EL TESTIMONIO DEL JEFE DE LA AGENCIA, QUE DETALLÓ LAS OPERACIONES PARA DERROCAR A ALLENDE Y QUE FUE LA BASE DEL ARTÍCULO, PERMANECE CLASIFICADO
Henry Kissinger engañó al presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, a su gabinete y a los periodistas sobre el papel de la CIA en Chile, según muestran los documentos desclasificados por el Centro de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés). Luego de la publicación de un reportaje del New York Times, que reveló por primera vez el rol de la CIA en el derrocamiento del gobierno democrático de Salvador Allende, Kissinger negó los hechos y los calificó como una «tontería total». Un memorándum secreto documentó la postura que tomó el secretario de Estado una vez que Allende alcanzó la presidencia: «No veo por qué tenemos que sentarnos y dejar que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propia gente».
Hace cincuenta años, mientras el New York Times se preparaba para publicar una impactante revelación sobre las operaciones encubiertas de la CIA en Chile, el arquitecto de esas operaciones, Henry Kissinger, engañó al presidente Gerald Ford sobre los esfuerzos clandestinos de Estados Unidos para socavar el gobierno electo del líder del Partido Socialista, Salvador Allende, según muestran documentos publicados hoy por el Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés). Las operaciones encubiertas estaban supuestamente «diseñadas para mantener en marcha el proceso democrático», informó Kissinger a Ford en el Despacho Oval dos días antes de que apareciera el artículo del New York Times. Según Kissinger, «no hubo intento de golpe».
«Vi la historia (reportaje) de Chile», dijo Ford a Kissinger el 9 de septiembre de 1974. «¿Tiene alguna repercusión?». Kissinger respondió: «La verdad es que no».
De hecho, el artículo de primera página escrito por el periodista de investigación Seymour Hersh – «El jefe de la CIA revela a la Cámara una campaña de 8 millones de dólares contra Allende en los años 70-73»- puso en marcha el mayor escándalo sobre operaciones encubiertas que jamás había vivido la comunidad de inteligencia.
En una conferencia de prensa del 16 de septiembre, Gerald Ford se convirtió en el primer presidente en reconocer y defender públicamente las operaciones encubiertas de la CIA, que caracterizó como limitadas a proteger las instituciones democráticas chilenas de la amenaza de Allende. Afirmó que las acciones de la CIA fueron «en el mejor interés del pueblo de Chile, y ciertamente en nuestro mejor interés». (Vea el minuto 11:55 en el video para ver la declaración de Ford).
El artículo de Hersh del 8 de septiembre de 1974 condujo directamente a la formación de un comité especial del Senado, presidido por el senador Frank Church, que llevó a cabo la primera gran investigación de las acciones encubiertas de la CIA en Chile y en otros lugares, y que fue el primer órgano del Congreso en evaluar el papel de las operaciones secretas y clandestinas en una sociedad democrática.
Las repercusiones políticas obligaron al presidente Ford a reconocer públicamente las operaciones de la CIA en Chile, al tiempo que negaba rotundamente que tuvieran algo que ver con el fomento de un golpe de Estado. Posteriormente, el abogado del presidente en la Casa Blanca advirtió a Ford que su declaración «no era totalmente coherente con los hechos porque no se le habían dado a conocer todos los hechos».
La investigación del Senado –que también reveló complots de asesinato de la CIA contra líderes extranjeros–, y un esfuerzo de investigación similar en la Cámara de Representantes, condujeron a una legislación para mejorar los controles y equilibrios de las operaciones de la CIA y restringir la capacidad de los futuros presidentes para «negar de forma plausible» los programas de acción encubierta en el extranjero.
Los documentos de la Casa Blanca revelan la aguda consternación expresada por Ford y Kissinger ante la posibilidad de que se restringieran las operaciones encubiertas. «Necesitamos una CIA y necesitamos operaciones encubiertas», dijo Ford a su gabinete nueve días después de la publicación del Times. El artículo y la avalancha de reportajes sobre la CIA publicadas por Hersh, como Kissinger reconoció más tarde en sus memorias, «tuvieron el efecto de una cerilla encendida en un depósito de gasolina».
