Che, revolucionario, compañero, amigo… comandante.

foto original (recortada) de Ernesto Guevara tomada en 1960 por Alberto Díaz (Korda).

El periodista Jon Lee Anderson (*), biógrafo del Che, responde a las preguntas sobre el guerrillero.

Un año después del fallecimiento de Fidel Castro, el recuerdo de su viejo compañero de lucha sigue vivo en las generaciones mayores y continúa despertando curiosidad en las nuevas.

Jon Lee Anderson, es autor de una de las biografías más completas sobre Ernesto Che Guevara.

En el marco del Hay Festival Querétaro 2017, que finalizó el domingo, BBC Mundo invitó a nuestros lectores a compartir sus preguntas sobre el Che para que fuesen respondidas por una de las personas que más ha indagado sobre la vida del guerrillero: el periodista Jon Lee Anderson.

El biógrafo estadounidense ha dedicado gran parte de su carrera a América Latina y es el autor del libro «Che Guevara: Una vida revolucionaria». No sólo se trata de una de las biografías más aclamadas del guerrillero argentino, sino que una de las entrevistas que la componen contribuyó a que se localizaran por fin los restos del Che, que llevaban décadas enterrados en un desconocido paraje boliviano.

Estas son sus respuestas:

Juan Carlos Padilla, de Cartagena (Colombia), pregunta qué tan cierto es que el Che tuvo que salir de Cuba hacia Bolivia a buscar su propia revolución porque Fidel Castro tenía celos de él, ya que el argentino despertaba más cariño en la población cubana que el gobernante.

No es cierto, no sé de dónde salen estas ideas (ríe). El Che era un amigo devoto de Fidel y creía en él. Siempre tuvo claro que Fidel era el líder nacional cubano por más que este le dio la ciudadanía a cambio de sus servicios.

Foto: Darío Gabriel Sánchez/ Cubadebate.

El Che siempre quiso volver a su patria, Argentina, a hacer la revolución ahí también. Bolivia era como un paso previo en aras de lograrlo.

Lo que sí es cierto es que el Che se volvió crítico con el mundo socialista, liderado por los soviéticos en ese momento. Según veía él, les faltaba espíritu socialista de verdad.

Él quería lograr un nuevo tipo de socialismo a través de la revolución cubana.

Pero Fidel, al ser el líder de Cuba, estaba comprometido porque tenía que tener un aliado y un mecenas. Entonces convinieron que él se fuera.

El Che llegó a ser el amigo incómodo de Fidel para los soviéticos, que ya estaban pagando todo en Cuba.

Mucha gente pregunta también si Fidel tuvo algo que ver con la muerte del Che. Me imagino que la respuesta va a ser no.

Tampoco es cierto. Los servicios cubanos organizaron la misión del Che en Bolivia, donde murió.

Algunos sobrevivieron, el Che no. Pero no era una misión suicida. Hay que entender que todas las misiones guerrilleras lo son hasta cierto punto.

Cuando el Che, Fidel y Raúl se embarcaron en el Granma en Tuxpan, en México, y zarparon para Cuba, prácticamente era una misión suicida porque Fidel había tenido la virtud o el defecto de haberlo anunciado antes de tiempo.

Entonces su llegada era la crónica de un náufrago anunciado y la gente de Batista lo estaba esperando. De los 82 a bordo, mataron a todos menos 17. Igual, dos años después, los guerrilleros prevalecieron y llegaron al poder.

Por eso mismo, estos jóvenes -entre los que había libertarios y algunos marxistas- que lograron el poder así pensaron que podían replicar esto por el resto de América, pero les fue mucho más difícil.

Hay que matizar las cosas. Por eso mismo yo hice la biografía, porque entendí que la gente tendía a caricaturizar la gesta del Che y la revolución cubana.

Y había que entenderlo por lo que fue, no por lo que algunos quisieran que hubiese sido.

«El Che era un hombre honesto y murió peleando», Jon Lee Anderson.

