Chile lumpen: fiscal Guerra, aspiracional contratado por la elite para garantizar impunidad

Perfil de Manuel Guerra: el fiscal topo

por Kike Mujica/The Clinic.

“El espionaje es como un juego cruel y retorcido, donde el  topo es el peón más valioso. Vive dos vidas, la suya y la del enemigo, pero nunca puede pertenecer por completo a ninguna. Para ser eficaz, debe ser invisible y, a veces, hasta desconocido para sí mismo” (John le Carré. El espía que surgió del frío)

“La genuflexión y la obsecuencia con quienes detentan el poder son rasgos de varios individuos trepadores y acomodaticios”. (10 de agosto del 2016. Manuel Guerra. Cuenta en X @Guerra_mantonio).

Hace ocho años el tweet de Manuel Antonio Guerra  era un ventilador contra la corrupción, los delitos de cuello y corbata, los abusadores –“quite una ‘i’ a afiliado y encontrará la mejor definición de usuarios de AFP e ISAPRES”- y el cohecho.

En mayo de 2016 escribió: “La corrupción en Penta, SQM y Corpesca, el Milicogate, las estafas piramidales y Caval tienen elemento común: la CODICIA. Obsesión por dinero”.

Por los audios filtrados en las últimas semanas nos enteramos de que cuatro meses después de esta declaración de principios franciscana, Guerra ya era interlocutor, vía WhatsApp, de Hermosilla. 

En la novela de Robert Louis Stevenson el reputado doctor Henry Jekyll desarrolla una poción que le permite transformarse en un inescrupuloso: Edward Hyde

Jekyll utiliza esta metamorfosis para dar rienda suelta a sus deseos más oscuros sin manchar su reputación pública. Sin embargo, con el tiempo, Hyde toma el control aunque Jekyll lucha por mantener separadas sus dos identidades. 

Todo termina en tragedia.

El 13 de agosto de 2016, Guerra retuitea a Marta Lagos: “La crisis que estamos viviendo es más bien la crisis de las apariencias: ahora vamos viendo que nada era lo que parecía ser”.

Cambie “nada” por “nadie”. Ese es Guerra.

El debut en primera división

Guerra enfrenta hoy una investigación penal para verificar si en su condición de fiscal entregó información confidencial a terceras personas. A eso se suma una indagación por su patrimonio. 

“Abogado, Magíster en Derecho Penal, Agnóstico y Republicano, Fiscal Regional Oriente Curicano, marido de una hermosa mujer y padre de un hijo maravilloso”.

Esa es -o era porque su cuenta hoy es un cementerio- la biografía escrita por Guerra en su Twitter. Corría abril de 2016.

Guerra estudio derecho en la Universidad de la República y en 2002 inició su trayectoria en el Ministerio Público. Fue fiscal en Iquique, en San Antonio y en Maipú. Además fue director de la Unidad Especializada en Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. 

En 2010 llegó a la Fiscalía Regional de Tarapacá. Su gran salto fue en 2015: fue nombrado fiscal regional de la zona oriente de Santiago, uno de las dos fiscalías más importantes del país. Compitió en una terna -propuesta por la Corte de Apelaciones- con el fiscal Tufit Bufadel -recién condenado por el delito de abuso sexual– y la abogada Paula Falcón. Carlos Gajardo, que en primera instancia también compitió, no entró en el trío final.

“Su designación no fue sorpresa: formaba parte del círculo cercano del entonces fiscal Sabas Chahuán. De hecho, Sabas lo nombró justo antes de dejar el cargo”, me dice una fuente de la Fiscalía.

Guerra llegaba a la primera división. Sus redes con el poder -poco vigorosas- se remitían a una estadía como militante del Partido Radical, a ser miembro de la Masonería -un grupo de poder e influencia dentro del mundo judicial- y una asesoría al entonces subsecretario de justicia del gobierno de Frei, el radical José Antonio Gómez.

