Chile plebiscito II: Los efectos que se esperan del voto obligatorio.

Quiénes definirán el Plebiscito.

por Talía Llanos Chacón/El Desconcierto.

Un total de 15.173.929 de personas están habilitadas para sufragar en el Plebiscito. El Desconcierto contactó a expertas y expertos para analizar los alcances del voto obligatorio el próximo 4 de septiembre. Si hay más participación, podría ganar el Apruebo, dicen.

En el Plebiscito del próximo 4 de septiembre, el país votará por aprobar o rechazar la propuesta de nueva Constitución que emanó de la Convención, un hecho hasta ahora inédito de nuestra democracia.

¿Pero quiénes tomarán esa decisión? De acuerdo al padrón definitivo publicado por el Servicio Electoral (Servel), hay 15.173.929 ciudadanas y ciudadanos habilitados para votar en estas elecciones, tanto en Chile como en el extranjero. Además, tras 10 años de voto voluntario en Chile, esta vez el sufragio tendrá carácter de obligatorio.

Más de 15 millones de habilitados

De este universo, la mayoría son mujeres. De acuerdo a los datos del Servel, hay 7.779.185 inscritas (51,3%) frente a 7.394.744 que son hombres (48,7%).

Solo en el territorio nacional, hay 15.076.690 personas que podrán sufragar, lo que significa un aumento de más de 280 mil personas en comparación al Plebiscito de 2020 y casi el doble de los que podían votar en el Plebiscito de 1988.

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Las comunas con más electores

Las comunas que concentran el mayor número de electores se ubican en la Región Metropolitana. La lista la lidera Puente Alto con 404.945 votantes. Le siguen Maipú con 392.505, Santiago con 347.163 y La Florida con 307.448.

Por otro lado, en regiones, las comunas que tienen más personas habilitadas para sufragar son Viña del Mar con 305.517, Antofagasta con 292.250 y Valparaíso con 286.836.

El top 10 lo cierran Las Condes con 275.746 electores, Temuco con 242.858 y San Bernardo con 227.989.

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Chile a lo largo del mundo

En el extranjero, donde hay más de 110 circunscripciones electorales, podrán sufragar 97.239 chilenas y chilenos habilitados. De ellos, 46.747 son hombres (48%) y 50.492 son mujeres (52%).

La mayoría reside en Europa: 41.069 electores. Además, hay 21.858 votantes en América del Norte, 3.665 en América Central, y 20.372 en América del Sur. En Oceanía, en tanto, están habilitadas 8.332 personas, en Asia 1.743, y en África 200.

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¿Qué efecto se espera del voto obligatorio?

En estas históricas elecciones, la inscripción de las personas para sufragar es automática y, excepcionalmente, el voto será obligatorio. Las personas habilitadas para sufragar que no lo hagan arriesgan una multa que va desde 0,5 hasta 3 UTM, que corresponden a $ 174.744.

Pese a la obligatoriedad del voto, expertos consideran que no significará necesariamente un aumento significativo de sufragios, puesto que la abstención electoral ocurre por una multiplicidad de motivos, y las multas no cumplen con el objetivo de movilizar a la ciudadanía.

De acuerdo con Marta Lagos Cruz-Coke, directora de MORI (Chile) y fundadora de Latinobarómetro, “la obligatoriedad del voto queda supeditada al hecho que, en la crisis económica, la multa desaparece como sanción, porque la mayor sanción que tiene la gente hoy día es la estrechez económica”.

“Se habla equivocadamente de indecisos, pero no se trata de indecisos, sino que se trata de personas que, muy probablemente en su gran mayoría, no van a participar”, plantea la experta electoral a El Desconcierto.

Pese a ello, considera que sí van a ir a votar más personas. Lagos estima que habrán unos 10 millones de votantes que concurrirán a las urnas. Considerando que en la última elección votaron 8,5 millones, la diferencia sería un bolsón de 1,5 millones votos más, “lo que es mucho, pero está muy lejos de ser la totalidad”. Así, cree que la participación electoral alcanzará al 60-63%.

A una conclusión similar llega Gonzalo Espinoza Bianchini, coordinador del Observatorio Político Electoral de la Universidad Diego Portales (UDP), quien también cree que “va a votar más gente, pero no tanta gente como se espera”.

Hay “varios motivos”, según el experto. Uno de ellos que “el castigo que tiene el no votar no es un castigo significativo, y además es muy difícil hacerlo cumplir”.

Además, considera que “es difícil estimar la participación porque se pasó mucho tiempo con voto voluntario, entonces no sabemos cuál es esa persona que va a tener tendencia a votar ahora por el voto obligatorio”.

