Marta Harnecker, a cinco años de su muerte.

Fragmento de la introducción del libro «Marta Harnecker. Vida y Pensamiento»

por Isabel Rauber (*)
 
El libro que tiene en sus manos lo estructuré en seis capítulos, empezando por abordar las claves del pensamiento maduro de Marta Harnecker y terminando con el recorrido por las etapas iniciales de su vida. Principio y fin se anudan en su historia personal y en la de su pensamiento, dando paso a un cierre que resume y simboliza el movimiento de su vida en constante revolución.
 
Hubiese querido concluir este texto hace un año, pero la irrupción del Covid-19 impuso aislamientos prolongados que imposibilitaron el acceso a los archivos según lo previsto. Pero con audacia y tenacidad hemos logrado reunir lo suficiente para esta primera y maravillosa edición, que es, más que un libro, un homenaje a una de las grandes intelectuales orgánicas por la emancipación de los pueblos de Nuestra América.
 
Marta no era una académica tradicional, institucional, y nunca posó de tal. Los basamentos de su pensamiento social los desarrolló a partir de su militancia católica, que despertó desde joven su sensibilidad respecto a las razones de la existencia de la pobreza. Ello motivó una búsqueda de su parte acerca de las formas para erradicarla.
 
Con ese empeño llegó a París, al marxismo y a Althusser, con quien trabajó estrechamente, participando en sus seminarios, traduciendo sus textos, trasmitiendo sus ideas. Al regresar a Chile, raudamente se convirtió en una pensadora entendida en los intríngulis de la izquierda latinoamericana, una revolucionaria y una excepcional comunicadora.

Marta nos ha enseñado mucho

Cuando Marta Harnecker escribió Los conceptos elementales del materialismo histórico, lejos estaba de imaginar que su difusión removería las piedras del pensamiento y las prácticas revolucionarias de entonces (y de ahí en adelante). A pesar de ello, inconforme consigo misma, siguió buscando modalidades pedagógicas para comunicar contenidos teóricos; de ahí los Cuadernos de Educación Popular. Todo ello, aunado a su militancia política y a su labor como periodista a cargo de Chile Hoy, fue dejando huellas en su pensamiento y abrió las puertas a las búsquedas de reflexiones ancladas en la palabra de los protagonistas.

La mayor grandeza de la obra de Marta reside, tal vez, en que ella no buscó grandeza personal, sino poner de relieve las experiencias de lucha de los pueblos y sus organizaciones en busca de un proyecto superador del capitalismo, para aportar así a la construcción de un nuevo horizonte colectivo en común, que ella definió como el «socialismo del siglo XXI». Esta propuesta ha sido el resultado de décadas de búsquedas dedicadas a la reconstrucción del pensamiento sociotransformador a partir de conocer, sistematizar y difundir experiencias alternativas desde la base indo-afro-popular de este continente, promoviendo la difusión de las mismas sin prejuicios, sin ataduras, ni temores al «qué dirán»..

Marta Harnecker, una intelectual orgánica comprometida con los pueblos, acompañó los procesos populares de cambio social; aprendió con ellos y, a la vez, tuvo la honestidad de expresar su enfoque crítico cuando identificó algunas prácticas que consideró perjudiciales para los procesos de cambios sociales. Buscó siempre ayudar a los protagonistas a crecer y a desarrollar también en ellos la mirada crítica respecto de sus experiencias, para madurar colectivamente, fortalecerse y renovar esfuerzos y voluntades para construir un mundo nuevo, superador del capitalismo.

Su depurada técnica de entrevistas está anudada a esa finalidad pedagógica y política. No responde al formato ni a los procedimientos periodísticos; expresa -desde mi punto de vista- una mirada epistemológica que es consciente de que no habrá pensamiento nuevo si no se escudriñan las prácticas de los pueblos que lo impulsan, aunque lo hagan, tal vez, de manera desordenada, incompleta. Este ha sido para mí, un posicionamiento teórico-práctico medular que constituyó un punto de convergencia entre ambas para sostener y desarrollar nuestra labor.
.
Marta buscó con agudeza interrogar a los entrevistados y las entrevistadas, promoviendo y destacando siempre, en primer plano, las reflexiones de estos. Lo destaco porque es quizá una de las más escasas prácticas intelectuales en nuestro medio y en el mundo: Restar tiempo al desarrollo del pensamiento propio para dedicarlo a exponer el pensamiento de sujetos colectivos del campo popular, generalmente privados de la palabra (en tanto expresión de pensamiento colectivo).

