Son 33 días de paralización en los que el sindicato de trabajadores no ha logrado llegar a acuerdo con la corporación Baldomero Lillo y este lunes anunciaron una radicalización de sus movilizaciones. El alcalde de Lota, Mauricio Velásquez, señaló que si las negociaciones no dan frutos en los próximos días, la comuna entera podría sumarse a las protestas.
Han pasado 33 días desde que inició la huelga de la mina El Chiflón del Diablo y, hasta ahora, parece no haber consenso.
Los 29 trabajadores paralizados y la corporación Baldomero Lillo[ver biografía mas abajo, nota del Editor CT] continúan enfrentados en torno al reajuste de sus sueldos. Mientras el sindicato solicita un aumento del 13 por ciento, la empresa solo ofrece un 7,5.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el presidente del sindicato, Gastón Ramírez, señaló que los trabajadores ya han comenzado a tener problemas, y que luego de un mes de movilizaciones, ya no les alcanza.
“Hasta ahora nos hemos mantenido con la ayuda solidaria de la gente no más. Tenemos trabajadores que les van a cortar el agua, que no han enviado a sus hijos al colegio. Hay gente que depende solo de este sueldo, y este alcanza solo para 15 días. El resto del mes hay que encalillarse”
Ramírez comentó a nuestro medio que, previo a la huelga, mantuvieron conversaciones con la empresa durante dos meses. Sin embargo, no lograron llegar a acuerdo.
El alcalde de Lota, Mauricio Velásquez, se hizo presente la jornada de este lunes en una nueva manifestación que se tomó el acceso principal a la comuna, y que contó con la participación de distintas agrupaciones comunales.
Velásquez, durante el encuentro, afirmó que el Estado debe tomar cartas en el asunto y calificó de “intransigente” a la corporación.
“El Chiflón del Diablo es del Estado, por lo tanto, el Estado se tiene que hacer responsable en sentarse a la mesa para consensuar y poner fin a la intransigencia de la corporación Baldomero Lillo, para que así se pueda llegar a un buen puerto. También se ha visto afectada la comuna en general, el comercio, la feria y servicios. La comuna tiene que solidarizar y por primera vez está levantando la voz”.
Gastón Ramírez, líder sindical del Chiflón del Diablo, aseguró que están dispuesto a radicalizar las medidas de presión, y que hasta el momento, son 15 los trabajadores que se han adentrado en la mina para exigir una solución a sus demandas.
Velásquez, en tanto, advirtió que si la situación actual se mantiene, la paralización se extenderá a toda la comuna.
“El Chiflón del Diablo se está llenando de agua y no se va a poder recuperar. Llamo a la corporación para que deje su intransigencia, porque esto puede incrementar y llegar a una paralización de carácter comunal”.
Finalmente, Ramírez comentó que este martes volverán a reunirse con la empresa, a la cual también le exigen un bono de término de conflicto y el pago de los 33 días que llevan sin trabajar.
Nuestro medio intentó contactarse con la corporación Baldomero Lillo pero no hubo respuesta.
Hasta ahora, se estima que cerca de 12 mil turistas no han podido hacer ingreso a la mina, una de las principales atracciones con las que cuenta la comuna.
Huelga en Lota: la picota se alza en el Chiflón del Diablo.
por Camilo Villa J./DiarioUchile.
Producto de las paralizaciones, el Circuito Lota Sorprendente -que abarca la mina Chiflón del Diablo, el Parque Isidora Cousiño, y el Museo Histórico de Lota- se encuentra cerrado. El presidente del sindicato de la Corporación Baldomero Lillo, Gastón Ramírez, dijo a nuestro medio que la movilización busca un reajuste a sus salarios. También confirmó que no se descarta una huelga de hambre seca.
Los trabajadores del sindicato de la Corporación Baldomero Lillo, en Lota, llevan 24 días en huelga exigiendo mejoras salariales y mejores condiciones laborales.
Producto de las paralizaciones, el Circuito Lota Sorprendente -que abarca la mina Chiflón del Diablo, el Parque Isidora Cousiño, y el Museo Histórico de Lota- se encuentra cerrado. Hasta la fecha, se estiman en once mil los turistas que no han podido acceder al Monumento Nacional.
Claro, la huelga produce molestias, pero los trabajadores tienen sus motivos. En conversación Radio Universidad de Chile, el presidente del sindicato, Gastón Ramírez, dijo que los trabajadores llegaron a acuerdos en varios puntos, pero en los dos más importantes, la Corporación Baldomero Lillo ha sido intransigente.
Específicamente son el bono por fin de conflicto y el reajuste del sueldo. Respecto de este último, exigían un 20 por ciento de aumento, pues argumentan que el flujo de turistas, y por tanto de ingresos económicos, ha aumentado considerablemente. Pese a esto, los trabajadores se bajaron a un 13 por ciento de reajuste, aun así, no han tenido respuesta positiva.
“Tuvimos un proceso de negociación colectiva y llegamos a diez puntos a favor, pero hay dos puntos principales que son el sueldo y el término de conflicto. Estos dos puntos son los que motivaron la huelga legal que tenemos en este momento. Mucha gente dice que el 13 por ciento es alto, pero en estos dos últimos años hemos tenido un flujo de mil turistas por día”.
