El revisionismo con que Piñera pretende reescribir la historia del estallido social.
por Lun Lee/Interferencia.
De manera progresiva, Sebastián Piñera por medio de declaraciones y entrevistas ha ido reinterpretando el estallido social ocurrido el 2019. A semanas de cumplirse cuatro años del inicio de las protestas, el ex mandatario parece querer contar un cuento que le permita articular su declaración de guerra de octubre de 2019 con un golpe de Estado ‘no tradicional’ imaginario, habiendo pasado ya por complots venezolano-cubanos, k-popers y una invasión alienígena mediante.
«Efectivamente, fue un golpe de Estado no tradicional porque no fueron las Fuerzas Armadas», dijo Sebastián Piñera a Radio Mitre en su reciente paso por Argentina para participar del encuentro del Grupo Libertad y Democracia.
«Este fue un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia. Era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo, iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plantas de energía, lo que se cruzara en su camino», añadió el ex mandatario.
La pregunta para Piñera fue directa. «¿Qué tanto sufrió en Chile -cuando era gobierno- el avance cubano y venezolano que intentó hacer un golpe de Estado [en su país]?». «El fuego fue un gran aliado de estos terroristas anarquistas que quisieron destruir nuestro país», fue otra de las frases que disparó Piñera.
Ahora son los anarquistas, pero en el pasado, la tesis fue de una intromisión extranjera, como parte de una estrategia comunicacional que incluso refrendó Juan Guiadó, quien se autoproclamó presidente de Venezuela.
«Es evidente que Maduro es un incapaz y no puede controlar la producción petrolera de Venezuela, pero sí tiene capacidad de financiar, a través del oro que extraen de las minas y el arco minero, a diferentes grupos e infiltrar protestas para generar violencia y desestabilizar a la región, pero no lo va a lograr», escribió el venezolano en sus redes sociales en 2019, cuando empezaba el estallido social y ante las primeras señales que daba el Piñera consternado de los primeros días del estallido.
«Este fue un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia. Era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo, iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plantas de energía, lo que se cruzara en su camino», dijo Piñera en Argentina.
Incluso después, los esfuerzos de La Moneda fueron más allá en el intento de asociar el estallido social a Nicolás Maduro, al punto que se difundió una versión apócrifa en La Tercera y El Mercurio en que se acusaba la participación de venezolanos y cubanos en los eventos.
Nunca hubo ningún antecedente que permitiera dar credibiidad a estas versiones.
Ahora, una semana después de la primera declaración que busca reescribir la historia, Piñera repitió el mismo libreto desde España. En entrevista con el Diario ABC el ex presidente afirmó que «la izquierda no tuvo una posición de clara condena a la violencia. Muy por el contrario, fue ambigua, la toleró, la apoyó, la justificó e incluso buscó formas de derrocar a un presidente que había sido elegido democráticamente. Por eso yo hablé de un intento de golpe de Estado no tradicional, porque no tenía nada que ver con los golpes habituales en América Latina. Fracasó, pero el objetivo era derrocar al presidente y debilitar las bases de la democracia».
La respuesta de Piñera fue el epítome de un largo camino que ha ido construyendo desde que dejó La Moneda. Con apariciones esporádicas, entrevistas y declaraciones en redes sociales, el ex jefe de Estado en reiteradas ocasiones se ha referido al estallido social, una de las primeras frases que levantó fue la de «violencia irracional».
Sin embargo, en un punto Piñera tiene razón. En los días del estallido social una de las consignas mayoritarias era efectivamente su renuncia, la cual llenaba las paredes de distintas ciudades de Chile, a la cual se llegó en la medida en que el mandatario echaba más leña al fuego y demoraba el cambio de fusibles.
Sin embargo, en un punto Piñera tiene razón. En los días del estallido social, una de las consignas mayoritarias era efectivamente su renuncia, la cual llenaba las paredes de distintas ciudades de Chile, a la cual se llegó en la medida en que el mandatario echaba más leña al fuego y demoraba el cambio de fusibles, como lo fue no ceder desde un principio al alza de los pasajes y, luego, no remover a su primo, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, con lo que se convirtió a sí mismo en el objetivo central de la protesta.
Un camino que Piñera empezó desde temprano, cuando dijo, a días de iniciado el estallido social: «Estamos en guerra contra un enemigo poderoso», amplificando el malestar y centrándolo en su persona. Una apuesta que contrastó con la del jefe de la Defensa Nacional para la Región Metropolitana de Santiago, Javier Iturriaga, quien desdijo al mandatario cuando señaló; «soy un hombre feliz, yo no estoy en guerra con nadie».
