La premiada película «Venían a buscarme«, que se estrena en salas de todo Chile el próximo 7 de junio, sigue los pasos del director Álvaro de la Barra en busca de la historia de sus padres, a quienes perdió cuando tenía menos de dos años de vida.
En la conmovedora Venían a buscarme, el director y productor chileno Álvaro de la Barra reconstruye la historia de sus padres, asesinados durante la dictadura y, a través de ellos, también su propia identidad. Es un ejercicio valiente que alimenta uno de los documentales más aplaudidos del último tiempo.
«Luego del golpe militar de Pinochet, mis padres militantes revolucionarios [del MIR, ver Anexo mas abajo, Editor CT] , murieron ejecutados en la esquina de mi jardín de infancia en una emboscada, cuando venían a buscarme”, cuenta el director. “Crecí en el exilio, clandestino y con la imagen heroica de mis padres como pareja y como luchadores sociales. A través del documental busco recuperar mi identidad, intentando así́, conocerlos a ellos”, relata de la Barra al describir su película.
La construcción de la historia familiar de Álvaro De la Barra, cuya vida se desarrolló en Venezuela y París, la consigue a través del recuerdo de familiares y archivos que va encontrando en su investigación. “Más allá́ de ser un filme político, Venían a buscarme rescata la historia de muchos niños que debieron partir al exilio, que fueron alejados de sus padres o sufrieron su muerte”, comenta el director.
Un tabú familiar
«Mi historia siempre la he sabido, pero se había convertido en tabú familiar”, confiesa el director. “En mi primer viaje inicié un juicio, que finalizaría 16 años después cuando, viviendo en París, me llega la noticia que teníamos una sentencia que me devolvía mis apellidos originales. Es en ese momento, comienza en mí la necesidad de volver a Chile para vivir aquí, y para realizar esta película que, desde que decidí dedicarme al cine, siempre supe que haría”.
De la Barra cuenta que el proceso de investigación fue complejo. «Intentas atrapar eso que se ha estado diluyendo, pero que aún está y los recuerdos, que se van transformando con el tiempo, hay que atraparlos, cotejarlos para dibujar una realidad que es pasado, que ya no está. Con esta premisa fui conociendo, encontrándome, conversando con todas las personas que vivieron y participaron en los momentos claves de la vida de mis padres. Fui visitando los lugares dónde crecieron, dónde vivieron y dónde murieron”.
Con Venezuela en el corazón
Dentro de su descubrimiento, el cineasta se dedicó a recorrer los lugares donde se desarrolló su vida. «La película es una road movie. Dejé París para venir a vivir a Chile, donde nací. En el camino tenía que pasar por Venezuela. Esto hace que me sitúe desde un punto de vista más personal, más tropical si se quiere, que no está impregnado de la chilenidad que se suele ver en películas de este género. Y eso me gusta. Me gusta que sea fiel a lo que siento. Venezuela está presente en el punto de vista”.
De la Barra agrega: “’Venían a buscarme es una búsqueda personal, un viaje íntimo, un intento de armar a través de encuentros con personas que vivieron en el momento y el lugar donde nací, sin olvidarse de dónde vengo ni dónde crecí. La identidad no está marcada por un lugar de nacimiento sino por las vivencias, las experiencias y los orígenes familiares. Es una recuperación de identidad, de la memoria familiar, pero también la recuperación de una parte de la cultura y la historia contemporánea de Chile, que nos tocó a todos y que aún no logramos como sociedad comprender, asumir ni entender”.
La película ha tenido una excelente recepción en los festivales en los que se ha proyectado. Mejor Película y Mejor Montaje Competencia Nacional de largometrajes FECICH, Mejor Ópera prima FIDOCS, Premio Opera Prima ATLANTIDOC, Mención Especial Festival DDHH Buenos Aires y Mejor película en FICTALCA 2018.
