por Carlos Basso Prieto/Unidad de Investigación de El Mostrador.
En menos de diez días, la Fiscalía de Análisis Criminal de Valparaíso, actuando con Aduanas, la Armada, Carabineros y la PDI desbarató dos grandes operaciones de drogas que tienen a Chile como su centro y en las cuales el otro común denominador es uno de los puertos más importantes del mundo: Amberes, en Bélgica, desde donde se envió un enorme cargamento de éxtasis a Valparaíso, el más grande encontrado en el continente, y hacia donde iba un cargamento de pasta base de cocaína que sería refinado allá.
Como muchos policías admiten en privado, el crimen organizado y narcotráfico evolucionan a una velocidad superior a la de cualquier actividad lícita. Así, fuentes especializadas en la materia y que solicitan permanecer en el anonimato, señalan que en los últimos cinco o seis años es posible distinguir tres grandes fases en el papel de Chile respecto del narcotráfico mundial.
La primera de ellas fue la relativa a los grandes envíos de clorhidrato de cocaína desde puertos chilenos con destino a Estados Unidos, incluyendo el mayor decomiso de esa droga jamás efectuado en dicha nación: casi 18 toneladas de clorhidrato de cocaína que fueron encontrados en el buque MSC Gayane, en el puerto de Filadelfia.
Dicho barco zarpó desde Coronel, en junio de 2019, y al arribar al puerto norteamericano (el 17 de ese mes) se le hizo una revista de fondeo, en la cual se encontró la droga. Previo a ello, el 27 de febrero de ese año, fue encontrada media tonelada del mismo narcótico en la MSC Carlotta, en Nueva York (barco que había zarpado de San Antonio). El 18 de marzo fue incautada otra tonelada y media en el MSC Desiree, en Filadelfia. Ese buque fue devuelto a sus armadores y el 24 de abril de 2019 volvió a ser allanado en búsqueda de drogas, pero en Callao (Perú), encontrándose a bordo de este un total de dos toneladas de cocaína. Una vez más el destino final era Estados Unidos y su punto de origen era, nuevamente, Coronel.
En al menos tres de estos decomisos (incluyendo el del Gayane) la dueña de la droga de la droga era la mafia de los Balcanes, específicamente un cartel de Montenegro encabezado por el exboxeador Goran Goric, quien en este momento está detenido en EE.UU., a la espera de ser sometido a juicio.
Luego vino la pandemia, que marcó una segunda etapa. Debido a las restricciones fronterizas y la escasez de drogas en el mercado, los narcotraficantes colombianos y mexicanos inundaron Chile con marihuana creepy, producida en el valle del Cauca (Colombia), la cual comenzaron a mandar por todas las vías posibles: escondida en contenedores que llegaban a puertos como San Antonio y Arica, por lanchas rápidas (como una que fue descubierta con 4.2 toneladas de esa droga, en el mar) y por camiones, desde Perú.
Desde 2022 sin embargo, las autoridades han notado un giro en la dinámica del narcotráfico transnacional, una tercera etapa que va de la mano con el aumento del crimen organizado en dos países que hoy en día concentran gran parte del narcotráfico en el hemisferio norte: Bélgica y Países Bajos, donde además de la actuación de las mafias italianas y balcánicas, existe también una fuerte actividad de parte de la “Mocro maffia“, una organización criminal de origen marroquí que tiene importantes redes en los puertos de Amberes (Bélgica) y Rotterdam (Holanda), y que es una de las principales productoras de MDMA, la droga sintética más conocida como “éxtasis”, con la cual comenzó a inundar en forma exponencial a Chile, tanto para abastecer el consumo interno como para reenviarla desde acá hacia Argentina y Brasil, mercados mucho más grandes.
Si se atiende a las cifras de incautaciones que maneja Aduanas, los datos son evidentes: en 2021 se incautaron 69 mil pastillas de MDMA en Chile. En 2022 fue casi medio millón, incluyendo un decomiso efectuado en Iquique, que hasta hace poco era la mayor incautación de éxtasis jamás realizada en el continente, y hasta marzo de este año iban 230 mil. Sin embargo, el conteo subió abruptamente a inicios de esta semana, cuando se reveló una diligencia efectuada en San Antonio y Arica por la Fiscalía de Análisis Criminal y Focos Investigativos (Sacfi) de Valparaíso, junto a la Dirección de Inteligencia e Investigaciones Policiales Marítimas (Dipolmar), de la Armada, además de Aduanas y el OS-7 de Carabineros, en la cual se encontraron 520 mil pastillas de éxtasis, con lo cual la cantidad de esas píldoras incautadas este año en Chile llega ya a las 750 mil.
El fiscal del caso, Maximiliano Krause, explicó que el operativo comenzó debido a que Aduanas y la Dipolmar detectaron un contenedor sospechoso en el puerto de Valparaíso, producto de un trabajo de perfilamiento; es decir, “un proceso de análisis de datos que permite identificar que una determinada carga presenta patrones que la hacen sospechosa de contener, oculta en algún lugar, droga, en este caso droga de síntesis”. Asimismo, afirmó que se trataba de droga que había sido despachada desde Amberes y que hay cinco imputados, todos de origen colombiano, los cuales operaban de un modo bastante sofisticado, pues “desistieron de recibir efectivamente la droga, producto de que en el momento de la entrega tenían varios anillos de vigilancia, con distintos integrantes del grupo, para verificar si existía la posibilidad de alguna actividad de la policía“. Efectivamente, como se comprobó después, los implicados sospecharon que eran vigilados.
