Argentina: Discurso de Milei al asumir la presidencia y lo que viene para el pueblo.

Foto: Javier Milei jura ante Cristina Kirchner.

Ajuste, estanflación y caída de empleo y salarios en el discurso de asunción de Milei.

por Página 12.

  • «No hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracaso, y disputas sin sentido, peleas que lo único que han logrado es destruir nuestro querido país y dejarnos en la ruina.»
  • «Hoy comienza una nueva era en Argentina, una era de paz y prosperidad, una era de crecimiento y desarrollo, una era de libertad y progreso.»
  • «A principios de siglo XX éramos el faro de luz de Occidente. Lamentablemente nuestra dirigencia decidió abandonar el modelo que nos había hecho ricos y abrazó las ideas empobrecedoras del colectivismo.»
  • «Así como la caída del Muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el punto de quiebre de nuestra historia.»
  • «Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros.» 
  • «Con mercados financieros cerrados y el acuerdo con el FMI caído por incumplimientos del gobierno saliente, el rollover de deuda es por demás desafiante aún para el mítico cíclope.»
  • «No hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo. Todos los programas de gradualismo terminaron mal, mientras que todos los programas de shock salvo el de 1959 fueron exitosos.»
  • «No hay alternativa al ajuste y al shock. Naturalmente eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación.» 
  • «Habrá luz al final del camino. Es el último mal trago para empezar la reconstrucción de Argentina.»
  • «Quiero traerles una frase sobresaliente de uno de los mejores presidentes de la historia argentina, que fue Julio Argentino Roca: «Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios».
  • «La situación de Argentina es crítica y de emergencia. No tenemos alternativa y tampoco tenemos tiempo, no tenemos margen para discusiones estériles, nuestro país exige acción y una acción inmediata.»
  • «Sabemos que en el corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo, habiendo creado las bases de un crecimiento sólido y sostenido en el tiempo.»
  • «No va a ser fácil, 100 años de fracaso no se deshacen en un día. Pero un día empieza y hoy es ese día.»
  • «Este nuevo contrato social nos propone un país distinto. Un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos. Un país en el que el que las hace, las paga. Un país en el que quien corta la calle violando los derechos de sus conciudadanos no recibe la asistencia de la sociedad. Puesto en otros términos: el que corta, no cobra.»
  • «No venimos a perseguir a nadie. No venimos a saldar viejas vendettas ni a discutir espacios de poder. No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio.»

10 de diciembre, 2023. 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/693644-ajuste-estanflacion-y-caida-de-empleo-y-salarios-en-el-discu


La hora de la verdad.

por Fernando Rosso /Izquierda Diario.

A partir del domingo y de los días siguientes se van a terminar de delinear los verdaderos contornos del experimento de gobierno que está por comenzar. Hay muchos interrogantes que no están claros porque probablemente no los tengan claros ni siquiera los mismos protagonistas.

La crisis profunda (política, económica, social) que atraviesa nuestro país (y gran parte del mundo) es el fundamento esencial para que este grupo —un poco siniestro y un poco extravagante— haya llegado hasta donde llegó. Podría formularse una ley o reformularse una que existe: cuando entran en crisis los sistemas y las representaciones políticas se produce la emergencia de outsiders que vienen desde un supuesto afuera para solucionar lo que está mal adentro. Líderes mesiánicos, personajes más o menos carismáticos (con el “carisma” que exige la época), que presuntamente están armados con otra racionalidad y con soluciones facilistas o “mágicas”. Se podría decir que la rareza de estos personajes es directamente proporcional a la profundidad de la crisis. Miren que grave será la nuestra que ahí está el producto. Pensemos un poco en la historia argentina: el mismo Perón fue expresión de un fenómeno similar en su mecánica general. El sistema político de los años 30, del “fraude patriótico” que dejaba afuera a una masa social (la nueva clase obrera surgida de la semi – industrialización posterior a la crisis 29) que a la vez había conquistado mucho peso en la economía y en la sociedad, pero estaba marginada del sistema político. Era peligrosísimo que esa situación se extendiera; entonces vino Perón desde el mundo militar, de “afuera” y propuso y un camino para la integración armónica de esa clase obrera. Una operación de “gran política” que salió bien porque evitó que la clase trabajadora ingresara o irrumpiera con otros métodos en la vida política, que fuera por todo (intento que volvió a emerger en los años 70). Claro, las clases dominantes tuvieron que hacer algunas concesiones y cuando el tiempo de bonanza se acabó, dijeron “bueno basta” y pretendieron volver a poner las cosas en su lugar.

