EE.UU electoral: Trump vs Biden. Primera aproximación

Donald Trump y Joe Biden en el primer debate presidencial, en los estudios de CNN en Atlanta, Georgia. Foto Ap

Desastroso debate entre Donald Trump y Joe Biden

por La Jornada.

Atlanta. En el primer encuentro cara a cara entre el presidente Joe Biden y el ex mandatario Donald Trump desde 2020, se abordaron la noche de ayer temas de economía y migración, los que más preocupan al electorado según las encuestas, así como aborto, política exterior, las guerras en Ucrania y Medio Oriente, China, adicciones y la intentona golpista.

Biden atacó repetidamente a Trump en términos personales en un aparente plan de provocarlo, sacando a colación desde la reciente condena del magnate por un delito grave hasta su supuesto insulto a los veteranos de la Primera Guerra Mundial, pasando por su peso y su juego de golf.

No obstante, el titubeante discurso del demócrata desde el principio del debate fue lo que más llamó la atención. Los aliados de Trump clamaron inmediatamente la victoria, mientras destacados demócratas cuestionaron públicamente que Biden pudiera seguir adelante.

El presidente cometió varios errores verbales en los primeros minutos. Tenía una voz ronca, luchaba repetidamente por aclararse la garganta, y hablaba de manera entrecortada. Esa vacilante actuación corre el riesgo de cristalizar la preocupación de los votantes de que, a sus 81 años, es demasiado viejo para ejercer en la Casa Blanca, mientras la retórica de Trump ofrecía un recordatorio, quizá no deseado, de la grandilocuencia que lanzó a diario durante sus tumultuosos cuatro años de mandato.

Biden buscó repetidamente la confrontación con Donald Trump en su primer debate rumbo a las elecciones de noviembre, mientras su rival republicano contrarrestaba las críticas del demócrata apoyándose en falsedades sobre la economía, la migración y su papel en el intento de golpe de Estado con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

Ataques personales

El debate estuvo marcado por los ataques personales. El demócrata llamó imbécil al republicano y Trump lo describió como palestino al acusarlo de ponerse del lado del pueblo islamita en la guerra en Gaza y por supuestamente negarse a ayudar a Israel a terminar el trabajo contra Hamas.

Él no quiere hacerlo. Se ha vuelto un palestino, pero no lo quieren porque es un palestino muy malo, es débil, aseguró Trump en la sede de CNN en Atlanta.

Trump, de 78 años, trató de aprovechar para eclipsar el tema de su condena en Nueva York y convencer a una audiencia de decenas de millones de personas de que tiene el temperamento adecuado para volver al Despacho Oval.

La inflación está matando a nuestro país, soltó Trump a Biden, al abordar economía, uno de los temas centrales de la campaña, junto con la migración, el favorito del republicano, que no tardó en sacar a relucirlo.

Me encantaría preguntarle por qué permitió que millones de personas vinieran aquí, desde prisiones, cárceles e instituciones mentales, para venir a nuestro país y destruirlo, lanzó Trump.

Decir que Estados Unidos abre los brazos a los migrantes que entran sin papeles en el país sencillamente no es verdad, replicó Biden. No hay datos que respalden lo que dijo. Una vez más, está exagerando. Está mintiendo, añadió.

Biden intentó desmarcarse de la retórica de su rival, que acusa a los migrantes, muchos de ellos latinoamericanos, de envenenar la sangre del país.

También saltaron chispas sobre el derecho al aborto. El papel trumpista para frenar el acceso a la interrupción de embarazo fue algo terrible, sostuvo el demócrata después de que su rival se jactó de haber nombrado a jueces de la Suprema Corte que ayudaron a anular el derecho constitucional a terminar con una vida en gestación.

En ese intercambio tenso, Biden le soltó a su rival: Tú eres el imbécil, eres el perdedor.

A la pregunta sobre su actuación durante el asalto al Capitolio, Trump expuso: El 6 de enero, éramos respetados en todo el mundo, en todo el mundo éramos respetados. Y entonces llega él y ahora se ríen de nosotros.

Después de que uno de los moderadores le pidió que respondiera si ese día violó su juramento al arengar a sus partidarios que pretendían bloquear la certificación de la victoria de Biden en el Colegio Electoral y no hacer lo suficiente para disuadirlos mientras asaltaban el Capitolio, Trump trató de culpar a la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Biden señaló que Trump animó a sus partidarios a ir al Capitolio y se sentó en la Casa Blanca sin tomar medidas mientras peleaban con los agentes de policía.

No hizo una sola cosa, y estas personas deberían estar en la cárcel, afirmó Biden. “Deberían ser ellos los que rindieran cuentas. Y él quiere dejarlos salir a todos. Y ahora dice que si vuelve a perder, así de quejumbroso como es, esto podría ser un ‘baño de sangre’”.

