Rusia: Putín contra Lenin. A propósito de las últimas declaraciones del presidente ruso.

¿Comparó realmente Vladimir Putin la traición de los mercenarios de Wagner con las acciones de los bolcheviques?

por Cristóbal García V./Canarias Semanal.

El pasado sábado el presidente de Rusia comparaba la traición del líder de la organización mercenaria Wagner con el «Golpe recibido en Rusia en 1917», cuando – dijo – «el país luchaba en la Primera Guerra Mundial y la victoria le fue robada: intrigas, disputas y politiqueos a espaldas del ejército y de la nación se convirtieron en la mayor confusión, la destrucción del Ejército y el colapso del Estado, y la pérdida de vastos territorios». Pero.. ¿a qué y a quiénes se estaba refiriendo Vladímir Putin al realizar esta comparación de carácter histórico? Y, ¿qué puede deducirse del discurso del mandatario sobre sus concepciones políticas?

El fallido intento de Golpe militar en Rusia del jefe de la organización mercenaria Wagner, Yevguéni Prigozhin, que hasta ahora combatía a las órdenes del Gobierno de Moscú, ha vuelto a poner de manifiesto lo que, en nuestra opinión, constituye un grave error de interpretación en la caracterización del Ejecutivo de ese país por parte de determinados sectores antiimperialistas de Occidente.

En términos coloquiales, el citado error podría resumirse en la suposición apresurada de que «el enemigo de nuestros enemigos» debería ser necesariamente «nuestro amigo». Es decir, que dado que Rusia se enfrenta actualmente a la OTAN en Ucrania, el gobierno de Vladímir Putin tendría que ser catalogado como un exponente destacado del «antiimperialismo» internacional.

De dicha suposición se infiere que para denunciar el carácter criminal de la Alianza Atlántica -incluyendo su política de acorralamiento a Rusia- habría que convertirse en un incondicional defensor de Putin, si no se desea ser incorporado al infame grupo de los llamados «ni-nis»; esos analistas y políticos presuntamente «neutrales» pero que , a la postre, siempre acaban justificando las intervenciones militares y la injerencia imperialista de Occidente.

Numerosos Partidos Comunistas de todo el mundo, adscritos ideológicamente al marxismo y al leninismo, han rechazado enérgicamente esta dicotomía (1) que pretende obligarnos a ser defensores de Vladímir Putin como condición sine qua non para denunciar a nuestras burguesías domésticas y sus estrategias bélicas. Resulta preciso reconocer, no obstante, que la identificación con Putin de sectores de la izquierda no institucional se ha extendido en Europa, por diversas razones cuya consideración excedería con mucho los límites de este artículo.

¿A QUÉ SE REFIRIÓ VLADÍMIR PUTIN AL COMPARAR LA TRAICIÓN DE PRIGOZHIN CON LA DE 1917?

Lo cierto es, sin embargo, que sostener la interpretación que presenta a Putin como un campeón progresista del antiimperialismo requiere el deliberado esfuerzo de cerrar los ojos ante toda una serie de evidencias que el propio mandatario ruso se ha empeñado machaconamente en proporcionarnos.

Así lo hacía, una vez más, el presidente ruso el pasado sábado, cuando, al referirse a la traición del patrón de los mercenarios de la empresa Wagner, que hasta ahora había sido jaleado por él mismo como uno de sus principales aliados militares, manifestó ante las cámaras de televisión que:

«Un golpe como éste recibió Rusia en 1917, cuando el país luchaba en la Primera Guerra Mundial. Pero la victoria le fue robada: intrigas, disputas y politiqueos a espaldas del ejército y de la nación se convirtieron en la mayor confusión, la destrucción del Ejército y el colapso del Estado, y la pérdida de vastos territorios, desembocando finalmente en la tragedia de la guerra civil».

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YEVGUÉNI PRIGOZHIN, EL PATRON DEL GRUPO WAGNER, EN UNA ANIMADA VELADA CON PUTIN.

Las declaraciones de Vladímir Putin, recogidas en este mismo diario digital, no pudieron ser más definitorias de cuál es realmente su pensamiento político. Pese a ello, en apenas unas horas, quienes defienden al jefe del Ejecutivo ruso desde la izquierda construyeron una alambicada especulación orientada a tratar de salvar la imagen del mandatario eslavo.

