Chile «nunca más»: el diritambo de la ley contra el negacionismo y el audio del señorito Boric.

“Niégalo todo”

por Diario Revolución.

Estamos en esa época del año en que los fascistas dan rienda suelta “a lo que piensan”. Las provocaciones pinochetistas, sin embargo, encubren convenientemente otra operación, más sutil, de legitimación política de la dictadura. Se trata, para variar, de un acuerdo que el oficialismo quiere cerrar con los apologistas de la tiranía.

La diputada Carmen Hertz, del Partido Comunista, ha vuelto a poner en la agenda un proyecto de ley de su autoría que castiga el “negacionismo”, entendido como el acto cometido por “el que públicamente justificare, aprobare o negare las violaciones a los derechos humanos cometidas en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990” o el que “públicamente exprese menosprecio o deshonra contra las víctimas de las violaciones señaladas en el artículo anterior, o enaltezca a los autores de las mismas”.

Si tal ley rigiera, por estos días, la fiscalía debería trabajar horas extra. En redes sociales, al menos, los negacionistas están que arden. Y los dirigentes políticos de la derecha, cada vez que se les pregunta sobre el tema, niegan hasta a su madre.

Y eso que, al parecer, no quisieran realmente hacerlo. Y no por miedo al castigo. La moción de la diputada Hertz no se ha movido ni un milímetro en la cámara desde que la presentó en 2018. En todo caso, su proyecto, les auguraría 61 días en cana y una multa de hasta 40 UTM, o sea, poco más de dos y millones de pesos.

No. Simplemente, no pueden evitarlo. Reconocen que, en términos políticos, es “inoportuno” e “inconveniente”. Pero lo hacen igual.

¿Será que les sirve, pese a todo?

En un acto por el 111º aniversario de la fundación del Partido Obrero Socialista de Recabarren, que el PC -con alguna razón, por cierto, pero también con un pichintún de “negacionismo” con respecto a su historia- toma como propio, se leyó una carta de su presidente, Guillermo Tellier, en que éste condenó el “negacionismo miserable” del consejero constitucional electo Luis Alejandro Silva, del grupo de Kast. Silva había dicho que Pinochet era un “estadista” por el que sentía “un dejo de admiración”.

“Debemos enfrentar con toda la fuerza el negacionismo que ha intentado instalar desde el Partido Republicano”, agregó Teillier en su misiva. No podía saber que esa misma mañana otra dirigente de la derecha, pero no del Partido Republicano, sino la vicepresidenta de la UDI, María José Hoffmann, se había despachado su propia provocación: las “barbaridades que hizo Allende”, señaló, eran “bastante equiparables” a las de dictadura.

Eso ya es un problema. Responderle al niño virgen republicano es una cosa, enemistarse con sus socios parlamentarios pinochetistas, otra muy distinta. Menos, a pocos días de que el propio presidente de la República instara a la celebración de grandes acuerdos con esos mismos apologistas de la dictadura.

Más aún si, semana por medio, los parlamentarios del PC deben votar, en perfecta armonía con los negacionistas, por métodos dictatoriales de persecución al pueblo mapuche: el estado militar que rige en Wallmapu.

Por eso, el proyecto de ley de la diputada Hertz no parece tener un destino muy auspicioso. El propio encargado de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, nombrado personalmente por el jefe del gobierno, el muy vicioso Patricio Fernández, exculpó a Silva: “Creo que declarar algo así cabe dentro de la libertad de expresión. Es perfectamente posible discutir las razones de por qué se llegó a esa dramática situación”.

Y afirmó que él no era “partidario de una ley que sancione el negacionismo. No me parece que sea el camino. Creo que en la discusión abierta, democrática, esto se resuelve mejor”.

Fernández dejó claro cómo se imagina aquel debate, a propósito de los 50 años. En el diseño del gobierno, la consigna “Nunca más”, que ha acompañado el recuerdo de la dictadura desde siempre, ahora parece inadecuada.

“La frase del ‘Nunca Más’ es una declaración virtuosa, pero no garantiza que no vuelva a suceder. La historia muestra que las fuerzas autoritarias reaparecen. Por eso, la comunidad política debiera comprometerse a cuidar y defender la democracia. Las amenazas pueden venir de distintos lugares o colores políticos”.

¿Se entiende la idea?

Distintos “lugares”. Distintos “colores políticos”. Distintos, por supuesto, de los “lugares” y “colores” del pinochetismo.

Fernández no se limitó a las insinuaciones. Dibujó el contorno del pacto que propone el gobierno a los negacionistas:

“la generación joven de la derecha y la de Gabriel Boric no se han hecho daño. No se han matado entre ellos. Por lo tanto, no se tienen que reconciliar. El asunto no es cómo reparo el daño que hice, sino cómo acuerdo con ese otro -habiendo aprendido de los costos que tuvo esa historia- un espacio en que las diferencias sean aceptadas. La democracia es un bien común. Necesitamos acordar que será defendida entre todos. Que no nos vamos a matar, que nunca más se va a torturar o hacer desaparecer personas, sea cual sea el nivel de nuestras diferencias”.