Hablé con abogados y exfiscales y la mayoría concuerda que Guerra no era un nombre que figuraba en las cumbres del Ministerio Público. “Su mundo no eran los grandes casos, sino más bien la delincuencia y los traficantes de drogas”, me cuenta un excolega de Guerra.

“Por eso cuando llega a la Oriente, que junto a la Centro Sur son las fiscalías de mayor visibilidad por los casos de repercusión pública que llevan, le cambió la vida… Pero nunca pensé que tanto”, agrega.

Guerra se rodeó de su gente de confianza: Lorena Parra -sí, la misma que llevó a la cárcel a su amigo Hermosilla- y Felipe Sepúlveda -sí, el mismo que declaró en contra de su amigo Hermosilla-.

Taliban vs Penta

En diciembre de 2015, el caso Penta aterrizó en las manos de Manuel Guerra. 

La investigación -que había partido en junio de 2014- la llevaban dos fiscales de armas tomar: Carlos Gajardo y Pablo Norambuena. Y la dirigía, en un hito excepcional, el propio fiscal nacional, Sabas Chahuán.

Penta golpeó al corazón de la UDI: muchos de sus miembros aparecían como depositarios de las platas negras de la política. De hecho, por el remezón, el 11 de marzo de 2015, Ernesto Silva Méndez renunció a la presidencia del partido.

Apenas tomó el caso, Guerra se mostró muy duro contra los altos ejecutivos de Penta. A sus compañeros de la Fiscalía les decía que la imputación de cohecho “era intransable y que no se la iban a sacar barata”.

“Era muy talibán. Decía que quería ir con todo contra Delano y Lavín”, cuenta un exprofesional de la fiscalía Oriente.

En junio de 2016, Guerra fue entrevistado en CNN por Mónica Rincón y Daniel Matamala. Fue muy vehemente contra los Penta: “No estamos dispuestos a aceptar un procedimiento abreviado en que ellos no acepten responsabilidad por el delito de cohecho. Dicho de otra forma: si ellos no están dispuestos a asumir responsabilidad y a no discutir su participación en el delito de cohecho, no vamos a aceptar un procedimiento abreviado”.

“A mí me confirmó en el cargo cuando asumió, pese a que habíamos competido por el cargo de fiscal. Dejaba trabajar y se involucraba lo justo y necesario”, recuerda Carlos Gajardo.

Tuitero afiebrado

Por esos días comenzó también su despliegue en Twitter. Escribía de la “U” -es hincha azul-, de los árbitros, de las AFP, de las ISAPRES, de la suciedad del aeropuerto y otras yerbas.

Un detalle no menor: ya era fiscal de la república. 

A tanto llegó su incontinencia tuitera que el 20 de agosto del 2016 el entonces presidente del Colegio de Abogados, Arturo Alessandri, le pidió al fiscal nacional, Jorge Abott, que se hiciera cargo de la imprudencia de sus fiscales, especialmente la de Manuel Guerra.

“No son ciudadanos cualquiera, se están enfocando en influir en la opinión pública, dando opiniones personales, a veces, muy subjetivas, imprudentes, e incluso refiriéndose a sus investigaciones. Eso es muy grave”, reclamó Alessandri.

Guerra se había enfrascado en un duelo tuitero por la decisión del fiscal nacional, Jorge Abbott, de abrir un sumario a su fiscal de O’Higgins, Emiliano Arias, a quien removió del caso Corpesca tras una entrevista en La Tercera. 

Guerra acusó recibo. Se despidió de Twitter ocho días después de la queja de Alessandri. El 28 de agosto del 2016 escribió el tuit final: “Qué bien por Puch y por Chile”. 

Se refería al futbolista chileno que gozaba de un buen pasar en el Necaxa mexicano.

“Carlos… muy cortito”

Carlos Gajardo me dice que mientras trabajaron juntos, desde el 2015, nunca sospechó de Manuel Guerra. 

Hasta el 12 de enero de 2018.

