
¿Qué está sucediendo en Suecia?
por Humberto Flores, desde Estocolmo.
Este artículo no es un documento científico ni tampoco exhaustivo de la situación en Suecia. Es una opinión personal, una visión retrospectiva y personal que desemboca en los recientes, desgraciados acontecimientos acaecidos en la ciudad de Örebro.
El modelo sueco. Antecedentes.
Suecia supuestamente fue uno de los países más democráticos del mundo. Suecia se caracterizó por tener una política de migración generosa durante el oscuro período de las dictaduras militares en América Latina.
El modelo del bienestar social sueco tuvo una larga trayectoria. Consistió en un modelo de colaboración interclasista que comenzó a fraguar a partir del año 1938 con el Acuerdo de Saltsjöbaden. Los artífices de este modelo fueron la Socialdemocracia sueca y una burguesía industrial que entendió que las posibilidades de expansión de sus capitales residían en el desarrollo de las fuerzas productivas en momentos en que la industria sueca estaba en un proceso de desarrollo y expansión. Por ello, el capital necesitaba de una fuerza laboral capacitada, así como un fuerte cuerpo de burócratas que administrara un estado moderno.
A las mujeres les correspondió ese rol así como un rol determinante en la educación (guarderías, escuelas básicas y enseñanza media), la salud (policlínicos y hospitales), la oficina de impuestos y el cuidado de ancianos. A los hombres, el trabajo industrial, la ingeniería y la medicina, por nombrar algunas ocupaciones clásicas. Hombres y mujeres, las dos columnas de la clase trabajadora sueca, fueron los constructores de una sociedad moderna y avanzada, pero no exenta de problemas, ni clasismos ni discriminaciones étnicas o de sexo.
La ideología de la supremacía del hombre blanco siempre a sido un pesado lastre. A pesar de todo, construyeron la cara buena del capitalismo. Una fachada que se antepuso a los bloques en pugna de la guerra fría. Una propuesta que aseguraba que con inteligencia y solidaridad era posible construir un mundo decente.
Mientras la industria Aero-espacial, la automotriz, la industria de guerra, de la construcción, del transporte público y las comunicaciones, seguía desarrollándose a pasos agigantados, la necesidad de mano de obra también aumentaba. La Europa de la posguerra fue entonces un buen mercado de mano de obra. Agentes de las grandes empresas suecas recorrían países como Grecia, Italia, Turquía, Yugoeslavia, entre otros, reclutando fuerza laboral puerta a puerta.
Se reorganizó la educación pública y académica y se crearon planes de estudio nacionales que cumplieran con las necesidades de la industria. La educación, desde la guardería hasta las universidades, era completamente gratuita. También se organizó (bajo el alero de una institución nacional del mercado de trabajo), escuelas especiales de entrenamiento de la nueva mano de obra para capacitarlos en el idioma, mecánica, tornería, electrónica y algunas otras especialidades menores, tales como cursos de limpieza y otros servicios menos calificados. Todo esto bajo el control y vigilancia de un cuerpo de leyes, la Constitución, que protegía la fuerza laboral: el estado del bienestar social. Un estado burgués moderno, capaz de competir en algunas ramas productivas con los grandes capitales internacionales.
Los límites del modelo sueco.
Pero el proceso de desarrollo económico sueco comenzó paulatinamente a saturase y a entrar en crisis. Por la mitad de los 80, áreas estratégicas de la industria comenzaron a venderse o a poner parte de la producción en países con mano de obra barata. Este proceso de atrofia industrial se fue acrecentando, lo que finalmente terminó en una crisis extensa. Las masas de desocupados aumentaron y no fue ninguna sorpresa ver que las cifras de cesantía tenían sus mayores tasas en las comunas más pobres, las comunas donde la densidad de inmigrantes era más alta.
A fines de 1989 y comienzos de 1990, Göran Persson, fue designado ministro de educación (más tarde primer ministro y jefe de gobierno). Su deplorable labor como ministro de educación fue impulsar, planificar y ejecutar la municipalización de las escuelas públicas. El propósito era alivianar la presión al gasto fiscal que implicaban las escuelas públicas. Las consecuencias inmediatas de esta política educacional fue que las comunas (sobre todo las económicamente menos solventes) no pudieron asumir los costos y se vieron obligados a privatizar las escuelas. Aquí amerita recalcar que estas nuevas escuelas privadas tienen (hasta el día de hoy) el derecho a solicitar apoyo financiero del estado para poder desarrollar sus actividades. Por supuesto que todos los dueños de estas nuevas escuelas solicitaron el apoyo económico. En general, un gran negocio para algunos, que se enriquecieron u otros que se hicieron más ricos, con las migajas que el modelo neoliberal les garantizaba al deshacerse de parte de la función educativa y de la infraestructura del sector público.