LA FILTRACIÓN QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
El artículo de Hersh se basaba en un resumen del testimonio secreto del director de la CIA, William Colby, y de un histórico funcionario de la agencia, David Atlee Phillips, que ofrecieron una visión general de las operaciones encubiertas contra Allende en Chile durante una sesión ejecutiva del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes el 22 de abril de 1974.
Según el resumen, Colby informó al Comité de que, entre 1962 y 1973, el ultrasecreto «Comité 40», que supervisaba las operaciones encubiertas, había autorizado a la CIA a gastar 11 millones de dólares en Chile, incluidos 8 millones para «desestabilizar» al gobierno de Allende y «precipitar su caída.» El sumario afirmaba que «las actividades de la agencia se consideraban un prototipo, o experimento de laboratorio, para probar las técnicas de fuertes inversiones financieras en los esfuerzos por desacreditar y derrocar a un gobierno».
El resumen fue redactado por un congresista liberal de Massachusetts, Michael J. Harrington, que se había enterado del testimonio TOP SECRET de Colby y solicitó un permiso especial para revisarlo. Harrington leyó la transcripción de la audiencia de 48 páginas dos veces -el 5 de junio y el 12 de junio de 1974- y se dio cuenta de que el testimonio de Colby contradecía claramente las versiones previas de Kissinger y de altos funcionarios de la CIA, quienes negaban algún esfuerzo encubierto para socavar a Allende.
Harrington compartió su preocupación de que oficiales de la CIA hubieran cometido perjurio con el director de personal del senador Frank Church, Jerome Levinson. En sus memorias inéditas, Levinson recordó que Harrington «me preguntó qué pensaba que debía hacer». Levinson le recomendó a Harrington que escribiera una carta al presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador William Fulbright, solicitando una investigación completa sobre el papel de la CIA en Chile. El 18 de julio de 1974, Harrington envió una extensa carta a Fulbright, en la que proporcionaba un resumen del testimonio secreto de la CIA y concluía que el Congreso y el pueblo estadounidense «tienen derecho a saber lo que se hizo en nuestro nombre en Chile».
Cuando quedó claro que Fulbright no estaba dispuesto a ordenar una investigación a fondo sobre el papel de la CIA en Chile, Levinson decidió llamar la atención sobre el testimonio aún secreto de Colby y filtró la carta de Harrington al periodista Seymour Hersh. A principios de septiembre de 1974, después de almorzar con Hersh en Jean-Pierre’s, un elegante restaurante de Washington D.C., Levinson le pasó a Hersh una copia de la carta de Harrington.
El 5 de septiembre del mismo año, Hersh empezó a llamar a funcionarios del Departamento de Estado para pedirles comentarios sobre su próxima primicia, lo que puso en marcha un aluvión de reuniones en la Casa Blanca, sesiones informativas e informes sobre los datos que podría haber obtenido el periodista. El 8 de septiembre de 1974, el Times publicó la historia en la portada de su periódico dominical, generando un gran escándalo y dando lugar finalmente al procesamiento del ex director de la CIA Richard Helms por mentir al Congreso.
REACCIÓN DE LOS AGENTES CHILENOS DE LA CIA
La filtración del testimonio de Colby obligó a la CIA a ponerse en contacto con sus agentes chilenos para averiguar las repercusiones de las revelaciones de Hersh en su red de agentes activos e informantes. En un informe secreto redactado cuatro días después de la publicación del artículo del Times, la estación chilena de la CIA transmitió las reacciones de varios agentes locales -identificados por nombres en clave como FUBARGAIN, FUPOCKET y FUBRIG- que estaban incrustados dentro del ejército chileno, el partido de la Democracia Cristiana y el diario El Mercurio, que la CIA había financiado como megáfono de la oposición al gobierno de Salvador Allende. «Entre el 8 y el 10 de septiembre se contactó con los siguientes agentes de la Estación en relación con las revelaciones mencionadas», informó la Estación de Santiago al cuartel general de la CIA.
El agente de nombre clave «FUBRIG-2» «tomó la noticia con calma, pero estaba más preocupado por las implicaciones de los esfuerzos de las revelaciones y expresó su opinión de que el sistema en Washington debería cambiarse para evitar tales filtraciones», informó la CIA. «Se sintió aliviado de que El Mercurio no fuera mencionado por su nombre».