De acuerdo con esa especulación, en su declaración pública Putin no habría acusado de «traidores» a los revolucionarios bolcheviques que, en 1917, lograron acabar con el imperio zarista y, posteriormente lideraron la creación del primer Estado socialista; sino que se habría referido al fallido intento de golpe de Estado de Kornílov (2), un general que, durante el Gobierno provisional de Kérenski, protagonizó un alzamiento militar que fue derrotado en unos pocos días.

Esta justificación esgrimida ad hoc no resiste, como veremos a continuación, la más somera contrastación con las propias palabras de Vladimir Putin, porque:

¿Cómo un alzamiento militar derrotado en unos pocos días podría considerarse responsable de «robarle la victoria» a la Rusia zarista en la I Guerra mundial? Y… ¿de qué manera ese levantamiento fallido pudo haber provocado «la destrucción del ejército, el colapso del Estado, la pérdida de vastos territorios» y, finalmente, la Guerra Civil, desatada por las clases dominantes del viejo Imperio ruso como reacción a la incipiente Revolución bolchevique?

Resulta evidente, para quienes no deseen ser víctimas del autoengaño, que la acusación de Vladímir Putin solamente se podía dirigir a los revolucionarios que, siguiendo la consigna de Lenin de que era necesario acabar con la guerra imperialista, firmaron el Tratado de Brest-Litovsk. Un acuerdo de paz en el que, efectivamente, el nuevo gobierno revolucionario tuvo que aceptar la pérdida de territorios – en su mayoría posteriormente recuperados – por la situación de debilidad en que se encontraba en ese momento frente al resto de las potencias en conflicto.

LAS CONCEPCIONES DE PUTIN ENFRENTADAS A LAS DE LENIN: ¿A QUÉ CLASE SOCIAL REPRESENTA CADA CUAL?

Lo esencial, en cualquier caso, no es la utilización improvisada de una u otra justificación para tratar de sostener, a toda costa, un determinado relato, sino la manera en la que los defensores de Vladímir Putin parecen querer eludir, con la citada artimaña, el análisis concreto del discurso del mandatario ruso. Acaso la única manera de ignorar que éste refleja concepciones ideológicas reaccionarias, próximas a la defensa de la clásica «Rusia Imperial» y, desde luego, situadas en las antípodas de revolucionarios de la envergadura de Lenin.

El presidente ruso, en efecto, se refirió en su alocución pública a los «aventureros políticos» que -según su visión chovinista de la Historia – habrían sido responsables de «robarle» la victoria a la Rusia Zarista en la I Guerra Mundial.

Lenin, en cambio, dejaba claro, en su folleto «La guerra y el socialismo», que la posición de los revolucionarios frente a la Rusia imperial durante la I Guerra Mundial debía ser la misma que frente al resto de países imperialistas en liza:

«se ha puesto en juego un inmenso y monstruoso aparato de falsedades y argucias para inocular el chovinismo a las masas, para dar la impresión de que el gobierno zarista libra una guerra «justa», que defiende desinteresadamente a sus «hermanos eslavos», etc» (3).

En contraposición a esa política, el líder de la Revolución de Octubre defendía una postura que, efectivamente, de acuerdo a la concepción de Vladímir Putin, podría considerarse propia de “traidores” a la “patria”.

«Lo que deben hacer los socialistas es aprovechar la guerra que se hacen los bandidos para derrocar a todos ellos… El carácter reaccionario de esta guerra, las mentiras desvergonzadas de la burguesía de todos los países, que disimula sus objetivos de rapiña con una ideología «nacional», suscitan ineludiblemente, en la situación revolucionaria objetiva que se ha creado, un espíritu revolucionario entre las masas. Nuestro deber es ayudar a que las masas adquieran conciencia de ese espíritu, profundizarlo y darle forma. Esta tarea sólo la expresa certeramente la consigna de la trasformación de la guerra imperialista en guerra civil, y toda lucha consecuente de clase durante la guerra, toda táctica de «acciones de masas», aplicada en serio, conduce de modo inevitable a dicha trasformación» (4).

Con esta posición de clase, antagónica a la defensa de la “Gran Rusia milenaria” a la que Putin recurre frecuentemente, Lenin denunciaba también, especialmente, a los «socialchovinistas» que:

«Aplican una política antiproletaria, burguesa, pues lo que propugnan en realidad no es la «defensa de la patria» en el sentido de la lucha contra el yugo extranjero, sino el «derecho» de tales o cuales «grandes» potencias a saquear las colonias y oprimir a otros pueblos. Los socialchovinistas repiten el engaño burgués de que la guerra se hace en defensa de la libertad y de la existencia de las naciones, con lo cual se ponen del lado de la burguesía contra el proletariado». (5).