Para ello, Marta Harnecker estaba dispuesta también a aprender de los pueblos, a sabiendas de que los procesos de transformación revolucionaria son, a la vez, procesos de concientización y (auto) constitución de los actores  sociales diversos y dispersos, en sujeto colectivo. Porque un/a intelectual orgánico/a no es quien se autoproclama como tal y dice: «Síganme», sino quien es capaz de mostrar y demostrar que: Los pueblos saben y -articulados a con sus saberes y sabidurías- es posible cambiar el presente y construir un mundo nuevo. La conciencia de esta afirmación resume el caminar de Marta y las trasformaciones de su pensamiento. Y se expresan en su libro Un mundo nuevo a construir, que recibió el «Premio Libertador al Pensamiento Crítico» [2014] y que -por ello- decidí que fuera el primer capítulo de este libro..

Los resultados de su labor constituyen un patrimonio de los pueblos.

Lo dicho me permite afirmar que los resultados de la labor intelectual de Marta Harnecker nos pertenecen a todos; constituyen un patrimonio de los pueblos. En tanto conocimiento construido es una obra conjunta, hilvanada y reconstruida paso a paso entre todos y todas, y que a todos y todas -incluyendo al intelectual participante- hace crecer, reflexionar y madurar.

Es por ello que los textos que Marta Harnecker pone a disposición de los lectores/as, en su mayoría militantes por un mundo mejor, no son solo libros, y mucho menos «reportajes»; se trata de una gran obra política pedagógica popular que aporta a la maduración de la conciencia revolucionaria colectiva.
.
Ella tomó conciencia de que los procesos revolucionarios no son obra de élites iluminadas ni de mesianismos individuales; que son los pueblos, en su diversidad, los que -articulándose- van tomando las riendas de sus vidas y, en sus experiencias de resistencia, lucha y transformación, van constituyéndose en actores políticos colectivos capaces de protagonizar su historia. En tanto intelectual orgánica, la obra de Marta es parte de esos procesos de lucha, de la construcción y (auto)constitución de los sujetos y de su apuesta histórica, de sus procesos de maduración y empoderamiento colectivos, aportando a las acumulaciones diversas (de conciencia, organización, proyecto, voluntades, saberes y poder), orientadas a fortalecer sus capacidades de rupturas cada vez más profundas con el funcionamiento del capital.

En sus textos, Marta Harnecker tiene presente también el internacionalismo, puesto que nos invita a reflexionar a partir de las experiencias de los pueblos de Indo-afro-latinoamérica y del mundo, enriqueciéndonos y fortaleciendo nuestra espiritualidad al poner a nuestro alcance la esperanzadora apuesta global de los pueblos que luchan por la vida, la justicia, la paz y la felicidad.
.
Sin embargo, no pudo -y creo que tampoco se lo propuso-, abordar todas las dimensiones de una sociedad en transformación. Podría decirse que los temas relativos al cuestionamiento raizal del poder patriarcal machista de dominación y sojuzgamiento de la sociedad -y particularmente de la mujer- no han estado muy presentes en su producción.

Cuando conversamos al respecto -y está en este libro-, Marta dijo: Yo no conocí el pensamiento feminista, yo no he leído feministas, sin embargo, si tú lees mis cosas a partir de las entrevistas a las guerrillas de El Salvador, te das cuenta de que hay temas que han sido revindicados por el feminismo, como la democracia, como la participación, como el respeto a las diferencias.

Estos temas están presentes. Y me doy cuenta de que están presentes porque los comandantes guerrilleros han asimilado el pensamiento de las comandantas o. han logrado que se incorporen, pues, a su visión de la política elementos que eran considerados del pensamiento feminista.
.
Es decir, de alguna manera Marta tuvo presentes en sus trabajos los planteamientos del feminismo y de género, aunque rara vez de modo explícito o como tema central de sus reflexiones. En una ocasión reunió el testimonio de Rebeca (Lorena Peña), comandante del FMLN de El Salvador, en el libro Los retos de la mujer dirigente [1994]. En la presentación de ese texto Marta decía:
De esta y otras entrevistas realizadas por el MEPLA se destaca la necesidad urgente de elaborar un proyecto alternativo de sociedad que tome en cuenta las diferencias de género, que supere el derecho burgués. Este, aunque proclama la igualdad universal, al desconocer la desigualdad real de los individuos en la sociedad capitalista, se limita a defender una igualdad que para muchos es algo meramente formal. Es necesario elaborar un proyecto de sociedad que -partiendo de la desigualdad real de género- sustente y propicie una igualdad efectiva de ambos sexos. Un proyecto que deje atrás la concepción burguesa de la familia, no para destruir la familia, sino superar una concepción patriarcal, discriminatoria, individualista e hipócrita de ella. Un proyecto que permita que la mujer llegue a cargos de dirección política, sin que la mujer se vea constreñida a tener que renunciar a ser madre, esposa, amante, para cumplir esas tareas..
Sus palabras dan cuenta de su posición en este tema. Ella sabía que no le había dedicado tiempo a esta dimensión del poder, centrada como estaba en el rescate de experiencias colectivas; sin embargo, eso no la hizo desconocedora de la importancia del enfoque feminista y de género para anclar y anudar los procesos emancipatorios son aquellos anclados en la despatriarcalización descolonizadora o descolonización despatriarcalizadora, entendidos como factores raizales para la germinación y construcción de una nueva civilización (rehumanizada).