La segunda desafortunada consecuencia de esta nueva política educacional fue la profundización de las grietas que separaban las clases sociales. Las nuevas escuelas abrieron sus puertas a los hijos e hijas de la clase media, pero restringieron (con todo tipo de subterfugios), la entrada a los más necesitados. Los hijos e hijas de la clase trabajadora se vieron obligados a recurrir a escuelas comunales poco rentables para ser privatizadas: escuelas ubicadas en lugares poco atractivos, con un alto grado de precariedad, tanto en recursos materiales como de profesores.
Simultáneamente, el trasvasije de la infraestructura industrial sueca hacia países de menor costo contribuyó a aumentar la crisis económica. Padres y madres perdieron sus trabajos y las comunas la posibilidad de recaudar los impuestos presupuestados para administrar los servicios a la comunidad. Por el contrario, aumentaron los costos de seguridad social por cesantía.
La respuesta de una juventud disconforme y decepcionada ante políticas clasistas y excluyentes fue el desinterés, caracterizado por una falta de solidaridad social. Si el estado y el colectivo no vela por nosotros, si no reconocen nuestro valor humano, de niños y jóvenes, entonces ¿Cuál es nuestro futuro? ¿Qué espera la sociedad de nosotros? La discriminación social y étnica condenó a varias generaciones de jóvenes a sentirse minusválidos, menospreciados y segregados. Fácil presa de grupos criminales, traficantes de droga y de la prostitución.
Como es muy habitual entre los partidos políticos de derecha, la elaboración de sus campañas políticas populistas se concentraron en endilgar la culpa del descalabro económico a la alta densidad de inmigrantes y de la incapacidad de estos de adaptarse a otra cultura “más civilizada”. Estos argumentos reduccionistas identifican a los inmigrantes como aquellos que vienen a quitarle el pan y el trabajo a la clase obrera sueca. Cuando nadie aclara ni ideológica- ni política ni económicamente el origen de la problemática, los odios étnicos se tornan insuperables. Pertenecer a una etnia no escandinava, o no pertenecer a una etnia del norte de Europa es ocupar un lugar incorrecto. Es todo un error y se corre el riesgo de estar siempre en el lugar equivocado. El gueto es el lugar más seguro.
Así, con el pasar de los años, y una crisis económica lejos de ser resuelta, se agudizaron las contradicciones sociles. En toda Europa aumentó el tráfico de drogas, el tráfico de armas y la prostitución. La violencia en los suburbios de Estocolmo y otras ciudades se multiplicó. Se atacaba todo lo que transpiraba institución, estado. Se incendiaban barrios completos y atacaban a los propios vecinos en dantescas batallas que – sin un objetivo de clase o político – podían durar días. Así, no solamente la policía, sino también los bomberos, el personal de salud y los vecinos sufrían los resultados de políticas antipopulares y claramente discriminatorias y racistas.
Los esfuerzos mancomunados de las policías europeas asestaron duros golpes a la mafia. Pero desarticuladas las direcciones de estos grupos criminales, quedó intacta la red de distribución y los productos. Comenzó una guerra sin cuartel entre los grupos remanentes para lograr apoderarse del mercado. La gran parte de los asesinatos fueron perpetrados por menores de edad, jóvenes que apenas habían alcanzado la pubertad. Sicarios de hasta 11 ó 12 años.
El avance de la ultraderecha
Con el aumento de la criminalidad también fue fácil para los dueños de un discurso simple y directo, ganar adeptos a la causa del neofascismo y de una ultraderecha popular.
El actual gobierno, de ultraderecha dura, ha trabajado en la elaboración de una “ley antiterrorista” para erradicar la violencia de las escuelas y las calles de Suecia. Esta ley es un nuevo cuerpo legal que propone cambiar la Constitución Política del Estado. Según las declaraciones del ministro del interior, Gunnar Strömmer: “El gobierno aplicará una política criminal ofensiva para restablecer el orden en Suecia. Es necesario combatir los graves actos de violencia y el crimen organizado”. Entre otras cosas, aseguró en una entrevista: «Será muy difícil obtener la ciudadanía sueca, pero será muy fácil perderla”.
Por supuesto que llama la atención cuando se crea una ley antiterrorista y en ella se involucran temas como la negación derecho a movilizaciones de rechazo a la guerra contra el pueblo palestino, el apoyo de billones de euros a la guerra en Ucrania, la preparación de soldados y pilotos ucranianos, las nuevas 17 bases de la OTAN en territorio sueco y el continuo desmantelamiento de la infraestructura social.