Según este cable, el agente filtrado en el ejército chileno, FUBARGAIN-1, dijo a la CIA que «el general Pinochet no parecía muy disgustado pero [había] comentado… que la revelación “parecía una tontería”». El mismo agente dijo a la CIA que otros militares chilenos más jóvenes interpretaron la filtración como un intento deliberado de «dañar [a la] Junta y poner falsamente en duda su independencia y su papel en la caída de Allende». Esto, afirmó el agente, provoca «que el cuerpo de oficiales chilenos está cada vez más desconcertado y resentido con EE. UU.».
LOS DOCUMENTOS QUE PERMANECEN SECRETOS
50 años después de que estallara el escándalo sobre las operaciones de la CIA en Chile, el testimonio original de Colby ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes sigue clasificado, al igual que la transcripción completa de 48 páginas de la audiencia que se realizó a puerta cerrada. El año pasado, el gobierno chileno solicitó oficialmente a la administración del presidente Joe Biden la desclasificación de esos documentos como un gesto de «diplomacia de desclasificación» con motivo del 50 aniversario del golpe, pero la CIA no cooperó.
«En aras de la responsabilidad histórica, es imperativo que la CIA desclasifique el testimonio de Colby sobre Chile, así como otra documentación relevante», declaró Peter Kornbluh, que dirige el Proyecto de Documentación sobre Chile del Archivo Nacional de Seguridad. A medida que se acerca el 50 aniversario de la formación del Comité especial del Senado para estudiar las operaciones del gobierno con respecto a las actividades de inteligencia (hito que se cumplirá en enero de 2025), el Archivo también pidió a los líderes del Senado que iniciaran la publicación de los voluminosos archivos de investigación del Comité Church sobre Chile y de otros países objeto de operaciones encubiertas de cambio de régimen.
«Medio siglo de secretismo en torno a estos registros», señaló Kornbluh, “debe llegar a su fin”.
DOCUMENTOS:
– Documento 1: Carta al senador William Fulbright, (resumen de Michael J. Harrington del testimonio secreto del director de la CIA, William Colby, sobre las operaciones encubiertas en Chile), 18 de julio de 1974.
En abril de 1974, el director de la CIA, William Colby, compareció en una sesión a puerta cerrada del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes y presentó un extenso resumen de las operaciones encubiertas que ejecutó la CIA en Chile entre 1970 y 1973. Michael J. Harrington, congresista liberal de Massachusetts, obtuvo permiso del presidente del comité, Lucian Nedzi, para revisar el testimonio clasificado de Colby. Luego de acceder a él, Harrington redactó este resumen del testimonio en formato carta dirigida al presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, William Fulbright. El resumen describe la campaña clandestina de 8 millones de dólares de la CIA para «desestabilizar», según Harrington, el gobierno democrático de Salvador Allende. Por primera vez, identifica al «Comité 40», presidido por el Consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, como supervisor de estas operaciones encubiertas para socavar a Allende.
Cuando el senador Fulbright no respondió a la petición de Harrington de que se llevara a cabo una investigación a fondo de las operaciones de la CIA en Chile, a principios de septiembre de 1974, un miembro del personal de Relaciones Exteriores del Senado, Jerome Levinson, hizo llegar discretamente una copia de la carta de Harrington al periodista de investigación Seymour Hersh. El artículo de primera plana de Hersh del 8 de septiembre de 1974 en el New York Times – «El jefe de la CIA revela a la Cámara una campaña de 8 millones de dólares contra Allende en los años 70-73»- se basaba en el resumen de Harrington.
– Documento 2: Telcon de Kissinger. Conversación con el director de la CIA, William Colby, sobre el inminente artículo de Hersh que revelaría las operaciones de la CIA en Chile, 5 de septiembre de 1974.
Mientras Hersh empezaba a hacer llamadas al Departamento de Estado antes de publicar su artículo, Henry Kissinger se comunica con el director de la CIA, William Colby, para hablar de la filtración. Kissinger quiere saber cómo Hersh consiguió la información acerca de las 40 decisiones del Comité sobre operaciones encubiertas en Chile. Colby promete «intentar localizar a Hersh y ver qué tiene».
– Documento 3: Memorándum del INR, «Próximo artículo del NY Times sobre las actividades de inteligencia de EE.UU. que afectan a Chile», secreto, 5 de septiembre de 1974.
