Palestina es una cuestión feminista.
por Irene Zugasti /Ctxt.
Nuestras condiciones de vida están profundamente afectadas por la forma en la que los Estados compiten entre sí, las alianzas que eligen, cómo se hacen la guerra o la paz y a través de qué relatos aceptamos ese orden.
“Palestine is a feminist issue”. Es obvio, ¿no? o quizá no tanto. Al fin y al cabo, ¿qué tendría que ver con nosotras un genocidio a miles de kilómetros? ¿En qué afecta a nuestros debates políticos de andar por casa, a nuestros malestares, a nuestras demandas, a los derechos que nos quedan por disputar? La respuesta es sencilla: todo. Tiene que verlo todo. Lo internacional es político, así que lo personal también es internacional. O, simplificando el palíndromo, como decía Cynthia Enloe en aquel ensayo maravilloso, una comprensión feminista de la política internacional es aún más clara si la formulamos al revés: “Lo internacional es personal”. Nuestras condiciones de vida, nuestra cotidianidad más ordinaria y simple, está profundamente atravesada por la forma en la que los Estados compiten entre sí, las alianzas que eligen, cómo se hacen la guerra o la paz y a través de qué relatos aceptamos –o no– ese orden internacional y el lugar que ocupamos en él.
Al enfrentar las violencias, siempre tuvimos meridianamente claro que si nos tocaban a una, nos tocaban a todas. También a las que dan a luz en tiendas de campaña y entre escombros, a las que agreden en los checkpoints, a las que silencian y reprimen o a las que asesinan. La paz es nuestro más urgente horizonte feminista: no una paz a medida de Occidente y sus amos y señores, no una paz domesticada y cómoda, ni una paz aplazada y sumisa que pueda encajar en su business as usual, sino una paz que arrastre consigo a los genocidas, una paz justa sobre la que construir nuevas reglas y relaciones, una paz en la que la justicia social, los derechos humanos y la reparación les derriben de la silla y les desnuden como los arquitectos de barbarie que son, han sido, y serán si nosotras no lo evitamos. Desde el río hasta el mar, y hasta donde podamos empujar. Una paz frente a quienes quieren ver el mundo arder y beneficiarse recogiendo las cenizas. Salvar Palestina es salvarnos un poco a todas, porque sí, lo internacional es personal y esa paz es, más que nunca, una cuestión feminista.
Fuente: https://ctxt.es/es/20240201/Firmas/45638/Irene-Zugasti-feminismo-gaza-genocidio-israel-palestina.htm
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