Socialismo siglo XX: Serie Estudios sobre la RDA.

BERLIN, RDA, 40th anniversary of the German Democratic Republic (GDR). Jóvenes pioneros en Berlín Oriental (Photo by Ulrich Baumgarten via Getty Images).

Renacer de las ruinas: El surgimiento y la consolidación de la sociedad y la economía socialistas en la RDA.

Acerca de la serie Estudios sobre la RDA.

La República Democrática Alemana (RDA) fue un Estado socialista que se fundó en 1949 como una reacción democrática y antifascista a la Segunda Guerra Mundial. Redistribuyó la tierra, socializó los medios de producción y colectivizó la agricultura. Instauró sistemas educativos, de salud y de seguridad social igualitarios, y garantizó la equiparación de derechos entre mujeres y hombres. Mantuvo estrechas relaciones económicas y diplomáticas amistosas con otros Estados socialistas y apoyó, en nombre de la solidaridad internacional, a numerosos países de Latinoamérica, Asia y África en sus luchas por la independencia.

La RDA tenía como objetivo declarado la construcción de una sociedad justa basada en los principios de la igualdad. Partiendo de la propiedad pública de los medios de producción, se convirtió en una poderosa nación industrial que puso los frutos de su esfuerzo económico al servicio del bienestar de su ciudadanía, dotando sus vidas de seguridad y protección social. Entre numerosos retos sociopolíticos a los que se enfrentó, la RDA consiguió satisfacer con creces las crecientes necesidades materiales y culturales de su población.

¿Por qué resulta necesario revisitar los logros, principios y estructuras de la RDA treinta años después de su desaparición? ¿Qué lecciones se pueden extraer de las prácticas económicas alternativas al capitalismo de la DDR en el contexto actual, en el que el triunfo del capitalismo no ha hecho más que intensificar la desigualdad, la pobreza, y las crisis a nivel mundial? ¿Qué podemos aprender del fracaso de la RDA?

Con la serie Estudios sobre la RDA, publicada por el Internationale Forschungsstelle DDR [Centro de Investigación de la RDA] (Berlín) en cooperación con el Instituto Tricontinental de Investigación Social (Buenos Aires, Johannesburgo, Nueva Delhi, São Paulo), queremos promover una nueva discusión en torno a la historia y los principios de la RDA, con el objetivo de reevaluar la experiencia y la herencia de la RDA. Esta serie de estudios sobre la agenda socialista de la RDA y sus realidades investiga aspectos de su vida cotidiana, proporciona datos sobre los logros sociales alcanzados y analiza las bases políticas y económicas de este Estado socialista. Queremos hacer una contribución útil a los debates actuales de los movimientos progresistas mediante una mirada retrospectiva a las experiencias vividas en todos los ámbitos de la vida, muchas de las cuales son hoy en día invalidadas por el relato dominante actual, que insiste en el triunfo ineludible del capitalismo y la superioridad de la economía de mercado. Y es que hay millones de personas a lo largo y ancho del globo que luchan todavía por alcanzar conquistas que se consideraban superadas en el socialismo, y que se perdieron con su desaparición.

En esta primera entrega presentamos brevemente la creación de la RDA, su contexto económico, su desarrollo y su fin. Para entender el tipo de socialismo específico a la RDA es necesario poner de relieve las condiciones históricas bajo las que surgió: una profunda crisis tras el fin de una Guerra Mundial asoladora que trajo también consigo la división de Alemania, el país causante de la guerra. Esto hace necesario analizar la RDA en relación con la República Federal Alemana, ya que ambos Estados se vieron confrontados en el contexto de Guerra Fría entre el bloque comunista y el capitalista que siguió.

En 1990, tras el establecimiento de la unidad de Alemania, la economía de la RDA fue desmantelada. Fue una suerte de prototipo de la terapia de choque basada en las medidas de austeridad que les serían aplicadas no solo a los antiguos Estados socialistas, sino pronto también a muchos otros países. Paralelamente, se llevó a cabo una campaña de deslegitimación política, jurídica y moral de la RDA. Frente al relato de los viejos y los nuevos enemigos del socialismo, que afirma que la caída de la RDA demuestra que el fracaso de la política y la economía socialista es inevitable, las publicaciones de esta serie aspiran a ser un recordatorio de que existieron, y existen, alternativas a nuestro presente capitalista. Con este objetivo mostrarán diferentes realidades cotidianas de la RDA, corroboradas por las experiencias de sus ciudadanas y ciudadanos.