Luego de que funcionarios del Departamento de Estado recibieran llamadas de Hersh para que hicieran comentarios sobre el artículo que publicaría en el Times, la Oficina de Inteligencia e Investigación de ese organismo revisó las 40 decisiones del Comité sobre Chile para hacer un control de daños. El oficial del INR, James Gardner, señala que el comité presidido por Kissinger que supervisaba las operaciones encubiertas había «indagado en este período sobre la viabilidad y la posibilidad de apoyar a los militares chilenos en caso de que urdieran un intento de golpe de Estado contra Allende [y] discutido la posibilidad de crear presiones anti-Allende precipitando una crisis económica en Chile».
– Documento 4: Memorándum de conversación, «Visitas; 40 Comité [redactado]», Secreto, 6 de septiembre de 1974.
En una sesión informativa en el Despacho Oval para el presidente Ford y el vicepresidente Rockefeller, Henry Kissinger les asesora sobre el próximo artículo del New York Times. Kissinger describe engañosamente los esfuerzos financieros encubiertos destinados a bloquear la ratificación de la victoria de Allende en el Congreso. Luego, afirma que «después de las elecciones pusimos dinero en los partidos y periódicos de la oposición», algo que fue «diseñado para mantener el proceso democrático en marcha». Según Kissinger, «no hubo intento de golpe de Estado. Aunque podría haberlo habido si en el 70 no hubiéramos fracasado». Diez días más tarde, el 16 de septiembre de 1974, después de que el artículo de Hersh generara un gran escándalo, el presidente Ford vuelve a afirmar esta tergiversación de las operaciones de la CIA en Chile durante una conferencia de prensa.
– Documento 5: Telcon de Kissinger, (Conversaciones con el reportero de ABC News, Ted Koppel, sobre el artículo de Hersh), 9 de septiembre de 1974.
Al día siguiente de la publicación del artículo del New York Times sobre Chile, el reportero de ABC News, Ted Koppel, habla por teléfono con Kissinger a las 16:30 y de nuevo a las 16:45 para saber si la historia de Hersh es «esencialmente exacta hasta donde llega». Kissinger rechaza las acusaciones. «Mire, de todos modos nada de esto tiene que ver con un golpe de Estado. Así que todo esto es una total tontería», afirma. «No tiene nada que ver con el golpe, Ted, créeme».
– Documento 6: Memorándum de la Casa Blanca, «Potencial vergüenza descripciones del Comité 40», secreto, 11 de septiembre de 1974.
A medida que los funcionarios de la administración Ford se ven obligados a hablar públicamente por primera vez sobre el Comité 40, los ayudantes de la Casa Blanca se preocupan por la atención de la ciudadanía y las inexactas descripciones oficiales de esta entidad ultrasecreta. Hasta ahora, señala este memorándum del viceconsejero de Seguridad Nacional, Brent Scowcroft, «el nombre, la existencia y la composición del Comité han sido tratados como información clasificada y no habían sido confirmados oficialmente». Aunque un portavoz del Departamento de Estado ha afirmado que los 40 proyectos encubiertos del Comité se aprueban por unanimidad, aclara el memorándum, ha habido numerosos ejemplos de desacuerdo sobre las operaciones en Chile, y Kissinger, como presidente, ha sido el «árbitro final» de las decisiones clave.
– Documento 7: Cable de la CIA, (Contacto con agentes chilenos), secreto, 12 de septiembre de 1974.
El mismo día en que aparece el artículo de Hersh en el New York Times, la estación de la CIA en Santiago se pone en contacto con sus agentes chilenos para evaluar cualquier daño a sus operaciones y las reacciones al contenido del reportaje. La unidad transmite las conversaciones con varios activos locales, identificados con nombres en clave como FUBARGAIN, FUPOCKET y FUBRIG. Esas chapas reflejan sus cargos en el ejército chileno, la Democracia Cristiana y el diario El Mercurio, que la CIA financiaba como megáfono de la oposición al gobierno de Salvador Allende.
