¿Desarrollo o autonomía? El Tren Maya y un dilema de las izquierdas latinoamericanas.
Por Rafael Rojas*/Nueva Sociedad.
El debate sobre el megaproyecto del Tren Maya, emprendido por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México, puede ser leído como la reedición de un viejo e irresuelto problema latinoamericano. ¿Debe América Latina avanzar en perspectivas desarrollistas del capitalismo o, por el contrario, en una concepción que discuta los parámetros ambientales y sociales del llamado «progreso»?
El debate sobre el megaproyecto del Tren Maya, una iniciativa estrella del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para ampliar la red ferroviaria a través de la Península de Yucatán, puede ser leído como la reedición de un viejo e irresuelto problema latinoamericano. Se trata de un «tren moderno, turístico y cultural» con el que López Obrador busca comunicar los principales centros arqueológicos de la cultura maya en cinco estados del sureste mexicano, pero que también incluirá trenes de carga. Al mismo tiempo se busca potenciar destinos turísticos como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá.
Tal y como sucedió con otros gobiernos de izquierda, como los de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, una iniciativa claramente desarrollista choca con diversas comunidades indígenas, esta vez en Chiapas, Quintana Roo, Campeche y Yucatán, que han logrado órdenes de jueces locales en contra de la obra por afectaciones a derechos ambientales y sanitarios.
El colonialismo y el subdesarrollo fueron dos de los mayores motivos de preocupación en la tradición intelectual de la izquierda latinoamericana del siglo XX. Pensadores y líderes de las primeras décadas de la centuria pasada, como José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre y José Vasconcelos, coincidían en que la dependencia económica de las naciones latinoamericanas prolongaba por otros medios la condición colonial que se había combatido durante las guerras de independencia y las reformas liberales del siglo XIX.
Fuera de minoritarias corrientes indigenistas y socialistas como la encabezada por Mariátegui, que ponían el acento en la dimensión comunitaria, el comunismo latinoamericano de las décadas de 1930 y 1940 suscribió las tesis estalinistas o, específicamente, browderistas (por el ex-líder del Partido Comunista de Estados Unidos Earl Browder) de que para que triunfasen revoluciones proletarias en América Latina era necesario el avance del capitalismo. Las estrategias de frentes amplios que siguieron los partidos comunistas, subordinados a la Tercera Internacional, antes de la Guerra Fría, como se observa en las argumentaciones de Victorio Codovilla, Blas Roca o Vicente Lombardo Toledano, implicaban una suscripción de los proyectos modernizadores del Estado-nación.
Fue con la Guerra Fría que los conceptos de «subdesarrollo» y «desarrollo» se difundieron en la cultura política latinoamericana. Los economistas de la generación fundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Raúl Prebisch, Hernán Santa Cruz, Celso Furtado, Víctor Urquidi, abogaron por mecanismos como la industrialización nacional, la sustitución de importaciones y la dilatación del mercado interno para acortar la brecha con los países desarrollados. Pensadores de la llamada «teoría de la dependencia», como Enzo Faletto, Theotônio dos Santos, André Gunder Frank, Vania Bambirra y Ruy Mauro Marini, ya en las décadas de 1960 y 1970, radicalizaron aquellas propuestas y se adscribieron a los diversos socialismos de la Nueva Izquierda.
Aunque cuestionó de diversas formas el gradualismo político y la planificación económica de los partidos comunistas tradicionales, la Nueva Izquierda de la Guerra Fría no desestabilizó realmente el paradigma del desarrollo. En sus variantes más radicales, como las guerrillas guevaristas, a juzgar por la propia teoría socialista del Che Guevara, también pensaban el desarrollo económico en términos tecnológicos, desde una perspectiva modernizadora. No hay rastros de indigenismo en el pensamiento de Guevara y, a pesar de su gran admiración por Mariátegui, su idea de la reforma agraria y la industrialización nacional estaba más cerca de las tesis cepalinas y dependentistas.
Fuente: https://nuso.org/articulo/desarrollo-o-autonomia/
*Historiador y ensayista cubano residente en la Ciudad de México. Su último libro es La polis literaria. La Revolución, el boom y la Guerra Fría (Taurus, 2018). Se desempeña como profesor e investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.
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