Renuncian el presidente y vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
El Presidente presentó su renuncia después de una escalada de renuncias de autoridades de gobierno.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este domingo su dimisión del cargo tras oleada violenta perpetrada por grupos opositores que desconocen los resultados electorales efectuados el pasado 20 de octubre.
“Decidí renunciar a mi cargo para que Carlos Mesa y Luis Camacho, dejen de maltratar y perjudicar a miles de hermanos (…) Tengo la obligación de buscar la paz y duele mucho que entre bolivianos nos enfrentemos, por esta razón envío mi carta de renuncia a la Asamblea Plurinacional de Bolivia”, indicó el expresidente Evo.
Tras fuertes oleadas violentas contra militantes y dirigentes del Movimiento Al Socialismo (MAS), amedrentamiento a periodistas, quema de residencias y traición de aliados políticos y miembros de la Policía Nacional, el país padece una crisis política.
En un comunicado, las Fuerzas Armadas (FF.AA.) indicaron que para recuperar la estabilidad de la nación, es necesario un cambio en la presidencia, “sugerimos al presidente que renuncie a su mandato permitiendo la pacificación y mantenimiento de la estabilidad de Bolivia”, dijo el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, William Kaiman.
“Estamos renunciando para que nuestros hermanos humildes dejen de ser pateados (…) familias pobre, humillados, no queremos que haya enfrentamientos. Hemos decidido renunciar a nuestro triunfo para que haya elecciones, todo por Bolivia, todo la Patria”, manifestó Morales
Asimismo, derrumbó rumores divulgados por grupos ultraderechista de una posible salida del país, “no tengo por qué escaparme, no me he robado nada, si alguien piensa que hemos robado que presente una prueba”, agrega.
Por su parte, el exvicepresidente, Álvaro García, reseñó que el Gobierno renuncia para cesar la violencia y recordó la recuperación de la soberanía Nacional y la dignificación de derechos, “somos el Gobierno que nacionalizó los hidrocarburos, el Gobierno que sacó de la pobreza a más de 3 millones de ciudadanos”, agregó.
Evo sufrió el desmoronamiento de su gabinete tras masivas renuncias como los casos del viceministro de Turismo, Marcelo Arze; la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque; la ministra de Planificación, Mariana Prado; así como el senador electo por el Potosí, René Joaquino; el gobernador Juan Carlos Cejas y el alcalde Williams Cervantes, por el departamento.
Aunque el expresidente boliviano llamó a organismos internacionales como Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) auditar los resultados electorales y convocó a todos los sectores sociales a una Mesa de Diálogo, grupos ultraderechistas se mantuvieron desplegados en las calles agrediendo a la población.
Morales deja un país con altos índices de desarrollo humano, garantizando los derechos fundamentales de la población y con un crecimiento económico de 4,5 por ciento, según Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“No es ninguna traición a los movimientos sociales, la lucha sigue, somos pueblo. Hemos liberado Bolivia, estamos dejando una patria liberada, en desarrollo con generaciones que tienen mucho futuro”, conluyó Evo.
Fuente: https://telesurtv.net/news/golpe-estado-evo-morales-bolivia-20191110-0027.html
Quién es Luis Fernando Camacho, el hombre que encabeza el golpe de Estado en Bolivia.
por Mariela Franzosi (*).
A pesar del claro protagonismo que los movimientos de mujeres están generando en la región latinoamericana, o como una especie de burla del destino a esta expresión social, la oposición más virulenta al gobierno de Evo Morales en Bolivia surge encarnada en un hombre a quien llaman “El Macho”.
Luis Fernando Camacho Vaca es un abogado santacruceño de 40 años, casado y con tres hijos. Proviene de una familia acomodada de la región e irrumpió en las últimas semanas en la escena internacional debido a que se puso a la cabeza de lo que él mismo denomina como un “proceso para recuperar la democracia”.
Sin embargo, Camacho construye esta idea de democracia en un carril paralelo a la institucionalidad boliviana: sin ser candidato para ningún cargo comenzó con este “proceso” a partir de la instalación, antes del 20 de octubre pasado cuando Morales sacó la mayoría de los votos, de la posibilidad del fraude electoral.
Desde el Movimiento al Socialismo (MAS), partido oficialista, lo acusan de manejar los hilos de un intento de golpe de Estado para derrocar a Evo Morales, que está a la espera de validar su cuarto mandato consecutivo luego de haber perdido un referéndum para ser reelecto en 2016, pero posteriormente habilitado por el Tribunal Constitucional a través de una sentencia que afirma que el actual presidente puede seguir buscando la reelección de manera indefinida alegando que era parte de sus “derechos políticos”.
Pueblo boliviano, hoy tenemos un compromiso con Bolivia, con la democracia, nuestros hijos y sobre todo tenemos que cumplir el compromiso asumido en ese GRAN CABILDO, histórico para el pueblo boliviano.
Tengamos fe, yo sé que se puede, y yo sé que todos unidos podemos hacerlo. pic.twitter.com/ELlCJxtYdk— Luis Fernando Camacho (@LuisFerCamachoV) October 20, 2019
La historia del “Macho”
Nació y creció en Santa Cruz, una de las zonas más ricas y poderosas de Bolivia y el departamento en el que históricamente habita la mayor parte de la población blanca de ascendencia europea del país. Luego de recibirse como abogado en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, realizó estudios de posgrado en la Universidad de Barcelona donde completó una maestría en Derecho Financiero y Tributario.
