La visión reduccionista que se esconde detrás de la supresión de Historia.
por Cristina Moyano (*).
La elaboración de políticas públicas tan importantes como las reformas curriculares, deberían basarse en procesos participativos y transparentes. No puede volver a ocurrir lo del 2010, en que múltiples informes emanados de expertos que contravenían la propuesta de reducción de horas de la asignatura, termina siendo aprobada por el CNED de forma unánime. Esto es lo que nos alarma, que detrás de estas decisiones, aparentemente técnicas, se esconda una visión reduccionista de la ciudadanía, de la historia, las ciencias sociales y de su función social.
Un gran número de historiadores hemos sido sorprendidos por las nuevas reformas curriculares que impactarán en la enseñanza media. Si bien conocíamos de este largo proceso que se ha extendido a través de dos gobiernos, no tuvimos información sobre los ejes sustantivos que llevaron a tomar la decisión de eliminar la obligatoriedad de la asignatura de historia y geografía en 3º y 4º medio.
Las respuestas del presidente del CNED, Pedro Montt y de la Ministra de Educación, Marcela Cubillos, a través de las redes sociales y la prensa, nos hacen estar alerta respecto de este cambio. Porque no se trata de una defensa gremial a una asignatura de larga data en el currículum escolar, sino por el conjunto de considerandos que enuncio a continuación:
- El conocimiento histórico y su enseñanza, no consiste sólo en un relato sobre un conjunto de hechos sobre el pasado, se trata también y, por sobre todo, de formas de conocer nuestro presente, de interrogarlo, de cuestionarlo.
- Disponer de una asignatura obligatoria en los cursos terminales de la enseñanza media, acompañado de la filosofía, debería encaminar a los jóvenes al desarrollo de un pensamiento crítico con sentido histórico, fundamento central de una vida democrática.
- No existe claridad sobre cómo la formación ciudadana incorporará la historia. No es suficiente que sea una asignatura dictada por profesores de la disciplina, pues no se trata de un tema laboral, como lo deja expresado el presidente de la CNED. Nos preocupa que los programas recién estén disponible en el 2020 y que las bases no sean lo suficientemente claras al respecto.
Lo anterior se suma a un cuestionamiento más político, referido a la forma en que se diseñan, realizan y aplican las políticas públicas en este país. Que hayamos sido sorprendidos por la prensa de esta decisión de reforma curricular, no sólo da cuenta de cuan lejanos estamos los académicos que trabajamos en la investigación de la disciplina y los profesores que enseñan en las aulas escolares, sino también de la escasa participación de actores relevantes de la sociedad civil en este proceso. Si bien existieron procesos en los que se hicieron consultas a académicos universitarios vinculados a la formación inicial docente, las discusiones y acuerdos allí expresados no tuvieron carácter vinculante, por lo que es importante resaltar que finalmente el MINEDUC es quien toma la decisión transformar la asignatura en electiva a partir de 3ºy 4º medio.
Desde nuestro rol como Universidad pública, es nuestro deber expresar nuestra preocupación, porque la elaboración de políticas públicas tan importantes como las reformas curriculares, deberían basarse en procesos participativos y transparentes. No puede volver a ocurrir lo del 2010, en que múltiples informes emanados de expertos que contravenían la propuesta de reducción de horas de la asignatura, termina siendo aprobada por el CNED de forma unánime. Esto es lo que nos alarma, que detrás de estas decisiones, aparentemente técnicas, se esconda una visión reduccionista de la ciudadanía, de la historia, las ciencias sociales y de su función social.
Rechazamos de plano que las políticas públicas se hagan de espalda a la ciudadanía, con procesos de participación limitados. Los historiadores y profesores de historia no queremos ser público espectador, queremos participar de los debates que ponen en el centro una discusión de fondo: ¿Por qué y para qué la Historia?
(*) Cristina Moyano, historiadora, académica de la USACH.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2019/05/29/la-vision-reduccionista-que-se-esconde-detras-de-la-supresion-de-historia/
Premios Nacionales de Historia rechazan el cambio curricular: “Estamos ante una tentativa de adecuar la Educación Media a las necesidades del sistema capitalista neoliberal”.
por El Mostrador.
Los premios nacionales de Historia, Lautaro Núñez (2002), Gabriel Salazar (2006), Jorge Pinto (2012) y Julio Pinto (2016) firmaron una declaración junto a otros académicos donde sostienen que la reforma decidida por el Consejo Nacional de Educación contribuye a «la formación de sujetos irreflexivos, incapaces de contrastar conceptos teóricos con la realidad pasada y presente».
Las reacciones del mundo académico siguen tras la polémica decisión del Consejo Nacional de Educación de dejar el ramo de Historia como opcional y no obligatorio para los estudiantes de tercero y cuarto medio. Ahora fue el turno cuatro Premios Nacionales de Historia, quienes mediante una declaración pública en conjunto con varios profesores de distintas universidades, emitieron su total rechazo al cambio curricular mediante la frase «¡Resistir el ataque contra la historia, la memoria y el pensamiento crítico y emancipatorio!».
Los premios nacionales de Historia, Lautaro Núñez (2002), Gabriel Salazar (2006), Jorge Pinto (2012) y Julio Pinto (2016) firmaron el documento en el cual se atribuye esto a «las fuerzas que sostienen y se benefician del orden neoliberal en Chile», las que «han lanzado un ataque en regla contra el pensamiento crítico y emancipatorio recortando la asignatura de Historia».
Los docentes consideran que las justificaciones de parte del Mineduc y del CNED son «inconsistentes» por basarse en la integración al plan común del ramo de Filosofía (lo cual valoraron) y la enseñanza de competencia y formación ciudadana, aspectos, que según el documento, «fueron desatendidos durante décadas».
«Estamos ante una tentativa de adecuar la Educación Media a las necesidades del sistema capitalista neoliberal», sostuvieron.
«El centro de esta reforma tecnocrática (urdida por ocho personas, cuatro de ellas designadas por Bachelet, una por Piñera y tres por distintos organismos educacionales públicos y privados) tiene un claro contenido ideológico pues busca conquistar la hegemonía sobre los usos sociales de la memoria y de los saberes históricos, despojando de estas competencias a quienes más lo necesitan», añadieron.
Se enfatiza en la «nula participación de la comunidad educativa» en esta decisión y en la «madurez emocional, social e intelectual que necesita un estudiante para comprender los complejos procesos de la Historia Mundial», aludiendo al los alumnos de tercero y cuarto medio.
«Pareciera ser que los ideólogos de esta reforma entienden la Historia como el aprendizaje memorístico de fechas, personajes y realizaciones, desvinculadas de procesos más profundos», aseveraron.
Los autores indicaron que esta modificación contribuye a la «formación de sujetos irreflexivos, incapaces de contrastar conceptos teóricos con la realidad pasada y presente», lo que conllevaría a «privarlos del ejercicio efectivo de su soberanía».
«Llamamos a las comunidades educacionales y a la ciudadanía en general, a organizarse y movilizarse para resistir la inducción a la desmemoria, la ahistoricidad y el sometimiento al “pensamiento único” de esta malhadada reforma», concluyeron.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/2019/05/27/premios-nacionales-de-historia-rechazan-el-cambio-curricular-estamos-ante-una-tentativa-de-adecuar-la-educacion-media-a-las-necesidades-del-sistema-capitalista-neoliberal/
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