Chile popular: «Eduardo y Rafael permanecen vivos porque han trascendido en la juventud».

Manuel Vergara

Manuel Vergara a 40 años del asesinato de sus hijos: Eduardo y Rafael.

por Alexis Polo González/DiarioUChile.

A fines de marzo de 1985, Carabineros de Chile ejecutó a Eduardo y Rafael Vergara Toledo, ambos militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. En homenaje a los hermanos, cada 29 de marzo se conmemora el Día del Joven Combatiente.

Manuel ya no vive en la característica esquina de la población José Cardijn frente a la Villa Francia. Su casa estaba adornada de murales con los rostros de decenas de jóvenes asesinados durante la dictadura militar. Entre las caras quienes murieron a causa del terrorismo de Estado, destacaban los hermanos Eduardo, Rafael y Pablo Vergara Toledo, hijos de Manuel Vergara y Luisa Toledo.

Manuel vivió más de 60 años en esa esquina junto a su eterna compañera, Luisa Toledo. En el lugar crecieron y se formaron los cuatro hijos del matrimonio. De ellos, sólo quedó viva Ana. Rafael y Eduardo fueron ejecutados el 29 de marzo de 1985. Pablo murió el 5 de noviembre de 1988 en una acción de resistencia en los alrededores de Temuco.

Manuel recibió el llamado de Radio Universidad de Chile desde el sur del país, alejado de los simbolismos de Villa Francia y las romerías, homenajes y comedores populares que existen en la zona en honor a sus hijos y a Luisa Toledo, quien falleció el 6 de julio de 2021 producto de un cáncer al estómago.

Hermanos Vergara Toledo
Hermanos Vergara Toledo

“Para mí ha sido un regalo venirme para acá. Estaba muy cansado, tengo 88 años. Estoy muy viejo. Este último tiempo me dedicaba en Santiago a ir a hablar a distintos grupos y ya estoy cansado, la cosa es muy difícil,  pero hay que cambiarla. Yo creo que estamos de acuerdo con eso”, partió señalando Manuel sobre la decisión de radicarse en el sur del país junto a su hija.

“Conozco un poco el pueblo Mapuche, ahora estoy conociendo el pueblo campesino. A mí me viene, tengo la idea, de que son todos estos pueblos los que tienen que juntarse un día a trabajar y luchar por una sociedad distinta“, complementó al respecto.

La vida de la familia Vergara Toledo está marcada por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y el terrorismo de Estado. Luisa, ante los horrores cometidos por los aparatos represivos de la dictadura, decidió ingresar a trabajar al Comité de Cooperación para la Paz en Chile, instancia ecuménica que dio asistencia jurídica y espiritual a quienes sufrían persecución política y los familiares de detenidos desaparecidos.

Tras la disolución del organismo, Luisa comenzó a trabajar en la Vicaría de la Solidaridad, donde posteriormente Manuel también se incorporaría.

El 29 de marzo de 1985, sus hijos Eduardo y Rafael se dirigían a la intersección de Las Rejas con Cinco de Abril, en la comuna de Estación Central. En el trayecto, fueron interceptados por una patrulla de carabineros perteneciente a la 21° comisaría; tras una pequeña persecución, los hermanos fueron reducidos y ejecutados por los policías.

Tras ejecutar a los jóvenes hermanos, la policía allanó la casa de los Vergara Toledo. Pablo y Ana debieron partir al exilio, quedando del núcleo familiar solo Manuel y Luisa en Chile.

Manuel Vergara y Luisa Toledo. Año 1987. Archivo Londres 38.
Manuel Vergara y Luisa Toledo. Año 1987. Archivo Londres 38.

Manuel recordó los días previos al asesinato de sus hijos: “En ese momento había un levantamiento del pueblo. Lo que yo pienso es que Augusto Pinochet, el dictador, con su gente, querían sembrar el temor, el terror en la población y por eso mataron a Rafa y a Eduardo“.

Desde 1983 se venían desarrollando en el país masivas jornadas de protesta en contra la dictadura convocadas, principalmente, por la Confederación de Trabajadores del Cobre y apoyada por diversos grupos de la oposición política.

Además, los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria que habían partido al exilio tras el golpe de Estado, comenzaron a regresar al país desde 1978, año en que el movimiento lanzó la Operación Retorno para desestabilizar el régimen militar a través de acciones de sabotaje. Por otro lado, a fines de 1983, hizo su irrupción a la luz pública el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, brazo militar del Partido Comunista que, a través de las armas, buscó derrocar a Pinochet.

Todo lo anterior creó un clima de movilización importante contra la dictadura militar que no se había visto en los primeros 10 años del régimen.

A 40 años del asesinato de sus hijos, Manuel sostiene que Rafael y Eduardo son importantes y a pesar de que la dictadura quiso eliminarlos, a partir de ellos “surge el Día del Joven Combatiente que se conmemora todos los 29 de marzo. Es algo que ya trasciende a la familia y es asumido por muchos jóvenes de distintas generaciones”.