“Mi impresión es que va a ser una elección polarizada, y eso eleva la participación, pero no vamos a saber si esa participación se va a elevar por el voto obligatorio o por la polarización”, explica el cientista político, quien estima que la participación va a estar entre un 60-65%.

Por su parte, la doctora en ciencia política y experta en sistemas electorales, Julieta Suárez Cao, considera que es “difícil predecir cuánta más gente va a votar. Chile viene de décadas de desafección, donde aún en elecciones tan polarizadas como la segunda vuelta presidencial, que si bien aumentó el porcentaje de votantes, se mantiene dentro de niveles muy bajos para lo que esperaríamos”.

De acuerdo a la experta, de las personas que no votan “sabemos poco, porque la gente se abstiene por motivos muy diversos, entonces no podemos decir que son todos o todas votantes desencantados con el sistema, ni que tienen bronca, hay diferentes intencionalidades detrás de la conducta que es no acercarse a votar”.

“Lo que sí sabemos es que tienden a votar menos las personas más jóvenes, y de sectores más vulnerados. Siguiendo esa lógica, creo que si sale a votar mucho más gente distinta de la que vendría votando, mi impresión es que esto debería, de alguna manera, alterar los patrones de votación más o menos estables que han habido”, explica.

La analista e investigadora de la Red de Politólogas, Federica Sanchez Staniak, enfatiza en la importancia de informar a la ciudadanía sobre la obligatoriedad del sufragio. Para la doctora en ciencias políticas, una arista de la abstención tiene que ver con “qué tanto hincapié se hace sobre el hecho que el voto es obligatorio, y qué tanto se da a conocer esa información”.

Además, considera que “la capacidad de arrastrar o aumentar significativamente el porcentaje de participación en relación a elecciones anteriores sin sanciones, es difícil. Sabemos que los sistemas de voto obligatorio funcionan bien cuando tienen sanciones, y esas sanciones se hacen efectivas. Cuando no hay sanciones, los sistemas de voto obligatorio terminan funcionando muy parecido a los sistemas de voto voluntario”.

Sobre la participación, cree que “deberíamos esperar ver algo similar a lo que vimos en la segunda vuelta del año pasado. Entre 55 y 65 de expectativa de participación, no creo que vaya a estar por encima de 65%. Eso también va a depender de las características que tenga la campaña, de cómo vaya a ser a medida que se acerca el plebiscito”.

“Suponer que el ingreso masivo de un electorado que generalmente no vota va a tener un peso hacia un lado, o hacia el otro, es muy difícil de prever, porque no conocemos nada del comportamiento electoral de esas personas que no votaban, entonces no podemos saber cuáles son sus inclinaciones”, explica Sanchez.

Si hay más participación, podría ganar el Apruebo

Espinoza Bianchini plantea que, a diferencia del Plebiscito de 2020, hubo un porcentaje importante de gente que dejó de ir a votar por la pandemia. “Mucha gente mayor que se abstuvo probablemente venga a votar ahora, y creo que esa gente tiene tendencia al Rechazo”, indica.

“Por otro lado, gente que se abstuvo, por ejemplo, de las elecciones de convencionales y presidenciales, pero que votó para el plebiscito, porque fue un mensaje importante. Esa es gente más joven y creo que es más tendiente hacia el Apruebo”, añade.

En esa línea, el experto avizora que “si vota mucha gente, cerca del 70%, va a ganar el Apruebo. La cantidad de gente joven que puede entrar a votar por el Apruebo es mucho mayor que la cantidad de gente mayor que pueda votar por el Rechazo”.

De igual forma, Marta Lagos considera que “si votan 11 ó 12 millones de votantes en vez de 9,5, aumenta mucho la probabilidad que gane el Apruebo, porque eso significa que los pobladores, la gente de menores ingresos, los que tienen más dificultades económicas se levantan para ir a votar, y esa gente vota Apruebo, no vota Rechazo”.

Julieta Suárez, por otro lado, no se “atrevería a decir, a priori”, si las personas que se abstienen y que voten en esta ocasión “le van a dar más peso a una de las dos opciones”.

“Es cierto que estamos en un contexto volátil, y que un plebiscito no es una elección de candidaturas, entonces creo que van a ser muy determinantes las campañas para ver quiénes finalmente se acercan a la urna, y por qué opción se decantan”, explica.

En tanto, Federica Sánchez menciona a los “indecisos”, grupo “al que más van a apelar ambas campañas, tanto la del Apruebo como la del Rechazo, porque los indecisos a veces toman su decisión a último momento, son los más susceptibles de recibir y procesar información de campañas”.

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