Mundo capital: Zuckerberg y Musk, entre otros, repartiendose el planeta.

ZUCKERBERG: DE LA INCLUSIÓN A LA CENSURA SELECTIVA: EL GIRO ULTRACONSERVADOR DE FACEBOOK

Zuckerberg y el trumpismo: cuando el poder se alía con la exclusión. Es la ‘energía masculina’ una excusa para justificar la agresión y la exclusión?

Mark Zuckerberg ha pasado de liderar una revolución tecnológica a convertirse en un defensor de discursos de odio y exclusión. Su exaltación de la «energía masculina» y su alineamiento con el trumpismo revelan un peligroso uso del poder empresarial para perpetuar la opresión.

Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook y director de Meta, parece haberse transformado de un programador retraído  a un autoproclamado defensor de la «energía masculina», un concepto que ha utilizado como bandera para justificar agresividad, competencia y, quizás, la consolidación de su alineamiento con una agenda política reaccionaria.

Lo preocupante no es solo su deriva ideológica hacia el trumpismo, sino cómo esta postura está siendo instrumentalizada para desmantelar avances sociales y perpetuar sistemas de opresión desde su posición de poder.

La «energía masculina»: un concepto disfrazado de progreso

En una reciente entrevista con Joe Rogan, Zuckerberg defendió la «energía masculina» como una fuerza positiva, vinculándola a la agresividad y el combate, e incluso describiendo actividades como las artes marciales y la caza como redescubrimientos personales que «encienden el cerebro». Lo que podría parecer una reflexión sobre el autoconocimiento es, en realidad, una narrativa cuidadosamente construida para justificar un giro hacia posturas ultraconservadoras.

Bajo esta retórica, Zuckerberg no solo busca validar un modelo de masculinidad arcaico y excluyente, sino que intenta presentarlo como una respuesta legítima a una supuesta debilidad cultural en las empresas y la sociedad.

Meta: de la diversidad a la exclusión

Más preocupante aún es cómo esta ideología personal ha permeado las políticas de Meta, afectando a millones de usuarios en todo el mundo. Bajo el pretexto de reducir la «censura» y fomentar la «libertad de expresión», Zuckerberg ha eliminado políticas esenciales de verificación de contenido, diversidad e inclusión, permitiendo que los discursos de odio y la desinformación proliferen sin restricciones.

El cambio no es casual ni ideológico en el sentido estricto, sino que responde a intereses económicos y políticos claros. Meta se está enfrentando  a fuertes presiones regulatorias en Estados Unidos y Europa, y un alineamiento con el trumpismo, incluidas medidas favorables como una posible prohibición de TikTok, podría garantizarle una ventaja económica y reducir el escrutinio. Así, Zuckerberg no solo traiciona los valores de inclusión que  tiempo atrás estuviera promocionando , sino que ahora, además,  trata de instrumentalizar las redes sociales como una herramienta al servicio del poder .

Hipocresía y oportunismo: el legado de Zuckerberg

La trayectoria de Zuckerberg está plagada de contradicciones. En 2018, cuando compareció ante el Senado de Estados Unidos tras el escándalo de Cambridge Analytica, parecía un ejecutivo arrepentido, prometiendo medidas contundentes para combatir la desinformación y proteger la privacidad de los usuarios. Hoy, en un giro total, se alinea ahora con Trump y elogia públicamente políticas que permiten la difusión de bulos en sus plataformas.

Este cambio de rumbo también está acompañado de un cambio en su estilo personal. De ser un emprendedor tecnológico con camisetas grises a un multimillonario que luce relojes de lujo y practica artes marciales, Zuckerberg parece haber adoptado el modelo de masculinidad que glorifica: agresivo, competitivo y completamente desconectado de los valores de igualdad y empatía que su empresa decía promover en el pasado.

El impacto social de las decisiones de Meta

La eliminación de la moderación y las políticas de inclusión no es solo un cambio administrativo. Tiene consecuencias tangibles en las vidas de millones de personas. Según materiales filtrados por medios como The Intercept, los nuevos estándares de Meta permiten insultos hacia inmigrantes, la comunidad LGTBI y otras minorías, perpetuando la marginación de grupos vulnerables.

Zuckerberg justifica estas decisiones como una búsqueda de «neutralidad», pero esta neutralidad no existe en un contexto de opresión estructural. Permitir discursos de odio o desinformación no es ser neutral; es tomar partido a favor del opresor. Meta no está neutralizando su impacto político, sino alineándolo con una agenda ultraconservadora que amenaza con retroceder décadas de avances sociales.

Zuckerberg como síntoma del capitalismo tecnológico

El caso de Zuckerberg no es único, sino un síntoma de un problema estructural: el capitalismo tecnológico. Bajo la lógica del beneficio, las grandes corporaciones como Meta priorizan sus intereses económicos por encima del bienestar de la sociedad. En este sentido, Zuckerberg no es solo un individuo con un giro ideológico cuestionable, sino el representante de un sistema que perpetúa las desigualdades mientras se beneficia de ellas.

