El proceso frente a la muerte desde la mirada de una niña indígena mixteca.
por Martina Paillacar Mutizábal/MapuExpress.
“VALENTINA o la serenidad” (2023) es una película escrita y dirigida por la actriz, guionista y directora oaxaqueña, Ángeles Cruz, del pueblo indígena Ñuu Savi- “Pueblo de la Lluvia”- de la comunidad Villa Guadalupe Victoria, en el sur de México.
Directora de “La tiricia o cómo curar la tristeza” (2012), “La carta” (2014), “Arcángel” (2018), “Nudo Mixteco” (2021), Ángeles Cruz realiza un cine desde las comunidades indígenas, visibilizando y denunciado problemáticas como la violencia de género, el abuso infantil, la discriminación contra las mujeres lesbianas, los conflictos y tensiones dentro de las comunidades indígenas, entre muchos otros.
En su segundo largometraje llamado “VALENTINA o la serenidad”, Ángeles Cruz aborda el proceso frente a la muerte desde la mirada de Valentina (interpretada por Danae Ahuja Aparicio), una niña mixteca de siete años de edad, a quien le gusta disfrazarse de superheroína representando a Kandi, “la fuerza del trueno”.
Valentina, es de una comunidad indígena en Oaxaca y tras la repentina y trágica muerte de su amado padre Emiliano Mendoza, en el río del territorio, vive un proceso de duelo y luto de profundo dolor, confusión, transformación y aprendizajes.
Mientras que en su familia y en la comunidad indígena de origen afrontan la muerte de Emiliano desde el dolor y la resignación, Valentina no es capaz de aceptar su pérdida, iniciando así, un doloroso y lento proceso de duelo en el que confluyen distintas etapas, manifestaciones y sentimientos entre ellas de negación, aislamiento, depresión, culpabilidad, pérdida del apetito, mutismo, ira, frustración, miedo, fragilidad, deseos de la propia muerte, entre muchos otros.
Además de ello, debe enfrentarse a la violencia de la estructura de los sistemas escolares, de salud y también familiar, que en muchos momentos, no son capaces de empatizar, comprender ni acompañar adecuadamente el dolor de las infancias. Por ello, en múltiples ocasiones, Valentina busca escapar para vivir en soledad su dolor y vulnerabilidad. Por otra parte, desde la medicina ancestral de la cosmovisión indígena, buscan dar solución al sufrimiento que vive y restablecer su equilibrio, llamando a su espíritu que sabían, se había alejado.
En la búsqueda de acercarse más a su fallecido padre, Valentina se sumerge en el aprendizaje y revitalización del Tu’un Savi, idioma mixteco, apoyado por su amigo Pedro (interpretado por Alexander Mendoza), conectándose con el río, con la naturaleza y los seres que ahí habitan, iniciando con ello y apoyada por su núcleo cercano, un lento proceso de sanación, reconciliación y aceptación, que se entrelaza con el dolor, con la introspección, observancia y los recuerdos.
“VALENTINA o la serenidad” es una invitación a conectarse con temas complejos, muchas veces silenciados, evitados y trascendentales desde la mirada y voz de la niñez indígena.
Se trata de una profunda reflexión filosófica desde la cosmovisión indígena sobre las bases de la muerte, que permite a su vez resignificar las experiencias de vida para aquellas infancias que pierden a un ser querido, derribando mitos respecto al duelo en niños y niñas.
La película también convoca a reconocer, respetar y valorar los sentimientos, experiencias y reflexiones de las infancias indígenas, para abordar el proceso de dolor y sufrimiento frente a la muerte y las ausencias desde un enfoque de derechos, desde un acompañamiento y apoyo más cercano, empático y por sobre todo, afectuoso.
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