Alfonso Pupo, desde Miami, dice que cualquier niño vietnamita supo más de lo que es una guerra que el Che Guevara. Que este fracasó en su misión en el Congo, que no hizo nada en Bolivia y tampoco en Cuba. Según él, su lucha contra Batista fue una bagatela. Entonces, ¿por qué se ha convertido en un mito guerrillero?

Bueno, esta persona ha cargado su aseveración con un montón de adjetivos bastante tendenciosos y no concurro con la mayoría de ellos.

Yo sé que eso le pica mucho a los que no pueden ver al Che, que no entienden cómo es que la gente lo admira y lo pone en su camiseta… Simplemente, no lo pueden aguantar.

Me da un poco de risa porque, en 50 años que ha estado muerto, no han logrado meterle esa estaca en el corazón para matar de una vez por todas al Conde Drácula.

Y esto es porque era un hombre honesto y murió peleando, como un héroe.

Esta fue una de las razones por las que me interesé en la figura del Che, porque me di cuenta de que sus enemigos declarados -incluyendo a la gente de la CIA, que lo llevó a su muerte- había confesado su admiración por él.

Más allá de sus ideas comunistas, le reconocían virtudes de guerrero, virtudes de hombre que estaba dispuesto a luchar por sus ideales y a morir por ello.

Eso es algo que está en el imaginario de todos los seres humanos, que tenemos héroes mitológicos.

Medio siglo después de su muerte, el Che continúa siendo un ícono popular en todo el mundo.

Desde Bogotá, Alejandra nos pregunta si era cierto que el Che era racista y homofóbico y un asesino a raíz de que fue uno de los que estuvo a cargode los fusilamientos que hubo después de la revolución-. Este es un tema que las generaciones más jóvenes tienen más presente que las anteriores, ¿no?

Sí, es muy curioso. Esto empezó hace 10 años. Pero, mira, hace 50 años todo el mundo era homofóbico.

La homosexualidad era ilegal en la mayoría de países.

Pero hay que pensar un poco antes de juzgar a gente del pasado con las nociones de hoy.

Hace una década, el concepto del matrimonio gay no era algo que estuviese difundido en el mundo. O el transexualismo, simplemente, no era una cosa que la gente que vivía antes pudiese concebir.

No me consta que el Che fuese racista. Al contrario, la mayoría de las personas junto a quienes peleaba eran negros.

Dio un discurso famoso en la Universidad de Santa Clara en 1961 en el que dijo que había que pintar de colores esa universidad.

Quería decir que había que tener marrón, negro, amarillo en una universidad que antes había sido un antro nada más de blancos. Estas no son las palabras de un racista.

Anderson niega que el Che fuese racista y dice que, por el contrario, luchó junto a negros en Cuba.

En cuanto a si era asesino… no sé. ¿Qué es lo que piensan los chicos de hoy sobre la guerra? ¿Qué piensan que sucede?

No es Halo 3 ni Grand Theft Auto 4. La guerra no es un videojuego donde, con pulsar un botón, todo ocurre en la virtualidad. Sucede en la vida real.

En las guerras se mata y muere gente. Por eso, la definición de guerra y el Che era un guerrero.

El dictador Batista, que quiso aniquilar la guerrilla antes de que llegara a La Habana y no lo logró, no sólo mandó guardias a pelear contra ella en las montañas.

También hizo un trabajo de contraterrorismo, que es muy típico y tradicional en América Latina. Según este, policías o esbirros, como le llamaban en Cuba, actuaban como escuadrones de la muerte.

Habían más de unas cuantas decenas de jóvenes cubanos colgados de árboles en las plazoletas de La Habana y de otras ciudades del país. Degollados ante la sospecha de que simpatizaban con la guerrilla.

Entonces, naturalmente, al llegar al poder la guerrilla buscó a esos esbirros y verdugos del régimen.

Fueron ellos, en la mayoría de los casos, los que acabaron fusilados después de juicios sumarios y ante los fotógrafos de la prensa del momento en La Habana en la primavera de 1959.

Tengo entendido que fueron algo así como 340 y sí, el Che fue el fiscal supremo en un esfuerzo por dar justicia -algunos la llamarían justicia con firmeza- a lo que había sido toda esa gesta.

Lo que pasa es que sí, en la guerra se derrama sangre. Pero no me consta que haya sido asesino por serlo.

