En Alemania, la crisis se profundiza
por Flavio Aguiar (*)RFI/ATerraeredonda.
Alemania está con un gobierno débil, minoritarioárío, y con una economía a la deriva, al borde del naufragio.
Los ingleses tienen una expresión original para describir el momento en que una situación negativa empeora: “la trama”, es decir, la trama, “se espesa”, es decir, se espesa o incluso se vuelve más complicado. La mejor traducción es: “el caldo se espesa”.
Esto es lo que está pasando en Alemania. El miércoles de la semana pasada, por la mañana, una descarga eléctrica recorrió todo el continente, incluida Alemania: Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos por segunda vez. Los partidos y políticos de extrema derecha se regocijaron. Los de centro y de izquierda estaban en estado de shock.
Por la noche se extendió una nueva sacudida eléctrica: el canciller Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD, en sus siglas en alemán), despidió al ministro de Finanzas, Christian Lindner, del FDP (Libre Partido Democrático, generalmente traducido como Partido Liberal Demócrata).
Como resultado, la coalición que formaba el gobierno, llamada “Semáforo”, por los colores representativos de los partidos, se desmoronó. Esos colores eran el rojo (SPD), el amarillo (FDP) y el verde, de la Alianza 90/Verde.
Desde principios de 2021, cuando Olaf Scholz se convirtió en canciller, la coalición fue calificada de “inestable”. Con tres partidos, reunió a dos calificados por los medios de comunicación del país como “centro-izquierda”, el SPD y los Verdes, y uno “centro-derecha”, el FDP.
En términos de derechos humanos o política exterior no había grandes diferencias entre ellos, pero en términos económicos y administrativos sí. El SPD y los Verdes querían inversión pública y Christian Lindner se oponía.
A partir de 2022, la economía alemana entró en caída libre. La adhesión del gobierno de Berlín a las sanciones económicas contra Rusia y al apoyo militar y financiero a Ucrania provocó inmediatamente la suspensión del suministro de gas por parte de Gazprom, la empresa estatal rusa. Y el gas ruso era vital para la industria alemana.
Al mismo tiempo, la guerra en Ucrania provocó un aumento en el precio de los insumos y productos agrícolas que provenían de ese país (y en menor medida de Rusia), como fertilizantes y aceite de girasol.
Resultado: aumento de la inflación, especialmente en el coste de la energía y los alimentos, con repercusiones en la vivienda y la salud, cierre de industrias, el consiguiente aumento de las tasas de desempleo, especialmente entre los jóvenes, caída del consumo interno y de las importaciones y exportaciones.
Efecto inmediato: la popularidad del gobierno se desplomó. En las sucesivas elecciones regionales, el SPD, los Verdes y el FDP empezaron a obtener resultados muy malos.
Con las elecciones federales previstas para el próximo año, las oposiciones de derecha comenzaron a aumentar sus intenciones de voto. Hoy la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ocupa el primer lugar. La AfD (de alternativa für Alemania, Alternativa para Alemania), de extrema derecha, ha superado al SPD y ocupa el segundo lugar.
Un desacuerdo interno carcomía el corazón de la coalición gubernamental. El SPD y los Verdes querían aumentar la inversión pública para ayudar a la industria y la agricultura. El FDP bloqueó la iniciativa, aferrándose al principio de austeridad fiscal.
Al fin y al cabo, la noche del pasado miércoles la trama y el caldo se espesaron y la cuerda se rompió. Olaf Scholz acusó a Christian Lindner de traicionar su confianza y lo despidió. Lindner salió disparado: dijo que Scholz había llevado al país a la incertidumbre.
Dos de los otros tres ministros del gobierno del FDP dimitieron. Transporte prefirió abandonar el partido y permanecer en el gobierno. Resultado: un aire de Titanic se extendió por el gobierno y el país, en momentos en que el iceberg de Donald Trump aparecía en el horizonte.
Alemania tiene un gobierno débil y minoritario y una economía a la deriva, a punto de hundirse.
Olaf Scholz anunció un voto de confianza en el Bundestag, el Parlamento Federal, para enero de 2025, con la posible anticipación de las elecciones a marzo. La CDU y AfD quieren que todo suceda incluso antes.
La Comisión Electoral del país advirtió que la preparación para las elecciones lleva tiempo y que la Navidad está a la vuelta de la esquina, lo que paralizará al país durante al menos dos semanas.
En resumen, el caldo se ha espesado mucho y nadie sabe cuándo saldrá Alemania del hoyo en el que se encuentra.
(*) Flavio Aguiar, periodista y escritor, es profesor jubilado de literatura brasileña en la USP. Autor entre otros libros de Crónicas del mundo al revés (boitempo). El https://amzn.to/48UDikx]
Publicado originalmente en la sección “O Mundo Agora” de Rádio França Internacional (Brasil).
Fuente: https://es.aterraeredonda.com.br/na-alemanha-a-crise-se-aprofunda/
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