Los regímenes árabes han traicionado a Gaza. Es hora de cambiar de rumbo.

Los regímenes totalitarios árabes deben romper toda relación con Israel y hacerle frente para restaurar su legitimidad ante los pueblos sobre los que gobiernan.

por Muhannad Ayyas (*)/Viento Sur.

Las palabras no bastan. Las resoluciones de NN UU no bastan. Las condenas oficiales no bastan. No basta un exiguo goteo de ayuda. Todo eso no son más que palabras vacías y acciones sin sentido.

Mientras el pueblo palestino hace frente a un genocidio israelí que asesina indiscriminadamente, que fuerza su desplazamiento y destruye sus pueblos y ciudades, los Estados árabes tienen que actuar de forma clara. Es hora de que el mundo árabe, también la Autoridad Palestina, rompa sin matices las relaciones diplomáticas y económicas con el Estado de Israel.

Todos los Estados responden únicamente al interés por su propia supervivencia y no a cuestiones morales. Comprometido siempre en la defensa de una causa basada en la justicia, lo que quiero es centrarme en la razón por la que a los Estados árabes les conviene romper inmediatamente sus relaciones con Israel.

Los regímenes árabes saben que su propio interés está ligado al actual statu quo: Israel intensifica su proyecto colonial de asentamiento mientras los regímenes árabes ignoran la causa palestina. Y es así por dos razones: en primer lugar, temen el poder militar israelí, que es el de una potencia nuclear. Los Estados árabes saben que una confrontación militar con Israel no redundaría en su beneficio porque Israel y sus aliados occidentales podrían destruir los ejércitos árabes. En segundo lugar, estos regímenes no quieren enfrentarse a las potencias occidentales. Todos ellos asumen que Israel es un puesto avanzado de Occidente y, como han calculado que no pueden oponerse al poder estadounidense, han decidido operar dentro de esos límites, lo que también les reporta beneficios económicos.

Ahora bien, los beneficios económicos derivados de este enfoque se concentran mayoritariamente en manos de una minoría de élites políticas y económicas. Puede que algo llegue a las clases medias, pero, en general, la mayoría de los pueblos de la región no se benefician de este statu quo y consideran, con razón, que las élites gobernantes son corruptas. De eso iban los levantamientos árabes de 2011.

Espíritu revolucionario

Es cierto que los regímenes árabes consiguieron poner fin a los levantamientos y mantener su poder mediante la violencia del Estado con encarcelamientos, torturas, asesinatos, censura y vigilancia total; sin embargo, el espíritu revolucionario no ha sido derrotado. Inevitablemente resurgirá y exigirá la caída de estos regímenes.

Aunque las élites políticas y económicas crean que es un riesgo manejable al que pueden hacer frente con “medidas de seguridad”, como hicieron en la década de 2010, no hay que confundir los resultados a corto plazo con la estabilidad a largo plazo y, lo que es más importante, confundir riqueza con dignidad, libertad y soberanía.

Los pueblos de toda la región apoyan mayoritariamente a Palestina por muchas razones, entre ellas porque saben que la lucha palestina es un reflejo de su propia situación y de sus aspiraciones de dignidad y libertad. Les alienta que el pueblo palestino, con escasos recursos y sin un Estado oficial, resista a todo el poderío militar de EE UU e Israel. Estas consideraciones se vuelven contra los regímenes que dicen representarlos. La gente se pregunta otra vez por qué los regímenes egipcio y jordano no hacen nada para aliviar el sufrimiento de las personas palestinas en Gaza, o por qué Arabia Saudí no utiliza la influencia de su suministro de petróleo para presionar a EE UU para que ponga fin a su respaldo a la guerra de Israel.

Aunque los regímenes árabes puedan impedir que sus poblaciones expresen colectivamente estas reclamaciones populares que albergan los corazones y las mentes de la gente, se están debatiendo en las comunidades de todo el mundo árabe. Entonces, ¿por qué interesa a estos regímenes cambiar de rumbo ahora? En pocas palabras, la respuesta es la legitimidad.

Los regímenes totalitarios no tienen una conexión orgánica con los pueblos a los que gobiernan sino una conexión basada en el miedo. Aunque la legitimidad de un régimen gobernante pueda mantenerse mediante la fuerza durante largos periodos de tiempo se trata de una forma de legitimidad muy estéril e inestable. La forma más eficaz de que estos regímenes desarrollasen una conexión orgánica con su pueblo sería emprender acciones concretas que planten cara a Israel y a EE UU. Es la lucha palestina la que puede brindar a estos Estados una legitimidad orgánica con sus poblaciones. Sólo respaldándola se liberarían realmente y serían soberanos.

Tomar la antorcha

Hay un lugar vacío en la historia que espera a que lo ocupen verdaderos líderes que tomen la antorcha de la liberación de Palestina. El enfoque actual de los Estados árabes los convertirá en meras notas a pie de página de la historia; en una idea de último momento, porque sus palabras y acciones no son más que la expresión de su incapacidad para oponerse a las exigencias de EE UU. Para entrar a formar parte de la historia deben transformar radicalmente su pensamiento y adoptar una oposición audaz contra Israel y contra el poder imperial estadounidense. No es necesaria una guerra con EE UU o Israel: la presión económica y política puede funcionar muy eficazmente, quizás ahora más que nunca.

Los Estados árabes tienen una importante influencia económica y, aunque este camino sería largo y difícil, no lo emprenderían solos. Bahréin y Bolivia ya han cortado sus relaciones oficiales con Israel; Chile y Colombia han retirado a sus embajadores. Muchos otros países apoyarían esta estrategia de aumentar la presión política y económica sobre EE UU e Israel. Una coalición internacional de naciones puede llegar a ser una fuerza poderosa si se enfrenta colectiva, abierta y directamente al poder imperial estadounidense para sacarlo de la región a la vez que se puede presionar a Israel para que renuncie a su proyecto colonial de asentamiento.

Si se tomaran este tipo de medidas, los Estados árabes podrían pasar de ser una mera nota a pie de página en la historia a escribir un libro completamente nuevo. Las condiciones ya se dan y cada vez más con personas de todo el mundo –especialmente en el Sur Global, pero también en EE UU y Europa– muestran su hartazgo hacia la dominación euro-estadounidense.

¿Están listos los dirigentes del mundo árabe a dar un paso al frente y cumplir la promesa de una verdadera descolonización? La gente lo está. Sólo necesitan que sus dirigentes no se interpongan en su camino y respalden la lucha de liberación del pueblo palestino. El momento es ahora y ha de empezar con la ruptura de relaciones con Israel por parte de todos los Estados árabes.

11/Nov/2023.

(*) Muhannad Ayyash, palestino nacido en Siwan (Jerusalén), es analista de Al Shabaka y autor de A Hermeneutics of Violence (UTP, 2019). Es profesor de Sociología en la Universidad Mount Royal (Canadá).

Fuente: https://vientosur.info/los-regimenes-arabes-han-traicionado-a-gaza-es-hora-de-cambiar-de-rumbo/

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