EE.UU.: Biden gana elecciones en un país dividido y en crisis.

Biden se compromete a ser el presidente que unifique y sane a EU.

por David Brooks/La Jornada.

Nuevo York. Joseph Biden es presidente-electo pero la noticia que la mayoría festeja es que Donald Trump fue derrotado en una elección que fue sobre todo un referéndum sobre su presidencia.

Biden y su compañera de fórmula y vicepresidenta-electa Kamala Harris, junto con  gran parte de la cúpula política y económica del país, y casi todos los medios y decenas de mandatarios que enviaron sus felicitaciones alrededor del mundo, de inmediato empezaron a preparar la transición, ignorando por completo la insistencia de Trump que esto no se ha acabado.

Trump rehusó reconocer el resultado, por ahora.  Emitió un tuit declarando “Yo gane en grande” esta mañana y se fue a jugar golf donde recibió la noticia de que su contrincante fue declarado victorioso por todos los principales medios.  En otra declaración poco despues  agrego que “el hecho es que esta elección está lejos de acabarse” e informo que a partir del lunes su equipo estará disputando al contienda en tribunales mientras repite que la elección “fue robada”.

A la vez, rompiendo con la tradición, el alto liderazgo republicano guardo silencio sobre el triunfo de Biden, provocando aún más tensión sobre el conflicto que busca detonar el presidente.

Pero toda la atención ya no giraba sobre el, sino sobre el inicio de la era pos-Trump.

Biden ofreció su primer discurso  como presidente-electo esta noche cerca de su casa en Wilmington, Delaware,  en el cual nunca menciono el nombre del presidente.  Declaro que “me comprometo ser un presidente que no busca dividir, sino unificar”, y resaltó su mensaje de campaña que busco la presidencia “para restaurar el alma de Estados Unidos” y que “este es la hora para sanar”.

Afirmo que el mandato de esta elección es “promover las fuerzas de la decencia”, la ciencia y la esperanza para “la batalla contra la pandemia, por la justicia racial y salvar al mundo al controlar el cambio climático”.

Declaro que esta elección “fue una victoria por nosotros, el pueblo” (primer frase del preámbulo a la Constitución) y que se ganó con más votos, 74 millones, en la historia.  Indicó que su campaña fue impulsada por una coalición amplia multirracial y de identidades, incluyendo republicanos, y que como presidente, gobernara para todos.

“Esta noche todo el mundo esta viendo a Estados Unidos” al cual llamo “un faro para el mundo, pero no solo por nuestro poder, sino por nuestro ejemplo” y con ello subrayo que trabajara para recuperar el respeto internacional por este país.

Ofreció una apasionada defensa del mito del “sueño americano”, donde el país ofrece una oportunidad igual a todos. Insistió que “somos un pueblo bueno… Somos Estados Unidos de America, no hay nada que no podamos hacer y concluyo” “seamos la nación que sabemos que podemos ser”.

Harris, quien está haciendo historia como tanto la primera mujer, como persona de color y también como hija de inmigrantes (su madre es inmigrante de la India, su padre de Jamaica) en ocupar la vicepresidencia, declaro al presentar a Biden en el acto de victoria que “por cuatro años ustedes marcharon y organizaron por la igualdad y la justicia, por nuestras vidas y por nuestro planeta y despues votaron… optaron por la esperanza, la unidad, la decencia, la ciencia, y si, la verdad”.

Resalto el papel de las mujeres y sobre todo las de color en que han rescatado a esta democracia constantemente, y en torno al momento histórico de su próximo papel, declaro que “yo seré la primer mujer en este puesto, pero no seré la última”.   Ahora empieza la tarea más difícil-combatir la pandemia, el racismo, la crisis económica.  “América esta lista, y también Joe y yo”.

El festejo concluyo con fuegos artificiales y configuraciones aéreas con el número 46 y otras realizadas por drones guiados pro computadora.

Después de cuatro años de lo que una amplia gama consideraba como “el presidente más peligroso de la historia” de Estados Unidos, caracterizado por la persecución de inmigrantes incluyendo el enjaulamiento de niños, el abierto endoso de agrupaciones supremacistas blancas y neonazis, el desmantelamiento de normas ambientales, el deterioro de los derechos civiles y el manejo irresponsable de la pandemia, Trump se vuelve en el primer presidente desde 1992 en fracasar ser reelecto.

