Bolivia entreverada: Análisis político sobre la coyuntura golpista y derivados.

Al promediar las 14.30, efectivos del Ejército se apoderaron de la plaza Murillo, al mando del general Juan José Zúñiga

Bolivia: río revuelto

por Rafael Cuevas Molina(*)/Con Nuestra América

El golpe boliviano, aunque detenido en un primer momento, es expresión de un proceso en marcha, en el que los factores en pugna no han sido ni vencidos ni marginados, por lo que debe ponerse atención al desarrollo de los acontecimientos en el futuro inmediato.

Apenas bajándose del carro blindado en el que el general boliviano Juan José Zúñiga se había apertrechado durante la intentona golpista de tres horas que protagonizó, señaló al presidente Luis Arce de ser su cómplice. 
 
Casi al mismo tiempo, la bancada del MAS (Cochabamba) de la Cámara de Diputados, partido al que pertenece el presidente Arce – bancada que en las actuales circunstancias está del lado de su correligionario y oponente dentro del partido, Evo Morales- decía, en un comunicado dirigido “al pueblo boliviano”, que se acababa de “gestar un autogolpe de estado cobarde comandado por el nefasto Gral. Zúñiga con la traición y complicidad de Luis Arce Catacora (…)”.
 
 Simultáneamente, frente al Palacio Quemado, sede del ejecutivo, grupos de manifestantes apoyaban a Lucho (el presidente Luis Arce) mientras atrás de ellos otros gritaban consignas denunciando un autogolpe.
 
La versión del autogolpe derivaría de la idea según la cual, en la confrontación Evo-Arce, el segundo necesitaría cohesionar a sus simpatizantes, no frente a la derecha, sino frente a los masistas evistas que la última semana han protagonizado cierres de carretera y huelgas que tienen en vilo al país.
 
 Atrás de este encontronazo entre evistas y arcistas está la pugna por la presidencia que debe definirse el año entrante en elecciones generales. Arce y Morales quieren, uno reelegirse, y el otro optar por un nuevo mandato. La disputa ha llevado al desgarramiento del MAS que está enfrentado en una lucha fratricida.
 
De ahí, entonces, que la suspicacias entre ambos bandos haya llegado a límites como los que estamos viendo a raíz de estos acontecimientos. 
 
Álvaro García Linera, quien fuera vicepresidente de Evo Morales, descarta la versión del autogolpe. Considera que las pugnas en el seno del MAS han creado un ambiente propicio para que la derecha, agazapada, pero siempre al acecho mientras no tenga condiciones, ha sacado las uñas y ha organizado esta intentona. Advierte que no es que haya traición en el MAS, sino creación de condiciones propicias, y saca conclusiones generales para el movimiento progresista y de izquierda: solo la unión garantiza que sus oponentes políticos no levanten cabeza, que, aunque parezca derrotada, siempre tiene la posibilidad de reorganizarse y de aprovechar los espacios que se le dejan. 
 
No solo esa es la lección que debe sacar el progresismo y la izquierda de esta situación. En un continente en el que los ejércitos son muy comúnmente utilizados para hacer prevalecer los intereses de la derecha a través de la fuerza, solo se puede tener relativa confianza en el respaldo a proyectos populares cuando la institución armada se reestructura internamente y se compromete con los procesos de cambio. 
 
El golpe boliviano, aunque detenido en un primer momento, es expresión de un proceso en marcha, en el que los factores en pugna no han sido ni vencidos ni marginados, por lo que debe ponerse atención al desarrollo de los acontecimientos en el futuro inmediato. Ojalá que en el seno del MAS adquirieran plena conciencia de la debilidad a la que orillan al campo progresista con sus disputas internas, y sepan ofrecer un frente común que asegure su permanencia en el poder en un país en el que se han realizado en el pasado transformaciones emblemáticas de la tendencia nacional-popular de nuestro continente.