Es bien estrecho este acuerdo. La “generación joven” de la derecha y la de Boric se extienden una garantía mutua de indemnidad para, juntos, “defender la democracia”.

Boric y la derecha. Todos los demás, que se preparen, dice el gobierno,… a ser negados.

Fuente: https://diariorevolucion.org/2023/06/04/niegalo-todo/


Un ejemplo reciente de negacionismo: las palabras del señorito Boric en la reunión con los parlamentarios de la «macrozona sur».

Boric, con su audio filtrado: HA MOSTRADO SU FAZ: FACHO, SUPREMACISTA Y MENTIROSO.

por Radio Villa Francia/M y R/Capucha Informa.

En los últimos días el foco noticioso de la prensa canalla y las rrss ha sido puesto en la autoría de la filtración de un audio grabado en una reunión secreta con parlamentarios de la zona Sur. La casta se desgasta en cachetadas de payaso, sobre la responsabilidad o inocencia, del diputado supremacista Mellado, autor de la grabación filtrada SOLO a La Tercera.
 
PERO…¿SE OLVIDARON TODOS DE QUE DIJO BORIC EN ESA FILTRACIÓN? La casta política y los adherentes del gobierno, SI.
 
Boric se sacó todo velo, y se mostró como un supremacista amigo de Naveillan y el APRA. convocó a los parlamentarios PARA HABLAR EN SECRETO de sus planes de suprimir la lucha del Pueblo Nación Mapuche, mediante la cárcel y su agenda represiva colonial.
 
Boric:
«Es importante que haya un momento en que esto se establezca un LÍMITE, porque si no lo abordamos al final SIEMPRE HABRÁ ALGUIEN que TRATE DE CORRER EL CERCO o que MANTENGA VIVA LA DEMANDA [por las tierras usurpadas]».
 
«[Sobre la resistencia mapuche] Uno no PUEDE para MATAR un mosquito usar una BAZUCA, TENEMOS que ELEGIR BIEN»
Junto a su discurso supremacista, LES PROMETIÓ SACAR ESTE AÑO UNA NUEVA LEY «ANTITERRORISTA». Para generar un «sentido común» y aprobarla, EL GOBIERNO HA URDIDO UN MONTAJE (ATAQUE DE FALSA BANDERA). Así quedo manifiesto -hasta este momento- tras la serie de dinamitazos a infraestructura. En el montaje han participado @el.ciudadano, la Radio del fascista Mosciatti y EMOL, AL PUBLICAR UN EXTRAÑO COMUNICADO de un supuesto «Movimiento 18 de Octubre». Este comunicado, que incluye errores de tipeo y ortográficos, y fue desmentido por grupos que en RR.SS. ya existían con un nombre similar desde 2019.
 
ESE COMUNICADO Y LOS ATENTADOS DE FALSA BANDERA COINCIDEN con los anuncios de la Ministra SQM y @gabrielboric sobre la urgente «mejora a la ley antiterrorista», por cuya aplicación el Estado chileno ha sido condenado reiteradamente por la Corte Interamericana.
 
Boric, con su audio filtrado, HA MOSTRADO SU FAZ, EN LA «VERDADERA MISERIA DE SUS CARNES»: FACHO, SUPREMACISTA Y MENTIROSO.
 
Puede ser una imagen de 2 personas y texto que dice "BR RVF MUROS& APRA MENTIROSO Y SUPREMACISTA ORGANIZA REUNIONES SECRETAS CON EL APRA, PARA ENCARCELAR MAPUCHE. LO DELATAN Y CULPA A LA FILTRACIÓN. SE CAEN SUS ÚLTIMAS CARETAS"
 
 
 
 

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1 Comment

  1. El discurso ideológico del Frente Amplio siempre tuvo un núcleo que correctamente hoy se moteja de «rechapruebo» o «fachoprogresía». Luis Thielemann, ex militantes del FEL en la UC de Santiago, luego articulador ideológico de Izquierda Autónoma (semilla y centro de lo que es hoy Convergencia social), conocido polemista del sitio redseca con artículos sobre el autonomista obrerista de Mario Tronti (1960s-1970s), hoy editor de la revista pseudomarxista «Rosa» y organizador del ciclo de charlas «Marxismos del siglo XXI», muestra claramente la esencia de esta «fachoprogresía» del «rechapruebo». Dejo las citas esenciales, comentarios sobran:

    «Interferencia conversó con Luis Thielemann, historiador y académico de la Universidad Finis Terrae, sobre Pinochet, el pinochetismo y sus expresiones en el Estado actual chileno

    […]

    Por ejemplo, a todos les parece súper obvio que hay una oposición entre un estadista y un dictador, que son dos cosas que no pueden ir juntas.