Miradoc es financiado por el Programa de Intermediación Cultural, Convocatoria 2017; y el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2017; del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
El documental Venían a buscarme se estrena en salas Miradoc de Arica a Punta Arenas el próximo 7 de junio.
Ficha Técnica
Dirección, producción y guión: Álvaro de la Barra
Fotografía y cámara: Carlos Vásquez, Inti Briones
Sonido: Roberto Espinoza
Montaje: Sebastián Sepúlveda, Martín Sappia
Fuente: http://www.elmostrador.cl/cultura/2018/05/07/cineasta-reconstruye-en-documental-la-historia-de-sus-padres-asesinados-durante-la-dictadura/
Anexo Editor CT:
La historia del hijo y la nuera del maestro Pedro de la Barra asesinados por la dictadura chilena, contada por su nieto.
El informe Rettig de la Comisión de Verdad y Reconciliación (1990), señala que “Alejandro de la Barra y Ana María Puga se movilizaban en un automóvil y al llegar a la intersección ya mencionada se les disparó sin que hubiese habido orden de detención ni resistencia de su parte, por lo cual tiene la convicción de que fueron ejecutados por agentes estatales, en violación de sus derechos humanos”.
Hace un año, con motivo de cumplirse los 40 años del funesto episodio y de la dictación de sentencia judicial contra los asesinos, Álvaro de la Barra, hijo de la malograda pareja y nieto del maestro de la Barra, estrenó el documental “Venían a buscarme”, en donde reconstruyó su historia e identidad a través del asesinato de sus padres.
Él fue uno de esos tantos niños que sufrieron la violación de sus derechos humanos, ya sea mediante el secuestro y/o asesinato de sus progenitores o porque derechamente fueron asesinados. Se estima que fueron alrededor de 700 niños quedaron huérfanos como resultado de la represión ejercida por la dictadura militar en Chile.
En efecto, en julio de 2013, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Leopoldo Llanos dictó sentencia en la investigación por los homicidios calificados de Alejandro de la Barra Villarroel y Ana María Puga Rojas, ocurridos el 3 de diciembre de 1974, en la Región Metropolitana.
El magistrado condenó a siguientes genocidas e integrantes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), por su participación como autor, cómplice o encubridor de los referidos delitos:
– Manuel Contreras Sepúlveda: 15 años y un día de presidio por su responsabilidad como autor de ambos homicidios calificados;
– Marcelo Moren Brito: 15 años y un día de presidio por su responsabilidad como autor de ambos homicidios calificados;
– Ricardo Lawrence Mires: 15 años y un día de presidio por su responsabilidad como autor de ambos homicidios calificados;
– Pedro Espinoza Bravo: 15 años y un día de presidio por su responsabilidad como autor de ambos homicidios calificados;
– Eduardo Jaime Astorga: 10 años y un día de presidio por su responsabilidad como cómplice de ambos homicidios calificados, y
– Miguel Krassnoff Martchenko: 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como encubridor de ambos homicidios calificados.
De acuerdo a los antecedentes del proceso:
“Agentes de la DINA lograron averiguar que los miembros y dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionario, Ana María Puga Rojas, actriz y profesora, y Alejandro de la Barra Villarroel, cientista político, tenían un hijo de un año y meses de edad que asistía a un jardín infantil, ubicado en calle Andacollo N° 1620 de la comuna de Providencia; los agentes fueron a constatar su existencia el día 2 de diciembre de 1974, revisando los libros de matrícula; y el día 3 de diciembre del mismo año se organizaron en grupos para esperar que aquellos concurrieran, como lo hacían diariamente, a retirar del jardín al infante; se distribuyeron, aproximadamente a las dieciséis horas, según órdenes e instrucciones del día anterior, por las calles próximas al citado jardín infantil; en Ricardo Lyon con California, un grupo compuesto por los agentes Rinoldo Alismer Rodríguez Hernández, José Silva, Heriberto Acevedo y José Fritz Sparza; y otro, formado por Ricardo Lawrence, Rufino Jaime y José Valdebenito, se situó en Avenida Bilbao, entre Lyon y Pedro de Valdivia; de esta manera cuando los miembros del primer grupo vieron aproximarse el automóvil Peugeot 404, color blanco, que ya conocían, con ambos militantes del MIR en su interior y que no se detuvo frente al Jardín Infantil, lo que avisaron al otro contingente, de modo que fueron interceptados por éste último en el cruce de calle Andacollo con Avenida Francisco Bilbao, disparando contra la pareja, sin que hubiese habido orden de detención ni resistencia de su parte, muriendo ambos a causa de heridas cefálicas y cervicales.