(*) Rafael Cuevas Molina(*), Presidente AUNA-Costa Rica

Fuente: https://connuestraamerica.blogspot.com/2024/06/bolivia-rio-revuelto.html#more
 
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Evo Morales sobre el asalto: Estoy más convencido que es un autogolpe para levantar su imagen de Arce

por Boris Góngora/La Razón, La Paz / 29 de junio de 2024

El exmandatario señaló que otro de los motivos, de esta intervención militar, fue para tapar “la mala gestión” del Gobierno, esto debido a que desde el miércoles no se habla sobre la “falta” de dólares, combustible o desvío.

El expresidente y jefe del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales señaló este sábado que está “más convencido”, que el asalto e intervención al Palacio Quemado por un grupo de militares, encabezado por el excomandante del Ejército, Juan José Zúñiga, “es un autogolpe” para levantar la imagen del presidente Luis Arce. 

“Como dijo el general (Zúñiga) es para levantar su imagen, hay comentarios (que piensa) dejar la Presidencia a la junta militar para que Evo no sea presidente. Junta militar (o) Evo es el conflicto. Nacional e internacionalmente (están) convencidos, el blanco era Evo, (pero) ha fracasado”, dijo el jefe del MAS, en el ampliado ordinario de la Federación Yungas Chaparé.

Añadió, “Lucho nos engañó, nos mintió, mintió a los bolivianos y al mundo entero. Será golpe o autogolpe, se debate, (pero) estoy más convencido que es un autogolpe para levantar su imagen o dejar la Presidencia a la junta militar, es muy seria esa denuncia”.

El miércoles un grupo armado de militares del Ejército tomó la plaza Murillo por asalto e intentó ingresar a al Palacio Quemado, hecho que fue calificado por el Gobierno como un golpe de Estado fallido. Por este hecho, los excomandantes de las tres fuerzas, Armada, Ejército y Fuerza Aérea, fueron removidos de sus cargos.

La Justicia determinó 180 días de detención contra Zúñiga y vicealmirante Juan Arnés Salvador, de la Armada, por el asalto al Palacio Quemado, acusados por los delitos de terrorismo y alzamiento armado contra la seguridad y soberanía del Estado.   

El exmandatario señaló que otro de los motivos, de esta intervención militar, fue para tapar “la mala gestión” del Gobierno, esto debido a que desde el miércoles no se habla sobre la “falta” de combustible, desvío o dólares.

Morales señaló que en 2005 “no faltaba” gasolina, diésel y dólares, pero que en la gestión de “Lucho falta diésel”. “Solamente darse cuenta, 2005 había un poquito de inflación, no falta dólar, ahora falta dólar. En febrero todavía no sentíamos, pero ahora como los agroquímicos suben, si sentimos por la falta del dólar, los medicamentos suben por la falta de dólar y eso afecta”.

Agregó que el Gobierno “está bien asesorados por los gringos. (Luis) Almagro (secretario de la OEA), el golpista de 2019, (está) apoyando a Lucho Arce, la embajada (EEUU está) apoyando al Lucho. Cuando había golpe de 2019 Almagro golpista, y la embajada de Estados Unidos, de Donald Trump, festejando el golpe de Estado, festejando mi salida y ahora los gringos (están) apoyando a Lucho”.

Recordó también que, si los primeros días de mayo entraban al bloqueo de caminos, se les hubiera acusado por la falta de combustible y dólares. “La gente quería salir al bloqueo de caminos, porque el 2 de mayo la Sala Constitucional (de La Paz) dice que hay que supervisar el congreso de El Alto, casi íbamos al bloqueo de caminos, paramos. Si empezábamos, (nos acusarían) por culpa del cocalero no hay gasolina, nos iban a echar la culpa”.

Morales sentenció que “cualquier” rato puede haber “una movilización fuerte” si se les quita la sigla o la candidatura. “Legalmente estamos habilitados, (eso) no está en debate”

Fuente: https://www.la-razon.com/nacional/2024/06/29/morales-sobre-el-asalto-estoy-mas-convencido-que-es-un-autogolpe-para-levantar-su-imagen-de-arce/
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Bolivia y el golpe fallido

por Cristóbal León Campos / Con Nuestra América
Los sectores neofascistas han buscado capitalizar las diferencias al interior del MAS y el descontento ante el Gobierno de Arce, pero en el fondo, al igual que en 2019, su interés no es la democracia, sino la búsqueda de implantar un régimen ultraconservador que facilite la extracción de litio a las trasnacionales y al imperialismo estadounidense.
Un intento de golpe de Estado ha sacudido a Bolivia, cuando aún las heridas del golpe de 2019 siguen pendiendo de la realidad, y en un contexto en el que la proximidad de las elecciones presidenciales pone de manifiesto el interés de los grupos políticos, siendo que el presidente actual, Luis Arce, enfrenta la oposición de algunos sectores sociales y ha marcado distancia del ex presidente Evo Morales, quien busca regresar al poder.
 
