EL ESTADO PROFUNDO Y LA ULTRADERECHA
¿Qué rol juega el Estado profundo en los conflictos políticos modernos y en los debates sobre el capitalismo?
La noción del Estado profundo, con referencias que abarcan desde la antigua Grecia hasta el presente, ha sido objeto de controversia. ¿Es una realidad oculta que opera en las sombras del poder o una teoría conspirativa sin fundamentos? Este análisis explora sus antecedentes históricos y su influencia en los sistemas políticos actuales.
El estado profundo es una realidad que se muestra en contadas ocasiones y siempre de manera poco transparente. De hecho, la mayoría de sus intervenciones que salen a la luz quedan como misterios o casos irresueltos. Ahí están el asesinato de JF Kennedy, el 23F, la X de los GAL o las escuchas del Pegasus al gobierno de España.
La expresión saltó a la opinión pública hace unos años durante el primer mandato del ultraderechista Donald Trump (2017-2021). La serie de filtraciones, una de las cuales hizo dimitir al recién nombrado asesor nacional de seguridad (Michael Flynn[1]) por la publicación de una conversación con el embajador ruso, señalaba las resistencias al gobierno de una parte de la burocracia estatal portadora de información comprometedora.
No obstante, muchos científicos sociales niegan su existencia e incluso hay un consenso bastante general en que se trata de una teoría de la conspiración[2]. Sin embargo, los “conspiracionistas” suelen dudar de la honradez de este tipo de negaciones. Y es que hay evidencias difíciles de explicar desde la naturalización del capital, que preside la producción teórica dominante.
Además, existen antecedentes históricos del estado profundo (o deep state, en inglés ): como el kratos kratei (poder dentro del poder) de los griegos; el status in statu (estado en el estado) de los romanos; y ya, en 1923, surge la expresión derin devlet (Estado profundo, en turco) para referirse a la guerra sucia contra la insurgencia kurda.
Más recientemente, en USA, al inicio de la década de los sesenta el presidente Eisenhower sorprendía con un discurso televisado de despedida en el que denunciaba al complejo industrial-militar; el caso Moore-Redford, de principios de los setenta, mostraba el espionaje sufrido por el presidente a manos de la Junta del Estado Mayor, desembocando en el informe del comité Church que concluía que los adelantos tecnológicos y la falta de control de organismos como el FBI, la CIA, la DIA y la NSA les convertía en poderosas acumuladoras de información. Se trata de la Comunidad de Inteligencia nacional.
También en España se ha señalado al CNI y las cúpulas militar y policial, además de parte de la alta judicatura[3]. Sin embargo, determinadas operaciones, requerían la participación de importantes medios de comunicación, cuando no de estructuras empresariales influyentes (palcos, partidos de golf, jornadas de vela o cacerías).
Pero, paradójicamente, ha sido la reacción al gobierno de la ultraderecha la que puso al Estado profundo en un primer plano del interés mediático. Y desde luego no fue el cuestionamiento del sistema capitalista ni si quiera del estado capitalista lo que temía la alta burocracia detentadora de información sensible. Entonces, qué divide al bloque capitalista de poder, qué ha suscitado esta particular lucha de clases en la élite.
La informalidad del denominado estado profundo impide saber exactamente cuál es su agenda y qué aspectos o líneas de las políticas ultraderechistas son las que rechazan. Si la función del estado capitalista es la representación y defensa del capital, la del estado profundo incluye además la Defensa y Seguridad del Estado, lo cual implica su propio mantenimiento. A decir de Pedro Vallín es un mecanismo de autopreservación del Estado.
La “guerra” declarada de la ultraderecha (UD, en adelante) al estado en su forma actual, la denominada deconstrucción del aparato administrativo del estado (palabras de Steve Bannon, uno de los consejeros de Trump) es el origen de la desconfianza del Estado profundo hacia la UD. La reducción del presupuesto, la reorganización administrativa, los nuevos criterios de gestión o el cambio de las fórmulas de reclutamiento, pueden poner nerviosos a los altos funcionarios que tienen la posesión de parte, la más comprometedora, del aparato estatal.
Sin embargo, este no parece ser el caso de España. Los cuarenta años de franquismo dejaron un aparato estatal franquista que ni la transición ni los posteriores gobiernos removieron. El ascenso de la UD al gobierno español supondría un “feliz reencuentro” de las clases poderosas[5]. La UD española no jugará, por ahora, el papel que puede jugar el trumpismo de cara al Estado capitalista actual.
Qué relevancia puede tener el interés por el Estado profundo, más allá de verlo como otro fenómeno social relacionado con el Estado capitalista. Bien, solo decir que aquellos que están interesados en la transformación radical de la sociedad habrán de tenerlo muy presente. Y quién sabe si el papel histórico de la UD trumpista sea la reducción del Estado profundo, abriendo el paso a transformaciones más sistémicas en USA y fuera. Veremos.
En cualquier caso, en esta etapa en la que el capital de Occidente requiere unos cambios en el Estado que solo la ultraderecha puede impulsar, bien merecen ser investigados la estructura (oscura e impenetrada), las funciones (de último recurso) y las formas de intervención del Estado profundo, a la luz de la crítica de la economía política.
Notas:
[1]Lissardy, Gerardo. Qué es el estado profundo. BBC, 01/03/07, consultado el 08/01/2025. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39124379
[2]Ingber, Rebecca. El “Deep State” Myth y la Real Oficina del Poder Ejecutivo. Laware, 17/04/2017, consultado el 08/01/2025. https://www.lawfaremedia.org/article/deep-state-myth-and-real-executive-branch-bureaucracy
[3]Marquesán Millan, Cándido. El estado profundo española, un peligro para la democracia. Nuevatribuna, 18/11/2023 consultado el 07/01/2025. https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/estado-profundo-deep-state-espanol-gran-peligro-democracia/20231118122322219635.html
[4]Cañizares, M.ª Jesús. Las cloacas del estado también son el estado profundo. Crónica global, 05/07/2020, consultado el 08/01/2025.
[5]Vallin, Pedro. C3PO en la Corte del rey Felipe. La guerra del Estado Profundo español contra la democracia liberal. 2021. Este autor argumenta que el la UD parlamentaria española es el partido del estado profundo español.
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