Finalmente, Lenin enarbolaría el conocido lema bolchevique de “pan, paz y tierra” que se concretó, tras la llegada al Poder de los revolucionarios , entre otras políticas, en la firma del ya citado Tratado de Brest Litovsk.

¿UNA GUERRA ENTRE «HERMANOS» DE CLASES ANTAGÓNICAS?

Otro aspecto igualmente significativo del discurso del Presidente ruso es su caracterización de la Guerra Civil en Rusia como un conflicto en el que – por culpa de los «aventureros políticos» – se enfrentaron «rusos contra rusos y hermanos contra hermanos».

Sin que quepa al respecto otra explicación plausible, Putin defiende con esa frase que los campesinos pobres y los obreros rusos explotados secularmente, y enviados a morir a las trincheras de la I Guerra Mundial, que se sumaron a la Revolución y posteriormente a su defensa frente a las fuerzas reaccionarias de la Rusia blanca durante la Guerra Civil, deberían haberse considerado «hermanos» de sus explotadores, de la rancia aristocracia y los capitalistas, por el mero hecho de que todos eran rusos. O dicho con otras palabras, deberían haber antepuesto la «unidad de la madre patria» -de la patria zarista de los terratenientes- a su propia supervivencia y a sus intereses de clase.

Huelga decir que, nuevamente, Putin se sitúa así en las antípodas ideológicas de Lenin, que ya entonces explicitaba cuál debía ser la postura de los revolucionarios ante este tipo de conflictos. Con la misma fuerza que rechazaban la participación de los pueblos en las guerras imperialistas,

«Reconocemos plenamente la legitimidad, el carácter progresista y la necesidad de las guerras civiles, es decir, de las guerras de la clase oprimida contra la clase opresora, de los esclavos contra los esclavistas, de los campesinos siervos contra los terratenientes y de los obreros asalariados contra la burguesía» (6).

Cabe puntualizar que dicho reconocimiento no partía de ninguna suerte de inclinacion guerrerista de Lenin, sino de su certero convencimiento, -corroborado reiteradamente por la historia-, de que las clases dominantes de cualquier sociedad jamás aceptarán ser desposeídas de sus privilegios sin recurrir, en último término, a la fuerza de las armas para aplastar a sus enemigos.

El intento de presentar como «hermanos» a los miembros de clases sociales enfrentadas antagónicamente no es, obviamente, una práctica política exclusiva de Vladímir Putin. En el sistema capitalista, como antes sucediera en el Régimen feudal, cualquier mandatario -presidente o Rey- intenta ganar su legitimidad presentándose como representante de todo el “pueblo” o de la “nación”; si bien la defensa de la «patria» debería alertarnos especialmente cuando se alude, como hace Putin, a aquella Rusia Imperial que el propio Lenin caracterizaría como «una cárcel de pueblos».

Las palabras de Vladímir Putin, efectivamente, deberían poner sobre aviso a sus fans de izquierdas, hasta el punto de obligarles a recuperar el básico análisis acerca del carácter de clase del actual Estado ruso, y del propio Putin como representante de la burguesía de su país, que en los últimos tiempos parece haber sido totalmente eclipsado por las consideraciones meramente geostratégicas que hegemonizan hoy la Ciencia Política burguesa.

ALGUNOS ANTECEDENTES RECIENTES DE VLADÍMIR PUTIN

En último término, resulta preciso recordar que los últimos dislates históricos enunciados por el presidente de Rusia tampoco pueden considerarse novedosos. No es esta, en efecto, la primera vez en la que Putin se manifiesta en contra del legado de Lenin y de los bolcheviques, o ha considerado oportuno dejar en evidencia su anticomunismo.

En otra alocución pública emitida poco antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania, Putin acusaba directamente a Lenin de ser el creador de ese país, culpándolo de la desintegración de la Unión Soviética por su defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Una acusación con la que el mandatario ruso trató de obviar que la mayor parte de los pueblos de la URSS aprobaron, en el referéndum de marzo de 1991, seguir formando parte de la Unión de Repúblicas. En Ucrania, concretamente, votó en este sentido nada menos que un 81,7% de los electores, con una participación total del 83,5%. (7).