Carlos Menem a su manera era un personaje “foráneo” (no importa que estuviera presente en la política desde hacía décadas, Bolsonaro en Brasil también), digo como se construyó como figura política que parecía estar afuera de la “alfonsinización sistémica” que expresaban Alfonsín y Antonio Cafiero como parte de la renovación peronista y que quedó pegada a la crisis de final del alfonsinismo. Néstor Kirchner también (así como Menem había venido del norte grande, Kirchner venía de profundo sur), era antes que nada un “pingüino”, se pronunciaba contra el “pejotismo”, no permitía que sonara la marcha en sus primeros actos. Fue un buen lector para su estrategia de la crisis que había detonado al sistema político en general en 2001 y al radicalismo, en particular. Hasta Mauricio Macri tuvo algo de eso: nosotros no somos políticos, somos gestores que traemos la expertise que otorga mundo corporativo en el que no se discuten “ideas”, se proponen mecanismos que ahora se pueden aplicar a la política y cambiar la naturaleza de la política misma: transformarla en una simple administración empresarial de las cosas. Fijensé que curiosidad, con distintas orientaciones, los outsiders terminan cumpliendo la función de contener y volver a traer hacia adentro del sistema lo que amenaza con profundizar las crisis que a la vez desaten fuerzas que pongan en riesgo al mismo sistema. Muchas veces operan como el último dique de contención del orden por más “antisistema” que parezcan.
 

Ahora no todo outsider se transforma en un líder que puede implementar su programa o su política, que puede darle una solución a la crisis. Tienen que mediar ciertas condiciones económicas, políticas, internacionales y de relaciones de fuerza. Tienen que encontrar una estructura en la que apoyarse (el PJ en el caso de Menem y Kirchner), tienen que ganar ciertas batallas (el 17 de octubre, en el caso de Perón, incluso una “batalla” que se dio a pesar suyo) y tienen que tener ciertos dotes propios. Fortuna y virtud. Por ejemplo, Macri fracasó en todos los planos (tuvo éxitos tácticos, pero estratégicamente salió derrotado). Cuando personajes de estas características ganan una elección, ahí la cosa recién empieza. ¿Qué sabemos de Javier Milei hasta ahora? Que comparte mucha de estas características (por eso a los fanáticos que ven en todo fenómeno político algo nuevo nunca visto antes, les diría que ni tanto ni tan poco: la historia no empieza cuando yo elegí el objeto de estudio para mi tesis académica). También sabemos que aunque se dedique a aplicar su “programa mínimo” (o sea, si se recortan muchas de sus planteos “maximalistas”) lo que propone es un ataque en regla a las condiciones de vida de todos y todas, un ultraajuste sobre una sociedad ya superajustada. Entre audaz y aventurero. ¿Qué más sabemos? Que para estos objetivos, de entrada, arreó algunas banderas y se rodeó de mucha, pero mucha casta. Un armado al que aportaron todos, eh. Patricia Bullrich y Luis Petri en Seguridad y Defensa; Nicolás Caputo en Economía; el mismo Guillermo Francos, el armador que será ministro de Interior (super casta) y algunos otros aportes del peronismo: Daniel Scioli queda como embajador en Brasil, el peronismo de Córdoba puso hombres en puestos importantes, Flavia Royón (vinculada al massismo) que pasa de Energía bajo este gobierno a secretaría de Minería de este Gobierno; Marco Lavagna (mismo origen) que seguirá en el Indec. Y así. 

Esto ya es en sí mismo es una ruptura del contrato electoral que decía que eran los “anticasta” rabiosos. Pongamos que con el entusiasmo inicial no se note, pero ante los primeros traspiés muchos se lo van a empezar a facturar. Pero, además, este armado tiene mucho de cambalache, es un loteo del gobierno, en un sentido, peor que el de Alberto Fernández ¿Y esto por qué? Porque existe una fragmentación política que los números del balotaje escondieron, escamotearon y que hace muy difícil la formación de mayorías. Ya hoy en la Cámara de Diputados se expresó alrededor de las comisiones, quién va a presidir las comisiones. Parece una cuestión de segundo orden, pero es una muestra de cómo está el escenario. Los proyectos de ley tienen que pasar por las comisiones. Porque, a ver, hace un par de años que Juan Carlos Torre se viene preguntando si al peronismo le llegó su “2001”, esto es el momento de crisis y fragmentación que afectó al espacio no peronista (el histórico espacio radical) en aquel año. Y hasta cierto punto puede estar pasando, pero la cuestión es que al espacio “no peronista” (a Juntos por el Cambio) le pasó otro “2001” porque está, también, fragmentadísimo. Eso es lo que tenemos hasta ahora y es tan cierto que una ultraderecha ganó la elección y llegó al Gobierno como que tiene todos estos problemas (sin hablar de otros aspectos del “contrato electoral” como por ejemplo cuando se empiece a notar que el ajuste no lo paga “la política”, sino esas mismas personas que lo votaron) o de la capacidad de resistencia que existe entre las muchas personas y organizaciones que no lo votaron. A partir del domingo llegará la hora de la verdad. Y como todos sabemos, la verdad también es un campo de batalla.

Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2023/12/10/la-hora-de-la-verdad/


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