Biden será el 46o presidente de Estados Unidos, ganando en su tercer intento como candidato con un mensaje de restaurar la unidad y la “normalidad” política y su empatía personal en un país agotado por el manejo errático por un mandatario distinguido por haber mentido y engañado más de 20 mil veces, incluso sobre su manejo de la pandemia que fue probablemente el factor principal de su derrota.

Biden, quien cumplirá 78 años este mes, será el presidente de mayor edad al iniciar su mandato.  También será solo el segundo presidente católico, después de John F. Kennedy.

Pero esta elección no fue entre candidatos de dos partidos, sino, como repetir el senador Bernie Sanders, “entre la democracia y Donald Trump”.  El presidente-electo, cuya carrera de 48 años en Washington es distinguida como un político centrista del Partido Demócrata, y un campeón de esfuerzos y negociaciones bipartidistas nunca genero un entusiasmo masivo entre el electorado.

Por lo tanto, su tarea de reparación de daños y restauración de normas también tendrá que responder a las diversas corrientes dentro y fuera del Partido Demócrata, un abanico amplio de sectores e interés que se unieron en su objetivo de deportar a Trump, pero que no tienen un consenso más allá de eso.

El triunfo electoral no fue de las dimensiones que deseaban los demócratas, quienes esperaban una “ola” suficientemente masiva como para ahogar la era Trump y proclamar que fue un desvío abnormal de esta democracia. Pero aunque Biden obtuvo 4 millones más votos que Trump, su contrincante llego a mas de 70 millones, incrementando el número con que gano en el 2016.  Por lo tanto, la amenaza del populismo derechista con sus tintes neofascistas no se ha aniquilado sino estará más que presente al iniciar la era pos-Trump.

Pero aun con gran parte de Washington, Wall Street y el mundo reconociendo el resultado, Trump rehusa ingresar a su pos-era y procederá a disputar la legitimidad de esta elección, tanto ante tribunales como con sus bases ultraderechistas en las calles, como empezó a suceder hoy en varias entidades donde coreaban el lema “alto al robo”.

El nuevo presidente tiene cita el 20 de enero del 2021 para asumir su puesto.  Entre hoy y esa fecha, Trump sigue como el residente de la Casa Blanca y todos saben que es capaz de hacer mucho daño en lo que deben ser sus días finales.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/11/07/festejan-en-eu-derrota-de-donald-trump-8159.html


Declaración de PSL: La derrota de Donald Trump.

Más de 70 millones de personas votaron para sacar a Donald Trump en las elecciones del 3 de noviembre. Este no fue un voto para Joe Biden, un candidato poco inspirador que solamente logró ser el nominado cuando la clase dominante del Partido Demócrata se coordinó para detener a Bernie Sanders y no permitir que fuera el candidato a principios de marzo. La histórica participación electoral para Biden no significa el apoyo a Wall Street, o su postura pro guerras, ni a su rol como arquitecto del sistema actual de vigilancia policial y encarcelación en masa.

Declaración de PSL: La derrota de Donald Trump
Trump es el síntoma; el capitalismo la enfermedad; la revolución la cura. Partido Socialismo y Liberación, PSL, de EE.UU.

En los últimos minutos, los principales medios de comunicación controlados por las empresas, anunciaron que Biden tenía los suficientes votos electorales para ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Es importante destacar que Fox News, el medio que ha sido vociferante en su apoyo a Donald Trump cambió su postura en la cobertura de las elecciones, y entregó apoyo a Biden y la campaña que lideró.

Donald Trump insiste que su lucha continuará. Ha argumentado que él es el verdadero ganador de las elecciones y que la única razón por la que no podrá ser el presidente es a raíz de un fraude electoral generalizado. Esto está lejos de ser verdad, ya que a medida que más y más votos se han recibido por correo en Pensilvania, Georgia, y otros estados, es claro que Trump ha perdido el voto electoral en una competencia estrecha, similar a los resultados del 2016, salvo que esta vez los márgenes se han revertido.