A continuación, Trump defendió a sus seguidores condenados y encarcelados y le dijo a Biden: Lo que le han hecho a algunas personas que son tan inocentes debería darte vergüenza.

Biden pareció perder el hilo mientras daba una respuesta sobre la política fiscal y se desvió a la política de salud, y en un momento dado utilizó la palabra covid, y luego dijo: perdón, con, tratando con, y se desvió de nuevo.

Miren, por fin hemos vencido a Medicare, expresó Biden cuando se le acababa el tiempo de su respuesta.

Trump retomó el tema y dijo: Así es, venció a Medicaid, lo mató a golpes. Y está destruyendo Medicare.

Condiciona aceptar resultados electorales

Trump insinuó falsamente que Biden estaba debilitando el programa de servicios sociales debido a la llegada irregular de migrantes al país.

Trump se mostró esquivo sobre si aceptaría los resultados de las elecciones de noviembre, al señalar que lo hará si la votación es justa y legal, repitiendo sus afirmaciones infundadas de fraude generalizado en su derrota de 2020 ante Biden que todavía niega.

Los candidatos terminaron el encuentro sin un apretón de manos.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/06/28/mundo/desastroso-debate-entre-donald-trump-y-joe-biden-2382

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Biden-Trump: tedioso debate con el miedo de protagonista

por Gilberto Aranda B (*) /El Mostrador.

Sobre el papel, Trump salió mejor aspectado. Biden se vio –sobre todo al inicio– poco sólido en el armado del hilo argumentativo. Y aunque faltan varios meses para el 5 de noviembre marcado como jornada electoral, es probable que se respire preocupación en la plana mayor del Partido Demócrata.

Un debate de miedo, y no precisamente por una cautivante oratoria argumentativa, sino debido a que la emoción dominante que cultivaron los contrincantes políticos fue sencillamente infundir espanto por el otro. Un enfrentamiento duro y áspero, devenido en descalificaciones cruzadas antes que sugerir ventajas propias, que a ratos se asemejó al clásico dilema del prisionero. Según este problema de la teoría de juegos, dos sujetos imposibilitados de cooperar, incluso si se perjudica el interés de ambos, observan todo bajo la luz de la suma cero.

Así, la clave de cada aspirante al período siguiente fue probar ante las pantallas la mayor incapacidad del otro frente al cargo a postular. Sobre el guion, el actual presidente explotaría la idea del peligro democrático que supondría un delincuente convicto en el Salón Oval, y el exmandatario presentaría a su rival mermado en sus aptitudes físicas y mentales por su longevidad manifiesta.

Lo anterior, a pesar de que apenas los separan 3 años, como se encargó de recordar el propio Biden, y que, en cualquier caso, sea quien sea que gane, quien deje la Casa Blanca pasará a ser el presidente de mayor edad en haber sido gobernante de esta potencia global. Finalmente, el dilema del prisionero también puede ser atribuido a la indecisión de moderados e independientes que no gustan de ninguno de los aspirantes y que podrían terminar votando por “el mal menor”.

Por supuesto, las expectativas de estas instancias son altas si se considera la historia de decisivas confrontaciones televisivas, como aquella entre Kennedy y Nixon, cuya leyenda dice que en la radio ganó el último, pero que en la pantalla el vencedor fue el entonces senador por Massachusetts. Lo mismo los debates entre Carter y Ford, cuando el reemplazante de Nixon desconoció el dominio de la Unión Soviética sobre Europa del Este; o cómo en la campaña de los siguientes comicios un otrora actor y gobernador por California traspasó “la cuarta pared” con una pregunta aparentemente inocua, aunque trascendente: “¿Ustedes en sus casas están mejor o peor que hace cuatro años?”.  

Ayer estaban frente a frente, después de cuatro años de su última mesa redonda plagada de invectivas e interrupciones, los presidentes de Estados Unidos de América número 45 y 46. Biden, con algo de ronquera y desconcentración –atribuidos a un resfrío–, Trump con rostro adusto, fueron recibiendo las preguntas de los periodistas facilitadores de la CNN, que –como era de esperarse– tocaron una amplia variedad de temas, desde el alza de precios, pasando por la migración y la situación internacional.

Trump trató de mostrar la pérdida de control del presidente frente a lo que suele calificar como “una avalancha de migrantes” y la difícil relación con otros Estados del concierto mundial. Biden, efectivamente, se encargó de recordar los antecedentes delictuales de Trump a la espera de su sentencia. 

El desempeño del presidente actual –hay que decirlo– no fue bueno, se vio frágil en pantalla, sin tiempo para desarmar las afirmaciones de Trump, a pesar de que la hostilidad se palpaba en el ambiente, incluso con breves momentos iniciales de ausencia –confundido, si se prefiere–, favoreciendo indirectamente la tarea de un contrincante que se esmeró en mostrarlo senil. 