“El Rafa y el Eduardo son reconocidos porque lucharon y llegaron a dar su vida por sus ideales, por los cambios, por echar abajo la dictadura. Los jóvenes de hoy también quieren cambios, son valientes, llenos de ideales, entonces toman el legado de nuestros hijos”, manifestó Manuel.

Eduardo y Rafael permanecen vivos porque han trascendido en la juventud. Los jóvenes son los que han luchado siempre aquí en Chile, es la juventud la que cree en que esto hay que cambiarlo”, complementó.

Los asesinos de los hermanos Vergara Toledo fueron condenados recién en agosto del 2010, tras casi 30 años de impunidad y una lucha incansable por parte de Manuel y Luisa por encontrar un poco de justicia.

Los policías Alex Ambler Hinojosa y Francisco Toledo Puente recibieron siete años de prisión y Jorge Marín Jiménez recibió la condena de 10 años y 1 día de presidio. A este último, la Corte Suprema le concedió el beneficio de la libertad, es decir, ni siquiera cumplió la pena efectiva.

Manuel manifestó que gracias al Día del Joven Combatiente, y a la lucha de miles de jóvenes a través de los años, se logró que, al menos, los asesinos de sus hijos pisaran la cárcel.

“El caso de Rafa y Eduardo se juzgó. Estuvieron algunos años presos tres o cuatro carabineros, porque ellos lo que querían, la justicia chilena, querían que el 29 de marzo desapareciera. Sin embargo, se equivocaron. Fueron los jóvenes los que han logrado exigir justicia, por eso que los jóvenes asumieron la lucha de estos dos hermanos que mató carabineros”, profundizó Manuel.

Me mataron tres hijos, pero me dieron miles

Luisa Toledo tras la muerte de sus hijos buscó la justicia incansablemente y denunció cada uno de los intentos de blanquear los asesinatos de la dictadura. Con el paso de los años, asistió a cientos de lugares para hablarle a la juventud sobre la importancia de la organización popular. Dentro de sus frases, había una que estremecía a quien la escuchara: “Me mataron tres hijos, pero me dieron miles”.

Luisa Toledo
Luisa Toledo

“Luisa, mi compañera que ya no está, decía que los hijos nuestros están en muchos jóvenes hoy que están en la pelea, en la calle”, recordó Manuel.

En esa línea, enfatizó en la importancia de creer en la juventud para cambiar el modelo social y político del país.

“Creo en la juventud. Son ellos los principales en los cambios, pero también tienen que estar los viejos, las viejas, toda la familia. Algún día este país va a cambiar, sobre todo en este momento, que todos los jóvenes quieren cambios, ya no creen en los partidos políticos, no creen en eso. Yo también estoy en esa onda, los partidos políticos pueden cumplir un papel secundario, pero no es el más importante, para mí lo más importante son los movimientos sociales”, manifestó.

Una tarea de locos del amor

En marzo de 1988, Pablo regresó de forma clandestina a Chile para combatir a la dictadura. En agosto de ese año, y desde algún rincón del país, le escribió lo que serían sus últimas palabras a sus padres, Manuel Vergara y Luisa Toledo. La misiva la conocerían recién un día después de enterarse de la muerte del tercero y último de sus hijos hombres.

Dentro de la carta, Pablo escribe: “Les contaré un secreto: hay una plaza cerca de donde vivo, todos los días paso por allí, le puse Plaza Hermanos… (poco original), pero es mi plaza, ahora estoy buscando qué árboles serán el Eduardo y el Rafael. Hay muchos pajaritos y ahora empiezan a salir los brotes, en primavera será maravilloso, mi querida plaza, allí voy cuando me siento mal. Es mi espacio, allí me encuentro secretamente con los chiquillos, hablo con ellos, me digo a veces ¿No estarás loco?“.

Pablo Vergara Toledo
Pablo Vergara Toledo

“Claro, esta tarea, esta lucha es de locos, los locos del amor. He visto tanta miseria, tanta injusticia que realmente al ver la televisión digo: este país es una locura, el imperio de la mentira caerá por la fuerza de una realidad que está aplastada, que nacerá, estoy seguro. El camino está trazado… ¡Ustedes lo dijeron!”, finaliza la carta sin antes señalar: “¡Con esperanza en un futuro que nosotros vivimos como familia!“.

Manuel recuerda a Pablo y se emociona. Luego de un silencio, manifestó: “El caso de Pablo… Es que esto es muy trágico. La vida nuestra es muy trágica, pero también llena de ideales y deseos de cambios“.

Hay mucho amor en las nuevas generaciones que están luchando por cambiar la realidad. Yo creo en eso. Creo que a este mundo le falta amor, amor solidario” enfatizó.

“Yo a la juventud la quiero mucho. En ellos confío, pero también acompañado por los viejos. La juventud adelante con los campesinos, con los mapuches y los chilenos. Todos juntos vamos a tener que salir adelante y vamos a lograr cambios realmente profundos. Vamos a golpear la mesa como se decía antiguamente”, finalizó.

Fuente: https://radio.uchile.cl/2025/03/28/manuel-vergara-a-40-anos-del-asesinato-de-sus-hijos-eduardo-y-rafael-permanecen-vivos-porque-han-trascendido-en-la-juventud/

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