Esto me traslada a Ecuador, el 26 de agosto de 2016, cuando Marta Harnecker recibió la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Caballero de manos del canciller ecuatoriano Guillaume Long. Después de entregarle ese reconocimiento de Estado, él dijo: «No se me ocurre ninguna otra intelectual con la constancia y dedicación de Marta. Ella es la muestra más clara de una intelectual comprometida con la transformación de nuestras sociedades tan injustas y vergonzosas en tantos aspectos».
.
En esa ocasión Marta hizo un breve repaso por su militancia católica y su desembarco en el marxismo, que -según sus palabras- fue para ella «un instrumento para concretar el amor». Se refirió también al trabajo de la izquierda en la región, que, luego de muchos años de luchas, conquistó el poder político en muchos países, pudiendo poner en marcha políticas de Estado demandadas por los pueblos.

Así concluyo esta introducción, esperando haber brindado en ella suficientes elementos convocantes a la lectura del libro. El mismo es parte del sentido fundamental de nuestro quehacer intelectual, político y social, articulado siempre con múltiples procesos de construcción de poder popular que se desarrollan en el continente. Y tiene como finalidad -primera y última- compartir y reafirmar lo que Marta subrayó también en Quito aquella ocasión: Que los pueblos buscan la felicidad y que esa felicidad se logra transformando la sociedad.

En eso estamos.
.
Buenos Aires, abril de 2021
.
(*) Isabel Rauber. Doctora en Filosofía, Especialista en Biofilosofía y Participación Ciudadana. Profesora Universidad Nacional de Lanús. Estudia los movimientos sociales latinoamericanos. Cuenta con 29 libros publicados, pronto su primera publicación con Lom ediciones.
 
 
 Fuente: https://lom.cl/blogs/blog/marta-nos-ha-ensenado-mucho
 
—–
De Archivo:

Fallece la chilena que masificó el marxismo en América Latina en los años 60 y 70

por Víctor Herrero A./Interferencia.

A la edad de 82 años falleció ayer sábado [15 de junio de 2019, Editor CT] Marta Harnecker -psicóloga, periodista y activista política de origen austríaco-, cuyos libros sobre marxismo educaron a varias generaciones de chilenos y latinoamericanos.

Miembro del Partido Socialista chileno, Harnecker se exilió en Cuba tras el golpe de Estado de septiembre de 1973. Desde entonces ha vivido en esa isla y en Canadá, país del cual su marido es oriundo. Escribió más de 80 libros durante su carrera, y fue considerada una de las autoras que más contribuyó a difundir el marxismo en América Latina durante las décadas de los 60 y 70, a pesar de que mucho de sus colegas consideraban que intelectualmente no era una figura de avanzada en el pensamiento marxista de esa época.

En 1969 Marta Harnecker escribió en Chile uno de sus libros más exitosos: “Conceptos Elementales del Materialismo Histórico”, obra que ha tenido más de 70 ediciones hasta el día de hoy.

Harnecker estuvo casada con Manuel Piñeiro (1933-1998), alias “Barbarroja”, el histórico jefe de los servicios de seguridad de Cuba y sindicado como el poder en las sombras de los movimientos guerrilleros de América Latina durante los años 60, 70 y 80. A inicios de los años 2000 fue asesora de Hugo Chávez en Venezuela.

Fuente (extracto): https://interferencia.cl/articulos/fallece-la-chilena-que-masifico-el-marxismo-en-america-latina-en-los-anos-60-y-70


Descubre más desde Correo de los Trabajadores

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.