Ese día, Guerra citó a Gajardo a las 11.00 AM a su oficina. El otro fiscal del caso, Pablo Norambuena, estaba de vacaciones. 

Gajardo pensaba que sería la revisión rutinaria de la gestión de 2017 y la planificación de 2018.

Pero no.

Después de conversar vaguedades por una hora y algo -sobre fútbol y la visita del Papa Bergoglio a Chile, entre otras-, Gajardo le comentó a Guerra que debía retirarse porque tenía consulta a las 12.30 en la Clínica Alemana.

Entonces, en el último minuto del alargue, Guerra soltó la bomba.

-“Ah, Carlos… muy cortito… voy a suspender condicional a Moreira”.

Gajardo quedó de una pieza.

Eso significaba que el senador UDI Iván Moreira zafaba del juicio y de una posible condena -por el delito tributario de facilitar la emisión de boletas para financiar su campaña- a cambio del pago de una multa de $35 millones.

Nadie presagiaba un acuerdo. Sobre todo porque dos meses antes, en noviembre del 2017, la Corte Suprema había acogido la petición de desafuero solicitado por el Ministerio Público en contra del parlamentario.

El lunes 15, Guerra hizo pública la noticia. Cuando Gajardo le pidió explicaciones, Guerra fue tajante: “tengo la decisión tomada… hice lo que tenía que hacer”. 

El 19 de enero Gajardo y Norambuena renunciaron. Como dicta la Ley, concurrieron a la oficina de Guerra para conversar sobre la entrega de las carpetas de los casos que llevaban, entre ellos las bulladas investigaciones contra Sergio Jadue y Alberto Chang.

El encuentro fue corto y tirante. 

Lo más tenso ocurrió cuando Norambuena, con su que se yo, le preguntó a Guerra: 

“Manuel, con esto ¿qué conseguiste a cambio? ……… jurídicamente…”.

El sepulturero

Ni Gajardo ni Norambuena sospechaban que, paralelo a la investigación, Guerra cavaba la tumba para enterrar el caso.

Se enteraron recién ahora por los WhatsApp que publicó The Clinic.

“Sentí que me salían orejas de burro, porque en ese momento pensé que su plan era congraciarse con los políticos para ser fiscal nacional. No pensé que estaba obteniendo beneficios económicos con sus decisiones”, reconoce hoy Gajardo.

Se presume que Guerra comenzó a intercambiar mensajes con Hermosilla al poco tiempo de asumir su cargo en la fiscalía Oriente. O antes. 

Existen 2.300 páginas de transcripciones de chats entre el fiscal y el penalista. Van desde el 2016 al 2023.

Relata The Clinic:

“La primera vez que se hace mención al caso (Penta) es el 21 de septiembre de 2016. Quien parte la conversación es Manuel Guerra:

GuerraLucho le escribí a Andrés (Chadwick) ya que me preocupa los escasos avances destinados a ir terminando las situaciones relativas a gente de la UDI en Penta…

Guerra: En el fondo (quiero) saber cuál es la postura en que están, a fin de poder tomar decisiones de fondo.

HermosillaTe agradezco Manuel.

HermosillaMe preocuparé de inmediato.

GuerraGracias Lucho.

El 29 de diciembre de 2017, Hermosilla y Guerra escriben sobre Iván Moreira. Recordemos que el senador había sido desaforado en noviembre de ese año. 

GuerraNo sé si te contó ACH en lo que estamos por Moreira.

GuerraPero Abbott no quiere suspensión para él.

HermosillaNo.

Hermosilla: Pero tú me dijiste algo.

GuerraPero no se necesita autorización de Abbott.

GuerraAsí que lo haremos.

GuerraEl martes me reúno con él para notificar.

Guerra: La idea es poder hacer lo mismo con Pizarro (Jorge) y dar muestra de ecuanimidad.

Guerra: La idea es actuar con reserva y comenzar a dar salida.

GuerraDe aquí a marzo todas las decisiones estarán adoptadas.