Según este informe, el agente filtrado en el Ejército, FUBARGAIN-1, dijo a la CIA que «el general Pinochet no parecía muy disgustado pero [había] comentado… que la revelación “parecía una tontería”». El mismo agente dijo a la CIA que otros militares chilenos más jóvenes interpretan la filtración como un intento deliberado de «dañar [a la] Junta y poner falsamente en duda su independencia y su papel en la caída de Allende».
– Documento 8: Memorándum, «Reunión del Gabinete, 17 de septiembre – 11 am», secreto, 17 de septiembre de 1974.
Un día después de reconocer y defender públicamente las operaciones encubiertas de la CIA en Chile, el presidente Ford celebra una reunión de gabinete para abordar el impacto de las filtraciones. Después de que Ford defiende las acciones clandestinas de la agencia, Kissinger informa al gabinete sobre la necesidad de ejecutar esas operaciones y las medidas que hay que tomar para detener las filtraciones. Incluso, insinúa que Estados Unidos debería considerar una Ley de Secretos Oficiales para restringir la información pública sobre la CIA, como ocurre en Gran Bretaña. «Nos enfrentamos en todo el mundo a amenazas a las instituciones democráticas, y necesitamos acciones encubiertas para hacerles frente. Por su naturaleza, no hablamos de ellas», informa al gabinete. «Entonces, ¿cómo hacemos frente a las filtraciones? Gran Bretaña es ciertamente una democracia, pero un periódico británico no podría publicar estas cosas».
Hablando de Chile, Kissinger dice que el golpe de Estado fue culpa de la mala gestión de Allende y niega que las operaciones encubiertas o las presiones económicas desempeñaran algún papel. «El esfuerzo del Comité 40», afirma falsamente, “no era derrocar a Allende sino preservar el sistema democrático para las elecciones de 1976”. «Recuerden que [Allende] era un opositor a Estados Unidos», dice a los miembros del gabinete de Ford, “y uno puede preguntarse, ¿por qué no habríamos de oponernos a él?”».
– Documento 9: Telcon de Kissinger, (Conversación con el director de la CIA, William Colby, sobre las filtraciones de la Comunidad de Inteligencia), 20 de septiembre de 1974.
Mientras el New York Times publica otro artículo de Hersh sobre el papel de la CIA en Chile, Kissinger se queja con el director de la CIA, William Colby, de las filtraciones que parecen proceder de la propia agencia. «Me estoy hartando de la forma en que la Comunidad de Inteligencia… si esto sigue así tendremos que hablar con el Presidente para ver cómo mantenerlo bajo control», dice Kissinger. «El Comité 40 existe desde hace años [y] los dirigentes SOB de este país saben que esto es así y nos lo están dejando pasar como si fuera un escándalo».
– Documento 10: Memorándum de la Casa Blanca, «Antecedentes de las operaciones encubiertas en Chile», 31 de octubre de 1975.
A medida que avanza la investigación del Senado sobre el papel de la CIA en Chile, queda claro para la Casa Blanca que el Comité Church ha descubierto importantes irregularidades que van mucho más allá de las afirmaciones oficiales de la administración Ford. Entre ellas, el asesinato del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general René Schneider, que fue apoyado por la CIA.
El consejero del presidente Ford en la Casa Blanca, John Marsh, envía una serie de recomendaciones sobre las inéditas audiencias que el Comité planea celebrar para airear públicamente la historia de la intervención clandestina estadounidense contra Allende. Marsh advierte a Ford que su relato de lo que hizo la CIA en Chile, dado en la conferencia de prensa del 16 de septiembre de 1974, tergiversó el alcance y el propósito de las operaciones encubiertas. «Me ha llamado la atención», dice Marsh, »el hecho de que debe tener sumo cuidado por una respuesta que dio a una pregunta de la prensa en una de sus conferencias poco después de convertirse en Presidente. Esta pregunta se refería a Chile y se me ha informado de que la respuesta no es totalmente coherente con los hechos porque no se le habían dado a conocer todos los hechos».
(*) Este artículo es una traducción del original «The CIA-in-Chile Scandal at 50», publicado en septiembre de 2024 por el National Security Archive en su sitio web. Los documentos desclasificados están final del texto.
Fuente: https://www.ciperchile.cl/2024/09/11/un-reportaje-que-cambio-la-historia-a-50-anos-de-la-tormenta-que-desato-el-new-york-times-cuando-revelo-el-papel-de-la-cia-en-chile/
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