Su activismo comenzó cuando tenía 23 años como vicepresidente de la organización cívica Unión Juvenil Cruceñista, que aunque se autodefine como “cívica” fue calificada por la Federación Internacional por los Derechos Humanos como “una especie de grupo paramilitar” que realiza actos de racismo y discriminación contra habitantes e instituciones indígenas de la zona.
Ya en 2015, ingresó en el Comité Cívico Pro Santa Cruz -donde su padre fue presidente entre 1981 y 1983-, primero como segundo vicepresidente y luego como primer vicepresidente. Desde febrero de 2019 Luis Fernando Camacho preside esta organización que nuclea entidades empresariales, vecinales y laborales de la región donde se reúne la mayor parte de la oposición al proceso de transformación que encabeza Evo Morales desde que llegó a la presidencia en 2006. De hecho, el apodo de “macho” se lo ganó justamente por el “coraje” con el que encabeza la campaña contra Morales, a quien acusa de “tirano” y “dictador”, aunque a lo largo de su vida pública demostró en varias oportunidades que el mote de “dictador” también le calza a él por su conducta machista y su violencia patriarcal que replican sus seguidores.
A la par de su vida pública, Camacho es docente universitario y empresario, y junto a su familia forma parte del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A. Las empresas pertenecientes a esta corporación operan en el rubro de los seguros, el gas y los servicios. Hay versiones que indican que una de las principales causas de su acérrima oposición al gobierno de Morales se debe a deudas y pérdidas millonarias relacionadas con el negocio del gas en Santa Cruz.
Por otro lado, hay medios locales que lo vinculan con los Panamá Papers como intermediario, a partir de la creación de tres sociedades (Medis Overseas Corp., Navi International Holding y Positive Real Estates) para “coadyuvar a personas y empresas a esconder sus fortunas en entidades offshore, lavar dinero y establecer esquemas de evasión de impuestos”.
Su postura ante esto es la de negar los hechos y denunciar una supuesta persecución en su contra para que levante el paro que desde hace días promueve en todo el país.
Su cruzada contra Morales
Histriónico y prepotente, con una oratoria exacerbada y una imagen asociada a la gente blanca acomodada del país (que legitima a partir de su origen santacruceño burgués), sostiene su popularidad apelando a la cantidad de gente que convoca y a la cercanía que dice tener con sus seguidores. Es muy evidente la construcción que realiza de su figura en contraposición con el origen humilde, campesino e indígena del presidente Morales. Y a pesar de que se esfuerza por asegurar en reiteradas oportunidades que no expresa un mensaje racista, algunos sucesos demuestran lo contrario, como lo ocurrido durante la marcha de mujeres el jueves siete de noviembre en Cochabamba.
Lo cierto es que la actual confrontación en Bolivia sirve de contexto para reforzar antiguos estereotipos racistas que estigmatizan no solo a las mujeres, sino que también se basan en intersecciones relacionadas con la raza, el origen, la religión, la elección sexual y la edad.
En línea con otros representantes de la nueva derecha regional, como el presidente brasileño Jair Bolsonaro, Camacho maneja un discurso con muy fuerte anclaje religioso. En cada una de sus apariciones públicas y a través de las redes sociales, alienta la oración y proclama su fe en Dios. Convoca a las manifestaciones en el Cristo Redentor y se asegura de que sostengan la imagen de una virgen a su lado mientras que arenga al público.
Incluso, insiste en cada uno de sus mensajes con la necesidad de lograr que “la biblia” vuelva a entrar en la casa de gobierno boliviana, que según él fue desalojada a partir de la asunción del MAS. Esto le ha permitido alinear detrás suyo a todas las fuerzas clericales y anti derechos bolivianas, que tuvieron variadas expresiones homofóbicas y misóginas durante la campaña electoral y que buscan criminalizar la homosexualidad y continuar penalizando el derecho al aborto.
A través de un show en las redes sociales y de la espectacularización de sus demandas, Camacho desconoció inmediatamente el resultado de las elecciones pasadas, convocó a un cabildo en Santa Cruz y a través de votaciones por aclamación le dio a Morales un plazo de 48 horas para que presentara su renuncia. En paralelo, se autoproclamó al frente de la “unidad” opositora, opacando incluso a la figura de Carlos Diego de Mesa Gisbert, el candidato de la coalición Comunidad Ciudadana que quedó segundo en las elecciones del 20 de octubre. También llamó a un paro indefinido y a la desobediencia civil hasta lograr el objetivo que se había planteado: la renuncia de Evo Morales.
Transcurridas las 48 horas y ante la falta de respuesta a su exigencia por parte de Morales, Camacho convocó a un nuevo cabildo y difundió una carta en la que él mismo redacta los términos de la renuncia del presidente boliviano. Luego de ese cabildo comenzó un periplo para entregársela personalmente en La Paz, tras el cual se produjeron decenas de enfrentamientos entre militantes del MAS y de las fuerzas cívicas en diferentes partes del país que ya llevan tres muertos y centenares de personas heridas.
El objetivo final
A esta altura, a “El Macho” ya ni siquiera le interesa lo que la misión de la OEA que está auditando los resultados de las elecciones tenga para decir. Incluso se expresó en su cuenta de twitter en contra de Mesa, acusándolo de ser obligardo a respaldar la auditoría internacional, aunque luego borró el mensaje. Según dice Camacho, trata de convocar a nuevas elecciones en las que Evo Morales no esté presente. Con un discurso que, aunque intenta asociarlo con “la paz y unidad del pueblo boliviano”, termina cargado de racismo, odio de clase y provocación. Incluso, hasta llevarlo a la posibilidad certera de un golpe de Estado.
(*) Estudiante del CCC para la Licenciatura en Periodismo (UNdAv) – Periodista feminista
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