    – ¿Y pueden conciliarse?

    – Pueden ir juntas. O sea, este es un continente completo formado por guerras civiles, formado por guerras de independencia brutales a las que le siguieron gobiernos autoritarios o derechamente dictaduras militares. Y esa es la historia real de su conformación, la democracia real, una democracia que puede merecer ese nombre, es algo que recién aparece en el siglo 20. O sea, estadistas que no fueron para nada democráticos han existido siempre en este continente.

    Este país reconoce a personajes históricos como Manuel Montt, que pasó su gobierno, con la guerra civil y casi todo su decenio, en Estado de excepción, y se le considera un estadista. Lo mismo pasa, por ejemplo, cuando otros historiadores desde la izquierda, como Gabriel Salazar, reivindican a Ramón Freire; y están reivindicando a un militar que se dispuso a hacer la guerra civil contra el Estado central.

    […]

    – Yo soy una persona de valores democráticos. No me gusta para nada la figura de Pinochet, pero esta polémica la hemos tenido en otras circunstancias con otros colegas y no se le puede negar eso. O sea, no por salvar la imagen de la República vamos a negar el rol de Pinochet en ella. No podemos negar su rol como conductor del Estado actual, ni el rol de que es el primer «presidente» de la serie de gobiernos que vinieron después, en la medida que nadie todavía cambia la fecha del 11 de marzo como el hito para pasarse la banda de un mandatario a otro. Eso lo impuso Pinochet el 11 de marzo de 1981. O sea, es un constructor del Estado actual, y eso es innegable.

    […]

    Hay un deseo de un Estado violentista, de un Estado terrorista, que ponga orden para que los negocios funcionen. Esto también es muy importante sostenerlo, porque al progresismo le cuesta reconocerlo, ahora menos, porque los resultados electorales han sido bastante apabullantes, y a buena parte del país -entre 1/3 y un 45% cada vez que sale a votar- le parece históricamente bien eso.

    Hay un mito democrático nacido después de la Alemania nazi que dice que en algún momento las bondades de la democracia y el discurso moderno, civilizador, progresista, por sí solo, va a convencer a todo el mundo de que es mejor que la dictadura y la violencia. Pero, lamentablemente hoy a buena parte de la población le parece bien Pinochet; quiere que maten al vecino que pone la música fuerte, al comunista que corta la calle y no lo deja volver a su casa.

    Y eso va a crecer y legitimar en la medida que la democracia no se legitime y los gobiernos civiles no respondan a los sectores populares y sus necesidades.

    – A veces se señala que existen diques democráticos que evitan el avance de ese discurso ¿es así o hay un gen violentista que cada tiempo aparece?

    – No creo que haya un gen violentista ni nada de eso, pero sí tal vez teníamos demasiada confianza en el triunfo de la modernidad, la democracia, la civilización

    […]

    Acá nos parece súper lógico que el Estado chileno reviente una calle o reviente todo el día el centro de la ciudad, a punta de gases, apaleos y agua porque hay 30 tipos que se le ocurrió protestar ese día, en vez de ir, como lo hacen en todas partes del mundo, acordonar la calle, y esperar que el tipo proteste, porque tiene derecho. Esos son los diques democráticos.

    […]

    Entonces aquí se cree que el autoritarismo es una especie de traición a los valores democráticos, cuando la traición a los valores democráticos parte por hacer que la democracia sea tan inútil como es hoy día. Y eso también le cuesta sincerar a la República.

    La defensa de la democracia tiene que partir por sincerar qué democracia queremos defender y esta no es esa democracia. Esto es una cosa con derecho a las elecciones, que no es poco -y no es poco que tengamos garantías que no teníamos en dictadura-, pero tenemos que sincerar que esta es una democracia súper limitada y que, así como está existiendo hoy día no tiene mucha capacidad de defensa.

    – ¿Qué le parece el nuevo Consejo Constitucional?

    – Lo votó la gente.

    […]

    Los historiadores no podemos hablar del futuro, no sabemos qué va a pasar ni hacemos apuestas con eso, porque lo tenemos prohibido, pero creo que hay dos salidas posibles. Una es que José Antonio Kast asuma que está frente a un país que está muy agotado de la política y que él tiene una oportunidad única de refundar este país para el siglo 21. No es una persona para nada de mi agrado, pero no puedo descartar que pueda tener la talla de un estadista, la talla moral de echarse al hombro el producir un pacto que permita una nueva Constitución capaz de sortear el difícil escollo que va a ser aprobarla en el plebiscito, porque la gente no quiere aprobar nada, salga lo que salga.

    – Pareciera que no.