Frases trumpistas del tipo “el peor Gobierno de la historia” o “salió de Afganistán sin ninguna dignidad”, incluso un “nadie nos respeta, parecemos un país del Tercer Mundo”, fueron tibiamente respondidas con sencillos “nunca había escuchado tantas tonterías” y el uso repetitivo de la muletilla “by the way”. Al final de la primera parte del debate, Biden logró articular ciertas ideas ante ataques en materia económica con un contundente “desde la época de Herbert Hoover que no se perdieron tantos empleos como en el periodo pasado” o la alusión a las manifestaciones supremacistas blancas en Charlottesville de 2017, sobre las cuales Trump no tuvo críticas mayores.

El multimillonario, afín a las exageraciones hiperbólicas en los debates frontales, esgrimió nociones simples, aunque cargadas con la pólvora de la eficacia. Dijo que “toda la culpa es de los migrantes, ellos están acabando el Seguro Social” o la descarada afirmación de que “Nancy Pelosi es la responsable de las acciones del 6 de enero de 2021”, después de intentar eludir la pregunta del asalto al Capitolio.

En el primer caso, el candidato del “Grand Old Party” –como se conoce al republicanismo– es un convencido de que el tema migratorio tiene la capacidad de inclinar la balanza de los indecisos, aquellos que a más de cuatro meses de la elección son probablemente un cuarto del electorado.

De allí el esfuerzo contumaz en describir una apertura de fronteras a “personas provenientes de instituciones de salud mental, así como a delincuentes y terroristas salidos de cárceles de todo el mundo”. Fue la reedición del viejo rumor conspirativo de gobiernos extranjeros exportando a sus criminales para sembrar la anarquía. En cualquier caso, Trump hizo gala de escapismo, cambiando el foco de las preguntas incómodas o que pudieran afectarlo.

Pese a que aborto y cambio climático fueron el repertorio buscado por los demócratas, ansiosos de “sacar a la pizarra” a Trump, cuando apareció la oportunidad no fue del todo aprovechada por su abanderado. Muchas mujeres han estado pendientes del debate público sobre el aborto, que ante una mayoría republicana en el Congreso podría plantear importantes limitaciones de alcance universal, sin embargo, Trump lo esquivó al radicarlo en el nivel estadual.

Otro tema esperado fue la política internacional. El exmandatario fue demoledor. En su opinión, Putin sencillamente no respetaba a Biden, basando esto en la forma en que se retiraron las tropas estadounidenses de Afganistán, un caso de súbita amnesia respecto a su papel en la negociación de dicha salida que fue ejecutada por su sucesor. En definitiva, la tesis trumpista es que tanto la invasión de Rusia a Ucrania como el ataque de Hamas a Israel son signos de la debilidad de Estados Unidos. En este último caso, Biden ensayó una tímida respuesta a partir de su plan de liberación de rehenes y de cese de hostilidades, aprobado por el G7.

De poco sirvió que el presidente en funciones aludiera a la intención de su rival de salirse del esquema de seguridad colectiva que Estados Unidos creó en 1949, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La duda acerca de la fortaleza ya había sido incoada por el republicano. Y cuando se le preguntó a este si apoyaría la creación de un Estado palestino, simplemente hizo como si la interrogante no existiera, retrucando que Biden había terminado transformándose en un mal palestino. 

Al final un debate hasta cierto punto tedioso, dado que los temas esperados efectivamente comparecieron, aunque sin brillo por la apuesta de los protagonistas únicamente en los “fallos del otro”, donde la sorpresa podría haber sido develar el nombre del aspirante a vicepresidente de la candidatura de Trump. A pesar de que ello no ocurrió, la cara de satisfacción del senador Marco Rubio era elocuente. Sobre el papel, Trump salió mejor aspectado. Biden se vio –sobre todo al inicio– poco sólido en el armado del hilo argumentativo. Y aunque faltan varios meses para el 5 de noviembre marcado como jornada electoral, es probable que se respire preocupación en la plana mayor del Partido Demócrata.

Desde luego se estarán asimilando lecciones y en ningún caso el Partido Republicano puede cantar victoria anticipada, sabiendo que hay que esperar la sentencia específica a Trump, a emitirse el próximo 11 de julio. La paradoja es que sus competidores ahora también aguardan el 22 de agosto, cuando la Convención Demócrata en Chicago oficialice el nombre del candidato del sector a la presidencia. Y aunque no debería haber sorpresa, esta tampoco se puede descartar del todo.

(*) Gilberto Aranda B. Profesor titular Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2024/06/28/biden-trump-tedioso-debate-con-el-miedo-de-protagonista/


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