Posteriormente, los cuerpos de Ana María Puga Rojas y Alejandro de la Barra Villarroel, fueron conducidos hasta Villa Grimaldis -centro de exterminio- y después sus restos trasladados hasta el Servicio Médico Legal, organismo que practicadas las autopsias respectivas, los entregó a sus familiares”.
En el aspecto civil, el magistrado determinó que el Fisco debe pagar $50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a Rodrigo Hernández Puga, hijo de la mujer víctima. Asimismo, el Fisco y los condenados deben cancelar solidariamente $50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a Álvaro de la Barra Puga, hijo de ambas víctimas.
Asimismo, cabe recordar que Pedro de la Barra fue un destacado actor, dramaturgo, director y maestro de actuación. En 1941 y bajo la inspiración de Lorca y Margarida Xirgu, organiza un movimiento de artistas por la renovación del teatro chileno que se desembocó -ese mismo año- en la fundación del Teatro Experimental y la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, ambas iniciativas pioneras y adelantadas a su época en el mundo entero.
Por todo ello ha pasado a la historia como el padre del teatro universitario chileno.
En 1952 recibió el Premio Nacional de Artes y a fines de los cincuenta se traslada a Concepción en donde reformó el Teatro Universitario penquista (TUC), haciendo lo mismo en Arica y luego en Antofagasta, al alero de una, entonces, desconcentrada Universidad de Chile, hoy inexistente.
En 1973 -con motivo del golpe de Estado- se exilio en Venezuela en donde trabajó como docente en el Consejo de Cultura y unos años más tarde y hundido en la nostalgia por el crimen de su amado hijo, murió en su exilio en Caracas (1977). Sus restos, por expresa voluntad de su parte, fueron en 1990 repatriados a Chile.
Sinopsis
“Venían a buscarme es una búsqueda intimista de la recuperación de la memoria de mis padres, de mi familia y por qué no decirlo, de la memoria del Chile contemporáneo también.
Yo nací clandestino en Chile un mes antes del golpe de estado de Pinochet en 1973. Mis padres militantes del MIR murieron en una emboscada militar en la esquina de mi jardín de infancia, cuando venían a buscarme. Yo seguí clandestino, y pasé al exilio.
Así crecí bajo otra identidad, y con tan sólo dos fotos de mis padres, una de él y una de ella. Esas fotos me han acompañado siempre, donde quiera que fuere, como quiera que me llamara y fuera cual fuera la nacionalidad que apareciera en mi pasaporte.
En 2005 la justicia chilena me reconoció como hijo de mis padres, a partir de ahí tengo sus apellidos en un pasaporte, y quiero saber qué significan realmente estos apellidos que llevo ahora.
Hoy de regreso a un Chile con una democracia consolidada, tengo aún dos identidades distintas. En una de ellas llevo los apellidos de mis padres. En la otra, soy venezolano hijo de mi tío Pablo”.
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Video: Entrevista a el director y productor chileno Álvaro de la Barra.
Fuente: http://www.revistapuroteatro.com/2015/12/06/la-historia-del-hijo-y-la-nuera-del-maestro-pedro-de-la-barra-asesinados-por-la-dictadura-chilena-contada-por-su-nieto/
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Hola Rodrigo Hernández puga si lee esto que estés bien y hay algo.para que conozcas a tu madre después de.tanto sufrimiento saludos.