Los sucesos del pasado 26 de junio -que aún deben ser analizados con profundidad-, parecieran un episodio de realismo mágico latinoamericano, pues la imagen del presidente Arce confrontando cara a cara al otrora comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, a la distancia se juzgaría más como un regaño que como la disputa por el poder. Pero, lejos de la fantasía, el intento de golpe de Estado fue anunciado de forma velada por el comandante golpista unos días antes, cuando en una entrevista declaró que el Gobierno de Arce era débil y que si Evo Morales se postulaba para presidente él mismo (Zúñiga) lo arrestaría, siendo esto una injerencia del militar en temas de política cuya responsabilidad no recae en las fuerzas armadas. El golpe no es sorpresa, pero quedan cabos por atar en un entramado global de avance neofascista, que si bien aún no alcanza orquestar del todo su ofensiva, sí deja ver su naturaleza a plena luz. 
 
El fracaso del golpe ha llevado ahora a diversas fuerzas políticas y medios de comunicación a comentar la posibilidad de un “autogolpe”, teoría iniciada por las declaraciones de Zúñiga, quien expresó que recibió la orden de realizar dichas acciones por parte del presidente Arce, quien, según el militar, “le pidió sacar a los blindados”, pues estaría buscando elevar su imagen y fortalecer su Gobierno. Una teoría que únicamente incrementa la confusión y puede llevar a extremos en los que sólo el neofascismo sacaría ventaja, y como sustento de contraposición sirvan las palabras de la golpista acusada de terrorismo y hoy encarcelada, Jeanine Áñez, ex presidenta de facto, quien en sus redes sociales dijo: “Repudio total a movilización de militares en Plaza Murillo pretendiendo destruir el orden constitucional, el MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia”. Es decir, la ex golpista responsable de matanzas en zonas rurales y urbanas de Bolivia y quien fue la figura púbica central de la destitución de Evo Morales a través de un sangriento golpe de Estado, ahora dijo “defender la democracia” mientras buscó responsabilizar al MAS, Arce y Evo de lo que estaba aconteciendo. O sea, expresó lo que ya detenido dijera Zúñiga tras su fracaso. Y ojo, Zúñiga buscaba liberar a Jeanine Áñez y a Luis Fernando Camacho, ex gobernador de la provincia de Santa Cruz, una de las zonas donde mayor violencia golpista se vivió contra el pueblo boliviano en 2019.
 
Todo lo anterior ¿es una casualidad?, difícilmente. Los sectores neofascistas han buscado capitalizar las diferencias al interior del MAS y el descontento ante el Gobierno de Arce, pero en el fondo, al igual que en 2019, su interés no es la democracia, sino la búsqueda de implantar un régimen ultraconservador que facilite la extracción de litio a las trasnacionales y al imperialismo estadounidense, que, sin casualidad, durante estos sucesos se declaró “al pendiente”, pero ¿qué postura tendría el imperio si el golpe de Estado prosperaba y más sectores de militares se hubieran sumado?, tristemente no estaríamos hablando de conspiraciones políticas, sino de matanzas contra el pueblo boliviano y la democracia.
 
Mucho queda por analizar, el golpe de Estado fue detenido por el Gobierno y el pueblo boliviano que se movilizó, y a nivel internacional fue denunciado por gobiernos de la región, incluso la OEA lo desestimó, pero creer que ahí quedó sería un grave error, en un contexto ya dicho; el neofascismo avanza en el mundo y no debemos cerrar los ojos.

29 de junio, Mérida, Yucatán. México.

Fuente: https://connuestraamerica.blogspot.com/2024/06/bolivia-y-el-golpe-fallido.html

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