Y es que no fue el derecho a la autodeterminación defendido por Lenin, sino las «intrigas, disputas y politiqueos» de unos pocos conspiradores -entre los que se encontraba el padrino político de Vladímir Putin, Boris Yeltsin- las que terminaron de finiquitar la ominosa destrucción de la Unión Soviética y propiciaron el saqueo de las riquezas colectivas por parte de los nuevos capitalistas. Fue sí, el propio Putin, el que, al igual que hiciera Napoleón Bonaparte con la burguesía francesa, se encargaría más tarde de disciplinar a los capitalistas rusos para hacer posible la viabilidad efectiva del nuevo sistema económico.

En la misma alocución pública en la que Putin calificó a la Ucrania actual como la “Ucrania de Lenin”, advirtió también a los dirigentes de ese país que si ellos deseaban “descomunistizar”, él no tenía problema alguno con ello, pero les instaba a llegar hasta el final.

“¿Queréis descomunizaros? Bien, por nosotros no hay problema, pero no os quedéis a medias”- afirmó el mandatario, como podrá comprobar el lector en el segundo vídeo que adjuntamos a este artículo (**).

Las palabras, concepciones políticas y trayectoria del presidente ruso Vladímir Putin no constituyen, en definitiva, una realidad ignota que no pueda ser constatada por quienes deseen construirse un juicio justo y objetivo sobre la personalidad del líder ruso. Y no se trata de asumir las caricaturas occidentales que presentan a este mandatario como a «un demente» que habría decidido iniciar la guerra en Ucrania por simple egolatría y maldad, y ocultan deliberadamente la implicación directa de la OTAN y los Estados Unidos como instigadores y promotores del conflicto.

Pero tampoco es coherente reproducir interpretaciones infundadamente benevolentes que no resisten el peso de la prueba y solamente contribuyen a multiplicar la confusión entre quienes pretenden llegar a entender la compleja realidad internacional que nos ha tocado vivir y sufrir.

Se trata, simplemente, de caracterizar a todos los protagonistas de la historia contemporánea, y del momento actual, situándolos en el lugar correcto del eje de coordenadas que les corresponde de acuerdo a la clase social que representan y recurriendo para ello a la mejor herramienta de la que disponemos para analizar la conflictiva realidad social: la metodología marxista.

Prescindir de esa herramienta, o supeditarla a las coordenadas hoy en boga de la geopolítica de potencias y bloques a nivel mundial, puede llevarnos a confundir lo accesorio con lo fundamental. No atrevernos a realizar el análisis de clase hasta las últimas consecuencias y sin ningun tipo de concesiones, como nos enseñara hacer justamente Vladímir Lenin, se nos antoja una negligencia política grave que, más tarde o más temprano, tendríamos que pagar.

(*) Vídeo relacionado: La significativa comparación de Vladímir Putin entra la traición del líder del grupo mercenario Wagner y lo sucedido en Rusia en 1917:

(**) VÍDEO RELACIONADO: Putin culpa a Lenin de la situación en Ucrania, ante de iniciar la intervención militar, e insta a los ucranianos a «no quedarse a medias» si desean «descomunistizar».

Referencias bibliográficas:

(1) Declaración conjunta de partidos comunistas de todo el mundo sobre la guerra de Ucrania.

(2) Más información sobre el fallido Golpe de Estado de Kornílov al que algunos defensores de Putin han decidido recurrir para no analizar el carácter reaccionario de la concepción histórica expresada por el presidente Ruso durante su alocución pública.

(3) «El socialismo y la guerra». (La actitud del P.O.S.D.R. ante la guerra). V. I. Lenin.

(4) Ibídem.

(5) Ibídem.

(6) Ibídem.

(7) El domingo 17 de marzo de 1991 se celebró un referéndum sobre el futuro de la Unión Soviética con la siguiente pregunta para los votantes: «¿Considera necesario preservar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como una federación renovada de repúblicas soberanas iguales en la que se garantizarán plenamente los derechos y libertades de una persona de cualquier nacionalidad?» Con una participación registrada de 185.647.355 (80,03%), votaron a favor 113.512.812 de electores, un 76,40%.

Fuente: https://canarias-semanal.org/art/34573/a-proposito-de-las-ultimas-declaraciones-del-presidente-ruso-putin-contra-lenin-videos


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