Cuando Lorena Lillo asumió la presidencia de la Corporación Baldomero Lillo –según comentó Ramírez-, prometió que, en caso de aumentar las ganancias, estas serían compartidas con los trabajadores. Sin embargo, hasta el día de hoy, esto no ha sucedido.
Quienes laboran en el Circuito Lota Sorprendente, siguen ganando un sueldo equiparable con lo que es hoy el salario mínimo.
“¿Cuál es el motivo? Es que hace siete años llegó la presidenta de la corporación, la señora Lorena Lillo, y conversó con todos sus trabajadores en aquel entonces. Ella dijo que cuando hubiera ganancias, las iba a compartir con sus trabajadores. Ahora le cobramos la palabra a la señora Lorena, y ella desconoce que haya dicho eso, cuando incluso los dijo por los medios de comunicación. Es por esto que nosotros nos tiramos a huelga, que con el transcurrir de los días nos bajamos al 13 por ciento, que son poco más de 20 mil pesos más”.
Para llegar a buen puerto en este conflicto, Gastón Ramírez, en representación del sindicato, junto con el alcalde de Lota, Mauricio Velásquez, la diputada Joanna Pérez y el concejal Alejandro Cartes, llegaron a las dependencias de Corfo, en Santiago, para exigir la intervención en el conflicto.
A la estatal se le pidió una auditoría al contrato con la Corporación Baldomero Lillo, sin embargo, según Ramírez, la institución no puede hacer mucho más que fiscalizar a la empresa privada a cargo del Chiflón del Diablo.
“Como presidente del sindicato conversamos con el vicepresidente sobre nuestros dos puntos en la mesa: el reajuste del sueldo y el término del conflicto, pero, lamentablemente, como es una empresa privada, no pueden hacer nada. La Corfo puede fiscalizar, pero más allá no puede llegar. Nosotros decimos que será muy empresa privada pero los terrenos son de la Corfo, por tanto, de todos los chilenos, y el contrato con la Corfo dice que, si ellos no cumplen con todo, los terrenos se le quitan automáticamente sin pataleos. Nosotros como trabajadores lo único que nos interesa es que se nos arreglen esos dos puntos y estamos bien”.
Gastón Ramírez afirmó que las demandas de los trabajadores son apoyadas transversalmente por todo el espectro político de la octava región y, aun así, la Corporación Baldomero Lillo no muestra ni un ápice de intención de negociar.
La empresa ofreció un reajuste de un 4,4 por ciento, algo que los trabajadores consideran una burla, considerando las ganancias de la entidad y el actual sueldo de sus empleados.
Aunque Ramírez se mostró llano a seguir reduciendo el porcentaje de reajuste si así lo aceptan las bases, no descartó una huelga de hambre seca.
El dirigente explicó que hay muchos que viven de este trabajo, la mayoría ex mineros y con una edad superior a los 55 años. Motivación más que suficiente para llegar “hasta las últimas consecuencias”.
Baldomero Lillo Figueroa (Lota, Región del Biobío; 6 de enero de 1867-San Bernardo, Región Metropolitana de Santiago; 10 de septiembre de 1923) fue un cuentista chileno, considerado el maestro del género del realismo social en su país.
Ya adulto, se trasladó a Santiago buscando un espacio literario y, al cabo de seis años, en 1903, logró reconocimiento al ganar con «Juan Fariña» el más alto lugar de un concurso de cuentos. Consiguió así, la primera publicación en La Revista Católica de Santiago. Este hecho le posibilitó trabajar en El Mercurio y luego colaborar en la revista Zig-Zag. Un año después apareció Sub-terra, una recopilación de ocho cuentos mineros que retrata la vida de los mineros de Lota y en particular en la mina Chiflón del Diablo. En 1907, apareció su segundo libro Sub-sole, con trece relatos de vida campesina y del mar. Son clásicos sobre el tema de la explotación del carbón y de la vida de los trabajadores en Lota, sus cuentos «Juan Fariña», «El chiflón del diablo» y «La compuerta N° 12», entre otros.
En 1917 Lillo jubila de su cargo administrativo en la Universidad de Chile. Por esos años se le diagnosticó tuberculosis pulmonar. El 10 de septiembre de 1923 fallece en San Bernardo.
Reconocimiento póstumo
Parte importante de su obra fue publicada después de su muerte.
Montes y Orlandi describen la literatura de Baldomero Lillo como representante del realismo crítico:
«Es un escritor naturalista, crítico. Pero su inclinación a la objetividad narrativa es interferida por los arranques de una imaginación exageradamente sensibilizada, Los vuelos de su fantasía se agudizan a la quietud corporal a que lo obliga con frecuencia su débil contextura física. En sus críticas sociales, defensas emotivas más que discursivas de las clases populares,se complace en cuadros agobiadoramente dolorosos. Caricaturiza la realidad para patentizar las injusticias de los poderosos. Se ensaña contra la sensibilidad pública al destilar horror gota a gota. Sin embargo, no es detallista: se limita a acentuar los rasgos más sobresalientes de los paisajes o de las personas». (Montes y Orlandi, 1982)
En 2003 el cineasta chileno Marcelo Ferrari realiza un importante esfuerzo para llevar al cine algunos de los cuentos de Subterra, dando a lugar a la película del mismo nombre, Subterra, obra que costó más de un millón de dólares y que fue filmada en las locaciones originales retratadas por el libro.
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