A fines de 2017, Guerra escribe: “Yo el martes tengo reunión con el (con Abbott) para convencerlo de flexibilizar en Penta pero te aseguro que no habrá respaldo explícito.

En resumen: desde el 2016 hasta el 2022 -cuando renunció a Fiscal- Manuel Guerra fue un topo dentro del Ministerio Público. 

Rebobinando, en sus mensajes con Hermosilla, entre muchísimos temas, le comenta los interrogatorios a Carlos Lavín y Carlos A. Délano –“son simpáticos”, le dice-; pacta reuniones con Chadwick; consigue que el fiscal Jorge Abbott salude al recién electo Sebastián Piñera –“Lucho hable con Abbott y quiere ir a saludar al Presidente Electo”-; propone motu proprio ideas para el nuevo gobierno –“beneficios tributarios para la clase media real que compra viviendas”-; advierte sobre causas, chismorrea, pela y se ríe.

En la Fiscalía siempre creyeron que su meta era ser fiscal nacional. De hecho, existen WhatsApp donde le pide a Hermosilla que el gobierno presione a Abbott para que renuncie. Incluso les sugiere el premio de consuelo: “ofrécele a Abbott el Tribunal Constitucional”.

Chino crespo y colorín

El 20 de mayo de 2018, Guerra inaugura su frenética -e impúdica- búsqueda de futuro. Le da entender a Hermosilla que sus decisiones sobre Penta le cerrarán puertas.

GuerraEn la fiscalía cero respaldo y afuera ni hablar. Por tratar de ser serio soy objeto de las ofensas del FA (Frente Amplio) y sus catones morales y de la absoluta indiferencia de la derecha.

Hermosilla: Compañero, lo único que vale la pena es la familia (más cercana), los recuerdos, las minas, los pocos amigos y pare de contar. En lo histórico-social, ya les toca a otros. Viajar hace bien y, por cierto, la buena lectura. En lo demás, estamos cagados.

Guerra Linda vista. Yo tengo que ver qué hacer porque estoy podrido en el MP (Ministerio Público). Y tengo un cabro chico al que educar.

GuerraSi. Nosotros estamos viendo que hacemos ya que entre la causa de Piñera y la de Penta yo rompí o creo que se rompieron casi todas las redes que tenía en el mundo que ahora es oposición… Y en el mundo de la derecha yo soy como chino crespo y colorín. Así que empezaré a ver cómo buscar pega…”

Así comienza un proceso de “reinserción laboral” que duró tres largos años. Nada más imprudente y peligroso que un fiscal en ejercicio solicitando trabajo y favores.

Durante esos tres años corrieron mensajes y mensajes a Hermosilla dándole cuenta de sus necesidades laborales y monetarias. Les propone al penalista y a Chadwick ser socios en el estudio o que el gobierno de Piñera lo postule al Consejo de Defensa del Estado: “La María Eugenia Manaud renunció a su cargo de consejera del CDE, el cual quedará vacante. Por ende el Presidente deberá nombrar a uno en su cupo. La pregunta es si existirá o no alguna posibilidad real para este servidor de ser nombrado en eso o el Presidente optará por alguien distinto para evitarse un conflicto.

El 31 de diciembre del 2020 Guerra en un despropósito inexplicable envía un WhatsApp a sus contactos.

Estimadas y Estimados en esta fecha junto con desearles un feliz 2021 les informo que he tomado la decisión de comenzar a explorar nuevos horizontes laborales. Debido a lo anterior es que quien sepa de alguna posibilidad laboral no dude en comunicármela ya que no descarto opciones, sean estas en el ámbito público o privado. Llevo más de 18 años en una institución a la cual quiero y le debo mucho, pero ha llegado el momento de buscar un cambio. Un abrazo fraterno a todas y todos y feliz 2021”.

Muchos creyeron que lo habían hackeado. Pero no. El mensaje provocó muchos comentarios en los círculos del poder. Y carcajeos.

