Rusia- Ucrania: Pulso de la guerra tras alzamiento del grupo Wagner y cumbre Rusia-África.

Foto: Vista general de la sesión plenaria de la cumbre Rusia-África en San Petersburgo EFE/EPA/Donat Soroki/Tass

¿Está Rusia ganando la guerra?

por Andrés Almeida/Interferencia.
Más de un mes después de la revuelta de Wagner y del inicio de la contraofensiva ucraniana, la situación parece más favorable al Kremlin que los vaticinios occidentales de entonces. 

A más de un mes de la revuelta de Yevgueni Prigozhin, es un buen momento para hacer un balance respecto de los resultados políticos y militares de la guerra de Ucrania. Esto, porque el suceso del 23 y 24 de junio de 2023 fue signado por Occidente como el inicio del fin del régimen de Vladimir Putin, y muchos analistas se apresuraron en vaticinar el resquebrajamiento ruso, producto de disputas internas entre las elites y los militares.

Nada de eso sucedió, al menos en lo inmediato y en lo público, y si bien Putin pudo verse débil, aceptando la impunidad de Prigozhin por lo que en Rusia se consideró una traición, finalmente el presidente ruso mantuvo el timón y consiguió mantener los liderazgos principales de las fuerzas armadas, incluido el suyo propio, sin rompimientos en las líneas de mando, sosteniendo en sus puestos a los cuestionados ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov. Asimismo, Putin también logró poner rienda a PMC Wagner -la milicia privada de Prigozhin-, mandando sus cuadros a Bielorrusia o integrándolos a los cuerpos regulares rusos.

Al respecto es interesante esta transcripción del Kremlin (en ruso) de un encuentro entre Putin y corresponsales de guerra, ocurrido inmediatamente después de los sucesos, donde se abordan prácticamente todas las inquietudes suscitadas en Rusia por la revuelta de Prigozhin. También es interesante la valoración que hace Aleksander Duguin, un filósofo de sensibilidad cercana a la de los admiradores de Prigozhin, quien termina respaldando a Putin en un post en Telegram (en ruso).

Tampoco se cumplieron los vaticinios que indicaban que el Ejército ruso pasaría por experiencias similares a las que experimentó el Ejército Rojo cuando había inestabilidad política en la Unión Soviética, con la caída en desgracia de militares de alto rango que terminaban condenados a muerte por alta traición o internados en manicomios en Siberia. Lo más cercano a eso fue la salida de escena del general Sergei Surovikin, cercano a Wagner, y líder natural para el reemplazo del alto mando militar, de quien se especuló su desaparición, hasta que su familia informó a mediados de julio que estaba de vacaciones en Rostov. Vale mencionar que Surovikin tempranamente se puso del lado del Kremlin durante la revuelta, y llamó a los wagneritas a obedecer la línea de mando.

Pero, más relevante que eso, las tropas rusas han contrarrestado con éxito todos los intentos de la bullada contraofensiva ucraniana, la cual ha rebotado en las líneas de defensa rusas, logrando apenas avances territoriales, según los rusos, a enormes costos humanos y de maquinaria bélica. La situación al parecer es crítica, a juzgar por diversos artículos de la prensa occidental, la que suele ser muy reticente a reconocer problemas para Ucrania, en los cuales se comienza a ver que ucranianos y miembros de la OTAN comienzan a culparse por lo que parece ser un fracaso militar de una contraofensiva básicamente impotente ante los campos minados y la superioridad aérea rusa.      

En contrapartida, Ucrania ha mantenido el hacha de guerra en alto mediante ataques en la retaguardia rusa, golpeando infraestructura civil en Moscú con algunos drones, y causando daños importantes en el puente que une Crimea con Rusia en el Mar de Azov, esto, con la esperanza de causar inquietud e inestabilidad política en Rusia, azuzando al sector más duro de la opinión pública rusa, que es crítica con su milicia y favorable a escalar la guerra. Algo que, paradojalmente, es también buscado por los ucranianos, quienes al parecer abrigan la esperanza de que en algún momento algún país de la OTAN entre al conflicto, como podría ser Polonia o alguna república báltica.

De todos modos esa esperanza parece vana, a juzgar por el resultado de la última cumbre de la OTAN, en la que -pese a las muestras de apoyo a Ucrania- las potencias occidentales no ofrecieron al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, un cronograma de adhesión. Aunque, no todo son malas noticias para Ucrania en ese frente, pues finalmente en la cumbre -desarrollada en Vilna, Lituania- se allanó el ingreso de Suecia a la OTAN, por parte de Turquía, cuyo líder, Recep Tayyip Erdogan, reconoció los esfuerzos suecos por complacerlo, lo que incluye cambios en la legislación sueca, el levantamiento de un embargo de armamento contra Turquía, y la expulsión de activistas kurdos de Suecia, aunque persisten tensiones por la quema pública de coranes en las calles suecas.

Con eso Erdogan se acercó a Zelenski, quien incluso viajó a Estambul, y -por mera geometría- se alejó de Putin. Una situación que tendría repercusiones luego del ataque ucraniano al puente de Crimea. Esto, porque los rusos se salieron del acuerdo de libre exportación del grano ucraniano y ruso, auspiciado por Turquía, ya que acusan que la agresión al puente fue posible porque los militares ucranianos pueden realizar ataques navales desde el puerto de Odesa, ahora nuevamente bloqueado por los rusos, debido al anterior movimiento de buques civiles que permite este acuerdo, al que se llegó para evitar escasez mundial de alimento, y por lo tanto, inflación y hambruna.

