Por Kike Ortega y Fresia Ramírez/ Radio JGM.
A 8 años del horrible asesinato de Macarena Valdés, luchadora socioambiental del Wallmapu, aún no hay justicia ni verdad. Chile suele acostumbrarse a los crímenes sin respuesta y a la impunidad de asesinos como marca de fuego.
Era 22 de agosto de 2016 cuando un niño de once años abrió la puerta de su casa y encontró lo impensado: su madre muerta, colgando del techo. La mujer estaba acompañada de su otro hijo de tan sólo un año. Cuatro niños en total quedaron sin madre tras el supuesto suicidio de la activista medioambiental de 31 años, Macarena Valdés.
Macarena y su pareja, Rubén Collío, articulaban y motorizaban a la comunidad en una lucha contra la instalación de una central hidroeléctrica en el río Tranguil, en la zona de Panguipulli, región de los Ríos , liderada por la empresa austriaca RP Global y la chilena SAESA, que significó la tala de bosque nativo y la inundación de dos cementerios ancestrales.
Esta movilización y liderazgo social, motivó que ambos recibieran amenazas de muerte con anterioridad, persecuciones y seguimientos, que nunca fueron consideradas como relevantes por la investigación llevada a cabo por la fiscalía, que determinó que la activista social se había suicidado colgándose en su hogar.
Pero a pesar de lo que decían informes de Carabineros y el Servicio Médico Legal, y a pesar de lo que sostienen hasta hoy, existen las evidencias para afirmar que Macarena Valdés no se suicidó. Así también lo intuyó su familia, que incrédula de las versiones oficiales y con el recuerdo de recientes amenazas sobre la comunidad que en conjunto defendían, llegó hasta las últimas instancias.
En Chile cuando eres pobre y un familiar está enfermo, o cuando ocurre una desgracia, o incluso cuando se necesitan renovar las camisetas de un club de barrio se recurre a un financiamiento parecido. Las rifas y bingos son la forma de conseguir dinero ante un Estado que niega la salud, cultura, educación y en este caso, la verdad.
Así, con bingos y rifas la familia pudo costear un segundo peritaje al cuerpo ante la negativa del poder judicial de rehacer los procedimientos. El cuerpo de Macarena fue exhumado el 25 de septiembre del 2017 y tuvo que recorrer un largo trayecto para llegar a la sala del peritaje, desde la región de Los Lagos al SML de Santiago para ser revisado el 3 de octubre. Sin embargo, recién pudo ser examinada 27 días después, el 30 de octubre.
Tras un año, dos meses y ocho días a la espera de una investigación, la tesis de suicidio quedaba por el suelo. A través del médico Luis Ravanal se comprobó que la vértebra cervical de Macarena no se rompió jamás. Mientras cada vez más fuerte sonaba: Macarena Valdés no se suicidó.
“Ahora tenemos la posibilidad científica de demostrar que a Macarena la asesinaron. A la negra la mataron, después la colgaron y ahora tenemos como demostrarlo”, señaló esperanzado la pareja Ruben Collío, y su padre Marcelino Collío, quienes levantaron la lucha por justicia y verdad en este crimen. Ruben, quien nunca dejó de insistir en la tesis del asesinato, falleció trágicamente en un accidente automovilístico en 2022, en circunstancias también, no aclaradas del todo,
Macarena Valdés no se suicidó. A Macarena la mataron, por defender su tierra, la de su comunidad y por denunciar la voracidad extractiva de las empresas que siguen negociando con los bienes comunes de nuestros territorios.
A 8 años de su muerte y ante el nulo avance de la investigación y la negativa de los tribunales por reabrir el caso, recordamos su lucha y memoria.
22 de agosto, 2024.
Fuente: https://radiojgm.uchile.cl/a-8-anos-de-su-muerte-macarena-valdes-no-se-suicido/
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Siempre supe que Macarena se había suicidado…
No sería la primera vez en que
«suicidan» a un luchador social…
Solo los cobardes se matan.
Se elimina el problema,
y se le desprestigia …