Lo serio -e inexplicable- es que después de este bochornoso y comprometedor mensaje, ningún superior le haya pedido la renuncia. Guerra duró siete meses más en el cargo: renunció el 31 de julio. 

Convengamos que no se puede ser persecutor con el currículo más vistoso que se haya visto bajo el brazo.

“Si tengo que hacer un mea culpa, fue no haberle aquilatado bien ese WhatsApp que envió pidiendo trabajo”, dice hoy Rodolfo Carter, alcalde de La Florida, que fue uno de los que contrató a Guerra. 

Cuenta Carter, aludido groseramente en unos de los audios del exfiscal, que durante bastante tiempo buscaron un nombre para la “Defensoría de las Victimas”.

“Se lo ofrecimos y no quiso. Me imagino que por el sueldo. Fuimos insistentes, pero nada. Hasta que un día me llama a última hora y me dice ¿alcalde todavía está disponible el concurso para el cargo? Se presentó y ganó. Fue en noviembre del 2023”, cuenta Carter.

Psicodelia de poder

-Manuel… ¿ese auto es tuyo?…

Rodolfo Carter se sorprendió cuando llego a la municipalidad y vio un BWM de lujo estacionado. Pregunto de quién era. 

“De Manuel Guerra”, le respondieron.

-“Manuel, ese auto es muy caro… no quiero ser entrometido, pero cómo te lo compraste”, le preguntó el alcalde.

-“Con la compra inteligente”, le respondió.

Según La Tercera, “la Fiscalía indagará el patrimonio de Guerra. De acuerdo a la información pública del Conservador de Bienes Raíces de Quintero, Guerra adquirió una propiedad en la comuna de Puchuncaví en 2022. Lo mismo con el vehículo marca BMW, modelo X5 XDrive 401, 4×4, año 2022. El vehículo, del tipo SUV, tiene un valor cercano a los $80 millones”.

Un exfiscal que en su momento fue muy cercano a Guerra cree que éste se obsesionó con “asegurar su futuro”. 

“No es raro que diversos poderes que rodean a los fiscales te deslicen que están “preocupados” por tu futuro. Y hay quienes pican”, me insinúa un expersecutor.

Sobre todo, como esboza en los audios, porque Guerra estaba muy preocupado de su situación laboral y monetaria.

Quizás así se explique que fue demasiado atrevido en casos como Exalmar.  En julio de 2017 cerró el caso y pidió sobreseer la investigación abierta en contra del expresidente Sebastián Piñera.

Más allá de la pertinencia o no de la decisión, la forma es la excéntrica: “Ese caso lo llevó él solo, algo nunca antes visto en la historia del Ministerio Público”, me dice un exfiscal.

“También creo que buscó acomodarse al nuevo gobierno que asumía en 2018. Fue partisano y oportunista”, dice otro ex fiscal.

Si revisamos los audios conocidos hasta ahora, Guerra se centró en sacar de apuros a políticos. No hay chats sobre empresarios y ejecutivos. Hace sentido entonces la anterior versión.

Mal de altura, también, como todos los personajes involucrados en el Caso Audio. Ni uno y ni una se salvan de esta psicodelia del poder: personas con alteraciones mentales respecto de la realidad, narcotizadas por su supuesta influencia y por un proceder profesional -la vida privada no entra aquí- sin restricciones.

Guerra quería ser como ellos. Pero como dice Le Carre en la cita que parte este perfil, el Topo “vive dos vidas, la suya y la del enemigo, pero nunca puede pertenecer por completo a ninguna”.

Moraleja

“Si alguien va a la mesa de uno a comer y comienza a hablar de honestidad, de moral y de ética, siempre cuando se va hay que contar los cubiertos”. (Carlos Saul Menem -otro lumpen, nota del editor CT).

Fuente: https://www.theclinic.cl/2024/10/13/perfil-de-manuel-guerra-el-fiscal-topo/


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