Cuando denunció al sistema electoral como un fraude, Trump rompió con una regla fundamental de la política burguesa en Estados Unidos. Mantener una imagen de traspaso de poder pacífico entre los dos partidos de la clase dominante por más de una década ha sido considerado como el elemento central de la gobernabilidad capitalista de Estados Unidos. El traspaso pacífico del poder otorga legitimidad al sistema. Cada sistema requiere de una violencia desmedida que se infringe a las clases oprimidas, o bien, depende de la legitimidad de un sector de la población, que es complementado por supuesto con la amenaza de violencia y coerción estatal. “Democracia” es el término preferido de la clase que domina, puesto que alcanzar la legitimidad con un sector significativo de la clase trabajadora y los estratos intermedios facilita la reproducción del sistema. Esto evita la tensión y el conflicto, lo que haría el dominio de la clase dominante más complicado e inestable.

La motivación de Trump es bastante limitada y personal. Si pierde las elecciones, él y su familia serán sujetos a múltiples persecuciones criminales y cargos judiciales en varios estados por evasión de impuestos, fraudes financieros, así como otros crímenes de esta índole. Si Trump deja la presidencia, pierde su inmunidad en las persecuciones que los estados pueden hacer respecto a crímenes financieros. Este será el futuro de Trump y él lo sabe. La clase dominante no va a sacrificar la legitimidad de su sistema político por proteger a Donald Trump en su vida de civil pos presidencia.

Trump ha pasado los últimos días intentando usar a la ultraderecha, y movilizaciones fascistas para detener el conteo de votos. Sin embargo, se ha aislado cada vez más. Sus bases de apoyo dentro de la clase política capitalista se están debilitando y continuarán decayendo. El que Fox News y el consejo editorial de Wall Street se hayan vuelto en su contra en su afán por condenar el proceso electoral es una clara indicación que su destino ya está sentenciado.

Las elecciones presidenciales del 2020 fueron un referéndum para Trump. A los demócratas les fue bastante mal en el resto de las elecciones. Perdieron puestos a los Republicanos en la cámara de representantes y no lograron ganar en el Senado. El que haya sido una elección disputada a nivel presidencial en un contexto en que estamos viviendo la catástrofe de salud más grande de nuestros tiempos y con altos niveles de desempleo, demuestra que el Partido Demócrata no tiene mucho que ofrecer al pueblo. El Partido Demócrata de la clase dominante adoptó una posición centro derecha y se rehusó a aceptar demandas de salud gratuita para todos y todas, la cancelación de los pagos de hipotecas y renta durante la pandemia, cancelar la deuda estudiantil o realizar reformas policiales que tengan un impacto sustantivo Irónicamente, el mismo Partido Demócrata del establishment ahora culpa a la izquierda por los fracasos electorales no presidenciales.

Desde el 2016, el Partido por el Socialismo y Liberación ha argumentado que Donald Trump es meramente síntoma de una enfermedad más grande. La etapa avanzada del capitalismo está destruyendo no solo la clase trabajadora y los pobres, sino que también grandes sectores de las clases medias. Mientras los billonarios se enriquecen y se vuelven más poderosos, el nivel de sufrimiento humano en el “país más rico del mundo” incrementa rápidamente. Esta enfermedad es el capitalismo, y la cura es reemplazar este sistema que fomenta la pobreza en medio de tanta riqueza y destruye a las y los trabajadores mientras que un pequeño grupo de la clase élite concentra la riqueza y el poder. La solución no está con el Partido Demócrata sino con reemplazar al capitalismo por un sistema social humano, racional, y sustentable: socialismo.

La tarea que está por delante es construir un movimiento social que demande al gobierno de Biden tomar medidas de emergencia inmediatas para erradicar el desempleo generalizado, garantizar un ingreso sustentable para todas aquellas personas que han perdido su empleo, cancelar la renta, los desalojos, la deuda estudiantil y adoptar un sistema de salud gratuito. Al mismo tiempo, tenemos que resistir y oponernos al militarismo de Estados Unidos, y a la guerra, lo que no cambiará en nada bajo un gobierno de Joe Biden.

Fuente: https://www.liberationnews.org/declaracion-de-psl-la-derrota-de-donald-trump/

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