Ante ello, detalló Krause, el OS-7 y la Dipolmar trabajaron analizando escuchas telefónicas, levantando y cruzando direcciones IP, revisando correos electrónicos y documentación, así como entrevistando a testigos y revisando cámaras de video, lo que junto con información que fue entregada por la Fiscalía General de Colombia, permitió que el Juzgado de Garantía respectivo autorizara las detenciones y los allanamientos de ocho domicilios en Santiago y Rancagua, donde se encontraron más pastillas (que fueron internadas en octubre de 2022), dinero en efectivo, cocaína y una pistola, entre otras evidencias, incluyendo los vehículos utilizados en el tráfico. Por supuesto, también se allanó la carga que estaba almacenada en el puerto y que los colombianos no habían retirado. Se trataba de una lavadora, una secadora, tres refrigeradores y una cocina, en cuyo interior estaban los paquetes, cuyo valor es superior a los 11 millones de dólares. Los cinco imputados fueron formalizados y quedaron en prisión preventiva.
El viaje a la inversa
Poco días antes de ello, la misma Fiscalía Sacfi, en Valparaíso también, informaba de otra diligencia transnacional, en la cual, sin embargo, el sentido de la droga era el inverso, pues se trataba de pasta base de cocaína cuyo destino era justamente Amberes, en Bélgica. En este caso, el Ministerio Público trabajó junto a la Brigada Antinarcóticos y del Crimen Organizado (Brianco) de la PDI de San Antonio, la cual detectó que dos contenedores sospechosos habían arribado al puerto de Arica.
La droga provenía desde Bolivia y estaba oculta al interior de pallets de madera aglomerada, la cual contaba con espacios vacíos entre cada plancha, en medio de las cuales había sido adherida la pasta base, que es el resultado de la maceración de las hojas de coca con distintos productos químicos (entre ellos, cal y parafina), la que posteriormente es refinada por medio de sujetos especializados (los llamados “cocineros“) que la convierten en clorhidrato de cocaína, que es mucho más puro y de un valor más elevado. A modo de ejemplo, un kilo de cocaína en el mercado ilícito chileno se puede comprar por cerca de tres mil 500 dólares, pero el mismo kilo, convertido en clorhidrato, vale 10 mil dólares o más.
Sin embargo, su valor en Europa se dispara exponencialmente. Dependiendo de la pureza y el país (mientras más lejos de donde se “cocina” es más caro), el kilo puede llegar a valer hasta 100 mil dólares. En otras palabras, desde el punto de vista de los narcotraficantes, es más conveniente enviar la pasta base en vez del clorhidrato, pues si esta llega a ser decomisada por la policía, como sucedió en este caso, la pérdida es obviamente menor.
Es por ello que lo que se detectó en este caso es algo que se sospechaba que podía ocurrir: que Chile fuera utilizado para enviar pasta base a Bélgica y Holanda, a fin de ser refinada y vendida allá.
A ese respecto, el prefecto inspector de la PDI y jefe nacional Antinarcóticos y contra el Crimen Organizado, Paulo Contreras, señaló que se trató de un trabajo que se inició por medio de la cooperación con Interpol, gracias a lo cual se consiguieron antecedentes que decían relación con una empresa boliviana que exportaba mercancías a Chile, “que eventualmente podían estar afectas a contaminación por carga de cocaína”.
Igual que en el caso anterior, Contreras explicó que se realizó “un perfilamiento de cargas sospechosas, que da un resultado positivo“, cuando Aduanas escaneó la presencia de la droga en la madera. Ante ello se procedió al aforo físico de los contenedores en el puerto de Arica, por parte de la PDI y Aduanas, encontrándose 12 pallets que contenían a su vez 530 tableros de madera prensada en cuyo interior había pasta base, por un peso cercano a las dos toneladas y 150 kilos de la droga.
En dicho sentido, el alto oficial confirmó que el hallazgo significa un cambio de modalidad en lo que se ha visto hasta el momento en lo relativo a los envíos de cocaína desde Chile al exterior, pues “la sola presencia de cocaína base exportada al exterior, en esta cantidad, puede permitir presumir fundadamente que estamos en presencia de una orgánica criminal que tiene las condiciones para poder emplazar laboratorios clandestinos en territorio extranjero, en este caso en Europa, que les permitan finalizar este proceso de transformación de cocaína base para pasarla a clorhidrato de cocaína, que es la sustancia de mayor consumo en aquel continente“.
Por su parte, el fiscal José Uribe, jefe de la fiscalía Sacfi de Valparaíso, argumentó que fue un trabajo de varios meses, que incluyó análisis de inteligencia e investigación criminal y que lo obrado fue una de las mayores incautaciones del presente año. Según agregó, la investigación continúa, “pues estamos trabajando con la policía de Bolivia, para efectos de proporcionales antecedentes para que ellos puedan indagar de dónde viene esta droga y a esta empresa, que es boliviana, y a su vez estamos viendo los negocios que pueda tener dicha empresa en el territorio nacional“.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/2023/08/05/chile-el-nuevo-pivot-del-narcotrafico-desde-y-hacia-europa/
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