Perú en lucha: Diálogo con la organización popular feminista Mikamaru de Arequipa..

«Necesitamos levantar la cara»

por La Tizza.

Considero que es importante situar algunos momentos cruciales de los últimos años, y ampliarlos luego. En el 2000 se produce la caída de la dictadura fujimorista. Una década después se percibe lo que podemos considerar el fin del adormecimiento y la apatía generalizada condicionada por dicho régimen. En estrecha relación con ello, en el año 2012 se inicia la recomposición del movimiento social que desemboca, a la altura del 2015, en la existencia de organizaciones sociales con agendas específicas y un incipiente protagonismo de fuerzas de izquierda. Pero como la derecha no descansa, entre 2016 y 2019 se da lo que podemos considerar un reacomodo fujimorista y la implementación del acaparamiento de los poderes del estado.

Si me lo permiten, quisiera ampliar esta especie de periodización.

El movimiento sindical y gremial fue prácticamente aniquilado en la dictadura fujimorista. Los pocos espacios sindicales, gremiales, sociales en el país terminaron cediendo a los intereses de grupos de poder y adoptaron una praxis clientelar, poniéndose al servicio de los gobiernos de turno. Esto generó que la población no se sintiera representada, atomizando el espacio dirigencial.

En esos años, el movimiento social aún incipiente está disperso, y se organiza solo por reivindicaciones sectorizadas.

Para 2018–2019 se produce la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, producto de sus evidentes nexos con la corrupción y también por la notable campaña de desestabilización del fujimorismo en el Legislativo. Asume la presidencia Martín Vizcarra, y continúa la campaña de desestabilización. Vizcarra disuelve el Congreso por no llegar a consensos y se convoca a elecciones congresales en 2019. Instalado el nuevo Congreso se genera otra crisis y es vacado Vizcarra, imponiéndose a la fuerza por esta instancia a Manuel Merino, de las filas de Acción Popular, partido que se mueve en las esferas de poder con lazos profundos con el fujimorismo. Esto provoca la primera movilización nacional de características masivas y de acción contundente, casi 20 años después de la Marcha de los Cuatro Suyos dada para sacar a Fujimori del gobierno.

Los gremios y sindicatos, aun con prácticas clientelares, se acomodan y organizan a escala nacional de manera más cohesionada; se empieza a discutir el tema de fondo: el cambio de constitución.

¿Cuál ha sido el peso del fujimorismo en todos estos años y en la crisis agudizada desde Pedro Pablo Kuczynski?

El control que ejerce el fujimorismo desde los noventa en el aparato estatal es bastante profundo. Es importante decir que, si bien se derroca al dictador en el 2000, sus secuaces siguen operando en las alas de poder y manejando la ruta neoliberal hasta el día de hoy, con la consigna clara: beneficiar, blindar y corromper.

Desde el 2019 se pone en la mesa, de manera inicial, el tema de una nueva constitución. Con ello, el crecimiento de la demanda ha ido en aumento, los movimientos sociales y algunos espacios políticos la hacen suya y empieza a crecer la posibilidad de un cambio constitucional. En la actualidad, estamos dando pasos dentro del momento constituyente: la exigencia de las fuerzas organizadas del país y de un 50 % de la población nacional (según la última encuesta del IEP) indican que la necesidad de ir a un referéndum para preguntarle al pueblo si desea o no una nueva constitución es urgente. Ello permitiría, de ser aprobada, pasar a una Asamblea Constituyente, representativa, popular y con asambleístas de todas las regiones del país, pueblos originarios, mujeres, diversidades, etcétera. Para ello, el proceso constituyente requiere de involucramiento de los movimientos sociales y de la ciudadanía sobre el tema en sí, o sea, la construcción de la propuesta como tal, que hoy es incipiente.

Algunas estrategias giran en el diálogo entre los sectores populares que han sido dejados de lado. Esta es la consigna inmediata para orientar los procesos de lucha: constituir una fuerza amplia con sectores afines que permita levantar una agenda común y la recomposición del aparato militante, mediante procesos de formación.

Necesitamos levantar la cara, escondidos y con miedo no avanzamos. Por eso la izquierda atomiza.

Jan 26

Fuente: https://medium.com/la-tiza/necesitamos-levantar-la-cara-f0dbb8489d0d

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