A Matías lo conocí en Rucañanco, cuando participaba en una recuperación de tierras. Yo había estado clandestino por un buen tiempo, luego del repliegue táctico que habíamos resuelto como CAM.
Dirigía una reunión. Recuerdo haber indicado que solo participarían mapuche y, luego, señalé la presencia de un
joven que no respondía a nuestras características físicas. Entonces él me emplazó y subrayó con convicción su apellido: Catrileo, dijo y repitió: «Catrileo».
Más tarde supe que provenía de Santiago de #Chile y que, según el mismo gustaba decir, era una mezcla de punk y chorizo. Fue tal vez mi gesto cuestionador el que lo impulsó a ser el más dedicado a las tareas de esa jornada. Me lo encontré en los
puestos de seguridad, haciendo guardia y siempre muy atento a las discusiones, callado, sin intervenir. Más tarde, alguien propuso que me sacaran de la zona.
Sin dudar, Matías se ofreció para hacerlo. En esa ocasión, cruzamos algunas palabras y él, derechamente, me preguntó por mi disposición a resistir ante una eventual detención. Posteriormente, fui hecho prisionero en febrero de 2007 y mi primera visita fue la de Matías Catrileo (….)
Con sus visitas me fui enterando de sus cambios. Matías terminó por transformarse en un destacado militar mapuche, en un weychafe. Lo recuerdo ávido de lecturas y de discusión. Para mí, sus inquietudes y sus deseos de formación eran un desafío. En una ocasión, se coló entre dirigentes indianos que me visitaban, entre ellos Felipe Quispe. Él quería ser parte de esa experiencia y conocer más a fondo la lucha de los pueblos americanos. Para mí, fue impresionante seguir sus cambios, que incluían su forma de hablar y su presencia personal. Dejó de fumar y se ejercitaba y absorbía todo lo que se proponía intelectualmente, porque en ese plano era muy destacado. Su máxima definición fue abandonar sus estudios e irse a vivir y luchar en las comunidades.
Matías Catrileo fue siempre un ser humano animoso y vital, muy convencido del proceso que emprendía nuestra organización. Sus cualidades como weychafe lo habrían impulsado, lo doy por seguro, a ser una figura principal de nuestro movimiento.
Soy un convencido que Matías vive entre nosotros. Los mapuche lo sabemos. Su püllü se deposita cada vez que continuamos éste proceso de liberación…..
*Extraído del libro «WEYCHAN, conversaciones con un weychafe en la prisión política» CEIBO 2012. Este enero se cumple un año mas de que Matías Catrileo cayera asesinado por las balas del estado, mientras participada de una recuperación de tierras en el fundo Santa Margarita usurpado por la familia Luchsinguer. La dignidad de nuestro pueblo tiene nombre, MATIAS CATRILEO. #MatanzaViva.
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