El apoyo de Zuckerberg al trumpismo no es una decisión personal, sino una estrategia empresarial. Su empresa, como otras en el sector, ha comprendido que la polarización y el conflicto generan más interacciones, y por ende, más ingresos publicitarios. Esto explica por qué Meta no solo tolera, sino que fomenta dinámicas que profundizan las divisiones sociales.

Referencias utilizadas:

The Intercept
AI Forensics
The Wall Street Journal
GQ Magazine
Información adjunta proporcionada por el usuario.

Fuente: https://canarias-semanal.org/art/37331/zuckerberg-inclusion-censura-facebook-giro-ultraconservador


ACTIVISTAS ALEMANES INVESTIGADOS POR DENUNCIAR LAS PRESUNTAS PROCLIVIDADES NAZIS DE ELON MUSK

por Hansi Quedanau/Canarias Semanal.

Elon Musk y la extrema derecha: Activistas desafían su imagen en Alemania.

La proyección de las palabras «Heil Tesla» en la fábrica de Grünheide ha desencadenado una investigación estatal en Alemania, que paradójicamente no investiga a Elon Musk por su supuesta cercanía a la extrema derecha , sino a los activistas que lo denunciaron proyectando su imagen saludando ‘a la romana», en la fachada de su fábrica de Tesla

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Contexto de la acción

Según sus organizadores, la proyección duró aproximadamente una hora y media, tiempo suficiente para grabar videos y fotografías que luego fueron ampliamente compartidos en redes sociales. El objetivo declarado de la acción era llamar la atención sobre la supuesta proximidad ideológica de Elon Musk hacia sectores de la extrema derecha. Los colectivos activistas utilizaron el performance como una crítica a lo que consideran posiciones nazifascistas  del magnate, quien en varias ocasiones ha sido acusado de promover discursos polarizantes o de apoyar figuras controvertidas en la política global.

Inicialmente, la policía alemana descartó la autenticidad del acto, calificándolo como un montaje digital. Pero un día después, tuvo que tragarse sus propias palabras:  la versión oficial cambió.  Ya no podían descartar que la proyección realmente hubiera tenido lugar.

La investigación ahora está en manos del Estado, en el que se enfrenta a un caso complejo donde se entrecruzan la libertad de expresión, la legalidad y la interpretación simbólica.

El trasfondo de la polémica

En Alemania, el uso de símbolos relacionados con el nazismo está estrictamente prohibido por la ley, salvo en contextos específicos como la educación o el arte. Paradógicamente, el Estado no investiga ahora a Elon Musk, sino a quienes realizaron el acto.

Según las autoridades, la proyección de una imagen contiene una «gestualidad sacada de contexto que se asemeja peligrosamente al saludo nazi». De manera que las pesquisas se dirigen a investigar   a quienes lo denunciaron

Esto ha llevado a plantear interrogantes sobre la intencionalidad detrás del gesto de Musk, así como sobre los límites de los actos performativos de los activistas.

Por su parte, el colectivo Zentrum für politische Schönheit declaró que el desempeño del equipo de seguridad de Tesla es cuestionable, dado que la proyección tuvo lugar en una de las áreas más visibles de la planta, donde el logo de la empresa brilla intensamente. Para los activistas, la acción cumplió su propósito al visibilizar una problemática que, en su opinión, merece un escrutinio más amplio.

Elon Musk y la controversia política

La figura de Elon Musk no es en absoluto ajena a la controversia. En los últimos años, el dueño de Tesla y X (antigua Twitter) ha polarizado a la opinión pública debido a su retórica y a su cercanía con movimientos o líderes políticos de derecha. Esto ha llevado a algunos analistas a debatir si sus comentarios son meramente provocativos o si reflejan una ideología más concreta.

Por ejemplo, Musk ha permitido el regreso de figuras de extrema derecha a la plataforma de X tras ser suspendidas anteriormente, lo que muchos consideran una normalización del discurso de odio.

Libertad de expresión y sus límites

Aunque los activistas que realizaron la acción defienden que esta fue una  forma legítima de protesta política, la investigación abierta por el gobierno alemán podría sentar precedentes sobre cómo se regula este tipo de intervenciones artísticas en el espacio público.

La proyección en la fábrica de Tesla, en Grünheide, es mucho más que un acto de provocación: es un punto de encuentro entre arte, política y ética social. Al criticar a Elon Musk  -según Der Spiegel- señalar su supuesta proximidad a la extrema derecha, los activistas han generado un debate necesario sobre la influencia de las grandes figuras empresariales en el discurso público.

Sin embargo, el uso de simbología asociada al nazismo, incluso con fines críticos, parece suscitarles problemas de interpretación a las autoridades germanas.

Fuente: https://canarias-semanal.org/art/37289/activistas-alemanes-investigados-por-denunciar-las-presuntas-proclividades-nazis-de-elon-musk


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