JLA: «Desde chico tenía una vida interior muy desarrollada y un afán de aventura».
Javier Paniagua pregunta qué personajes lo habían inspirado para hacer al unísono de su lucha una bitácora, un diario y hasta poesía de lo que sucedía en su día a día.

Desde pequeño él era asmático. Tenía un problema muy serio, era un chico enfermo y tenía que ser recluido en muchas ocasiones cuando tenía ataques de asma.

En esas encerronas, leía mucho en una casa donde había un culto a la lectura. Leía aventuras, de todo. De ahí pasó a la filosofía. Era muy idealista y buscaba ideas.

A partir de una edad muy joven, a los 17 años, empezó lo que él llamaba su diccionario filosófico. Todo lo que leía lo subrayaba y tenía la costumbre de reseñarlo al final. Era una manera de cuajar y cristalizar sus ideas.

Y luego también lo utilizó en su búsqueda de ideología. Terminó en el marxismo pero pasó por Confucio, los griegos y todo lo demás.

Tenía una vida interior muy desarrollada así como un afán de aventura. Fue temerario desde muy joven también.

Esa parte de su vida es muy fascinante porque uno ve cómo esto va conduciendo a la persona que fue.

Yehudit Nayara Casas Rodríguezpregunta desde Villavicencio, en Colombia, cuáles eran sus pasiones, sus odios, sus manías, sus hobbies…

Odiaba el imperialismo yanqui. Lo dijo él: era un marxista y quería revolucionar el mundo. Hobbies no tenía. No me consta que tuviese manías.

Claudio Chacón desde Yaritagua, en Venezuela, pregunta qué estilo musical era el predilecto del Che.

Ninguno. Era antimusical. No podía cantar ni bailar, era muy poco latinoamericano en ese sentido.

JLA: «(El Che) No podía ni cantar ni bailar, en eso era muy poco latinoamericano».

Desde Québec, Enrique Casado pregunta qué fue de la vida de la primera hija del Che.

El Che tuvo una hija con su primera esposa, la peruana Hilda Gadea, y cuatro con la segunda, la cubana Aleida March.

Hildita. Yo la conocí, se crió en Cuba. Cuando se fue el Che, su mamá, Hilda Gadea, la peruana divorciada del Che, murió y ella se quedó huérfana en la isla.

Tuvo relaciones de cierta amistad con sus hermanastros pero, en realidad, era una chica que estaba bastante sola.

Se enamoró y se fue de Cuba a aventurarse en Europa como hicieron muchos otros chicos de la época. Un poco a lo hippie y muy rebelde, lo que no fue bien visto por las autoridades de la isla en un momento dado.

Se casó con un guerrillero mexicano, que también era incómodo para Cuba porque México era el país con el que tenía una especie de política especial. Tuvieron dos hijos. Uno de ellos, Canek, lamentablemente, murió hace dos años. También era un chico brillante, atormentado.

Hilda murió en 1995 de cáncer cerebral a los 39 años, a la misma edad que su papá, el Che.

Para mí fue una figura trágica.

Muy inteligente, quizá, de todos los chicos, la más parecida a su papá: una inteligencia aguda, sentido del humor, muy rebelde. Y, bueno, su propia persona.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-41230068

 

(*) Nota del Editor CT: Jon Lee Anderson, creció y estudió en Colombia, Taiwán, Indonesia, Corea del Sur, Libera y Reino Unido. A los veintidós años, se inició en el periodismo en Perú, trabajando para el periódico de habla inglesa The Lima Times. Posteriormente, fue reportero en El Salvador y Honduras, publicando su primer libro en 1986. Siguió viajando y escribiendo hasta que en 1998, formó parte del equipo del The New Yorker. Colabora en numerosísimos periódicos de todo el mundo, y desde el 11 – S, se especializó en temas de guerra. Es miembro de la fundación Nuevo Periodismo. Autor de numerosas y respetadas biografías, ha producido libros sobre temas en los que está especializado, temas latinoamericanos y bélicos, entre otros del libro biográfico «Che Guevara: Una vida revolucionaria».


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