por Mariana Carbajal / Página 12.
“Este 8M tiene por misión reconstruir el estilo de hacer política de las mujeres”, desafía la antropóloga Rita Laura Segato, una de las voces más lúcidas de la región a la hora de pensar las violencias machistas y sus consecuencias más extremas. En diálogo con este diario, la académica feminista analiza la convocatoria al Paro Internacional de Mujeres, que hará temblar la tierra el próximo miércoles, en más de cuarenta países. “Esta convocatoria pone en evidencia y responde a la falencia institucional, al fracaso del Estado y de la política de Estado en todo el espectro ideológico. Un estado cuya historia no es otra cosa que la historia del patriarcado, es decir, que tiene un ADN, una genealogía patriarcal. Y por lo tanto se ha mostrado incapaz de defender a las personas y a la vida”.
La huelga de mujeres la encontrará en España, donde viajó el jueves para presentar su último libro “La guerra de las mujeres”, que se acaba de publicar también en la Argentina. Ahí plantea que el capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos”. Comprender ese nuevo giro violento del patriarcado, que ella considera la primera estructura de dominación en la historia de la humanidad, implica desplazarlo “del borde al centro”. “Sólo a partir de una revitalización de la comunidad y de una repolitización de lo doméstico será posible detener el femigenocidio hoy en marcha”, dice Segato.
Vive en la bella Tilcara, provincia de Jujuy, pero su territorio es Latinoamérica, por donde viaja, invitada a dar conferencias. Se acaba de jubilar como docente de la Universidad de Brasilia: era profesora de los programa de postgrado en Bioética y en Derechos Humanos. Su voz ilumina. En 2016 fue perita en el histórico juicio de Guatemala, en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delito de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi de una aldea en SenurZaco, en el conflicto armado ocurridos en los años ‘80. Hubo 14 peritajes; Segato hizo el antropológico y de género.
–¿Cómo interpreta la convocatoria a este histórico paro Internacional de Mujeres?
–La entiendo como una nueva era de la política. La transición a la modernidad, especialmente en nuestro continente, y la conformación de los Estados Criollos Republicanos tuvo, como uno de sus efectos, el derrumbe del espacio doméstico comunitario, que tenía su propia politicidad, sus formas propias de hacer política. Era la política de las mujeres, que no desapareció, pero perdió sus rituales y sus protocolos. El espacio doméstico se enclaustró, se privatizó, y se transformó en “íntimo”. En ese momento la histórica política y los estilos de tramar destino colectivo de las mujeres fueron reprimidos y censurados. El modo de la política se volvió “publico”, pautado por etiquetas de distancia que simulaban una neutralidad, que en realidad es falsa. Ahí la posición de la mujer sufrió una caída abrupta y la historia de las prácticas políticas de las mujeres quedó cancelada. En donde encontró continuidad, se trató de una continuidad sin retórica de valor en que ampararse. El valor de lo político quedó completamente secuestrado por la esfera pública y por el estado y sus protocolos modernos. Yo creo que este 8M tiene por misión reconstruir el estilo de hacer política de las mujeres. Si en los años 60 el feminismo dijo “lo personal es político”, el camino que propongo no es una traducción de lo doméstico a los términos públicos, su digestión por la gramática pública para alcanzar algún grado de politicidad, para hablar en el lenguaje del Estado, sino el camino opuesto: «domesticar la política», desburocratizarla, humanizarla en clave doméstica, de una domesticidad repolitizada.
Su libro, Las estructuras elementales de la violencia, publicado en 2003, es material ineludible para entender el fenómeno de los femicidios. Lo más triste y doloroso, dice ella, es que no ha perdido vigencia con el paso de los años porque la violencia contra las mujeres no solo no se detiene -a pesar de que cada vez se visibiliza y denuncia más-, sino que se expresa con una crueldad inusitada.
–¿Cuál es el significado de la convocatoria a este histórico paro internacional de mujeres??
–Esta convocatoria pone en evidencia y responde a la falencia institucional, al fracaso del Estado y de la política de estado en todo el espectro ideológico. Un estado cuya historia no es otra cosa que la historia del patriarcado, es decir, que tiene un ADN, una genealogía patriarcal. Y por lo tanto se ha mostrado incapaz de defender a las personas y a la vida.
–¿El impacto en el país, en otros países de Latinoamérica y el mundo del movimiento Ni Una Menos está dando forma a una nueva ola feminista?
–Creo estar leyendo acertadamente el momento porque en una cantidad de lugares muy distantes y diversos, a partir de problemas particulares de cada historia nacional – en los Estados Unidos la elección del misógino Trump, en Argentina la inaudita crueldad que se viene desplegando sobre el cuerpo las mujeres, en fin… cada país con sus variantes, pero en todas partes, urbes y poblaciones, hay una efervescencia cada vez mayor y más generalizada entre las mujeres hacia el 8M. Pero debo decir que de muchos hombres también. Ayer, acá en Tilcara, Bruno Arias me mostró una preciosa canción que canta y que se llama Las Invencibles Polleras. Muchos hombres saben, los más inteligentes e informados, que nuestro movimiento será capaz de defenderlos a ellos también del mórbido y decadente “mandato de masculinidad” al que habían sido enseñados a curvarse. El mandato de masculinidad, que es un mandato de violación, tiene, como primera víctima, a los hombres.
05 de marzo de 2017
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/23912-es-una-nueva-era-de-la-politica.
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