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“Renacer entre las ruinas…”

Con la victoria de la coalición anti-Hitler y la derrota del fascismo alemán el 8 de mayo de 1945 surgió una nueva correlación de fuerzas internacional. La Unión Soviética, una de las cuatro potencias vencedoras en cuyo territorio se había articulado una sociedad socialista desde la Revolución de Octubre de 1917, fue coherente en su zona de ocupación con los acuerdos que los aliados habían alcanzado para la articulación de una Alemania democrática. El desmoronamiento de la coalición anti-Hitler y el inicio de la Guerra Fría entre los bloques Este y Oeste conllevaron la creación de dos Estados alemanes. En 1949 se fundó la República Federal Alemana, una democracia parlamentaria burguesa en cuyo aparato estatal y económico asumieron posiciones de poder criminales de la dictadura nazi. La fundación en el mismo año de la RDA como estado democrático antifascista marcó una ruptura total en el Este de Alemania con su pasado imperialista. El concepto alternativo del orden social provenía de la Unión Soviética, y la construcción y la creación del nuevo Estado estaba en las manos de lxs comunistas alemanxs, que habían sacado sus propias conclusiones tras dos Guerras Mundiales.

El imperialismo alemán en el siglo XX

El Imperio Alemán, altamente industrializado y económicamente próspero, hizo tambalear el tablero mundial durante la Primera Guerra Mundial con su intento de modificar el modo en el que las potencias coloniales se habían repartido el mundo, asegurándose así una mayor porción de mercados y materias primas. Ya antes se había codeado con otras potencias coloniales europeas en sus prácticas habituales: oprimiendo y explotando a las poblaciones del continente africano, Asia y Oceanía, luchando contra ellas e incluso exterminándolas, como fue el caso de los hereros y los namaquas en la actual Namibia. La Primera Guerra Mundial terminó con la Revolución de los Consejos de Trabajadores y Soldados en noviembre de 1918, que acabó con la monarquía en Alemania, instauró una república parlamentaria y significó el fin de Alemania como poder colonial. Sin embargo, si bien el káiser cayó, los generales permanecieron. Las élites reaccionarias de la joven república, inestable política y económicamente, sintieron que su momento había llegado con la creación del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), un partido que representaba perfectamente los objetivos e intereses expansionistas del ejército, los grandes terratenientes y el capital monopolista alemanes.

En 1933 el partido nacionalsocialista, encabezado por Adolf Hitler, asumió el poder ejecutivo. En pocos meses los fascistas erigieron una dictadura que aniquilaba a sus oponentes políticos, pues prohibía los sindicatos y partidos políticos y arrestaba a comunistas y sindicalistas. Asimismo, comenzaron a asesinar sistemáticamente a la población judía, sinti y romaní, a los homosexuales, a lxs testigos de Jehová, y a las personas con discapacidad. Hitler inició, con un monumental programa de rearme, los preparativos para una guerra que debía llevar a Alemania a conquistar la hegemonía mundial, asegurar territorios hacia el Este del imperio para los “alemanes puros” y a aniquilar a las “masas subhumanas bolcheviques”. Con el ataque por parte del ejército alemán a la vecina Polonia se inició en Europa en 1939 la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra, provocada por el Imperio Alemán y las otras potencias del Eje, Italia y Japón, se llevó a cabo de la forma más brutal mediante la destrucción y la aniquilación sistemática de la población civil. La guerra se saldó con un total de 70 millones de muertxs a escala mundial, 20 millones de chinxs y 6 millones de judíxs entre ellos. También cabría contar entre las víctimas de la guerra a una multitud de soldados coloniales, en particular los que el Reino Unido trajo de sus colonias y cuya aportación a la lucha contra el fascismo sigue sin mencionarse apenas en las conmemoraciones en torno a esa guerra.

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Fuente: https://thetricontinental.org/es/estudios-1-rda/

 

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