Pero esto no es solo el resultado de políticas antipopulares de este gobierno. Es la aplicación sistemática de políticas de una serie de gobiernos en contra de los inmigrantes, – ilegales en primer lugar pues arrancan de guerras que otros han creado, los cuales son considerados sospechosos por apariencia y después criminales– de acuerdo con este proyecto de ley de la ultraderecha. Esto ha ido escalando y los neofacistas (en el gobierno) han propuesto crear cárceles en Ruanda y enviarlos allá. No se especifica si habrá juicios.
La matanza de la Escuela Risbergska en Örebro, el 5 de febrero de 2025
Hace pocos días atrás asesinaron a un fundamentalista cristiano (sirio) que andaba públicamente quemando el Corán. Hubo un juicio y lo “expulsaron” de Suecia por incitar al odio entre grupos humanos e intento de desestabilización social. Pero este apeló y mientras esperaba la reiniciación del juicio se quedó y siguió quemando Coranes. Lo mataron.
Luego, el asesinato masivo (11 personas) del miercoles 5 de febrero un liceo de adultos. Casi en su mayoría inmigrantes que llegan acá y comienzan o reinician estudios para validar títulos y/o estudiar una carrera. ¿Una represalia?
Ese es el contexto de violencia.
Hasta ayer la policía decía no saber quién era el asesino ni cuál fue su motivo. Evidentemente que ningún inmigrante que está estudiando en un liceo de adultos tiene tierras o cuenta con un entorno social como para ir a cazar alces y poseer armas, amén que por cuestiones obvias no tienen permiso para portar armas. ¿Quien entonces es el autor?
La policía no quiere entregar la información correcta. Y es naturalmente una orden desde arriba pues puede empantanar la aprobación de su nueva ley “antiterrorista”. Pero el sospechoso, Rickard Andersson, un hombre blanco, sueco de 35 años, tenía varios permisos para portar armas. En su posesión contaba también con varios tipos, incluso armas automáticas. Una de estas fue la que usó para cometer su macabra obra.
Oficialmente se construye la idea de que era un antisocial. Un loco que en algún momento perdió el autocontrol y se fue a una escuela (donde la mayoría de los estudiantes son inmigrantes) a matar gente.
Algunas preguntas que surgen de este caso:
1- ¿Es posible que una persona con alto grado de inestabilidad sicológica, con tendencias homicidas, le otorguen licencias para portar armas?
2- ¿Es posible que no existan controles periódicos de salud mental para las personas con licencia para portar armas?
3- Todo individuo residente en Suecia, independiente de su origen étnico y situación social, tiene que pagar impuestos de acuerdo con su salario, al estado sueco. Rickard Andersson no declaraba impuestos. Sus ingresos eran igual a cero ¿De que vivía entonces esta persona?
4- ¿Que sabemos de su entorno de amistades y familiares? (porque del trabajo no tenía).
5- ¿Por qué nadie de su entrono informó o dio la alarma de que su estado sicológico podía llevarlo a cometer un asesinato en masa? ¿O es que en su entorno opinan, creen y comparten las mismas ideas?
Finalmente, si efectivamente se trataba de un loco, el estado sueco – que en forma sistemática a desmantelado el sistema de salud pública –, está cosechando justamente lo que sembró. Violencia.
Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasó en realidad en Örebro. Todo lo que la televisión muestra es un show mediático sobre los detalles de la matanza, donde se escondieron, donde almorzaban, etc. Con eso alimentan el morbo y adormecen a la población Es más circo que información.
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El lunes asistí a clases en la Universidad. Todos los lunes hay un grupo que protesta contra las masacres en Gaza. Son manifestaciones con bombos, platillos y un megáfono. Pero totalmente pacificas. La policía los atacó y dejó a un manifestante inconsciente, tirado en el suelo. No llamaron a primeros auxilios, como debería ser el caso de acuerdo a sus protocolos.
La provocación policial en este caso coincide y consiste en que esperaban una reacción de los manifestantes para justificar su ley (declararlos terroristas y expulsarlos a Ruanda o someterlos a juicio).
Esto está pasando casi a diario en muchas ciudades. Pero la prensa no informa. Están amordazados y se prestan dócilmente, o activamente, para mantener el silencio y la desinforamicón. Solamente aquellas personas que están asociados de alguna forma con estos grupos se informan, pero por canales irregulares y muy limitados.
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Un exelente analisis de la situacion politica actual de Suecia.