Ante eso, Occidente acusa a Rusia de utilizar el alimento como un arma capaz de causar crisis humanitarias, pero Putin señaló que regalará el grano ruso a los países africanos más pobres (y aliados suyos, se subentiende). Esto, en un contexto en el que el grano ucraniano no ha ido mayoritariamente a África, sino que a los países de la órbita occidental, y mientras se desarrolló la cumbre Rusia – África, en la que líderes de 49 países africanos visitaron Moscú, menos que los de la cumbre pasada, pero suficientes como para azuzar una rivalidad Norte-Sur que tiene efectos concretos en los países africanos, en especial los que fueron colonias francesas.  

Si bien no hay nada de momento que ligue directamente a Moscú con el golpe de Estado en Níger -donde una milicia nigerina, al parecer pro-rusa, derrocó al presidente pro-francés, Mohamed Bazoum-, los acontecimientos parecen jugar en favor de Rusia, país que de todos modos condenó el rompimiento legal en Niamey, la capital nigerina.

Con todo, Níger se suma a Burkina Faso y Mali como países que rechazan el orden post colonial del Sahel o África Occidental, los cuales advirtieron que podría producirse una guerra regional si otros países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental -que agrupa a los 15 países de la subregión africana- deciden intervenir militarmente en Níger. Respecto de una intervención militar, Nigeria ha sido el país que más ha empujado esa salida, pero la medida no despierta cohesión al interior del país, y ha causado la oposición de Argelia.

También la situación se ha visto como una oportunidad para resolver el conflicto con Wagner, milicia privada que antes de la guerra en Ucrania se había especializado en combatir del lado de las fuerzas pro-rusas en África, la cual podría terminar en Níger, descomprimiendo así su difícil situación en Rusia y Bielorrusia. 

Pese a que la situación todavía es inestable, y a que Estados Unidos no ha sacado su presencia militar ni delegación diplomática, el curso de los eventos podría significar un fuerte golpe para Francia, pues el país europeo depende del uranio nigerino para sus plantas de energía nuclear, las que resultan clave en este momento en que Europa busca desac0plarse de la energía rusa. 

Esto, en un contexto en que cada vez crece más una opinión pública favorable en la subregión a desprenderse de los lazos con Francia, en especial en Senegal, donde ha habido grandes demostraciones al respecto, y donde en África en general, el discurso del Sur Global y los BRICS presenta un atractivo capaz de girar la órbita de este continente, que es cada vez más relevante en términos políticos, económicos y demográficos. 

[ARTÍCULOS RELEVANTES SOBRE EL TEMA]

Respecto de las esperanzas occidentales de una caída temprana del régimen ruso:

– El nuevo Rasputín ruso, de Nina Khrushcheva en Project-Syndicate.

– «Hace tres meses, esto no era posible»: rusos exiliados se atreven a solar la caída de Putin, de Shaun Walker, en The Guardian.

– Mientras las fuerzas armadas rusas luchen entre sí, es dificíl saber quién tiene el control, de Samantha de Bendern en The Guardian.

– La humillación de Vladimir Putin, en The Economist.

– La debilidad de Putin, de El País.

– La nueva época de problemas de Rusia, de Vladislav Zubok en Foreign Affiairs.

 

Respecto de análisis militares y políticos posteriores:

– Las razones por las cuales creo que haya una purga mayor por el motín de Prigozhin, hilo de Twitter de @R_Politik.

– Las tropas ucranianas entrenadas por Occidente comienzan a tropezar en batalla, de Eric Schmitt y Helene Cooper.

– El Ejército alemán critica por primera vez al Ejército de Ucrania, de Julian Röpcke en Bild.

– ¿Está fracasando la contraofensiva de Ucrania? Kíev y sus seguidores están preocupados por perder el control de la narrativa, de Dan de Luce y Phil McCausland en NBC News

– La OTAN no podría hacer una guerra de armas combinadas como esta, la opinión de Phillips P. O’Brien. 

– ¿Quién es responsable de la fallida contraofensiva de Ucrania? de Scott Ritter en Sputnik

– El plan de Ucrania si Rusia asesina a Zelenski, de Jamie Dettmer en Politico.

– Una guerra imposible de ganar, de Samuel Charap en Foreign Affairs.

– La Casa Blanca mira ansiosamente la contraofensiva ucraniana, mientras ve cómo en ello se juega la guerra y la reputación de Biden, de Jonathan Lemire y Alexander Ward en Politico.

– Un experto explica por qué la contraofensiva de Ucrania podría funcionar, de Jay Salomon en entrevista a Seth Jones, en Semafor.

– No descarte a los dictadores, de Lucan Ahmad Way, en Foreign Affairs.

– ¿Que sucede en Rusia después del ‘día más largo’? de Pepe Escobar en The Cradle.

– Putin se está quedando sin opciones en Ucrania, de Lawrence Freeman en Foreign Affairs.

– Wagner: la mano no tan oculta de Rusia en África, de Scott Ritter en  Energy Intelligence.

 

8 de agosto, 2023.

Fuente: https://interferencia.cl/articulos/esta-rusia-ganando-la-guerra

 


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