que cumplir ciertas cosas: llenar formularios, cosas que en realidad ni siquiera se alcanzan a hacer. Lo único que quieres hacer es descansar un rato, dormir. Depende del equipo lo que quieras hacer con 30 lucas, para ocho personas. Generalmente nosotras vamos a comer a un restaurante, y ponemos el resto de plata nosotras”.

Desde SINTRASUB señalan que no existe ayuda psicológica en caso de agresiones directas a trabajadores. “Lo único que podemos hacer es ir a la mutual”, afirma Gorziglia.

Cuando The Clinic preguntó a la directora de Mejor Niñez, Gabriela Muñoz, si existe algún protocolo en esta área, se limitó a responder que el servicio exige a los colaboradores estar afiliados a una mutual, pero que por ley no pueden entrometerse más allá en términos laborales.

 

Muñoz, recalca que el estado de salud mental de los trabajadores sí es preocupación para la nueva administración de Mejor Niñez. Existe un presupuesto de 2.500 millones de pesos. “Dentro de las oportunidades que tiene este servicio -y que no tuvo Sename- es que nosotros podemos realizar transferencia directa. Nosotros hoy estamos desarrollando la academia Conectando Saberes, que está en fase de diseño. Estamos construyendo mallas curriculares no sólo con el foco en mejorar la intervención (…) La gracia de este sistema es que tiene foco en cuidar al que cuida”, asegura la Directora.

Si bien, Gabriela Muñoz declara que para Mejor Niñez -que lleva poco más de un año en funcionamiento- es relevante la salud mental de sus trabajadores, SINTRASUB, las expertas y las trabajadoras consultadas por The Clinic dudan de esta preocupación. Después de todo, concuerdan en que Mejor Niñez continúa en una lógica muy similar al funcionamiento que tuvo el Sename.

Fuente: https://www.theclinic.cl/2022/11/23/quemarse-ex-sename-crisis-salud-mental-trabajo-alto-riesgo/


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