K-popers alienígenas
El 19 de diciembre de 2019, el entonces ministro del Interior, Gonzalo Blumel, anunció que el Gobierno había entregado al Ministerio Público un informe que había monitoreado a cerca de cinco millones de personas en redes sociales. No era un documento de inteligencia, sino una recopilación, pero parecía proveer a las autoridades de una explicación adicional a la obvia, respecto de las causas del estallido social y la animadversión hacia el presidente y su gobierno; el malestar.
Posteriormente, el 30 de diciembre del mismo año, se conoció que los documentos habían sido elaborados por la agencia española Alto Data Analytics, a instancias del Grupo Luksic.
Fue así como la plana mayor de Quiñenco, que integraba Rodrigo Hinzpeter, ex ministro del Interior de Piñera, consideró que dicha información era relevante para el Ejecutivo y decidió entregarla al gobierno de Piñera precisamente por sugerencia de Hinzpeter.
En ese sentido, el informe identificaba cinco grupos de influencia en las protestas: extranjeros a favor de las movilizaciones (con referencia a artistas como Ismael Serrano); extranjeros en contra de las movilizaciones; los jóvenes (el grupo más numeroso caracterizados como aficionados al K-pop); críticos de Piñera (con mención a Claudio Bravo, Gary Medel, Pamela Jiles, Camila Vallejo y Karol Cariola); y defensores del modelo (José Antonio Kast, Karla Rubilar, Teresa Marinovic son algunos de los nombres que se incluyen).
Fue así como el 2 de diciembre en las dependencias de la Agencia Nacional de Inteligencia se reunieron representantes de las Fuerzas Armadas, del Ministerio del Interior y de la ANI. También asistieron el entonces subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, el ex ministro de Interior y Defensa y actual miembro de la plana ejecutiva del Grupo Luksic, Rodrigo Hinzpeter, y un representante español de Alto Data Analytics.
Más allá de las vinculaciones, las conclusiones del informe fundamentaron para el Gobierno la tesis de una influencia extranjera en las protestas, pues un 19.3 % de los comentarios recogidos de redes sociales tenían origen fuera de las fronteras nacionales.
En ese sentido, el informe identificaba cinco grupos de influencia en las protestas: extranjeros a favor de las movilizaciones (con referencia a artistas como Ismael Serrano); extranjeros en contra de las movilizaciones; los jóvenes (el grupo más numeroso caracterizados como aficionados al K-pop); críticos de Piñera (con mención a Claudio Bravo, Gary Medel, Pamela Jiles, Camila Vallejo y Karol Cariola); y defensores del modelo (José Antonio Kast, Karla Rubilar, Teresa Marinovic son algunos de los nombres que se incluyen).
Para ese entonces, la influencia de la música koreana en los jóvenes como catalizador del estallido era una tesis ridícula y se aparejó con un audio filtrado de Cecilia Morel días después de iniciada la revuelta, en la que aseguraba «adelantaron el toque de queda porque se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento, de alimentos, incluso en algunas zonas el agua, las farmacias, intentaron quemar un hospital e intentaron tomarse el aeropuerto […] es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice, y no tenemos las herramientas para combatirlas».
Micco, mi buen amigo
Por otra parte, en las últimas semanas Piñera encontró apoyo en Sergio Micco (Amarillos). El ex director del INDH durante el estallido social reafirmó la tesis de un golpe de Estado ‘no tradicional’. En entrevista con Radio Universo Micco sostuvo que está «de acuerdo con lo que él dijo, porque este no es un debate académico, es un debate político de la mayor importancia».
Nada sorpresivo si se consideran antecedentes, como una entrevista en El Conquistador en agosto de 2022 donde Micco aseguro que «si decía que habían violaciones sistemáticas a los derechos humanos en ese mismo momento le iba a poner la firma a que el Estado de Chile se había transformado en ilegítimo desde un punto de vista democrático».
Nada sorpresivo si se consideran antecedentes, como una entrevista en El Conquistador en agosto de 2022 donde Micco aseguro que «si decía que habían violaciones sistemáticas a los derechos humanos en ese mismo momento le iba a poner la firma a que el Estado de Chile se había transformado en ilegítimo desde un punto de vista democrático».
No obstante, la última arremetida de Micco es una de las defensas más férreas que el ex director INDH ha hecho en favor a Piñera. Entre citas a la Real Academia Española para definir los alcances de un golpe de Estado, Micco redobló la apuesta y comparó el estallido con los movimientos de Adolf Hitler y sus adherentes en 1922.
«Algunos dicen que se requiere un poder del Estado, el Congreso Nacional por ejemplo o las Fuerzas Armadas, pero eso no siempre es así, porque, por ejemplo, si hablamos del golpe de Estado que intentó dar Hitler en 1922, no eran más de dos mil los militantes, en aquel entonces, del Partido Nacional Socialista y ellos no eran parte del Estado».