    – Por eso tiene que producir algo que deje contentos a muchos, que dé garantías sociales y democráticas, a pesar de ser Kast. Esa es una alternativa, y si lo hace de verdad, el tipo se puede convertir en el fundador del siglo 21 chileno. Eso no es nuevo, esto pasó, por ejemplo, con Jorge Batlle en Uruguay. Batlle era un político que no era de izquierda y que terminó produciendo uno de los sistemas de bienestar más fabulosos que tiene este continente. Un país que es considerado de izquierda; Uruguay, y bueno, en el momento en que se funda lo hace un presidente de derecha.

    Cuando Juan Domingo Perón produjo el sistema social que tiene la Argentina, que no importa la mala propaganda que tiene, es un muy buen sistema, lo hace contra el comunismo. Entonces, no es algo que no pueda suceder y sería bueno para Chile.

    La otra salida, que se ve probable, es que aunque Kast quisiera esto, no sea capaz de revertir lo que opina buena parte de su partido y buena parte de su primera línea de votantes, los más pinochetistas, del barrio alto o de los sectores medios de regiones

    […]

    Y es cierto, en Chile en los últimos 50 años ha habido movilidad social, han mejorado las condiciones materiales para la mayoría de la gente, pero la cantidad de gente que ha dejado de ser pobre y la pobreza no es un asunto absoluto, es un asunto de relaciones.

    […]

    – Tú eres profesional, yo también. A los profesionales, a la gente educada, a ese mundo que vota, aunque haya sido voluntario el voto, nos parece muy aberrante que a alguien no le importe la política o tenemos esa idea de que ‘todo es político’ o nos reímos de ese meme, del tipo que dice mira, ‘yo no soy ni de izquierda ni derecha’, pero el tipo es de derecha.

    […]

    La modernidad, la democracia, se construye precisamente para evitar eso, para construir sistemas racionales de orden civil, donde no todos terminemos esclavos o muertos de hambre. ¿Y de repente, qué es lo que ocurre? Sobre todo, radicalmente de los 70 hasta ahora, en todo Occidente, en todo el mundo, es que esos pequeños elementos que tenía la democracia, que tenía la República para contener al capitalismo, los empezamos a desactivar.

    Entonces viene una persona con la mayor racionalidad del mundo, la racionalidad que tiene alguien que trabaja, que paga deudas, o sea alguien inteligente y que prioriza, y te dice mira, gane quien gane, yo mañana tengo que trabajar igual y le decimos ‘tonto’ o le decimos ‘facho’, cuando esa persona está diciendo la racionalidad más potente de clase que hay hoy día. La democracia no le sirve.

    […]

    Lo que no quita, por otro lado, que tenemos que comprender a Pinochet, y tenemos que permanentemente seguir entendiendo el pinochetismo. Entender aquellas fuerzas históricas que antes de Pinochet ya tenían por estrategia reimponer las condiciones del siglo 19, las condiciones de explotación ultra oligárquica o ultra conservadora. Y los grupos sociales y políticos que después de la dictadura tienen por estrategia el pinochetismo.

    Por lo tanto no estoy de acuerdo para nada con una ley que castigue el negacionismo. En general no estoy para nada de acuerdo con cualquier ley que se meta con la libertad de expresión, también la libertad expresión de los pinochetistas, también la libertad de expresión de los nazis.

    Primero, porque no sirve de nada. Si lo que quieres es no escuchar discurso nazi, bueno no vivas en una ciudad, la ciudad es para eso, para incomodarse. La democracia, la República es eso. Como decía Rosa Luxemburgo la libertad de expresión es siempre la libertad del otro. No es la mía, no es la de los que piensan como yo, es la del que me incomoda. Esa es la defensa de la libertad de expresión. Entonces yo en eso soy tajante, no me parece para nada eso porque, además, cuando lo prohibimos, lo mitificamos y dejamos de comprenderlo.

    Esta es una sociedad que tiene que hablar igual que la educación sexual. Tal vez el mejor ejemplo de por qué es importante hablar del pinochetismo y no prohibirlo es lo que pasa con la sexualidad. Cuando prohíbes hablar de algo, en vez de conversarlo y entenderlo, terminamos en puros desastres, en malas comprensiones, mistificaciones ridículas y con mucha gente dañada.

    Y tenemos que entenderlo, tenemos que estar conversando en todo momento de por qué la sociedad… el pinochetismo era tu vecino que llamaba a las 02:00 de la mañana a la CNI para decirle que tu estabas ahí, sabiendo que te iban a torturar. Y ese vecino sigue siendo tu vecino.

    El pinochetismo es ese 44% que sacó el Sí el 88…»
    (Historiador Thielemann: «Hay que discutir el papel de Pinochet en la construcción del Estado y ver si solo fue garante de la violencia necesaria para instalarlo», Interferencia, 11 junio de 2023)

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