Asimismo, Micco afirmó que Gabriel Boric, Jaime Quintana, Felipe Harboe, Gonzalo Blumel e Isabel Allende, habían sido los actores que colaboraron en frenar el supuesto golpe de Estado que estaba enfrentando el ex presidente Piñera. Con Boric fue más específico y agregó que «el presidente Gabriel Boric, que tuvo la valentía de firmar, el solo, el acuerdo del 15 de noviembre, eso lo enaltece, lo hace entrar en la historia de Chile».
En ese punto las declaraciones de Micco lo pusieron en el centro de la agenda pública y en entrevista con El Mostrador aseguró que una organización denominada A.C.A.B. (all cops are bastards – todos los policías son bastardos) estuvo detrás del estallido.
«¿Se sentiría menospreciada la primera línea y el A.C.A.B. si yo les dijera que son una organización política que quisieron tomarse violentamente La Moneda, desalojar al presidente de la República, tomarse el Congreso y establecer un nuevo régimen político en Chile? […] Ahí hay una organización política que se llama A.C.A.B.», afirmó Micco.
Piñera encontró apoyo en Sergio Micco (Amarillos). El ex director del INDH durante el estallido social reafirmó la tesis de Piñera de un golpe de Estado. En entrevista con Radio Universo, Micco sostuvo que está «de acuerdo con lo que él dijo, porque este no es un debate académico, es un debate político de la mayor importancia».
Una idea tan pueril como la del K-Pop o la de los alienígenas, pues el auge de A.C.A.B. fue tambièn espontáneo y aparejado a la intensidad de la violencia que ejerció Carabineros, la que significó en torno a 500 heridos oculares.
Precisamente, respecto de eso, no es la primera vez que Micco respaldó a Piñera. Durante el 2021 se conoció que el ex director del organismo decidió contabilizar sólo a las víctimas que presentaron querellas conjuntas con el INDH totalizando en el reporte oficial 173 casos. Antes del cambio de criterio -que contraviene las prácticas internacionales- había 460 casos, número de casos más acorde con el conteo que hacen las organizaciones de víctimas. Dicha decisión fue exclusiva de Micco, pues no pasó por el Consejo.
Las cifras del estallido
Desde la perspectiva retórica del «dato mata relato», lo concreto es que la gestión de Piñera durante el estallido propició una escalada de violencia que se extendió a lo largo del país. Los números de personas heridas en las manifestaciones, según Amnistía Internacional -en uno de cuatro informes internacionales de violaciones a los derechos humanos en Chile-, son severos. Más de 12 mil personas heridas pasaron por urgencia hospitalaria, de ellos 1980 fueron heridos por armas de fuego y 347 heridos con lesiones oculares, aunque los familiares cuentan números por sobre los 450, siendo el país récord con este tipo de heridos a nivel mundial.
Por su parte, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) cifró más de 3400 civiles hospitalizados durante las manifestaciones y más de 8000 detenidos, esto con acusaciones de torturas, vejaciones y abusos por parte de Carabineros y las Fuerzas Armadas. Otro de los informes fue el de Human Rights Watch. La comitiva, encabezada por José Miguel Vivanco, visitó Chile durante dos semanas y constató en terreno la violencia con la que actuó la policía.
Causaron renombre casos emblemáticos de heridos oculares como Gustavo Gatica o la senadora Fabiola Campillai. En el caso de Gatica, se sindica a Claudio Crespo como el responsable de haber cegado al hoy psicólogo, pues el día del incidente percutó 170 tiros de escopeta y 43 de lanza gases.
“Existe evidencia sólida de uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y transeúntes”, decía parte del documento. Además, se consignó que Carabineros había herido a “miles de personas” además de constatar las denuncias por maltrato, torturas y abusos sexuales por parte de los efectivos contra quienes participaron de las protestas.
Causaron renombre casos emblemáticos de heridos oculares como Gustavo Gatica o la senadora Fabiola Campillai. En el caso de Gatica, se sindica a Claudio Crespo como el responsable de haber cegado al hoy psicólogo, pues el día del incidente percutó 170 tiros de escopeta y 43 de lanza gases.
Con ese contexto, este jueves Crespo dio una entrevista a La Red donde se refirió al estallido, al igual que Piñera, como un golpe de Estado.
30/09/202
Fuente: https://interferencia.cl/articulos/el-revisionismo-con-que-pinera-pretende-reescribir-la-historia-del-estallido-social
Descubre más desde Correo de los Trabajadores
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Be the first to comment